Un juez de Villavicencio condenó a 24 años al ex paramilitar Salvatore Mancuso por la masacre de la masacre de Caño Jabón, hecho en el que fueron asesinadas al menos a 27 personas.
El ex jefe paramilitar, Salvatore Mancuso aceptó su responsabilidad en la planeación de la masacre de Mapiripán en diciembre de 2011. Foto: Archivo Semana |
Salvatore Mancuso fue condenado a 24 años de cárcel por los delitos de homicidio, terrorismo y concierto para delinquir en el caso de la masacre de Caño Jabón, corregimiento de Mapiripán, Meta. La decisión del juez cuarto especializado del circuito penal de Villavicencio se da meses después de que el extraditado jefe paramilitar se acogiera a sentencia anticipada por estos hechos.
Según la Fiscalía, Mancuso, junto a Carlos y a Vicente Castaño, planeó la llegada de los paramilitares a los Llanos Orientales, teniendo como principal objetivo el corregimiento de Caño Jabón en Mapiripán, ya que para los paramilitares, según Mancuso, Caño Jabón era el “pulmón financiero a la guerrilla y por eso tenían la orden de acabarlo”.
Aunque Mancuso no participó directamente en los hechos si hizo parte de la preparación de las operaciones que llevaron a la masacre de Caño Jabón.
En las versiones libres que Salvatore Mancuso rindió ante Justicia y Paz en diciembre de 2011 y febrero de este año, el ex jefe de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, relató como se planeó y se ejecutó la incursiónde los grupos de autodefensas a los Llanos Orientales durante la que se realizaron lasmasacres de Mapiripán (1997) y Caño Jabón (1998). (Paramilitares contaron su versión de la masacre de Caño Jabón)
Mancuso, quien se encuetra recluido en una cárcel de Estados Unidos desde 2008, señaló que las autodefensas trabajaron de la mano con empresarios y militares. En sus versiones nombró como colaboradores de la entrada de las autodefensas al empresario de las esmeraldas Victor Carranza, quien ha sido investigado por sus nexos con los paramilitares y a los militares Rito Alejo del Rio y Lino Sanchéz. El primero condenado por su participación en el asesinato del campesino Marino López, realizado por las autodefensas y el segundo, ya fallecido encargado de las operaciones de la Brigada 2 con jurisdicción en Meta.
De acuerdo a la versión de Mancuso, quien aceptó la coautoria de las masacres de Caño Jabón y Mapiripán, la operación inicial que fue concretada en una reunión que se realizó en Urabá, tenía como objetivo la comunidad de Caño Jabón, un corregimiento cocalero del municipio de Mapiripán en el Meta. En la reunión “se habló de Caño Jabón y Puerto Alvira, en Meta, y de Barranco de Minas, en Guainía”, dijo el ex jefe paramilitar.
Sin embargo, según ha podido documentar la Fiscalía, por inconvenientes a la llegada, los paramilitares tuvieron que desviarse del camino hacía Mapiripán y cambiar su objetivo original. Un año despúes, los Castaño les exigieron a sus hombres cumplir con la misión de Caño Jabón y cometer la masacre.
En la masacre de Caño Jabón fueron asesinadas 27 personas, entre ellas, una niña indígena de seis años que ese día junto a su padre se movilizaba en una canoa por el río Guaviare. Según Mancuso, al igual que con la masacre de Mapiripán ocurrida un año antes, contaron con la complicidad de militares, entre ellos, el coronel Lino Sánchez, que para esa época era el coordinador operativo de la Brigada Móvil 2.
“Intimidaron a la población, sacaron a los habitantes de sus casas, saquearon el pueblo y con lista en mano iban señalando quién moriría por ser guerrillero o simpatizante de la insurgencia. A las víctimas las golpearon, las ultrajaron, las degollaron y las dejaron en frente de sus fincas”, narró la Fiscal 30 de Justicia y Paz haciendo una reconstrucción de lo que ha documentado su despacho.
Debido a que el ex jefe paramilitar hace parte de Justicia y Paz, la condena emitida por el juez de Villavicencio se acumula con la pena alternativa de ocho años a la que tienen derecho los desmovilizados que colaboran con el proceso de justicia, verdad y reparación.
Así las cosas, como Salvatore Mancuso ya aceptó los cargos dentro de Justicia y Paz, solo deberá pagar ocho años de cárcel por la masacre de Caño Jabón.
Cómo incursionó el terror paramilitar a los Llanos Orientales
En diciembre de 2011 y ante la fiscal 30 encargada de esclarecer los hechos de la masacre de Mapiripán, el extraditado jefe paramilitar aseguró que estuvo presente en una reunión realizada a finales de 1996, en la que se planeó la incursión de los paramilitares a los Llanos Orientales, la cual, según Mancuso, contó con el apoyo de dos altos mandos del Ejército en el Urabá, entre ellos, el general (r) Rito Alejo del Río.
Mancuso contó que en la reunión preparatoria que se realizó en el Urabá, en un sitio conocido como La Rula, participaron los máximos jefes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, Carlos y Vicente Castaño, así como el entonces entrenador de las autodefensas Carlos Mauricio García, alias ‘Rodrigo Doble Cero’, el empresario de las esmeraldas Víctor Carranza y él, como jefe militar de las Accu.
“Esa fue una reunión citada por los Castaño. Carranza tenía autodefensas en el norte del país y la idea era expandirlas hacia el sur, y unificar las reglas para combatir la subversión. Carranza llegó en un helicóptero hasta La Rula, una zona montañosa del Urabá. Hablamos de que se necesitaban autodefensas en los Llanos porque la guerrilla estaba enviando refuerzos a esa zona para recuperar terreno”, dijo Mancuso en ese momento.
Durante esta diligencia judicial, el ex jefe paramilitar dijo que ‘Los Carranceros’, grupo de autodefensas que según Mancuso fue creado por Víctor Carranza, era representado principalmente por José Baldomero Linares alias ‘Guillermo Torres’, ex jefe paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Meta y Vichada, Juan de Jesús Pimiento, alias ‘Juancho Diablo’ y Pablo Elías Delgadillo alias ‘Ulises Mendoza’.
“En la reunión que se hizo en La Rula, Carranza nos dijo que nos apoyaba en la incursión pero que nos entendiéramos con sus representantes. Luego se fue en el helicóptero”, agregó Mancuso.
Según los hallazgos de la fiscalía, la violenta incursión a los llanos se realizó bajo la coordinación de los paramilitares de Córdoba y Urabá, dentro de los que se encontraba Salvatore Mancuso, con la colaboración de los hombres de los ‘Carranceros’ y de los ‘Los Buitragueños’, del Casanare, comandados por Héctor Germán Buitrago alias ‘Martín Llanos’, grupos operaban en la zona de los llanos. Precisamente, esta semana ‘Martín Llanos’ se acogió a sentencia antinicipada por esta masacre.
Pero de acuerdo a la versión de Mancuso, la operación realmente tenía como objetivo la comunidad de Caño Jabón, operación que según Jorge Humberto Victoria, alias ‘El Capitán Victoria’ y quien dirigió la incursión a los llanos, tuvo que modificarse durante la marcha debido a inconvenientes con la guerrilla.
La incursión se realizaría por vía terrestre y por vía fluvial aseguró alias ‘El Capitán Victoria’ ex jefe paramilitar que lideró la llegada a los llanos de las autodefensas que partieron desde Urabá. “Como se perdió la comunicación con los camiones, las lanchas tuvieron que devolverse. Además se tenía información de fuerte presencia de la guerrilla en la zona que no estaba prevista y era ilógico destinar hombres al sector para que fueran dados de baja. Cuando no se pudo entrar a Caño Jabón y desviamos la operación hacia Mapiripán llamé a Castaño para explicarle estas razones”, aseguró.
El lunes 14 de julio de 1997 a las seis de la mañana cerca de 200 paramilitares entraron a Mapirián, se repartieron en el pueblo y perpetraron la masacre de Mapiripán, una de las más atroces de la historia del país que según testimonios de los ‘paras’ dejo 49 victimas y por lo menos el 80% de la población fue desplazada. Lea la historia completa de la masacre de Mapiripán en la Semana Negra de Julio.
La masacre de Caño Jabón
De acuerdo a la versión de alias ‘El Capitán Victoria’, a principios de abril de 98 un colaborador cercano de Vicente, conocido como ‘04’, le pidió ir a Córdoba. Allí lo esperaba Vicente Castaño, quien le recriminó no haber entrado a Caño Jabón.
“Cuando llegué a Córdoba le hice un informe (a Vicente Castaño) sobre mis actividades en los Llanos y luego me preguntó qué había pasado con Caño Jabón. Le dije que estaba esperando conformar un grupo más fuerte para incursionar y por eso estaba coordinando con personal de San Martín, Meta, de Manuel Piraban, con Baldomero Linares de los ‘Carranceros’ y con Luís Eduardo Ramírez Vargas, alias ‘HK’, segundo de ‘Martín Llanos’ que comandaba el grupo de ‘Los Buitrago’ en la zona”, relató el ex paramilitar.
Con la orden de entrar a Caño Jabón, Victoria regresó a los Llanos a finales de abril. “En coordinación con ‘Pirata’ (Manuel de Jesús Pirabán), nos concentramos en Cachamas el 4 de Mayo. Sin embargo, cuando José Baldomero Linares nos informa que no puede llegar por la presencia del ejército, alias ‘HK’ de ‘Los Buitrago’ también decide abandonar la operación”, agregó.
Según Victoria, para la incursión preparada en 1997, Vicente había hecho una lista de supuestos auxiliadores que debían ser asesinados en Caño Jabón. La lista estuvo guardada durante un año por alias ‘Otoniel’ hasta que el 5 de mayo de 1998 se retomó la operación teniendo como guía principal a Dumar de Jesús Guerrero alias ‘Carecuchillo’ quién conocía la zona. Aunque Victoria cordinó todo, aseguró no haber participado en los hechos.
En una versión libre conjunta, Elkin Casarrubia Posada alias ‘El Cura’ y Dúmar Jesús Guerrero Castillo alias ‘Carecuchillo’ contaron cómo 180 paramilitares provenientes del Urabá antioqueño, Meta y Casanare masacraron a 27 personas en el corregimiento de Caño Jabón, en Mapiripán, Meta, el 4 de mayo de 1998.
Según alias ‘El Cura’, segundo jefe paramilitar en los Llanos, él fue el encargado de organizar los hombres que en una zona conocida como Cachama. Los 200 paramilitares se distribuyeron en cuatro grupos: Las Cobras, al mando de alias ‘Richard’ y alias ‘Ruso’; Las Águilas, al mando de alias ‘Belisario’ y alias ‘Marihuano’; Los Dragones, dirigidos por alias ‘Otoniel’ y alias ‘Pollo Roger’, y Los Platinos, dirigidos por alias ‘Coco’ y alias ‘Pólvora’.
Por estos hechos, los ex paramilitares reconocieron que en Caño Jabón cometieron homicidios, saqueos, robos, incendios y terrorismo. No aceptaron torturas ni abusos sexuales porque, según ellos, “eso fue un hecho colectivo y tendríamos que preguntarles a todos”.