Hasbún asegura que Postobón le dio plata a las Auc

      

En un cara cara con Ever Velosa García, el ex jefe del bloque Arlex Hurtado, de las Autodefensas, Raúl Hasbún Mendoza, aceptó que los bananeros financiaron a las autodefensas por medio de las convivir. Dijo que también recibieron dinero de Postobón y de las empresas distribuidoras de gas.

En breve: Raúl Hasbún, alias Pedro Ponte, ex comandante del bloque Arlex Hurtado, de las autodefensas, que hizo presencia en Apartadó, dijo que las convivir les sirvieron para captar los dineros que les pagaban los bananeros. Inculpó también a Postobón y a las empresas distribuidoras de gas.

Nombres de funcionarios y militares que mencionó: solo dijo que un oficial retirado de la Armada, de nombre Carlos Castaño o Castaño, negoció con ellos el pago de un “impuesto de guerra” que se le adjudicó a la empresa Postobón.

Lugares que mencionó: Blanquizal, La Resbalosa, San José de Congo, Saiza, San José de Apartadó, Currulao, Piedras Blancas, Chigorodó, Carepa, Apartadó, Turbo, Necoclí y San Pedro de Urabá, todos ubicados en esa zona entre Antioquia y Córdoba.


Raúl Hasbún ex cabecilla de las Auc en la zona bananera del Urabá Antioqueño. Foto Verdad Abierta.

Raúl Hasbún Mendoza, alias Pedro Ponte o Pedro Bonito, no solo aceptó que las empresas bananeras financiaron a los paramilitares en Urabá a través de los pagos que les hacían a las convivir sino que también recibieron dineros de empresas como Postobón y las distribuidoras de gas.

El desmovilizado jefe del bloque Arlex Hurtado, de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), que hizo presencia en Apartadó, explicó que, en muchos casos, por medio de amenazas y presiones, cortaron de esta manera los métodos de financiación de la guerrilla, en especial para las Farc.

Verdad Abierta consultó a un directivo de Postobón en Medellín sobre el asunto, pero dijo que no tenía autorización para hablar del tema y que, de haber algún pronunciamiento, lo haría el grupo empresarial (Organización Ardila Lulle), en Bogotá, previo concepto jurídico de sus abogados.

Hasbún Mendoza y Ever Velosa García, alias HH o Carepollo, comparecieron juntos este lunes ante la fiscal 15 de la Unidad de Justicia y Paz, Nubia Stella Chávez Niño, con la idea de que ambos aclararan durante cuánto tiempo y en qué zonas se distribuyeron el mando de las autodefensas en la zona bananera antes de su desmovilización, en noviembre de 2004.

Velosa García contó que Hasbún Mendoza entró como miembro de las autodefensas en abril de 1996 cuando, por orden de Vicente Castaño, le entregó 40 hombres bajo su mando con la idea de que incursionara en una zona plana de Apartadó, donde se asentaban varias fincas bananeras y ganaderas.

Desde ese momento –aceptaron ambos- empezaron a dividirse el territorio con el fin de ampliar el radio de acción de esta organización ilegal y de combatir a la guerrilla o a sus supuestos colaboradores.

Con un mapa que les sirvió de soporte, tanto Velosa García como Hasbún Mendosa explicaron que ya, para finales del 96, el bloque Arlex Hurtado hacía presencia inclusive en los cascos urbanos de Apartadó, Carepa, Chigorodó y en el corregimiento San José.

Agregaron que solo durante unos pocos meses, Hasbún Mendoza tomó el control de Turbo, que “era de Velosa García”, pero luego se lo entregó a Fredy Rendón Herrera, alias El Alemán y, este, también por orden de Vicente Castaño, se lo devolvió a HH cuando regresó de una misión por fuera de la zona.

Aceptaron que ambos aportaron hombres para que, bajo el mando de Carlos Mauricio García, alias Rodrigo Doble Cero, el abatido ex comandante del bloque Metro, incursionara en el caserío de Saiza (corregimiento de Tierralta, pero cuyo ingreso terrestre se hace porCarepa), en junio de 1999 y matara a 14 campesinos, que acusó de ser colaboradores de la guerrilla.

La financiación

El momento más importante sucedió cuando los dos ex jefes paramilitares explicaron la forma como financiaron el accionar de las autodefensas en Urabá, pues adicional a los “aportes” de los comerciantes, “de todo tipo”, ubicados en los cascos urbanos, lograron captar recursos de empresas bananeras, de Postobón y de los distribuidores de gas.

Hasbún Mendoza explicó que parte de la financiación del Arlex Hurtado provino de una extorsión, de 30 millones de pesos mensuales, que pagaba una persona que identificó como Juan Guillermo Ospina.

A Ospina, dueño de un extenso cultivo de Teca (madera), las autodefensas le “ordenaron” suspender la vacuna que le daba a las Farc y endosársela a las autodefensas, a cambio de respetarle la vida y de que pudiera comercializar la madera en la región.

Sobre la embotelladora dijo, sin recordar fechas ni sitios, que el pacto de “colaboración” se inició cuando las autodefensas retuvieron varios camiones de la compañía en zona rural de Apartadó, con el objetivo de que la empresa enviara a la zona a una persona con capacidad de negociar.

A esa persona identificó como Carlos Castaño o Cataño, un mayor retirado de la Armada, jefe de seguridad de esa compañía, con quien llegó a dos acuerdos: el primero, la imposición de “impuesto de guerra” por envase de gaseosa distribuido (impuesto del cual no dio su monto) y; segundo, el compromiso de que Postobón cesaría cualquier otro pago a la guerrilla como, a juicio del ex jefe paramilitar, lo venía haciendo hasta ese momento.

Sobre ese tema, Velosa García aclaró que debía entenderse el contexto de la situación, pues aunque suena a un acuerdo, subrayó que todos esos pactos se hacían más por miedo o presión, debido a que los paramilitares ejercían un estricto control militar en la región.

Visto bueno

Ambos ex comandantes dijeron que el arreglo fue avalado por Vicente Castaño y que, en adelante, no hubo más problemas con esa compañía, como tampoco lo hubo con las empresas distribuidoras de gas, a las que les cobraron mil pesos por cada cilindro que ingresaran a la región, proveniente de la Costa Atlántica.

Hasbún Mendoza aseguró que estas empresas también se comprometieron a no pagarle más a la guerrilla y a avisarles a las autodefensas cuando fueran víctimas de un robo, dado que la guerrilla utiliza esos instrumentos como armas, al llenarlos de metralla y dinamita.

A la pregunta de la fiscal de si era cierto de que los bananeros financiaron a las autodefensas por medio de las convivir, el ex jefe paramilitar no solo respondió con la frase “así era doctora” sí sino que aceptó que ese asunto lo manejaba el grupo que comandaba, al argumentar que le “facturaba” parte de ese pago a los demás frentes que operaban en zonas donde hubiera fincas explotadoras de la fruta.

Las justicias de Estados Unidos y Colombia indagan por el destino que tuvieron, como mínimo, 4.700 millones de pesos que los bananeros le entregaron a las autodefensas, entre 1996 y 1997, por medio de la convivir Papagayo.

En EE.UU la justicia multó a la Chiquita Brands, con cerca de 30 millones de dólares, una vez sus directivas aceptaron que entregaron recursos a los paramilitares para asuntos relacionados con su seguridad en la zona de Urabá.

En Colombia, la Fiscalía no solo espera que los estadounidenses donen ese dinero para indemnizar a las víctimas de las autodefensas sino que extraditen a los directivos que patrocinaron el accionar paramilitar.

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