La afirmación es del presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, Luis Fondebrider, quien en reciente visita a Colombia habló con VerdadAbierta.com sobre los desafíos que enfrenta la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, entidad que compone el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, creada bajo el Acuerdo de Paz con las Farc para resarcir a las víctimas del conflicto armado.
Tras 20 meses de la firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto alcanzado entre el gobierno nacional y la desaparecida guerrilla de las Farc, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) aún no empieza a funcionar formalmente. A diferencia de la Jurisdicción Especial para la Paz y de la Comisión de la Verdad, los otros dos componentes del Sistema Integral, la entidad creada para buscar a los miles de desaparecidos que ha dejado el conflicto armado colombiano está a la espera de que le sea aprobada su estructura interna y su planta de personal para comenzar a operar.
El plazo para esas tareas se cumple este 15 de julio, según quedó contemplado en el Decreto 288 del 15 de febrero pasado, que crea una Secretaría General para la UBPD. De funcionar adecuadamente, la Unidad será el segundo intento masivo para buscar a los desaparecidos en Colombia, después de las tareas adelantadas por la Fiscalía General en desarrollo de la Ley de Justicia y Paz, que han permitido la recuperación de nueve mil cuerpos, de los cuales se han identificado 4.296, según informó el ente investigador en mayo pasado.
Esta semana, a pocos días del vencimiento del plazo para la puesta en marcha de la Unidad, la organización defensora de derechos humanos Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda realizó en Bogotá el Diálogo Internacional de Saberes sobre Desaparición Forzada, en el que expertos y dirigentes sociales del país y el exterior debatieron sobre los desafíos del proceso de búsqueda de desaparecidos. (Lea más: “Para encontrar a los desaparecidos es necesaria la participación de las víctimas”)
Entre los invitados estuvo Luis Fondebrider, fundador y presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, creado en 1984 para investigar las desapariciones forzadas ocurridas durante la dictadura militar que vivió Argentina entre 1976 y 1983. La experiencia acumulada le ha valido múltiples invitaciones al Equipo para apoyar y asesorar tareas de búsqueda e identificación en más de una treintena de países de América, África, Asia y Europa.
Fondebrider, además, se ha desempeñado como consultor del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia; la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas; la Corte Interamericana de Derechos Humanos; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; y las comisiones de la verdad de Perú, El Salvador, Haití y Sudáfrica. En Colombia, ha asesorado a la Fiscalía General y al Instituto de Medicina Legal, así como participado en tareas de investigación forense en el caso de los desaparecidos del Palacio de Justicia y de los once diputados de Valle del Cauca.
VerdadAbierta.com (VA): ¿Existen diferencias entre buscar personas desaparecidas en dictaduras y buscar desaparecidos en un país como Colombia, donde el conflicto armado se ha vivido en democracia y continúa vigente?
Luis Fondebrider (LF): Hay varias. Por un lado, la extensión del conflicto en Colombia: son muchos años, muchas generaciones. Por otra parte, la diversidad de actores que han cometido ejecuciones, desapariciones, masacres, que no son solamente los que están fuera del Estado, sino también fuerzas del Estado, paramilitares, narcotráfico. Y por supuesto, algo que afecta mucho el trabajo, y que quizá va a ser el condicionante más grande, es la situación de seguridad. Más allá de los acuerdos de paz, hay muchas zonas que todavía son peligrosas en el país y siguen matando dirigentes sociales, entonces la seguridad sigue siendo un tema clave para el éxito de la Unidad de Búsqueda.
VA: ¿Qué es lo primero que debería hacer la Unidad para empezar a cumplir su misión?
LF: Tener una estrategia de trabajo y un plan de acción que le permita saber qué tipo de recursos humanos necesita. A partir de allí, comenzar a hacer un diagnóstico de la situación, en cuanto a la cantidad de personas desaparecidas en todo el país, y con base en él diseñar un plan de trabajo. Ese plan, además, debe guardar una fuerte relación con el trabajo hecho en el pasado tanto por organismos del Estado, como por organismos de derechos humanos, dado que algunos de ellos vienen trabajando hace muchos años en la búsqueda de personas desaparecidas. Estas instituciones que se crean no necesitan empezar de cero, es bueno que se nutran de la información recuperada para tener una base con que comenzar.
VA: ¿Cómo debería ser la coordinación entre la Unidad y otras entidades estatales?
LF: Por un lado, con la Fiscalía General de la Nación, encargada de investigar, y por otro, con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, que se encarga del análisis y la identificación de los cuerpos de personas no identificadas. Pero, al mismo tiempo, va a tener que coordinar con otros entes del Estado, como Fuerzas Armadas y autoridades locales, porque es muy difícil que la Unidad tenga el poder y los recursos necesarios para hacer operaciones en lugares donde necesita tener seguridad u otro tipo de apoyo. La coordinación entre organismos del Estado es clave para el éxito de la Unidad, sin ella va a ser muy difícil que funcione.
VA: ¿Qué otras herramientas debería suministrarle el gobierno nacional a la Unidad para que cumpla su mandato?
LF: Yo recomendaría hacer un análisis de la Ley de Justicia y Paz, que ha sido la única experiencia masiva en Colombia para buscar personas desaparecidas. De allí hay cosas para tomar, otras para corregir. Por otro lado, el Estado no solo tiene que dotar a esta Unidad de su planta de personal, sino también de recursos materiales, movilidad, comunicaciones, seguridad, desplazamientos en el terreno. Es decir, esta es una operación muy grande y el Estado tiene que nutrir a la Unidad de esas capacidades, a veces será mediante organismos estatales ya existentes, otras será con mecanismos nuevos. Pero está claro que con el recurso humano no es suficiente, sería como tener un equipo de médicos y no tener un hospital.
VA: ¿Cuáles son los recursos materiales más importantes con los que debería contar esa institución?
LF: Edificios y vehículos de todo tipo para desplazarse; hay lugares de Colombia donde no se puede llegar en camioneta, hay que llegar en barco, en helicóptero. También se requieren cuestiones logísticas en terreno, como oficinas regionales y recursos para que la gente se hospede cuando está en campo. Es importante la contribución que hay que hacer para que esto sea realmente operativo, se necesitan recursos y movilidad para que la Unidad tenga éxito.
VA: ¿Qué tan costoso es adelantar las tareas de búsqueda?
LF: La cifra dependerá del tamaño de la Unidad, de los lugares donde opere. Sin duda, la Unidad va a tener que tener presencia en el terreno, en diferentes partes del país, y va a necesitar una planta importante. Desde el punto de vista del funcionamiento, de las investigaciones, se requiere mucha gente, ya que el mandato de la Unidad es muy amplio y cubre casi todo tipo de violencia que hubo en este país. Entonces, es fundamental que el Estado le dé los recursos para operar, no solamente ahora, sino también en el futuro.
VA: ¿Qué acciones debería tomar la Unidad para permitir la participación efectiva de las organizaciones de víctimas y defensoras de derechos humanos en las tareas de búsqueda?
LF: Lo que deben hacer estas instituciones recién creadas es escuchar qué es lo que quieren los organismos de derechos humanos y las organizaciones compuestas por familiares. Pero también hay que tener en cuenta que la mayoría de víctimas no tiene un organismo de derechos humanos de referencia. Por eso creo que es importante el trabajo que está haciendo la Unidad de viajar por el país, encontrarse con los familiares y escuchar cuáles son sus deseos y expectativas.
Con base a eso debería trazarse un plan de trabajo que permita tener una relación de transparencia y claridad. Hay que ser muy cuidadosos con las expectativas, en el sentido de que el hecho de que se cree una Unidad de Búsqueda no es garantía de que se van a encontrar o a identificar todos los cuerpos, aunque sí es una herramienta importante y una esperanza muy grande.
VA: ¿Con qué criterios se deberían priorizar los casos para buscar a los desaparecidos?
LF: Normalmente, cuando uno habla de priorización de casos, lo hace a nivel técnico, ya que todos los familiares tienen el mismo derecho. Pero siempre se hace una selección de casos basada en diferentes criterios: ubicación de las posibles fosas, hipótesis de identidad sobre quién podría estar dentro de las fosas, dificultades técnicas para acceder al lugar, fosas que puedan estar en peligro. Es decir, se establecen una serie de criterios que permitan trabajar un plan que se va desarrollando sobre el terreno e ir cumpliendo diferentes etapas. Todo esto, obviamente, tiene que ser con una muy buena comunicación con los organismos de familiares y con diferentes actores en el terreno, que muchas veces son los que tienen información sobre la ubicación de fosas.
VA: ¿En qué circunstancias podría haber mayor dificultad para encontrar los cuerpos?
LF: Los casos más dificultosos son en los que los cuerpos no están en lugares accesibles, como ríos y lagos, o donde se intentó destruir los cuerpos quemándolos, pulverizándolos. Es decir, los casos más simples son cuando los cuerpos están en sepulturas y los más complejos son cuando los cuerpos han sido afectados por diferentes procesos que se les han hecho para intentar destruirlos y ocultarlos. La Unidad debe hacer un levantamiento sobre todo tipo de casos y después ver cuáles prioriza en el trabajo.
VA: ¿Cómo adelantar la búsqueda en ríos y otros cuerpos de agua, que investigadores y familiares señalan como sitios donde habitualmente se arrojaron víctimas?
LF: Si el cuerpo fue arrojado al río y el río no llevó el cuerpo a la orilla, es muy difícil encontrarlo después del paso del tiempo, porque los cuerpos son afectados no solamente por el movimiento de las aguas, sino también por los peces. Una vez que pasa el tiempo, comienza a desmenuzarse el cuerpo, a perderse los restos, entonces se hace casi imposible su hallazgo, especialmente cuando han pasado varios años de estos procesos.
VA: ¿De qué manera se deberían preservar los lugares donde se presume que hay cuerpos de desaparecidos, como cementerios legales e ilegales, cárceles, fincas y antiguas zonas de combate?
LF: Usualmente, lo que se hace es hablar con las autoridades responsables de esos lugares, bien sea con quien está a cargo del cementerio o con el alcalde, cuando es una sepultura por fuera de un cementerio, para buscar las medidas de protección. Lo que se hace habitualmente es tener custodia las 24 horas, pero a veces es imposible. La Unidad va a tener que buscar un mecanismo para llegar a acuerdos que permitan que esos lugares sean de alguna manera preservados, no sean tocados y queden a la espera de una investigación.
VA: ¿Qué información clave deberían suministrar los victimarios para facilitar el trabajo de la Unidad?
LF: Si bien ha pasado el tiempo, a veces ha cambiado el terreno y el paisaje se ha modificado, la información más aproximada que puedan dar sobre qué hicieron con los cuerpos y dónde los enterraron va a ser la contribución más importante que puedan hacer.
VA: Tanto el proceso de Justicia y Paz como el trabajo de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CBPD) han generado serios cuestionamientos por parte de las organizaciones de víctimas. En esta nueva etapa que asumirá la Unidad, ¿cómo recuperar la confianza entre el Estado y los familiares de personas desaparecidas?
LF: La Unidad de Búsqueda va a tener que demostrar que, por un lado, tiene una estrategia de comunicación fluida y constante con los familiares, y por otro, que produce resultados. Estos resultados no van a llegar inmediatamente, porque un cuerpo del Estado sufre muchos procesos burocráticos, administrativos, políticos. Es decir, va a pasar un tiempo importante hasta que la Unidad esté operativa en el terreno buscando los cuerpos. Sin embargo, la confianza de los familiares se gana con hechos concretos y no con palabras bonitas. Se pueden decir muchas cosas, pero, como en todo, los hechos son los que hacen la diferencia.