Este
viernes se presenta una investigación de la FIP y la Universidad de
Gent que examinó casi diez mil armas de paramilitares desmovilizados.
Estas vinieron de contrabando, la mayoría de la vieja Cortina de
Hierro, otras de China y Corea del Norte, y hasta unas pocas de la
pacífica Suiza.
Las autodefensas casi siempre utilizaron fusiles. La mayoría de éstos llegaron de Bulgaria a través de falsos permisos de Indumil. |
Una muestra de 9.851 armas de las
Autodefensas Unidad de Colombia, AUC, algo más de la mitad del
armamento entregado por esta organización durante su desmovilización
entre 2003 y 2006, fue analizada exhaustivamente en una investigación
de la Fundación Idea para la Paz (FIP) y la Universidad de Gent con el
apoyo del gobierno de Bélgica, que concluyó que gran parte de este
arsenal provenía de países europeos como Bulgaria, Hungría y Alemania.
El informe “Rastreo de armas- perspectivas sobre control, tráfico y uso de armas ilegales en Colombia”,
que clasificó las marcas, los modelos, los países de origen, los
números de serie y los calibres del armamento, dice que es baja la tasa
de armas entregadas por los paramilitares (0,58 por cada hombre
desmovilizado). Es decir, las AUC no entregaron la totalidad de su
armamento, conclusión que se confirmó además por el hallazgo de caletas
con arsenal de esta organización después de su desmovilización.
Otro
hallazgo del estudio es que las armas eran, por lo general, bastante
nuevas y que los paramilitares siguieron comprando en el mercado negro,
incluso durante las negociaciones con el gobierno. Por ejemplo, se
hallaron fusiles rumanos con un serial que data del 2003, lo que
significa que llegaron a manos de los paras en pleno proceso de paz.
Las
autodefensas, que sembraron el terror en muchos lugares del país, casi
siempre utilizaron fusiles. La mayoría de éstos llegaron de Bulgaria a
través de falsos permisos de Indumil (fraude en el que participaron
militares colombianos, que por que se sabe hasta ahora, eran de bajo
rango), seguidos por otros países como Hungría, Alemania y Rumania.
Es
paradójico que un grupo de extrema derecha se alimente de armamento de
países la ex Unión Soviética. Miguel Ortega, uno de los investigadores
de la FIP, explica lo sucedido: “Terminada la guerra fría, luego de que
estos países recibieran excedente de armas, no hubo el suficiente
control de este mercado. Hoy, como parte de la Unión Europea, estos
países tienen un código de conducta, que en el pasado reciente no se
cumplió”.
En el caso de Bulgaria, se sabe que algunas armas salieron del puerto de Varna y terminaron en el de Buenaventura.
En
total se contaron 4,883 armas provenientes de Europa y 4.968 armas del
resto del mundo. A los investigadores les llamó la atención que los
países de donde vienen nunca han vendido armas ligeras a Colombia
(Bulgaria, China y Corea del Norte), o no lo han hecho desde hace ya
varios años (Austria, España, Italia, Alemania y Bélgica).
“Ello
refuerza la hipótesis de que la mayor parte del armamento de las AUC
provenía del tráfico de armas a través del mercado negro, permitiendo a
dicho grupo obtener armamento fuera del alcance de las mismas fuerzas
de seguridad colombianas”, señala el informe.
Es posible que
estas armas hicieran parte de unos pocos cargamentos de tráfico a gran
escala, presumiblemente negociados por los paras de manera centralizada
y posteriormente transferidos a sus estructuras regionales.
De
otra parte, las cifras podrían representar la acumulación de múltiples
operaciones de tráfico y desvío de pequeñas cantidades de armas, un
esquema que resultaría más cercano a lo que se esperaría si cada
estructura de las AUC se responsabilizase de sus propias necesidades de
armamento.
Las armas producidas en Colombia constituyen tan
sólo el 2,48 por ciento de la muestra y se calcula que pueden
representar cerca del 3,5 por ciento del total. En este mismo sentido,
se nota la baja participación de los países que aún proveen armas a las
fuerzas de seguridad colombianas, como Israel y Estados Unidos, cuyas
armas suman el 18,38 por ciento del total de la muestra y probablemente
cerca del 25 por ciento del total.
“La baja participación de
armamento de producción colombiana e israelí indicaría un nivel
igualmente bajo de desvío de armas de las fuerzas oficiales a las AUC”,
dice el estudio.
Las armas provenientes de los países con
mayor participación en la muestra son mayoritariamente fusiles: el 99,7
por ciento de las armas búlgaras, el 39,7 por ciento de las
estadounidenses y el 94,9 por ciento de las rusas. En contraste, las
armas provenientes de Colombia son mayoritariamente pistolas y
revólveres (76,9 por ciento), siendo únicamente el 6,1 por
ciento correspondiente a fusiles producidos bajo licencia por Indumil.
Las
armas devueltas dan cuenta del elevado poder de fuego con que contaban
los paras que se deduce de los diferentes tipos de lanzagranadas
originales (110 unidades), lanzacohetes (24 unidades), y un número
significativo de lanzagranadas artesanales (229).
Finalmente,
aunque su porcentaje no es significativo (ver recuadro), el informe
resalta que se hayan encontrado armas de origen suizo, pues si bien no
es miembro de la Unión Europea, sí hace parte de la Asociación Europea
para el Libre Comercio: “resulta cuando menos paradójico que armamento
de un país reconocido por su neutralidad oficial, con varias
organizaciones dedicadas a la búsqueda de la paz basadas en su
territorio, termine justamente en las manos de grupos ilegales en un
país en conflicto como Colombia”.