Con acciones simbólicas reforzarán proceso de paz

      

En un ambiente caldeado por las demoras en la implementación de los acuerdos firmados con las Farc y una fuerte protesta social, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz pactó con líderes sociales de todo el país la realización de seis movilizaciones ciudadanas para respaldar la etapa de posacuerdos.

acciones por la paz 1En Pereira, la OACP reunió docentes, periodistas, indígenas y líderes sociales. Foto: Cortesía de Germán Moreno – OACP“Las Farc dejaron las armas hace cuatro meses y este país no se removió. Estábamos esperando esa noticia hace 60 años, ese momento histórico que debió ser motivo de fiesta, de celebración. Pero es tal el nivel de odio que hay, que Colombia no vibró. Preocupados por eso, decidimos apostarle a una gran construcción colectiva de narrativas de paz”.

Así resume Diego Cancino, asesor de Paz Territorial y Pedagogía de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP), la nueva apuesta política de esa entidad para impulsar movilizaciones regionales que apoyen el momento de transición que vive el país por cuenta de la desaparición de las Farc como organización insurgente y al desescalamiento de la guerra entre el gobierno y el Eln, que decretaron un cese bilateral del fuego hasta el 9 de enero de 2018.

Un grupo de funcionaros de la OACP acaba de terminar su gira por seis municipios en la que reunió a artistas, líderes religiosos, autoridades indígenas, periodistas independientes, académicos y líderes sociales de los 32 departamentos de Colombia, agrupados en regiones que denominó Andina Oriental, Andina Occidental, Amazonía, Pacífico, Caribe y Orinoquía. En ellas, los dirigentes sociales diseñaron una acción colectiva por cada regional, basada en la intervención del espacio público y en la movilización ciudadana, que será financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). (Lea más: “La paz no puede hacerse con desconfianza”: Campo Elías de La Cruz)

El último de estos eventos se realizó en Pereira y reunió a líderes de Risaralda, Antioquia, Quindío, Caldas y Tolima, quienes acordaron crear una campaña masiva llamada “Tengo un pálpito”. La iniciativa incluye acciones comunicativas en redes sociales, instituciones educativas y espacios rurales y urbanos, con las que se buscará motivar la participación ciudadana en torno a la implementación de los acuerdos de paz. El proyecto contempla la instalación de módulos interactivos que permitirán conectar en tiempo real personas del campo y de las ciudades. (Lea más: Con rap y filosofía, jóvenes de Norte de Santander hablan de posconflicto).

La campaña, sin embargo, se desarrollará en un escenario adverso; en los cinco departamentos involucrados triunfó la opción del No en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, con el que el gobierno nacional buscó refrendar los acuerdos de paz que firmó con las Farc en La Habana. En Risaralda ganó con el 55% de los votos; en Caldas, con el 57%; en Tolima, con el 59%; en Quindío, con el 60%; y en Antioquia, con el 62%, según datos de la Registraduría Nacional. En todos, la abstención rondó entre el 59 y el 61%, en consonancia con la abstención nacional, que promedió el 62%.

El Eje Cafetero y Tolima son, al mismo tiempo, el hogar de un número significativo de víctimas del conflicto armado. En los cinco departamentos se han registrado dos millones 408 mil personas, de un total nacional de ocho millones 554 mil, de acuerdo con el Registro Único de la Unidad para las Víctimas.

Apuesta por la reconciliación

acciones por la paz 2Los encuentros duran tres días e incluyen espacios de concertación por mesas. Foto: Cortesía de Eduardo Mejía.El profesor de la Universidad de Manizales Andrés Noreña, quien asistió a la reunión de Pereira, reconoce que la defensa de los diálogos de paz en la región se vio duramente golpeada por los resultados del plebiscito: “Los que votamos por el Sí queríamos hacer una épica, declarar la victoria. Pero perdimos, y ese Sí se convirtió en una apuesta por seguir trabajando por la paz, con todas las dificultades que implica la implementación de los acuerdos. Es un trabajo largo, lento, por lo que tenemos que seguir preparados para el desencanto y la frustración”.

Noreña opina que, por esa razón, y en medio de la polarización política que vive el país, es necesario construir nuevos imaginarios para la paz, tal como busca la campaña: “La guerra tiene épica; victorias, héroes, batallas, y en el país hay una exaltación de eso. Como la paz no entra dentro de la épica, y nos es desconocida, podemos empezar a pensar que algo propio de esta nueva etapa puede ser lo prosaico, que es la vida corriente, en tranquilidad, donde yo no me tenga que defender, ni armar”.

Esa tranquilidad se siente en varios pueblos de la región, en los que las Farc operaron durante décadas. En el sur de Tolima, donde nació esa guerrilla, las comunidades reconocen los efectos del fin de la guerra. Miguel Ángel Villa, un artista escénico que integra las Unidades Móviles de Atención a Víctimas en esa zona y que también asistió al encuentro en Pereira, cuenta que “las personas de la región ya no sufren miedos asociados a que amaneció un campesino muerto en una carretera, los boletearon (extorsionaron), llegaron hombres armados a sus casas o pasó el Ejército bombardeando”. Y agrega que “eso ha permitido que la región empiece a desarrollarse económicamente. Por ejemplo, ahora mismo, en Planadas, tuvimos la primera cosecha de café en 50 años en la que los campesinos no tuvieron que pagarles extorsión a las Farc”.

Lo mismo opina Fernando Doval, líder de Innovación Social del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en el Bajo Cauca antioqueño. Él dice que en esa zona, donde operaban unidades del Bloque Iván Ríos de las Farc, “el silencio de los fusiles ha permitido una dinámica más activa en los territorios rurales, que es donde sentía con mayor fuerza el ímpetu del conflicto. Ahora hay más tranquilidad, se pueden desarrollar acciones más fuertes en el tema de la consolidación de las organizaciones sociales y de base, que se sienten con mayor libertad para generar dinámicas de desarrollo a partir del empoderamiento de las comunidades”.

En ese escenario, Doval advierte que “estas acciones culturales, simbólicas y de innovación social ayudan a minimizar los procesos adversos que el conflicto causó en la región y pueden generar espacios de consolidación de la paz. También vemos estas apuestas como oportunidades para que a las regiones se nos escuche sin necesidad de gritar, y para expresar nuestro compromiso y nuestro sentir en la construcción de la paz”.

El artista Villa insiste en que los nuevos esfuerzos del gobierno nacional y la sociedad civil deben estar enfocados en la difusión de los acuerdos y en la reconciliación, incluyendo a los excombatientes de las Farc, que en Tolima habitan los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación de la vereda La Fila, de Icononzo, y la vereda El Oso, de Planadas. De hecho, varios participantes de la reunión convocada por la OACP pidieron involucrar en la acción colectiva a los exguerrilleros, ahora integrantes del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

Acciones ante escenario complejo

acciones por la paz 3Los participantes también manifestaron la necesidad de avanzar en la implementación del Acuerdo Final, particularmente en los puntos de desarrollo rural y participación política. Foto: Cortesía de Eduardo Mejía.A la campaña diseñada en Pereira, que corresponde a la región Andina Occidental, se suman otras cinco en todo el país. En el Pacífico, por ejemplo, cantantes, dirigentes afro y docentes pondrán en marcha una caravana con destino Tumaco (Nariño) para “rechazar la violencia que vive el municipio”, donde fueron asesinados ocho cultivadores de coca el pasado 5 de octubre en medio de una protesta contra la erradicación forzada de los denominados cultivos de uso ilícito. En las otras cuatro regiones habrá fogones comunitarios, encuentros de autoridades indígenas, paros y acciones itinerantes por tierra y agua. (Lea más: En Tumaco se debe sanear primero la propiedad de la tierra y luego pensar en la sustitución).

Para cada una de esas apuestas Usaid destinará 100 millones de pesos, que serán complementados con recursos donados por administraciones municipales, instituciones privadas y comerciantes, según Cancino, asesor de la OACP. De acuerdo con el funcionario, esa manera de conseguir e invertir recursos está relacionada con la apuesta política de la Oficina: “Nosotros habríamos podido llamar a una empresa publicitaria y pagarle varios cientos de millones para hacer una campaña, pero lo que queremos es una transformación política y cultural que derive en un cambio de narrativas colectivas, dado el momento de transición que estamos viviendo”.

Sin embargo, generar apoyos en torno a la implementación en la actual coyuntura será tarea difícil. En las áreas rurales avanza a paso lento la puesta en marcha de los puntos de reforma agraria integral, sustitución al problema de las drogas ilícitas y participación política que pactaron el gobierno nacional y las Farc en el Acuerdo Final que firmaron en noviembre de 2016 en Bogotá.

La desazón por los tiempos de la implementación se suma a las dilaciones del gobierno nacional para dar cumplimiento a los acuerdos del Paro Nacional Agrario de 2013, por lo que organizaciones sociales que integran la Mesa Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo se declararon en paro el pasado 23 de octubre.

Asimismo, organizaciones indígenas que hacen parte de la Mesa Permanente de Interlocución anunciaron una masiva movilización nacional desde este lunes para protestar por el asesinato de líderes sociales y el incumplimiento de distintos acuerdos firmados con el gobierno nacional, incluyendo el desarrollo del Capítulo Étnico del Acuerdo Final pactado con las Farc. (Lea más: En rojo, saldo del gobierno nacional por reparación de indígenas y afros)

Al respecto, la concejal de Planadas Leonoricel Villamil, quien participó en el encuentro que la OACP convocó en Pereira, asegura que “los caficultores, los campesinos, las mujeres, no estamos pidiendo que nos regalen nada; estamos exigiendo lo que está contemplado en los acuerdos. El llamado que hacemos es: no nos ilusionen más, no le digan a la comunidad: ‘le vamos a dar’. Accionen, porque la gente lo necesita y lo reclama”. Y agrega que “la acción simbólica debe ir de la mano con la implementación de los acuerdos, porque qué nos ganamos con hacer la movilización, darle el respaldo a la paz y el ‘sí’ a la vida, si lo pactado no se está cumpliendo”.

Ante ese panorama, Cancino reconoce que las iniciativas de movilización ciudadana por la paz que impulsa la Oficina enfrentan serios desafíos. “Desde el gobierno debemos escuchar, pasar del escritorio al territorio, asumir un mea culpa y co-construir”, admite y agrega que “en ese sentido, queremos tejer nuevos gestos de confianza entre la institucionalidad y la sociedad civil, que tiene desconfianzas absolutamente legítimas”.

En ese contexto, y de acuerdo con los planes de la OACP, en marzo de 2018 ya deberán haberse ejecutado las seis acciones colectivas. Los líderes regionales esperan que, a la par de promover la reconciliación, el gobierno nacional cumpla lo pactado con las Farc, el movimiento campesino y las comunidades étnicas.