‘Los Rojas’ reconocen asesinatos en la Universidad del Magdalena

      
Los paramilitares reconocieron que Hernán Giraldo y Carlos Castaño ordenaron el asesinato de un estudiante, un profesor y el vicerrector de ese centro educativo. Paradójicamente una de las víctimas era el exrector Carlos Caicedo Omar a quien hoy se acusa de esas muertes.

Los Rojas confesaron ser los autores de varios crímenes en la Universidad del Magdalena. Foto Semana

Confesiones de ‘paras’ absuelven ex rector de la universidad del Magdalena.

En las dos últimas audiencias de versión libre ante la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, Adán Rojas Ospino y sus hijos Rigoberto, Adán, José Gregorio y Camilo Rojas Mendoza, quienes conformaron el conocido ‘Clan de los Rojas’, han confesado ser los autores de asesinatos cometidos contra docentes y alumnos de la Universidad del Magdalena y que éstos fueron ordenados por Hernán Giraldo y Carlos Castaño y ejecutados por ellos como brazo urbano armado de la organización paramilitar en la ciudad de Santa Marta.

En sus versiones de junio 4 del presente año y durante los días 6, 8 y 9 de octubre pasado, entre otros, se han referido a los homicidios del estudiante Hugo Elías Maduro, cometido el 28 de mayo de 2000; el del vicerrector Julio Otero, asesinado el 14 de mayo de 2001 y el del decano de Educación de la misma universidad, Roque Morelli, perpetrado el día 5 de septiembre de 2002, hechos que conmovieron a la sociedad del Magdalena y crearon un ambiente de zozobra e intimidación en momentos en que ese centro educativo vivía una de sus mejores épocas como resultado de la gestión administrativa del exrector Carlos Caicedo Omar.

José Gregorio, alias ‘Manuel’ y Miguel Adán alias ‘El negro Adán’, quienes quedaron al mando del ‘Grupo de los Rojas’ por la captura de su padre Adán conocido con el alias de ‘Carrancho´y de su hermano Rigoberto alias ‘El Escorpión’, dijeron que la orden se las entregó Walter Torres, alias ‘Walter’, uno de los jefes de sicarios al servicio de Hernán Giraldo en la parte baja de la Sierra Nevada.

La orden consistía en asesinar a un grupo de personas incluidas en una lista por su militancia en la izquierda o por ser presuntos simpatizantes o miembros de la guerrilla. En la lista también se encontraba el mismo exrector Carlos Caicedo Omar, una hermana de Adán Izquierdo y algunos sindicalistas. El fiscal Germán Russi Casallas les preguntó si ejecutaron a todas las personas incluidas en la lista, a lo que contestaron que no porque no pudieron ubicarlas.

Incluso, agregó José Gregorio, en el caso del Vicerrector Roque Morelli asesinaron inicialmente a una persona equivocada, pero cinco días después asesinaron a Morelli.

“El día que tenían previsto matarlo se confundieron y terminaron asesinando a Rafael Espitia quien se disponía a salir de su casa a trotar hacia las 5 y 45 de la mañana del 14 de agosto del año 2002 en el barrio Ciudadela 29 de Julio. Nos confundimos y matamos a Rafael Espitia, pero cinco días después asesinamos a Roque Morelli Zárate. En esta acción participaron alias “Willy” y “Coronel” quienes recibieron la orden de Adán Rojas Mendoza”, aseguró en su relato José Gregorio Rojas.

Por estos mismos hechos fueron condenadas cinco personas. Por el homicidio de Hugo Maduro fueron condenados Gelmet Sait Hincapié de la Cruz y Luis Carlos López Castro; por la muerte de Roque Morelli fue condenado Leonardo de Jesús Ariza y Edgar Ochoa Ballesteros, alias ‘Morrocoy’ perteneciente al resistencia Tayrona, y por el asesinato de Julio Otero está condenado Reynaldo de Jesús Torres Forero.

Cinco meses antes de su extradición a Estados Unidos en versión libre el 20 de noviembre de 2007, Hernán Giraldo Serna, cabecilla del Frente Resistencia Tayrona, había confesado los mismos hechos y dado una explicación de por qué se cometieron esos crímenes ante la Unidad de Justicia y Paz en Barranquilla.

Las siguientes fueron sus declaraciones: “Hugo Maduro, estudiante de la Universidad del Magdalena perteneciente a la Juventud Comunista porque estaba adelantando gestiones de guerrilla en la ciudad de Santa Marta. Lo que olía a guerrilla había que darlo de baja. La orden del asesinato la dio el comandante Giovanni Ordoñez, ‘Mono Leche’, y la ejecutó ‘El Paisita’. El profesor de la Universidad del Magdalena, Julio Alberto Otero Muñoz, fue dado de baja en la playa por activista y militante de las Farc. Su asesinato fue autorizado por Ramiro o alias Rodrigo, quien actuaba a nombre de Jorge 40, y fue ejecutado por Fredy o alias Pitilla y Toni. Al Vicerrector de la Universidad del Magdalena, Roque Morelli, fue autorizado su asesinato por Miguel Adán Rojas Mendoza o alias El Negro, quien actuaba bajo órdenes de Jorge 40. El ejecutor fue alias “Colo”. Quien señaló a la víctima fue un agente de la Policía de apellido Ariza.

Quiénes eran las víctimas
El estudiante Hugo Maduro, había ingresado a la universidad desde el año 1990, estuvo detenido por el presunto delito de porte ilegal de armas, material de intendencia y rebelión por presuntos vínculos con el ELN. El rector Caicedo y un grupo de universitarios encabezaron una gestión para que este saliera de la cárcel. Era activista estudiantil y comunitario. Luego de su salida estuvo alejado de la universidad y se reintegró a finales de 1999 para terminar tu tesis, actividad que desarrollaba cuando fue asesinado en el año 2000.

Julio Otero Muñoz fue líder sindical de los empleados antes de entrar al equipo de dirección universitaria propuesta que le hizo el rector Carlos Caicedo, quien lo nombró como Vicerrector Académico y luego como Vicerrector de Investigación. Se convirtió en uno de los funcionarios más cercanos y estuvo encargado de la rectoría en múltiples oportunidades. Había sido activista en la Universidad Industrial de Santander. De Junio 1978 a Agosto de 1990 se desempeñó como empleado de la planta administrativa no docente como auxiliar de laboratorio, periodo en el que también fue presidente del sindicato de empleados. Fue nombrado como docente de planta en 1990. Entre los años 1999-2000 fue -por designación de la rectoría- representante de la Universidad del Magdalena ante la Red de Universidades Unidas por la Paz, Redeunipaz, y había organizado, un año antes de su deceso, el encuentro de la Red en la ciudad de Santa Marta, también presidió el Comité de Refundación del Plan Decenal de Desarrollo de la Universidad que orientaba la rectoría.

Roque Morelli Zárate, fue líder estudiantil del Instituto técnico Industrial en Santa Marta, secretario de la Juco en el departamento y miembro de la Unión Patriótica compañero del dirigente de ese movimiento también asesinado, Marcos Sánchez. Morelli estuvo vinculado a la Universidad como docente de cátedra desde 1996 y durante los años 1997, 1998 y 1999, se desempeñó como Vicerrector del Programa de Educación Abierta y a Distancia por nombramiento que le hiciera el entonces rector Carlos Caicedo Omar. El último cargo desempeñado en la universidad fue como Decano de Educación desde 1999 hasta el día de su homicidio en septiembre de 2002. Era una de las personas más cercanas al rector. Fue designado por la rectoría como coordinador de la Red de Universidades por la Paz Redeunipaz en remplazo de Julio Otero, quien había sido asesinado en 2001.

José Gregorio y Adán Rojas Mendoza, quienes se encuentran detenidos en la cárcel Modelo de Barranquilla pidieron a la familia de las víctimas que los perdonen, que esos crímenes fueron cometidos por órdenes que recibieron. ‘A nombre de mi familia, a nombre de las ex autodefensas unidas de Colombia, pido un perdón general por cualquier daño que hayamos ocasionado tanto a los profesores que en nuestro entendimiento son las personas que tienen que ayudar a todos los alumnos avanzar en la sociedad a ser otras personas diferentes, también tuvimos que accionar en contra de ellos en el caso del señor Morelli en el caso de la estudiante Lesvia Polo Barcenilla; hemos pedido perdón por todos ellos, nuevamente lo ratificamos´. Nosotros no andábamos matando por matar. No éramos gatillo loco. De pronto teníamos malas informaciones, las cuales verificábamos a través de nuestra red de inteligencia, pero si alguien señor fiscal nos hacía caer en un error señor Fiscal, ese también se moría.

En una declaración entregada a Verdad Abierta y a Semana, al conocer las versiones de la familia Rojas, el exrector Carlos Caicedo Omar, a quien los familiares de las víctimas sindican como autor intelectual, dijo que las versiones de Hernán Giraldo en noviembre de 2007 y las de los Rojas en sus dos últimas audiencias, dejan no sólo sin piso las acusaciones en su contra, sino que también demuestran que se encontraba en la lista de las personas que debían ser asesinadas por su presunta colaboración con la guerrilla.

Esos homicidios, dijo, hacían parte de una estrategia de sangre y fuego por imponerse en la región que fue denunciada por él poniendo en riesgo su vida y su familia sin que sus denuncias tuvieran eco. Agregó que en el intento de intimidarlo, hombres armados hostigaron a su madre en la puerta de su casa, a su hermana Patricia Caicedo, actual concejal de Santa Marta, la persiguieron y acosaron, y merodearon durante semanas el colegio de sus hijos.