La decisión judicial contra alias ‘Don Antonio’ y otros exmiembros del Frente José Pablo Díaz expone la importancia que tuvo el ganadero, palmicultor y empresario Darío Laíno Scopetta, en la llegada y consolidación de las Auc a ese departamento, así como el de un grupo de empresarios que gozan de total impunidad.

Más de diez años después de la desmovilización del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), la sentencia proferida por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Barranquilla, que cierra los procesos de 16 de sus desmovilizados, remueve uno de los mayores secretos de la génesis de la maquinaria paramilitar en la Costa Caribe: el rol del ganadero, palmicultor y empresario Darío Alberto Laíno Scopetta.

“Considerado por algunos postulados fundador y máximo comandante del Grupo Atlántico o Frente José Pablo Díaz”, se lee en el fallo con ponencia del magistrado Gustavo Aurelio Roa Avendaño, sobre un poder en la sombra que estuvo al nivel de Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’ y Salvatore Mancuso, aunque muchos sólo llegaron a conocer sus alias: ‘Ojos Azules’, ‘JM’, ‘José Miguel’ o ‘M1’.

La decisión, proferida bajo las reglas de la Ley 975 de 2005 que determinó que los postulados fueron responsables de los delitos de homicidio, desaparición y desplazamientos forzados y exacciones (cobros ilegales), es un riguroso recuento de casi 1.800 páginas que desborda en detalles de lo que fue el fenómeno del paramilitarismo que arribó en 1996 a Atlántico y no a finales de 1999, como se creía.

La cantidad de información no es para menos, teniendo en cuenta quiénes son los postulados cobijados por la providencia y el rol que cumplieron en esa estructura de las Auc: Édgar Fierro Flórez, alias ‘Don Antonio’, exjefe del Frente José Pablo Díaz, y 15 hombres que estuvieron bajo su mando. Se trata de Eliécer Remón Orozco, Ever Ruiz Pérez, Jairo Rodelo Neira, Fidel Chamorro Villeros, José Cuello Rodríguez, José Acuña Oñate, Luis Cabarcas Amador, Lino Torregrosa Contreras, Luis Ramón Ospino, Manuel Cuéllar Mendoza, Rafael Julio Peña, Walter Pedraza Cantillo, William Macenett Ahumada, Yonis Acosta Garizabalo y Pedro Sánchez Delgado.

La vinculación de Laíno a las Auc no está en duda. Este empresario hizo parte del proceso e dejación de armas y desmovilización colectiva del Bloque Norte en 2006, en la vereda La Mesa, corregimiento El Mamón, en el municipio de Valledupar, bajo los acuerdos del estado mayor de las Auc con el gobierno nacional en aquel año bajo la presidencia de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).

Quienes lo conocen cuentan que nació en Fundación, Magdalena, hace 55 años, en un hogar de hacendados con ascendencia italiana afectados por extorsiones guerrilleras. Algo similar a lo acontecido a ‘40’ y Mancuso, ganaderos y hombres “de bien” como él, que comenzaron divulgando el pensamiento paramilitar y siendo guías del Clan Castaño.

La figura de ‘Ojos Azules’ en las estructuras paramilitares del norte de Colombia emerge en 1996, cuando se encargó “de pagar las nóminas de los combatientes recién llegados” a Cesar y Magdalena, y también financió a Édgar Córdoba Trujillo, alias ‘Virgilio’, cabecilla de la Zona Bananera que lideró varias de las primeras acciones de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) en Atlántico.

“Junto con alias ‘Virgilio’ coordinaron (sic) los primeros secuestros y homicidios selectivos producidos por las Autodefensas en Barranquilla, como un mecanismo para tomarse la capital del Atlántico, para así ir arrasando territorio y cumpliendo su objetivo de asentamiento en esta región del país”, se lee en el fallo.

“El departamento -agrega- era incursionado por diferentes frentes paramilitares sin tener asentamiento alguno; estos ingresaban, cometían los ilícitos principalmente destinados a dar muerte a personas que tenían el poder del narcotráfico y luego retornaban a su lugar de base”.

Entre 1996 y 1998, la toma incluyó acciones de comandos de las Auc provenientes del Magdalena que aguijonearon la tranquilidad de varios municipios de la banda Oriental del Atlántico: Sabangrande, Malambo y Palmar de Varela, y de poblaciones colindantes con el Canal del Dique: Suán, Santa Lucía y Repelón. En asesinatos por vendettas de narcotraficantes participaron por igual sicarios al servicio de Hernán Giraldo Serna y el Clan de los Rojas.

Revelaciones

Darío Laíno Scopetta, empresario señalado como uno de los jefes paramilitares de Atlántico.

La sentencia desempolva varios episodios desconocidos. En uno aparece Doménico Mancuso Hoyos, primo de Salvatore, quien, con la falsa identidad de David Sotomayor, llegó en 1998 a Barranquilla con la misión de “coordinar las actividades paramilitares”. Su presencia no supuso que Laíno “perdiera su protagonismo”, en absoluto. “Detrás de ‘David Sotomayor’, a la sombra, se encontraba ‘JM’”.

La sentencia es abundante en testimonios que reseñan la ascendencia de Laíno. Por ejemplo, en una versión libre que dio en 2007, Salvatore Mancuso recordó que antes de 1998 viajaron los dos y Tovar a New York, Estados Unidos, a comprar armas. Y Juan Francisco Segura, exescolta de ‘40’ apodado ‘El Alacrán’, aseguró que lo vio entre los ganaderos que pidieron protección de las Accu contra la guerrilla.

“En el Magdalena estaba Alfonso Macías, (que) después se convirtió en colaborador, y Darío Laíno Scopetta, alias ‘M1’, comandante; en el Cesar estuvo Jorge Castro, Tuto Castro, Huber Rodríguez, esas personas fueron de los pioneros (sic), recibieron a cambio la protección de sus tierras y de sus propiedades; Darío Laíno fue el primer comandante de los grupos del Magdalena (sic)”.

La llegada en firme de los paramilitares a Barranquilla y sus alrededores se cristalizó con la conformación del ‘Grupo Atlántico’, a finales de 1999. Su primer cabecilla fue un exsuboficial del Ejército, Alberto Silgado Arévalo, alias ‘Yair’, y el jefe de sicarios fue Óscar Campo Ortiz o ‘Moncho’, exmiembro de la guerrilla del Epl en los años ochenta, proveniente de Antioquia.

Con ‘Yair’ y ‘Moncho’ se recrudecieron los homicidios selectivos en el área metropolitana, pero las autoridades locales se limitaron a atribuirlos al accionar de la delincuencia común. En la lista de víctimas se contaron sindicalistas, profesores y estudiantes de la Universidad del Atlántico como Alfredo Castro Haydar y Luis Meza Alamanza (2000); Antonio Meza Consuegra, Lisandro Vargas Zapata, Humberto Contreras Sereno y Jorge Freyter Romero (2001); Gustavo De Silvestri Saade y Reinaldo Serna López (2002).

En su declaración, el desmovilizado Leónidas Reyes Almarales, apodado ‘Baranoa’, dijo que ‘Ojitos Azules’ fue determinante en “homicidios como los de Wilson Ramírez, alias ‘Teniente Jhon’, jefe de seguridad de ‘La Gata’, y los de sindicalistas, profesores y estudiantes de la Universidad del Atlántico fueron ordenados por él”.

La Fiscalía matizó la incapacidad de las autoridades de dar con él, aduciendo que “siempre figuraba como ‘Ojos Azules’ o ‘Scoppetta’, sobrenombre que confundía” y protegía al “empresario entre corpulento y obeso de finos modales, piel blanca cabellos castaños y, por supuesto, ojos azules, que desempeñaba con propiedad su doble rol”.

“Los de atrás”

Organigrama del grupo paramilitar que delinquió en el departamento de Atlántico.

Un informe de la Fiscalía, citado en la sentencia, menciona que el postulado Carlos Romero Cuartas, alias ‘Montería’, catalogó al ganadero como “el verdadero poder” del ‘Grupo Atlántico’ o del Frente José Pablo Díaz, como en 2003 pasó a llamarse en homenaje al asesinado comandante Wilson Posada Reales, alias ‘Pablo’, predecesor de Fierro Flórez. “Ningún homicidio de connotación se ejecutaba, si previamente este no lo había autorizado”, precisó el ente acusador.

Las autoridades reconstruyeron lo ocurrido en esa época porque en 2003 ya estaban en curso las primeras investigaciones contra los paramilitares en Atlántico. De aquellas pesquisas quedan decenas de expedientes por los homicidios de Universidad del Atlántico o el caso que desmanteló a Asis Limitada, empresa de seguridad fachada de las Auc fundada en Barranquilla por Wilson Ramírez Bustos, alias ‘Teniente Jhon’, y Teófilo Rey Linero, jefe de seguridad de la empresa Camagüey. En los archivados folios, Laíno o sus alias destacan en más de un informe del DAS y el CTI de la Fiscalía.

Las sospechas que existían fueron confirmadas en diciembre de 2004 por uno de los primeros testigos que accedió a colaborar: Luis Edgardo Altahona, empleado de Asis, que obtenía parte de sus ganancias de las extorsiones disfrazadas de servicios de seguridad.

Según la Fiscalía, Altahona dio luces de cómo ‘Ojos Azules’ encajaba en la red que cobraba dinero a comerciantes de la Costa Caribe y penetró a reconocidas empresas, como Coolechera y el equipo de fútbol Junior de Barranquilla. También develó que Laíno fue protagonista en la reorganización de las bandas paramilitares en la capital del Atlántico, que al principio eran dos: las urbanas del norte, cuyos integrantes delinquían del centro hacia el norte, llegando hasta la Vía al Mar con el control de rutas del narcotráfico, y las urbanas del sur, que desde el suroriente de la ciudad se extendían hasta los municipios ribereños del río Magdalena.

Lo que Fierro encontró en Atlántico, adonde llegó en 2003 por orden de ‘Jorge 40’ ante el descontrol que había, fue un grupo que reportaba pérdidas económicas a la cúpula de las Auc y se consumía en una guerra interna que cinco meses antes había llegado a un punto sin retorno con el asesinato de ‘Moncho’, tiroteado en el municipio de Soledad. En la conciliación, de acuerdo con Altahona, surgió un nuevo jefe al que sólo conocían por su apodo: “‘Ojos Azules’, dueño de una empresa de blindaje Blinco de Colombia”.

Al entrevistarse en 2012 con la Fiscalía, ‘El Alacrán’ dio una explicación de por qué muchos -como Altahona- sólo supieron del cabecilla por sus alias. “Era de la cúpula de las Autodefensas, en lo concerniente al Bloque Norte, y en el Frente José Pablo Díaz era una especie de ‘Jorge 40’, impartía directrices a los distintos comandantes; pocas veces se reunía con mandos medios, difícilmente podía ser conocido por el personal de base, a lo sumo, tal personal pudo oír de ‘M1’ como uno de los duros, pero dudo que lo hayan conocido personalmente, puesto que casi nunca dio la cara”.

‘El Alacrán’ recordó, además, que asistió a dos reuniones presididas por Laíno. Una en compañía de alias ‘Pablo’, en Barranquilla, en una oficina de la Vía 40 donde funcionaba la sede de Blinco; y la otra en el municipio San Ángel, donde cumplió la orden de cederle a ‘John 70’ el mando de la red en Sitionuevo.

“Esta reunión fue convocada por Darío Laíno y no ‘Jorge 40’, como algunos aseguran; se llevó a cabo en la gallera de San Ángel y concurrieron ‘Salomón’, (es decir) Miguel Villareal Archila, extraditado a Estados Unidos (ya regresó deportado); ‘El Pollo Orozco’, José Manuel Orozco Ovalle; ‘Jhon 70’; Hernán Navarro Manga, alias ‘Nache’, alcalde de Sitionuevo para la época, quien después fue asesinado por las Auc”.

Segura continuó: “Darío Laíno, o sea ‘M1’, presidió esta reunión como máximo comandante que era del grupo que operaba en el Atlántico, y como lo fue hasta el día de su desmovilización; ‘M1’ fue por tanto jefe de los comandantes del frente y los de comisión, quienes recibían órdenes directas del mismo, cosa distinta es que estos no quieran mencionarlo o involucrarlo en los hechos delictivos que cometieron por orden suya”.

Que las autoridades consideren al ganadero un poder en la sombra no es exagerado, al tenor de una carta que el propio Fierro escribió a ‘Jorge 40’. La Fiscalía relató el episodio así: “Darío Alberto Laino Scopetta es en verdad quien en la sombra manejaba los hilos del poder en el frente (sic). En una carta que ‘Antonio’ dirige a ‘Jorge 40’ pidiendo que lo autorice para ultimar a ‘el Pollo Orozco’ por intrigante, se duele que ‘José Miguel’, de quien admite ser su subordinado, no lo llame para aclararle los malos entendidos. Este documento lo que hace es confirmar lo dicho por ‘Montería’, ‘Baranoa’, ‘Mario’, ‘El Chiqui’ y otros postulados respecto de este personaje”.

Blindaje judicial

Así figura Laíno en uno de los expedientes de Policía Judicial.

El misterio alrededor de la identidad del jefe de finanzas de las Auc en Atlántico duró siete años. Sólo era conocida por la cúpula. “Había un buen motivo para mantenerle bajo el anonimato: llevaba una vida paralela que les convenía proteger, la de un influyente y próspero empresario, miembro de una respetada familia de origen italiano y dueño de varias empresas que mantenía relaciones con el sector oficial y, claro, el privado”.

La Fiscalía posee información pormenorizada de actividades que Laíno en su perfil de hacendado dueño de fincas en Algarrobo y San Ángel (Magdalena), aunque lleve ya más de 30 años radicado en Barranquilla. “Pasaba parte de su tiempo en Corposebú, poderoso gremio de ganaderos de la Costa en cuyos registros aún figura, o tramitando la importación de cereales oleaginosos ante la Dian”.

Su agenda incluía visitas sorpresas a Barranquilla y Soledad (Atlántico); San Ángel, Remolino y Sitionuevo (Magdalena); y Valledupar y Codazzi (Cesar), siempre custodiado por cerca de 10 guardaespaldas quienes intimidaban a la población y se comunicaban por una frecuencia privada de comunicaciones, amparada por una licencia expedida por el Ministerio de Comunicaciones a Agroinversiones Laíno.

Laíno figura a la cabeza de esa compañía en registros de Cámara de Comercio, así como de Blinco, nacida luego de que se vinculó de lleno con las Auc y cuyos archivos se esfumaron a partir del 23 de noviembre de 2006, posterior a la desmovilización, cuando se ordenó su liquidación y disolución inmediata.

Muestra de sus conexiones es que el gobernador de Cesar, Hernando Molina Araújo -condenado en el proceso conocido como de ‘la parapolítica’-, le otorgó a Blinco el contrato de mantenimiento y reparación de la camioneta Toyota tipo burbuja, placas ORI-060, asignada a su despacho. (Leer más en: Condenan a Hernando Molina por aliarse con ‘Jorge 40’)

“Para los investigadores de la Fiscalía y la Policía, la blindadora creada el 12 de mayo del 2000 con un capital de 600 millones de pesos, de la cual ‘Ojos Azules’ tenía el 50%, no es más que otro eslabón en la cadena de empresas paramilitares a través de las cuales sus jefes mimetizan sus fortunas, blanquean dineros y obtiene fondos públicos y privados”, advirtió el fiscal delegado.

Molina estuvo entre las personalidades cesarenses que recibieron con regocijo la vuelta a la civilidad de ‘Jorge 40’ el 4 de septiembre de 2006, en una concurrida ceremonia con parranda vallenata en la que estuvo presente Laíno, cuyos abogados se esforzaron en conseguir la preclusión de todas las investigaciones en su contra.

A pesar de su intento por pasar desapercibido, el ganadero fue capturado el 20 de diciembre del mismo año en una finca de San Ángel, donde permanecía con Nasly Zambrano, alcaldesa de Algarrobo, Magdalena. Su arresto se produjo al finalizar una balacera entre sus escoltas y uniformados de la Policía y el Gaula del Ejército. “Es la captura que tenemos referenciada en donde muere Yavid Guided Padilla, alias ‘Gafas’, quien fuera el segundo o el tercer comandante del Frente José Pablo Díaz, que era (su) jefe de seguridad”, indicó la Fiscalía en una de las audiencias ante tribunales de Justicia y Paz.

El operativo policial y militar fue el desenlace de una investigación que comenzó con información que señalaba a Laíno como el nuevo líder de las ‘Aguilas Negras’, una de las bandas emergentes surgidas tras el desarme del Bloque Norte. El reporte oficial informó de la muerte de tres guardaespaldas suyos, y el hallazgo de propaganda alusiva a las Auc, 58 pares de botas, 37 radios de comunicación, 54 antenas y cinco pistolas.

Laíno fue privado de la libertad, pero dadas sus influencias logró la preclusión del proceso en un juzgado de Santa Marta por cargos de concierto para delinquir y quedó en libertad. “No hay nada que se sepa en contra de él”, reconoció un fiscal ante Justicia y Paz. Actualmente se desconoce su paradero.

Un oficial de la Policía que rastrea recursos de organizaciones ilegales, expuso ante la Sala de Justicia y Paz de Barranquilla que se está verificando si Laíno está detrás de una empresa ubicada en Bogotá, creada con un patrimonio inicial de 200 millones de pesos y que tiene contratos con el Estado y sede en varias ciudades.

“Su objeto social es tan diverso como sospechoso, además de blindar carros, invierte en obras de arte, finca raíz, construcciones y transar con bonos y acciones en bolsa y equipos médicos”, sostuvo el agente investigador.

Se rastrea también si ‘Ojos Azules’ tiene cuota en las fortunas que, al parecer, jefes paramilitares blanquearon en dos joyerías en Islas Margaritas, Venezuela, así como en casinos, inversiones en la Bolsa de Valores de Colombia, tres centros vacacionales y empresas en Costa Rica y Panamá, droguerías en Sincelejo y Barranquilla, minas de oro en Colombia y Venezuela, y empresas de transporte en Antioquia y Santander.

Las pesquisas también implican firmas comerciales en Cali, negocio de cambio de moneda extranjeras, empresas agroindustriales, restaurantes típicos, una fábrica de zapatos deportivos en Antioquia, un concesionario de carros en Medellín, distribuidoras de gasolina, y la identificación de cientos de hectáreas de las mejores tierras del país apropiadas ilegalmente.

Advertencias finales

El fallo instó a la Fiscalía a que indague las posibles conductas no sólo de Laíno, sino de otros empresarios y ganaderos de Magdalena y Cesar, entre ellos Leonidas Duque Hurtado, Alfonso Masías, Juan Carlos Lobo Silva, José María Ovalle Orozco, Andrés Meza, Jorge Castro, Augusto Castro y Huber Rodríguez. También pidió investigar a las sociedades Agroinversiones Laíno, Blinco, la agroindustrial Palmeras de la Costa, y las fincas Potosí, El Avión y La Roma.

Pero más allá de esas peticiones, la sentencia lanza una dura advertencia sobre la “preocupante” ausencia de persecución y justicia que aún beneficia a todos estos empresarios: “[…] se ha conocido que pueden continuar en la impunidad presuntos criminales, probablemente investidos de legalidad y operando en la sombra de la clandestinidad, bajo la fachada de empresarios exitosos, y por lo tanto, proyectando la continuidad de las logísticas de control económico y territorial de las extintas Auc, garantizando la protección de sus economías ilegales que permiten la expansión de la criminalidad organizada que desafortunadamente hoy día siguen actuando en los territorios nacionales generando interminables ciclos de guerras en el país”.

Respaldándose en otras sentencias, entre ellas la proferida contra Salvatore Mancuso el 24 de octubre de 2016 por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, este fallo concepto que “[…] más de las que quisieran aceptarse, ese accionar estuvo instigado, fue patrocinado, fue permitido por acción o por omisión, fue ayudado por integrantes de los diversos estamentos de nuestra sociedad”.

Al respecto de las peticiones de investigación, la sentencia reiteró que “esta determinación no es susceptible de recursos, toda vez que nace del cumplimiento del deber general que asumen los funcionarios judiciales de denunciar, al advertirse la existencia de circunstancias, actos u omisiones que se estimen podrían llegar a ser constitutivos de faltas, o que constituyan presuntas conductas punibles, poniéndolo en conocimiento de las instituciones competentes, para dar impulso a su trámite”.