La captura del presunto capo del narcotráfico y el contrabando de gasolina en La Guajira no garantiza que su empresa criminal llegue a su fin. Se teme una cadena de ajustes de cuentas y de reorganización que podría dejar víctimas.
“No creo que esto termine aquí. Ahora pueden venir cosas peores”, sentenció un hombre oriundo de la Guajira quien fue amenazado en el pasado por Marcos Figueroa García, al enterarse de la captura, en Brasil, del jefe del narcotráfico y el contrabando de gasolina en La Guajira.
La noticia de la captura de ‘Marquitos’, como popularmente se le conoce en el país, revolucionó todos los pueblos de La Guajira y el Cesar, departamentos claves para el negocio de la gasolina de contrabando y que sirven a su vez de ruta para el envío de cocaína al exterior y por cuyas zonas ingresan armas para grupos armados ilegales.
El emporio criminal que durante más de tres décadas construyó Figueroa, en el que comenzó como sicario y escaló hasta llegar a ser el jefe de las bandas que controlaban el ingreso y salida de gasolina de contrabando y droga, no será fácil de acabar.
La razón, según aseguraron a VerdadAbierta.com pobladores de La Guajira y familiares de algunas de sus víctimas, es que su estructura delincuencial siempre ha estado blindada por los lazos familiares que existen entre ‘Marquitos’ y sus hombres claves.
“Él (‘Marquitos’) siempre ha trabajado con sus sobrinos y por eso es que nunca han podido acabar con su negocio y con su estela de muertos”, dijo el hombre que se protege de las amenazas de ‘Marquitos’ con un chaleco antibalas y que hoy es cuidado por un guardaespaldas de la Unidad Nacional de Protección.
En La Guajira, especialmente en la Alta Guajira, donde el desierto teje una maraña de caminos que se convierten en un laberinto para quien no lo no conoce, nunca hubiese sido posible capturar a ‘Marquitos’ Figueroa, a pesar que sobre él pesaban múltiples órdenes de captura por los delitos cometidos: homicidios, narcotráfico y contrabando.
“El motivo es que él ahí era el rey, todos le temen, su maldad no tiene límites, y nadie se atrevería a delatarlo o entregarlo”. (Ver: ‘Águilas Negras’ amenazan de muerte a indígenas Wayúu de la Alta Guajira’)
Los enredos de ‘Marquitos’
En La Guajira siempre se ha dicho que la vida de ‘Marquitos’ Figueroa es de película. “Comenzó como un delincuente más y mire todo lo que hizo”, dijo una mujer guajira que conoce la historia. “Un mal ejemplo para nuestros jóvenes, una figura a la que muchos le han seguido los pasos, pero gracias a Dios que ya lo capturaron”.
En efecto, Figueroa logró convertirse en el jefe de una banda criminal que a punta de “balín”, como dicen los guajiros, se convirtió en el más temido, al punto que no se movía una hoja en el desierto guajiro sin su voluntad.
“Él se atrevió a desafiar a los más poderosos, fue aliado de los paramilitares en su momento, ha trabajado solo, con otros poderosos del contrabando y ahora con ‘Los Urabeños’ o ‘Autodefensas Gaitanistas’, y de manera estratégica siempre ha jugado a dividirse el territorio. Por eso hoy se conoce cuáles son los municipios claves para sus negocios ilícitos”, dijo un investigador judicial.
Además del negocio del narcotráfico y contrabando de gasolina, se le ha relacionado con las apuestas hípicas en Venezuela, y con el cartel de los Zeta en México, con el cual hizo alianza después de tener problemas con el también cartel mexicano de Sinaloa, con el que hizo negocios que no terminaron muy bien.
‘Marquitos’ esquivó por años la justicia. Fue arrestado en 1998 por contrabando de gasolina y estuvo preso en una cárcel de Santa Marta, de donde huyó.
A este hombre lo vinculan con los homicidios que también tienen en la cárcel al exgobernador de La Guajira, Francisco ‘Kiko’ Gómez, como el de la exalcaldesa de Barrancas, Yandra Brito, y su esposo Henry Ustariz Guerra. Además, los asesinatos de Wilson Martínez, secretario de gobierno de Fonseca; Wiston Araujo Ramírez, procurador judicial de Riohacha; Dina Luz López Oñate y su hija Lila Luz Paz López y sus dos escoltas, Deibis Enrique Correa Villazón y Fabio Sandoval Galvis.
También se le acusa de participar en los homicidios del asesor jurídico del Ministerio de Transporte, Dilger Elkin de Jesús Becerra Ramírez, y de sus acompañantes Iván Martínez Aroca y Alejandro de Jesús Bonivento Barros, de Marta Dinora Hernández, una reconocida profesional del Cesar; del neurólogo Jorge Daza Barriga, hermano del excandidato a la gobernación de La Guajira, Bladimiro Cuello Daza; del líder político de La Paz, Efraín Ovalle Oñate, muerte por la que es investigado el cantante vallenato Jorge Oñate, quien solía saludar en sus canciones a ‘Marquitos’ Figueroa como ‘El perrero de los malcriados’.
Todas estas muertes ocurrieron entre el 2000 y 2014 en Cesar, La Guajira, Atlántico y Magdalena.
Un año de mala racha
El 2014 ha sido el peor año para el clan Figueroa. Desde la captura del exgobernador de La Guajira, la estructura criminal bajo su mando comenzó a tambalear.
El 8 de mayo capturaron a su hijo Marcos Francisco Figueroa, alias ‘Pachito’, en el municipio de Fonseca, acusado de varios homicidios, quien por poco escapa por la intervención de la comunidad que quiso impedir la detención.
En ese momento el director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, dijo que “a alias ‘Marquitos’ Figueroa también le llegará su hora”, y ya pesaba sobre él una recompensa de 200 millones de pesos que, inmediatamente, subió a 350 millones.
El 12 de mayo, las autoridades capturaron en Valledupar a Luis Felipe Figueroa Zapata, sobrino de Marquitos’, conocido con el alias de ‘Pipe Película’, quien fue judicializado por el delito de concierto para delinquir agravado con fines de homicidio.
A esa captura también se le sumó, al día siguiente,la del exalcalde de Barrancas, Juan Carlos León Solando, acusado de homicidio y de participar en el asesinato de la exalcaldesa de ese mismo municipio, Yandra Brito Carrillo.
Otras capturas claves que afectaron esta empresa criminal fue la de Diego Luis Parodi Peralta, abogado del hijo de ‘Marquitos’, quien tenía orden de captura por concierto para delinquir con fines de homicidio y la de Yeiner José Fonseca Peñaranda, alias ‘Yeiner’, quien aparecía como testigo en el proceso en contra del exgobernador ‘Kiko’ Gómez.
Ya para ese entonces estaba en la cárcel de Valledupar otro miembro del clan delictivo, Dainer Paul Corrales Figueroa.
En agosto pasado la Policía arrestó al ganadero y empresario de gasolina del municipio de La Paz, Armando Gnecco Vega, más conocido como ‘Mandarina’, por ser el presunto coautor del homicidio del dirigente político Efraín Ovalle Oñate, y de ser señalado como financiador de la banda de ‘Marquitos’ Figueroa.
Alias ‘Mandarina’ fue capturado al mismo tiempo, pero en diferentes operativos en Valledupar y Barranquilla, que Orlando Mendoza, alias ‘Guanábano’ y su hermana Victoria Mendoza, funcionaria del CTI de la Fiscalía, quienes fueron detenidos tras una operación de la Dijín en Valledupar y en el Atlántico, vinculados al mismo proceso.
Pero la captura, por la cual se cree que se desestabilizará su organización, es la de su sobrino Milton Figueroa, quien estaba con él en Brasil, en el momento de su captura.
Milton controlaba todo el negocio de la gasolina de contrabando y su centro de operaciones era en el municipio de La Paz, norte del Cesar, que poco a poco han ido corriendo al corregimiento de Río Seco (Valledupar), donde cobran vacunas y extorsiones a comerciantes (Ver: ‘Autodefensas Gaitanistas’ reviven el miedo en zona rural de Valledupar’)
¿Qué viene ahora?
La captura del narcotraficante y contrabandista más temido de La Guajira abre dos hipótesis sobre lo que pueda pasar en el futuro. De acuerdo con el análisis de investigadores judiciales, la primera es que puede darse una serie de retaliaciones entre bandas criminales por el control del territorio, porque la estructura delincuencial de ‘Marquitos’ Figueroa sigue funcionando, de hecho se cree que “todo seguirá igual”, aún con él en la cárcel.
La noche del miércoles 22 de octubre, día de la captura de ‘Marquitos’, hubo una movilización en toda La Guajira de los vehículos (grandes y pequeños) que transportan la gasolina de contrabando, que son los mismos que usan para llevar la droga y traer armas. Se supone que se concentraron para conocer las indicaciones que moverán en adelante el negocio, teniendo en cuenta que ya su jefe está tras las rejas.
Aunque las autoridades sabían que ‘Marquitos’ no estaba en territorio colombiano (muchos pensaban que se escondía en Venezuela o en una zona entre Riohacha y Maicao), los guajiros nunca dejaron de sentir su presencia. Por eso presienten que lo que viene no es bueno.
Sin embargo, otros consideran que puede ser el fin del mundo criminal de ‘Marquitos’, que seguramente estarán pendientes de heredar otras bandas criminales que hacen presencia en La Guajira. La tesis de que sería el fin, se desprende de la posibilidad de que Figueroa García ‘prenda elventilador’ y delate a los más poderosos que siempre han estado detrás de él.
VerdadAbierta.com conoció que la situación en La Guajira y el norte del Cesar es complicada. Además del estricto control que ejercen los hombres de ‘Marquitos’ Figueroa en la Alta y Media Guajira, donde dominan fácilmente el tráfico de narcóticos y de combustible venezolano, sus acciones se han extendido de manera abierta hasta las afueras del municipio de La Paz, donde ya Los Urabeños hacen retenes a las afueras del pueblo.
“’Marquitos’ era el duro, pero arriba de él siempre ha habido más duros, políticos y empresarios’, que ahora deben estar asustados por lo que pueda contar su aliado”, dijo una fuente consultada en La Guajira.
Si esto pasa, el capítulo de sus vínculos con el ex gobernador de La Guajira, Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez Cerchar, hoy preso en Bogotá, puede esclarecerse, así como el del líder político Efraín Ovalle. Sin embargo, en el mundo criminal, son impredecibles las lealtades y deslealtades. (Ver: Un gobernador de miedo en La Guajira)
Mientras la justicia colombiana inicia un nuevo proceso para investigar y condenar a Marcos de Jesús Figueroa García por todos los delitos cometidos, los habitantes de La Guajira y la parte norte del Cesar esperan que las autoridades garanticen la seguridad en la zona, donde se podría presentar retaliaciones o guerras por el control del negocio.