En complicidad con Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, el organismo de inteligencia del Estado hizo seguimientos y participó en los asesinatos de académicos y líderes sindicales.
Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’ fue el jefe del Bloque Norte de las Auc. Foto archivo Semana |
En marzo de 2006, durante la operación que pretendía capturar al paramilitar del Bloque Norte alias ‘Don Antonio’ las autoridades incautaron varias memorias usb y dos portátiles, que luego se conocerían como los computadores de ‘Jorge 40’.
En uno de los computadores los investigadores encontraron una carpeta rotulada con el nombre ‘amigos del DAS’, en la que había una lista con 106 nombres, entre los que se encontraban sindicalistas, defensores de derechos humanos y líderes de oposición de la CostaCaribe.
Varios de los mencionados en la lista, en efecto, habían sido objeto de amenazas y otros habían sido asesinados, como el desmovilizado de la Corriente de Renovación Socialista, Miguel Espinosa Rangel (abaleado el 30 de junio de 2004), el profesor Alfredo Correa de Andreis (muerto el 17 de septiembre de 2004), el sindicalista Adán Pacheco (asesinado el 2 de mayo de 2005), el defensor del Pueblo y ex secretario del interior de Barranquilla, Pedro Pérez Orozco (acribillado el 3 de octubre de 2005), entre otros. También hallaron listas de supuestos ladrones y prostitutas que fueron asesinados.
El computador de ‘Don Antonio’ dejó en evidencia la infiltración paramilitar a las agencias de seguridad del Estado y el hecho que miembros de éstas agencias le pasaban información a los paramilitares con distintos propósitos. La información suministrada contenía las direcciones de residencias de las eventuales víctimas así como sus rutinas diarias.
Para la misma época, Rafael García Torres exfuncionario del DAS, dio a conocer un supuesto plan para asesinar sindicalistas y líderes en la Costa Atlántica fraguado por paramilitares del Bloque Norte de las Auc y algunos miembros de DAS. Incluso García confirmó la existencia de la lista que se había encontrado en el computador de ‘Don Antonio’.
Más adelante, Noguera, junto con otros funcionarios de DAS como Giancarlo Aunque, José Miguel Narváez (ex subdirector) y el mismo Rafael García (ex jefe de informática) fueron acusados por la Fiscalía de haberle suministrado a los paramilitares del Bloque Norte los nombres de sindicalistas, líderes sociales, periodistas y profesores universitarios que fueron asesinados por paramilitares en la Costa.
Tras una inspección al DAS en Bogotá como parte de la investigación contra los funcionarios, se encontraron varios informes de inteligencia, entre ellos cuatro informes sobre Alfredo Correa de Andreis, uno sobre la periodista Zully Esther Codina Pérez y nueve sobre Fernando Pisciotti Van Strahlen, todos asesinados por paramilitares.
De los listados y seguimientos encontrados en el DAS, 36 sindicalistas seguidos por ese organismo de seguridad fueron asesinados en Barranquilla en 2004 y 61 amenazados de muerte.
Aunque la Corte Suprema de Justicia absolvió a Noguera Cotes de su responsabilidad en el homicidio de Codina y de Pisciotti, asesinatos cometidos por paramilitares en el 2003, sí responsabilizó al ex subdirector del DAS del homicidio del profesor Alfredo Correa De Andreis.
Noguera autor mediato
Alfredo Correa de De Andreis, de 52 años de edad, fue asesinado, junto a su escolta Edelberto Ochoa, el 17 septiembre del 2004, en la ciudad de Barranquilla. Según lo determinó la Corte, el homicidio de Correa De Andreis se produjo luego de que se estableciera una alianza entre el DAS y el frente José Pablo Díaz, comandado por Edgar Ignacio Fierro, alias ‘Don Antonio’ para hacer ver al profesor como un allegado de la guerrilla, razón que utilizaron los paramilitares para asesinarlo.
En la decisión, la Corte señaló que Correa De Andreis fue asesinado como resultado de la alianza que estableció Noguera Cotes con el Bloque Norte de las Auc, y que consistió en que el investigador del DAS, Javier Alfredo Valle Anaya, encargado del caso de De Andreis, y quién fue cómplice de Noguera y de los ‘paras’, se alió con las autodefensas para señalar como colaborador de la guerrilla al catedrático.
“En medio de dos aparatos organizados de poder se encontraba Alfredo Correa De Andreis: uno estatal -el Departamento Administrativo de Seguridad-, en cuya cúpula se encontraba Jorge Aurelio Noguera Cotes, y otro ilegal –Bloque Norte de las Autodefensas- comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”, mientras el primero a través de sus funciones de inteligencia y de policía judicial, fabricó un montaje para hacerlo ver como subversivo, el segundo ejecutó a un falso guerrillero”, indica la Corte.
Correa De Andreis era una académico que investigaba el fenómeno del desplazamiento en la Costa Atlántica. Foto archivo Semana |
Alfredo Correa De Andreis, ingeniero agrónomo y sociólogo de profesión, fue profesor de las universidades del Norte y Simón Bolívar y además rector de la Universidad de Magdalena. Desde 2003, Correa De Andreis, natal de Ciénaga (Magdalena) venía liderando una investigación, patrocinada por Colciencias y Usaid, sobre patrimonios y personalidad jurídica de los desplazados en La Cangrejera, Pinar del Río y Loma Roja, en Magdalena y Atlántico.
Cuatro años antes, según contó a El Heraldo de Barranquilla, Magda Correa, su hermana, había llevado a cabo otro estudio en Nueva Venecia (Magdalena) posterior a la masacre cometida por las autodefensas allí, en la cual cayeron asesinados 39 pescadores. En ese trabajo, hecho para la Universidad Simón Bolívar, el sociólogo advirtió sobre los riesgos que tenía para el medio ambiente y para la comunidad el montaje de un puerto carbonífero en el sector de Palermo. Detrás de ese proyecto estaban el gobernador Trino Luna y como se conocería después, el jefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’.
Tres meses antes de su asesinato, el 17 de junio de 2004, Correa De Andreis fue detenido por las autoridades en Barranquilla, ciudad de residencia, sindicado del delito de rebelión e identificado con el alias de “Eulogio”, presunto ideólogo de las FARC. La captura se hizo con base en supuestas imputaciones que provenían de tres desmovilizados de las Farc, quienes aseguraron que el profesor había viajado con ‘Iván Márquez’ a Venezuela, para reunirse con el mandatario venezolano Hugo Chávez.
La captura del reconocido profesor Correa desató un escándalo en los medios y sus colegas de la academia, quienes conociendo su labor social, denunciaron que se trataba de un montaje.
Aunque Antonio Nieto, abogado de Correa De Andreis, logró demostrar que las acusaciones eran falsas y el profesor fue dejado en libertad el 15 de julio del 2004 por ausencia de pruebas en su contra, varias fueron las irregularidades que se registraron en la investigación y detención de Correa De Andreis. La revista Semana publicó una declaración de Nieto, en donde el jurista demuestra cómo los testimonios presentados como pruebas para el caso fueron clonados de los usados en el proceso contra Amaury Padilla, líder defensor de derechos humanos de la Costa.
Según Nieto, “La clonación consistió en que se pegó la misma versión que aparecía en el archivo del DAS a cada una de las declaraciones de los tres reinsertados y a pesar de que se intentó mimetizar dicha clonación cambiando el tipo de letra y su tamaño, los textos son exactamente iguales en la sintaxis, en los errores ortográficos y en la puntuación. Lo cual equivale a un montaje de un documento público falso que fue utilizado fraudulentamente como prueba para ordenar la privación de la libertad del profesor Correa De Andreis”. (Lea ¿Un crimen de Estado? de la Revista Semana)
Después de este controvertido hecho, la defensa del profesor Correa denunció ante la Defensoría del Pueblo en Cartagena, una conspiración del Das y la Fiscalía 33, organismo que llevaba su proceso, para inculparlo y sindicarlo de guerrillero.
Cuando la revista Semana la entrevistó en 2005, su esposa Alba recordó que desde que salió libre estaba seguro de que intentarían matarlo. “Desde entonces lo único que hizo fue temblar”, dijo al reportero de Semana en Barranquilla. “A pesar de que había sido ateo toda su vida, después de la detención orábamos cada día. Pensábamos que la dimensión divina podría corregir la injusticia humana. Durante semanas vivimos una persecución insoportable. Las amenazas contra su vida eran claras. El dilema diario era pensar si nos debíamos ir del país, pero no teníamos plata. No teníamos a dónde ir. Él tenía miedo pero trataba de ocultarlo porque veía cómo sufríamos todos. Pero también confiaba demasiado y decía: ‘Cómo me voy a ir, no tengo nada oscuro detrás de mí’”.
Tocó todas las puertas, le envió dos cartas al entonces Presidente Álvaro Uribe para que lo escuchara, pero no lo atendieron. Lo que pretendía era que le resolvieran su situación jurídica. “Durante el tiempo que estuvo libre, lo dejó todo, su proyecto de vida como investigador,” dijo su esposa.
Tres meses después, el 17 de septiembre de 2004, cuando se despidió de su mujer, ella lo vio preocupado. Él le dijo, como al pasar, que le dolía no despedirse de su hija. “Me siento barro”, dijo, besó a Alba y se fue. Eran las 2:20 de la tarde. A unos metros de la Universidad Simón Bolívar, en un andén del barrio El Prado de Barranquilla, lo acribillaron, junto con su guardaespaldas.
El profesor Alfredo Correa De Andréis fue asesinado por paramilitares del Bloque Norte, al mando de ‘Don Antonio’. El mismo ‘Antonio’ aseguró a Verdadabierta.com en una entrevista en la cárcel de Barranquilla en 2009, que organizó su asesinato, convencido de que era un miembro de la guerrilla, porque así se lo habían asegurado sus fuentes oficiales, pero que ahora, después de conocer mejor los hechos, ya no estaba seguro. Y a la justicia le dijo que sus hombres utilizaron informes de inteligencia del DAS para cometer el crimen, pero no ha confesado quién fue el funcionario que le dijo que Correa era amigo de la guerrilla.
La justicia determinó que el hombre que disparó al profesor fue Juan Carlos Rodríguez de León alias ‘El Gato’, quien contó con el apoyo de Henry Arbey Patiño Hurtado, alias ‘Felipe’, jefe de sicarios de los paramilitares en Barranquilla. Y que la orden, en efecto fue dada, por Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias don ‘Antonio’, jefe del frente José Pablo Díaz.
Aunque no se sabe cuánto pagaron por el homicidio de Alfredo Correa, se conoce que fue coordinado por Wilmer Samper Meléndez, alias ‘Pupy’, que manejaba las finanzas de la organización paramilitar y quien entregó el dinero a alias ‘Felipe’.
‘Pupy’ dijo que Correa De Andreis fue asesinado porque hacía denuncias sobre la Red de Solidaridad y de la Corporación Autónoma Regional, CRA. Según ‘Pupy’, Correa no era guerrillero, pero “tiraba más para el lado de la guerrilla que para el de los paramilitares”, por el hecho de que reclamaba la inversión social en beneficio de los desplazados.
Hoy, de los que participaron en el homicidio de Alfredo Correa, sólo están vivos alias ‘don Antonio’ y ‘El Gato’, porque Jorge Palacios, ‘Pupy’ y ‘Felipe’ fueron asesinados por miembros de la misma organización armada.
Alrededor de la muerte de Correa se documentaron varias hipótesis, dos de la cuales enfocaron los posibles móviles del asesinato en los hallazgos de la investigación sobre desplazamiento que Correa De Andreis realizaba por días en que fue muerto. La primera hace referencia al descubrimiento de malos manejos de dineros del Plan Colombia y la segunda estaba relacionada con el despojo de tierras a campesinos desplazados de la región.
Después de su asesinato no se conocieron investigaciones sobre las irregularidades que se presentaron, ni se conoció ninguna sanción disciplinaria contra el ex detective de DAS Javier Alfredo Valle Anaya, encargado del caso, quien después seria ascendido a la subdirección del DAS en el Atlántico, ni contra el fiscal encargado Demóstenes Camargo Zabaleta, quien fue trasladado a San Andrés.
Años más tarde, en marzo de 2008, Valle Anaya rindió testimonio, en el proceso que se adelanta contra Jorge Noguera desde Estados Unidos, país en donde está asilado. El ex detective del DAS, explicó que las personas que le habían dado información de Correa D’Andreis había conocido a varios hombres que supuestamente habían sido guerrilleros del Eln y las Farc que le hablaron de alias ‘Eulogio’, un hombre que les dictaba charlas políticas en los campamentos. Aseguró que los guerrilleros le describieron a ‘Eulogio’ como un abogado o sociólogo, reconocido profesor universitario, con un físico muy particular, alto, encorvado y con cola de caballo.
Con esa información fue que Valle Anaya desarrolló la investigación que culminó con la captura del profesor, cuando varios agentes de la fiscalía y del DAS, con la orden de detención en la mano, emprendieron la marcha hacia Barranquilla, cerca de la medianoche del 17 de junio de 2004, con la certeza de que iban a capturar a alias ‘Eulogio’.
Valle fue destituido por el director del DAS, Andrés Peñate y aunque fue llamado a declarar en el proceso de Correa de Andreis, aún no se vinculó formalmente al proceso. Caso contrario ocurre con ‘Jorge 40’, quien ya fue condenado por el asesinato del académico.
El caso de Zully Esther Codina
Fue asesinada el 11 de noviembre de 2003 a las 7:30 de la mañana por dos hombres armados en el barrio La Concepción I de la ciudad de Santa Marta, en donde era presidente de la Junta de Acción Comunal. La periodista de 49 años de edad, esposa y madre de dos hijos trabajó por ocho años en el Hospital Central de Santa Marta y perteneció al Sindicato Nacional de la Salud (Sindess).
La periodista y líder sindical fue una importante locutora en los medios de comunicación locales, tanto así, que dirigía su programa de opinión en radio, conocido como ‘Entérese’, el cual se trasmitía los sábados por la emisora Radio Rodadero.
Dentro de los delitos confesados por Hernán Giraldo Serna, alias ‘El Patrón’ se encuentra el asesinato de Zully Codina.
El caso de Fernando Pisciotti
Fernando Pisciotti Van Strahlen fue asesinado el 9 de diciembre de 2003 por orden de José Rodolfo Baena alias ‘Rafael’, ex paramilitar del Bloque Norte de las AUC, cuando se movilizaba en la vía que de Chimichagua (Cesar) conduce a El Banco (Magdalena). El crimen se produjo, según Julio César Pisciotti (hermano de Fernando), luego de que Pisciotti sostuviera una segunda reunión en las oficinas del DAS en Bogotá con la secretaria privada de Noguera, a quién se le informó nuevamente sobre los problemas de seguridad de El Banco. Ella, en teoría, informaría de la situación a Jorge Noguera.
Pisciotti Van Strahlen era sociólogo de la universidad Santo Tomás. Después de terminar sus estudios se trasladó al Banco, Magdalena en donde inició su carrera política, ejercida por más de 30 años, en la que se desempeñó en los cargos de diputado en la Asamblea de Magdalena, Secretario de Hacienda departamental y en algunos casos gobernador encargado del departamento del Magdalena.
En 1988 se postuló a la alcaldía del Banco y fue electo como primer alcalde popular del municipio. Entre 1999 y 2000 Pisciotti fue gobernador encargado durante el periodo de Juan Carlos Vives Menoti y posteriormente accedió a la cámara de representantes en reemplazo de Armando Pomárico Ramos.
En enero de 2010, las autoridades capturaron a Rubén Arturo Ramos, ex paramilitar del Bloque Norte, también sindicado por el homicidio de Fernando Pisciotti.
El 2 de marzo de 2011 el abogado, Julio Pisciotti Van Strahlen, hermano del sociólogo, fue hallado muerto en el apartamento de Bogotá, donde residía. El jurista, de 55 años de edad, investigaba la muerte de su hermano.
Según el diario El Heraldo, la última comunicación que tuvo el abogado con la familia fue en la noche del 1 de marzo de 2011, cuando Pisciotti Van Strahlen llamó a un sobrino que vive en El Banco (Magdalena), a quien le dio instrucciones sobre unos documentos.
El abogado le había contado a la Corte Suprema en marzo de 2010 que su hermano, al menos en dos oportunidades, había denunciado ante el DAS de Jorge Noguera la presencia paramilitar en el sur de Magdalena y las posibles amenazas en su contra.