Funcionarios del DAS les pasaban información a capos como Diego Montoya y Miguel Arroyave para que no fueran capturados. Dos casos que muestran el grado de infiltración de los narcos en ese organismo. Y eso no es todo.
“Hola amigo, le comento que la amiga que viajó el martes, Rosa, cuando ella se bajó del avión inmediatamente le hicieron un control de su equipaje antes de sellar su documento. Por este motivo ellos quedaron un poco mosqueados porque dicen que cuál es la seguridad que se les está ofreciendo. La responsabilidad es grande. me dijeron que hasta que no se aclarara el asunto queda suspendido el ‘tour'”. Este es un correo electrónico que Stella García le envió a Ariel Garzón el 29 de abril de 2004. La primera es la hermana del ex jefe de informática del DAS Rafael García.
El otro personaje es uno de los funcionarios del área de informática que hoy está preso por cuenta del escándalo de modificación y eliminación de las bases de datos del DAS. El mensaje no tendría nada de malo de no ser porque es uno de decenas de correos electrónicos que están en poder de la Fiscalía General y que evidencian, según el ente investigador, la existencia de una red en la que están involucrados miembros del DAS, cuya finalidad es el ingreso al país de dinero ilegal. “…Se pudo constatar que las personas referidas en los correos ingresaron a nuestro país y al parecer portaban consigo dinero de procedencia ilícita en cuantía de 100.000 a 150.000 dólares y/o euros”, dice uno de los apartes del expediente de la Fiscalía sobre el caso.
La existencia de esa red, que ha sido comprobada por los fiscales, y de la cual hacían, y harían parte funcionarios de diversas áreas del DAS, también está incluida en el voluminoso expediente del caso de Rafael García. Pero los escándalos van más allá.
Hay evidencia de que complejas bandas en el interior del DAS estaban, y estarían, al servicio de paramilitares y narcos. A raíz del escándalo reciente, ya se han conocido los vínculos de miembros del DAS con hombres del Bloque Norte de las AUC, al mando de ‘Jorge 40’. Sin embargo, no se conocía que esa ayuda también era extensiva a otras facciones y jefes paramilitares como el Bloque Centauros y su ex comandante asesinado Miguel Arroyave. Si bien a pocos podría sorprenderles a estas alturas los vínculos DAS-paras, no deja de causar estupor descubrir que uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, Diego Montoya, alias ‘Don Diego’, jefe del cartel del norte del Valle, también tenía infiltrado ese organismo. “A Diego Montoya le pasaban información reservada. La idea no era para que se moviera, sino para avisarle que había un soplón dentro de su organización que estaba informando dónde estaba ubicado”, le dijo García a SEMANA (ver recuadro).
En estos últimos casos, las revelaciones de García van más allá de su declaración. Carlos Robayo, alias ‘Guacamayo’, fue durante años la mano derecha del capo del norte del Valle. Hace dos años, SEMANA fue testigo cuando ‘Guacamayo’ llamó a uno de sus contactos en el DAS y le solicitó retirar de esa entidad una docena de órdenes de captura, reseñas, fotografías y tarjetas decadactilares de igual número de personas. Le exigió, así mismo, llevar todo el material al sitio en donde él se encontraba. Menos de dos horas después de la llamada de ‘Guacamayo’, un detective del DAS llegó con el encargo. Una escena similar, de la cual también fue testigo SEMANA, ocurrió con Diego Ruiz, alias ‘El primo’, uno de los ex hombres fuertes del Bloque Centauros.
Aunque, evidentemente, muchas de las denuncias y sindicaciones que hace García deben ser tomadas con beneficio de inventario, la realidad es que la infiltración delincuencial en el DAS fue, y es, mucho más grave y profunda de lo que se ha denunciado.