Una escuela para el posconflicto

      

Entre montañas y colindante con la Cordillera Central está la única institución educativa de Marquetalia (Tolima). Allí, hablar de tecnología y garantías para el acceso a la educación era un sueño hasta hace muy poco.

escuela marquetalia 1Para el 2016 se espera que entre en ejecuciónun plan de apoyo del gobierno al corregimiento de Gaitania, el cual pretende fortalecer las instituciones y generar proyectos productivos que permitan la inclusión de los campesinos. Foto: Andrés Celis.De fincas aledañas llegan niños entre los cinco y los trece años de edad a recibir clase. Varios tienen que cruzar riscos y caminar más de dos horas. Juan es uno de ellos. Va vestido de yin azul, camisa blanca y botas pantaneras. La escuela es un distractor de sus oficios del campo, allí cambia el machete por un lápiz y las jornadas de arado por partidos de fútbol.

Metros antes de llegar, se alcanza a leer en letras rojas: “Institución Educativa Antonio Nariño”, el nombre de la escuela que no es más que un salón con pocos pupitres en mal estado, una cocina, una cancha de fútbol y el verde vivo de las montañas que la rodean. El paso del tiempo y el abandono hicieron lo suyo: dejar que la comunidad corriera con la suerte de la infraestructura y con ello poner a merced del clima las clases y los útiles escolares.

Pese a ello, las condiciones no fueron impedimento para que desde hace tres años, Wilmer Ramírez Ubaque, el único profesor de la escuela, se dedicara a enseñar español, matemáticas y sociales. Aunque no se estudien a profundidad las grandes batallas del siglo pasado o los problemas de geometría, los valores y la ética se convirtieron en el pilar de la pedagogía de Wilmer.

“El profesor nos enseña de todo, pero lo que más hemos aprendido ha sido sobre el respeto. Ustedes, los que a veces vienen de otro lado, dicen que somos muy humildes y queremos seguirlo siendo”, dijo Sara, una niña de 12 años cuyo pasatiempo preferido es aprender a montar a caballo a ‘pelo’- sin silla ni estribos- y ayudar a empacar el producido en la quesería de ‘Don Jaime’.

escuela marquetalia 2“La paz la enseño desde los valores y la ética, la generación de niños que está creciendo en Marquetalia merece oportunidades y acceso como ocurre en las ciudades capitales”: Foto: Andrés Celis.Como ella, son varios los niños que conocen poco sobre la guerra en su región y mucho menos la del país. En las emisoras que sintonizan en las fincas solo programan música, la televisión es inexistente y los “grandes”, como llaman a los adultos, solo les hablan de los mismos mitos que por años han escuchado sobre guerrilla y Ejército.

Es una generación que, prácticamente, no conoce al Estado. Solo hasta noviembre de este año miembros de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz los visitaron y fue una primera experiencia que no necesitó mayor intercambio de palabras. La ausencia de electricidad, acueducto, carreteras e infraestructura en general, fueron dicientes.

Durante el encuentro, Wilson Millán, presidente de la vereda Marquetalia, manifestó la urgencia de adecuar la escuela y la necesidad de dotar a los estudiantes con los implementos básicos para recibir clase. Basta entrar al salón para darse cuenta de ello: sobre una esquina reposa un archivador viejo con pocas crayolas, esferos y varios libros en mal estado. Lo único que se conserva es una cartelera de menos de medio pliego, que reposa sobre una de las paredes con las vocales y los números.

Ante esta situación, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, creó un plan – que vaya más allá del aparato militar- para fortalecer institucionalmente al corregimiento de Gaintania. Por momentos, pareciera que los reclamos de los campesinos fueran de hace 40 años, pero la guerra ha convertidos a estos lugares en territorios vedados.

escuela marquetalia 3Para el 2016 se espera que entre en ejecución un plan de apoyo del gobierno al corregimiento de Gaitania, el cual pretende fortalecer las instituciones y generar proyectos productivos que permitan la inclusión de los campesinos. Foto: cortesia Presidencia.Willinton Gutiérrez, un campesino de Marquetalia, fue testigo en noviembre pasado de la vez que un helicóptero aterrizó cerca a la escuela, no para cumplir con una operación militar ni para fumigar ojo ha sido habitual sino para transportar un panel solar, textos escolares, computadores, pupitres e implementos deportivos. “Fue ver llegar parte del progreso que hay en muchas otras partes y que acá no por lo abandonados que estábamos”.

Dotar de tecnología a los estudiantes era una de las necesidades que había manifestado el profesor Wilmer Ramírez. Para él era inconcebible que en pleno 2015 los niños no conocieran los computadores. Ahora espera que a partir de su uso, tengan más herramientas para el estudio y se animen a continuar con el proceso educativo.

Ese fue uno de los compromisos adquiridos por parte de la Oficina del Alto Comisionado apoyados, a su vez, por la Consejería de Derechos Humanos de la Vicepresidencia, el programa presidencial “0 a siempre”, Fondopaz, la OIM y el PNUD.  

Hubo una segunda visita en diciembre acompañada de un grupo de payasos, quienes se encargaron de explicarle a la comunidad la forma de resolver conflictos a través del diálogo, haciendo énfasis en la manera en la que se está manejando el proceso de paz en la Habana. Para Jesús Antonio Méndez, un campesino de 38 años de edad y vicepresidente de la vereda Villanueva, fue importante el acercamiento pedagógico pues se puede ayudar a regar la voz sobre lo que se está negociando y sobre todo “analizar cómo eso nos puede afectar tanto positiva como negativamente, para poder construir entre toda la comunidad”.

Por ahora, Marquetalia está a la espera de que La Alcaldía cumpla con pintar la escuela y adecuar la cancha de fútbol. Queda mucho por lograr y la comunidad sabe que este entusiasmo institucional depende, en buena medida, del optimismo que se respira por los Diálogos de Paz. Lo que se ha vivido en los últimos días en este paraje del Tolima es un primer paso para llegar a territorios donde el Estado jamás ha hecho presencia.