En un año, los hombres de ‘HH’ se tomaron de norte a sur varias poblaciones de Cauca. Tuvieron el control militar en 22 de los 42 municipios de ese departamento del sur del país.
A los paramilitares se les atribuyen en Justicia y Paz alrededor de 1.905 crímenes cometidos entre mediados de 2000 y diciembre de 2004. – Arrancó el juicio más grande contra ‘paras’ en Justicia y Paz – |
El embrión de las Auc que se instaló en Cauca fueron 54 hombres armados que llegaron manchados de sangre. El 11 de mayo de 2000, un numeroso grupo paramilitar partió de las montañas de Tuluá, en el centro de Valle del Cauca, y masacró a varias personas en el corregimiento de Sabaletas, ubicado en Buenaventura.
Luego de cometer ese hecho atroz, la tropa de paramilitares se dividió y 54 hombres marcharon hacia el sur, para instalarse entre los corregimientos homónimos de Timba, ubicados en límites de Valle del Cauca y Cauca. El primero de ellos en Jamundí, y el segundo en Buenos Aires, respectivamente.
La Fiscalía de Justicia y Paz de Cali, durante la contextualización del Bloque Calima en una audiencia de imputación de cargos a 88 desmovilizados, reconstruyó cómo fue la llegada de ese grupo armado ilegal y cómo se expandió atacando a la población civil de una región que ha padecido la violencia histórica de las guerrillas en sus territorios.
Tras numerosas sesiones de versión libre con los ex paramilitares que se acogieron al proceso de Justicia y Paz e investigaciones de la Policía Judicial, la Fiscalía relató ante un magistrado de control de garantías que los 54 paramilitares provenientes de Tuluá se instalaron en las fincas Las Cañas, La Yolanda y Berejonal por orden de sus superiores -‘HH’ no tenía el mando en esa época-, quienes les aclararon que “ya todo estaba coordinado” para que no tuvieran problemas. A partir de allí, se tomaron poco a poco el control del departamento a base de sangre y fuego.
El punto de partida de las Auc en Cauca
Desde esas fincas y desde los Timba, los paramilitares realizaron varias incursiones u operaciones militares en los municipios aledaños de Jamundí, Buenos Aires, Santander de Quilichao, Suárez, Caloto y Puerto Tejada. Además, en la vereda San Miguel, de Buenos Aires, instalaron una base de entrenamiento y realizaron ejercicios militares cerca a una escuela durante jornadas de clases.
Uno de los primeros crímenes que cometieron los paramilitares en Cauca ocurrió el 9 de junio de 2000 en la vereda La Aventura de Buenos Aires. Ese día instalaron un retén ilegal, en el que detuvieron una chiva y asesinaron a uno de sus pasajeros. También quemaron combustible y asesinaron a otro hombre que se movilizaba en moto.
Ese mismo día reunieron a la comunidad y se presentaron como un grupo de autodefensas que había llegado para tomarse la zona y establecieron varias restricciones. Entre ellas se encontraban horarios para el desplazamiento de la comunidad y les prohibieron realizar mercados superiores a 50 mil pesos por familia.
Con el transcurso de los días también asesinaron en diferentes lugares a personas que tildaron como supuestas milicianas, colaboradoras o simpatizantes de las guerrillas.
El 21 junio de 2000, se presentó uno de los primeros grandes desplazamientos forzados a raíz de las acciones de los paramilitares en Cauca. Un grupo de hombres armados incursionó en la vereda San Francisco, y asesinó a dos miembros de la comunidad, con lo que se produjo el éxodo de cientos de personas de La Aventura y San Francisco, veredas ubicadas en Buenos Aires.
Un mes después, Éver Veloza, alias ‘HH’, se reunió con los 54 hombres y se presentó como el nuevo jefe del Bloque Calima. Tras ese anunció, fue creado el Frente Farallones, que fue el encargado de controlar el departamento de Cauca y parte de Huila durante un corto periodo de tiempo.
Para agosto de 2000, José de Jesús Pérez Jiménez, alias ‘Sancocho’, fue designado como jefe de urbanos de la región. Este }paramilitar desde mediados de los 90 estaba vinculado con los grupos de autodefensa de Urabá de los hermanos Castaño.
La toma de municipios del norte de Cauca
En ese mismo mes los paramilitares incursionaron en Santander de Quilichao, vestidos de civil bajo el mando de ‘El Capi’ y ‘La Marrana’, pero al poco tiempo éstos le cedieron el mando a ‘Patepalo’, a quien le encargaron supuestamente detectar a milicianos y a colaboradores Sexto Frente de las Farc para asesinarlos.
Cuando la cifra de homicidios en ese municipio se elevó, los paramilitares optaron por llevar a sus víctimas hasta el corregimiento de La Balsa para desaparecer los cuerpos en el río Cauca. Varios cuerpos fueron rescatados por la Defensa Civil y entregados a sus familiares.
Sin embargo, dentro de la Defensa Civil se encontraba Armando Lugo, un hombre que aprovechando su condición, se volvió informante de los paramilitares para señalar a supuestos milicianos o colaboradores de la guerrilla, que terminaron asesinados. Con el tiempo Lugo dejó la Defensa Civil y llegó a ser un mando medio del Bloque Calima conocido con el alias de ‘El Cabezón’, que tuvo nexos con miembros de la Fuerza Pública.
Santander de Quilichao fue uno de los puntos clave del Frente Farallones y por esos sus jefes instalaron a cuatro kilómetros del municipio, en la vereda Lomitas, un grupo de patrulleros con armas de largo alcance, para que controlaran las vías de comunicación, protegieran a los urbanos y demás hombres que se encontraban en fincas aledañas como Barracón y Corcovado, esta última propiedad de Manuel Mosquera, según contó la Fiscalía en la audiencia pública.
Dos de los hechos más graves que cometieron los paramilitares en Santander de Quilichao fueron la masacre de nueve personas el 18 diciembre de 2000 en una vereda, y la de Villa Nueva, cometida el 29 de enero de 2001, donde fueron asesinadas cinco personas.
Para finales del año 2000, el Frente Farallones del Bloque Calima extendió sus tentáculos hasta el municipio de Suarez. El 2 de diciembre, algunos de sus hombres asesinaron a cuatro campesinos y saquearon varias tiendas. Según algunos testigos, los paramilitares ingresaron por la vereda El Amparo, en donde había una base del Ejército encargada de proteger la represa de la Salvajina.
El siguiente objetivo de losparamilitares fue el municipio de Puerto Tejada. Esta población, compuesta en su mayoría por población afrodescediente, vivió el régimen del Bloque Calima a partir de diciembre de 2000.
Además de combatir a la subversión, el otro gran objetivo de los paramilitares en este sitio fue desmantelar las bandas o pandillas que delinquían desde 1998. De acuerdo con lo expuesto por la Fiscalía, esos grupos delincuenciales estaban compuestos por jóvenes entre los 14 y 25 años de edad, quienes robaban y asesinaban con armas de fuego a cualquier hora del día.
Estos jóvenes tenían sitios vedados para la Policía y el resto de la población, quienes se exponían a ser recibidos con disparos si ingresaban a alguno de los barrios bajo su control.
Para ingresar a ese municipio, ‘Sancocho’ envió a alias ‘Pescado’ y alias ‘Ocoró’ para que hicieran contacto la Fuerza Pública y coordinaran el ingreso de ese grupo de urbanos. Una de las personas salpicadas fue un capitán de la Policía de apellido Barragán.
Una vez en el pueblo, los urbanos hicieron “labores de inteligencia” y asesinaron a miembros de la población civil. Entre las personas que cayeron se encontraban varios miembros de las bandas o pandillas, a modo de limpieza social.
El enfrentamiento entre bandas y ‘paras’ fue de tal magnitud, que según algunas cifras de fuentes citadas por la Fiscalía, entre enero y septiembre de 2001, 168 personas murieron de manera violenta.
A raíz de esos hechos, los paramilitares realizaron dos reuniones con los jóvenes pandilleros.
En la primera reunieron a alrededor de 120 integrantes de bandas, junto con familiares y otras personas del municipio, entre ellos Fernando Santa -quien en las siguientes elecciones resultó electo como alcalde de Puerto Tejada y ha sido mencionado por alias ‘HH’ en varias ocasiones-, en la que los paramilitares los amenazaron con convertirlos en objetivo militar si no dejaban de delinquir.
La segunda reunión fue una desmovilización, en la que varias bandas les entregaron sus armas a los paramilitares. Dicha dejación de armas ocurrió en octubre de 2001 en la hacienda Perico Negro, y según relató la Fiscalía, a ella asistieron varios medios de comunicación y miembros de la comunidad.
Tiempo después, los jóvenes que se desmovilizaron ingresaron al grupo paramilitar de Puerto Tejada y fueron apodados en el municipio como ‘Los Agregados’, ‘Pistolocos’ o ‘Sayayines’. Su misión consistió en atacar a los pandilleros que no se desmovilizaron y continuaron en la delincuencia.
La Fiscalía estableció que los urbanos de Puerto Tejada dormían en una hacienda cercana al casco urbano y también estuvieron en municipios cercanos como Villa Rica, Padilla, Miranda, Corinto y Caloto.
En esos sitios los paramilitares no tuvieron hombres, por lo que enviaban urbanos que retornaban a la hacienda tras cometer sus delitos, porque era zona de control de la guerrilla.
Llegada a Popayán y al centro de Cauca
El Bloque Calima llegó a Popayán, la capital caucana, a comienzos de 2001. El primer crimen que la Fiscalía tiene documentado en esa ciudad ocurrió el 4 de enero, cuando cinco hombres encapuchados entraron a la casa de Henry Antonio Gómez y lo asesinaron con arma de fuego. También hirieron a la esposa de Gómez. Ambos figuraban en listados de desmovilizados de la guerrilla.
En ese hecho murió uno de los paramilitares que formó parte de ese grupo de urbanos, quien había sido teniente del Ejército en la Sección de Inteligencia de la Tercera Brigada de Cali, y meses atrás fue retirado de la institución con otros militares por sus presuntos nexos con las Auc.
El 15 de enero de 2001 losparamilitares de Popayán masacraron a diez personas que fueron retenidas de una chiva en el sector de La Rejoya, de Cajibío, a diez minutos de la capital. Algunos desmovilizados dijeron que en estos hechos contaron con el apoyo de miembros del Ejército.
En los municipios de Morales, Cajibío y Piendamó, el Frente Farallones del Bloque Calima no tuvo hombres armados en las cabeceras municipales. No obstante, los paramilitares que patrullaban la zona rural cometieron varios crímenes y se enfrentaron en varias ocasiones con grupos guerrilleros por control territorial.
La Fiscalía tiene registrado como uno de los primeros crímenes en el sector el asesinato de dos hombres, ocurrido el 18 de marzo de 2001, cuando los paramilitares los capturaron en un retén ilegal en la vía que comunica a Piendamó con la vereda Monterredonda.
Meses atrás un grupo de hombres armados del Bloque Calima había incursionado en Cajibío para apoyar a las Autodefensas Campesinas de Ortega, que fueron duramente golpeadas por una alianza de las Farc y el ELN.
El 22 de noviembre de 2000 ingresaron a Cajibío, reunieron a los pobladores, los señalaron como auxiliadores de la guerrilla, les pidieron sus documentos de identificación y se llevaron a tres hombres que luego asesinaron a balazos. En su retirada pintaron paredes y una volqueta con mensajes alusivos a las autodefensas. Ese día también asesinaron a dos personas más en el corregimiento de Pedregosa.
Antes de que los paramilitares llegaran al municipio de El Tambo, meses atrás había aparecido un listado en el que amenazaban de muerte a varias personas y a otras a quienes les ordenaban desplazarse. Tiempo después tres personas que encabezaban la lista fueron asesinadas y entre ellas se encontraban Carmenza Pungo y Miguel Ángel Chávez, dirigentes sindicales de Anthoc (Asociación Nacional Sindical de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud de Colombia).
En El Tambo los paramilitares delinquieron en varias veredas y corregimientos. Inicialmente se movilizaron a pie, pero tiempo después hurtaron vehículos de la población civil para sus desplazamientos. La Fiscalía registró que desde su llegada al municipio, hasta su desmovilización, los paramilitares sacaron a muchas personas de la población y las asesinaron.
La toma en el sur de Cauca
El Bloque Calima ingresó al municipio de Patía, cuya cabecera municipal es conocida como El Bordo, en enero de 2001. En sus calles aparecieron panfletos con restricciones como toques de queda para que la población no saliera las calles y advertencias para que los padres de familia controlaran a sus hijos adolescentes.
En mayo de ese año, hicieron lo mismo en Popayán, en donde fueron amenazados varios líderes sociales y seis alcaldes, entre ellos, Jesús Alarcón Burbano, de Patía, quien fue elegido por sus colegas para que los representara en un Consejo Nacional de Seguridad.
En junio de 2001, en El Bordo apareció otro panfleto que amenazaba a comunidades de barrios marginados y fijaron nuevas normas o restricciones para la población. También aparecieron grafitis y amenazas de emprender una limpieza social. Esas amenazas fueron llevadas a cabo y al poco tiempo los paramilitares cometieron sus primeras ejecuciones.
De acuerdo con lo reconstruido por la Fiscalía, en noviembre de 2001 el Bloque Calima amplió su control sobre el valle de Patía por la vía Panamericana, hasta llegar a los municipios de Mercaderes, Florencia y Balboa. Para el mes de febrero de 2002 ese grupo armado ilegal controló poblaciones aledañas.
El centro de operaciones de los paramilitares en el valle de Patía fueron las haciendas Yerba Buena y Diamante, sobre la vía Panamericana, que comunica a los departamentos de Cauca y Nariño.
En el municipio de Balboa el Frente Farallones del Bloque Calima tuvo tropas de rurales y urbanos. Además, esos hombres instalaron un campamento en el corregimiento de Lomitas, por su cercanía con Puerto Nuevo y Santa Lucía, en Nariño, zona que estaba bajo el domino del Bloque Libertadores del Sur, grupo paramilitar al mando de ‘Pablo Sevillano’ y ‘Macaco’.
En ese sector los bloques Calima y Libertadores del Sur realizaron acciones en conjunto para enfrentar a los frentes Octavo y 29 de las Farc. El 28 febrero de 2001, en un retén en la zona rural, hombres de ambos grupos asesinaron a una persona que se movilizaba en moto.
En los municipios de Mercaderes y Florencia, los hombres del Bloque Calima asesinaron a muchas personas dentro de su limpieza social, a raíz de la presencia de bandas de piratas terrestres que delinquían sobre la vía Panamericana a la altura de la vereda San Joaquín. Algunos testigos le dijeron a la Fiscalía que varios cuerpos fueron arrojados a un lago cerca de la cabecera municipal de Mercaderes.
En ese municipio, según contó la Fiscalía, los paramilitares contaron con el apoyo de miembros de la Fuerza Pública y del exalcalde Luis Hernando Guerrero Santacruz, quien ya fue condenado por sus nexos con las Auc.
En la zona rural se apropiaron de fincas y haciendas cercanas a Mercaderes, en donde instalaron campamentos e hicieron entrenamientos militares. También llevaron secuestrados a esos sitios mientras pagaban los rescates exigidos.
Los paramilitares del Frente Farallones del Bloque Calima delinquieron en el departamento de Cauca entre mayo de 2000 y diciembre de 2004, cuando se desmovilizaron en medio del proceso de Justicia y Paz. Según cifras de la Fiscalía, durante ese periodo de tiempo, a ese grupo armado ilegal se le atribuyen 1.905 crímenes.
Varios de esos crímenes serán imputados por las fiscalías 18 y 40 de Justicia y Paz. Durante esta semana la Fiscalía 18 imputará cargos por delitos que cometieron los paramilitares en los municipios de Santander de Quilichao y Puerto Tejada. Dos semanas después, la Fiscalía 40 imputará crímenes ocurridos entre el centro y sur de Cauca.