La insólita condecoración a Julio Castaño

      
Una placa en la que le dan las gracias por las obras realizadas deja entre ver el estrecho vínculo que se formó entre las Autodefensas y la dirigencia política del municipio de Barbacoas (Nariño), ubicado en el corazón de una de las zonas cocaleras de la frontera con Ecuador.
En breve: Julio Useda Castaño, el desmovilizado jefe de las autodefensas en Nariño, denunció vínculos estrechos de ese grupo ilegal con alcaldes, concejales y con altos mandos del Ejército de esa región.

Funcionarios públicos y militares que mencionó: Juan Carlos Rueda, ex alcalde de Barbacoas; Jorge Perlaza Cifuentes, ex alcalde de Bocas de Satinga; ex concejales de Barbacoas y capitán Dueñas, del Grupo Mecanizado Cabal.

Lugares que mencionó: Vereda Buenavista (Barbacoas), Barbacoas, Llorente, Bocas de Satinga, todas localidad de Nariño.



El ex jefe paramilitar Julio Castaño(de rojo) recibe de manos del entonces alcalde de Barbacoas en Nariño, Juan Carlos Rueda, una placa por sus “obras” en beneficio de la comunidad.

– Perfil de ‘Julio Castaño’

Los nexos militares del bloque Libertadores del Sur

Bloque Libertadores del Sur

Rodolfo Useda Castaño, alias ‘Julio Castaño’, el desmovilizado jefe del bloque Libertadores del Sur, dependiente del bloque Central Bolívar, de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), era más que un temido comandante paramilitar en la región de Barbacoas, en Nariño.

De hecho entró al Bloque Libertadores del Sur en el 2000, y por su habilidad como comandante a cargo del narcotráfico, le permitió posesionares como segundo en mando detrás de “Pablo Sevillano”. Su área de influencia comprendió Barrancabermeja, Bucaramanga y Nariño.

En el Sistema de Información de Justicia y Paz tiene registradas 1660 víctimas.

Por eso resulta contradictorio que siendo un sanginario jefe paramilitar, los políticos locales terminen reconociendo sus “obras, en beneficio de la comunidad”. Esto, según dice Castaño, le permitieron ganarse el aprecio de la dirigencia local, al punto que alcaldes y concejales de esa localidad, ubicada en el corazón de la coca de la frontera con Ecuador, dejaron constancia de ese aprecio en una placa de reconocimiento que se la entregaron, en un evento público, el 21 de mayo de 2005, en pleno proceso de desmovilización de esta estructura ilegal armada.

Useda Castaño contó cómo se ganó el aprecio de esa dirigencia y la confianza de altos mandos del Ejército en esa región durante una audiencia de versión libre que rindió, en Medellín, ante el Fiscal Cuarto de la Unidad de Justicia y Paz, de la Fiscalía General de la Nación.

El desmovilizado jefe paramilitar dijo que con recursos de las autodefensas, recursos que provenían, en algunos casos, del negocio de la coca, construyó un centro de salud y una escuela y reparó el templo católico de la vereda Buenavista, donde tenía su campamento y donde recibió la placa de reconocimiento.

Ese día, el entonces alcalde de Barbacoas, Juan Carlos Rueda, contodo su gabinete, y el concejo en pleno, le entregaron a Useda Castaño una placa con la siguiente dedicatoria: “La comunidad de la vereda Buenavista, al señor: Julio Castaño, en reconocimiento… Porque, a partir de su llegada, se respetó el derecho a la vida y a la dignidad de cada uno de nuestros habitantes de la región… Gracias por las obras realizadas en el municipio”.

El acto se cerró con un espectáculo en el que hubo abrazos, baile y hasta maizena. El comandante de las autodefensas llegó a la zona en mayo de 2003 y solo la abandonó el día de su desmovilización; es decir, el 29 de julio de 2005.

En la audiencia, Useda Castaño contó que para las elecciones de 2006 apoyaron económicamente a varios candidatos a las alcaldías de la región y se detuvo en el caso del alcalde de Bocas de Santinga (Olaya Herrera), Jorge Perlaza Cifuentes, con quien hizo un pacto tácito.

A juicio de Useda Castaño, las autodefensas se encargaban de la vigilancia exterior del municipio y de impedir una incursión guerrillera y, a cambio, el alcalde suministraba los nombres de los supuestos milicianos que debían “dar de baja”.

Con el Ejército

El desmovilizado paramilitar sostuvo que también fueron muy estrechos los vínculos con el Ejército, tanto que operaron juntos, como ocurrió en la toma al municipio de Llorente, ocurrida el 12 de diciembre de 2003, cuando las autodefensas mataron a dos supuestos milicianos en esa localidad.

Aunque el ex comandante dijo que solo obtuvieron ese balance, unido a la recuperación de unas armas “y a la incautación de 30 kilos de coca, que se los quitamos a los milicianos”, la Fiscalía investiga denuncias de varios habitantes de la región que hablan de, por lo menos, 15 desaparecidos.

A juicio de Useda Leal, la incursión se planeó de la siguiente forma: hombres de las autodefensas y soldados del Grupo de Caballería Cabal entraron en los camiones del Ejército para no despertar ninguna sospecha de la población.

Luego, los soldados hicieron una requisa en varios establecimientos públicos y, después, abandonaron el casco urbano, hecho que aprovecharon las Auc para terminar el cometido: los supuestos milicianos de las Farc.

Alias Julio Castaño le contó al fiscal que sus hombres vendieron la coca y que con el dinero le pagaron 30 millones de pesos a un capitán que solo identificó con el apellido, Dueñas, mientras que el resto del dinero lo invirtió “en obras para la comunidad”.

También dijo que ordenó el homicidio de un sargento del Ejército, al que identificó como Andrés Portilla, pues aunque hacía parte de su grupo, luego supo que pertenecía a la sección de Inteligencia de la Brigada del Ejército en Pasto.

En opinión del desmovilizado, la orden surgió por una supuesta razón que le habría enviado, con otro sargento del Ejército que también hacía parte de las autodefensas, un alto jefe militar.