Desde el primer viaje de las víctimas, las instituciones que seleccionaban a los viajeros advirtieron que el equilibrio, uno de los tres criterios a cumplir, no se daría en números ni en proporciones. De ser así, el 85% de las víctimas que fueran a Cuba tendrían que ser desplazados.
Este criterio lo aplicaron al enfoque regional que les pidió la mesa de negociaciones. Si bien fueron víctimas de la mayoría de los departamentos (24 de 32), se impuso la cuota de Bogotá, Antioquia y Valle.
Cauca, donde hay una fuerte presencia guerrillera, fue el único departamento con el mismo número de representantes que el Valle y más que los de Antioquia. Otros lugares donde también operan las Farc fueron bien representados en cuestión de números como Caquetá, Nariño, Huila y Meta. Pero el panorama cambió en Putumayo, Guaviare, Arauca y Casanare, de donde participó una sola víctima por cada departamento.
Estuvieron por fuera de la mesa de diálogos víctimas de Guainía, Amazonas, Boyacá, San Andrés, Vichada y Caldas, zonas con bajos índices de violencia según el registro que ha llevado durante este año la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Pero hubo afectados de dos departamentos que no se incluyeron en los viajes a Cuba y donde sí hay medianos y altos índices de conflicto: Quindío y Risaralda.