En su tercer día de versión libre desde Estados Unidos, Salvatore Mancuso aseguró que le entregó al menos tres millones de dólares al empresario italiano Giorgio Sale. El extraditado también se refirió a un testaferro clave suyo en el Caribe.
En breve: En continuación de su versión libre ante la Fiscalía, el ex jefe paramilitar del bloque Norte, Catatumbo y Córdoba de las AUC, Salvatore Mancuso, alias ‘Mono Mancuso’, confesó que financió al empresario italiano <ahref=”/#giorgio”>Giorgio Sale, a quien presuntamente entregó al menos tres millones de dólares. El extraditado también se refirió a un testaferro clave suyo en el Caribe, Celso Alfredo Salazar.
Lugares que mencionó: Cúcuta, Norte de Santander y Córdoba. |
Salvatore Mancuso confesó en versión libre desde Estados Unidos que entregó 3 millones de dólares al narcotraficante Giorgio Sale. Foto: Semana {youtube}Di-maw6gM4w|320|240|true{/youtube} El ex jefe paramilitar volvió a hablar de la complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas con las Auc. Video Fiscalía. – ¿”Arrivederci”, ‘Salvatore’? (SEMANA) – Mancuso señala a ex subdirector del DAS y asegura que militares venezolanos tenían vínculos con Farc – Mancuso: masacres y sus “aliados” – Matando civiles Mancuso llegó al Catatumbo – Los crímenes de Mancuso en la Universidad de Córdoba – Perfil de Salvatore Mancuso |
En continuación de su versión libre desde Estados Unidos, el ex jefe paramilitar del bloque Norte, Catatumbo y Córdoba de las AUC, Salvatore Mancuso, alias ‘Mono Mancuso’, aseguró ante un fiscal de la Unidad de Justicia y Paz haber invertido la suma de tres millones de dólares en la empresa “L’Enoteca” en Atlántico, que figuraba a nombre del empresario italiano Giorgio Sale. Éste fue condenado en Italia por narcotráfico y paga prisión domiciliaria.
Mancuso dijo al Fiscalía que comenzó a tratar a Giorgio Sale desde 2002, época en la cual, el empresario italiano gozaba de gran popularidad entre la clase alta de Colombia. Según aseguró Mancuso, en múltiples ocasiones Sale le comentó sobre la amistad que compartía con algunas personalidades nacionales.
Giorgio Sale era propietario de unas lujosas cadenas de vinerías y restaurantes en Bogotá, Cartagena y Barranquilla; también era dueño de una cadena de almacenes de ropa llamada “Made in Italy”. Todos sus negocios quedaron en manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes en 2006, cuando los medios presentaron apartes de una conversaciones grabadas por inteligencia italiana en las que se podían escuchar conversaciones entre Sale y la mano derecha de Mancuso, Celso Alfredo Salazar.
Estas conversaciones fueron interceptadas por la Policía antimafia italiana en Roma, ciudad desde donde manejaban los negocios de la droga. Lo que nunca se imaginaron ni Sale ni Salazar es que cada reunión que tenían en la capital italiana y todas sus conversaciones eran monitoreadas por organismos de inteligencia.
En su versión libre, Mancuso aseguró que Giorgio Sale le sugirió en una ocasión que emprendieran juntos un negocio de narcotráfico en el que él se negó a participar. Lo que sí aceptó el jefe extraditado fue que asistió a una reunión con un miembro de la Sijin, cuyo nombre no pudo recordar, en el Hotel Campanario, en la que el agente ofreció venderle información sobre un proceso legal por narcotráfico que las autoridades italianas adelantaban en contra de él y Giorgio Sale.
Según dijo Mancuso en la sesión de la mañana, se negó a pagar por la información al funcionario de la Sijin, pero envió copia a Giorgio Sale a través de Celso Alfredo Salazar. El ex jefe extraditado declaró que tuvo conocimiento de que el proceso legal precluyó en cu contra, exonerándolo de toda responsabilidad legal.
Los reportes de la Policía antimafia italiana que dieron pie para capturar y judicializar a Giorgio Sale, a sus hijos y socios en 2006, no sólo se basaban en las conversaciones que captaban en las líneas telefónicas interceptadas, sino también en la vigilancia permanente de sus movimientos, en seguimientos y controles migratorios. Las autoridades de Italia lograron establecer que estas personas viajaban constantemente a Miami, Barcelona, Roma, Japón, Holanda y Venezuela, y tenían contactos con la mafia rusa.
La investigación italiana logró descubrir no sólo las relaciones de los Sale con Mancuso y la mafia calabresa, sino también la forma como hicieron circular millones de dólares de Colombia a Europa y viceversa. “El movimiento de caudales era regular. Por eso, para reintroducir el dinero en el sistema económico legal colombiano necesitaban numerosas actividades: correos humanos y traslado de dinero sin transferencias electrónicas”, dice uno de los apartes de los informes enviados por la Policía italiana a la Fiscalía que publicó la revista SEMANA en el 2006.
Cuando SEMANA reveló parte de esta investigación, la noticia giró en torno a la amistad entre el mafioso italiano Giorgio Sale y el presidente del Consejo Superior de la Judicatura, José Alfredo Escobar, y su esposa Ana Margarita Fernández de Castro, por ese entonces, secretaria general de la Procuraduría. El caso terminó con una investigación contra Escobar en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y la renuncia de su esposa, en el Ministerio Público. El magistrado Escobar ha dicho en reiteradas ocasiones que cuando era amigo de Sale no conocía de sus vínculos con el narcotráfico ni la mafia.
Durante los siguientes días se desató una polémica sobre las relaciones del italiano y altas personalidades del país. La Fiscalía logró, en los allanamientos a las propiedades de Sale, incautar decenas de fotografías de personajes de la vida nacional con el mafioso.
En la sesión de la mañana del jueves, Salvatore Mancuso también se refirió a uno de sus más importantes testaferros en la Costa Caribe, Celso Alfredo Salazar. El ex jefe paramilitar afirmó que su mano derecha entregó la totalidad de bienes que mantenían bajo su poder a las autoridades, entre ellos algunos inmuebles a Justicia y Paz.
Celso Alfredo Salazar Castañeda es un médico veterinario, ganadero y comerciante que Conoció a Giorgio Sale en el restaurante L’Enoteca de Cartagena. Su pasión por los animales lo llevó a comprar tierra en Córdoba y siempre fue consultado por los ganaderos de la región por su experiencia. Se movía como pez en el agua en círculos políticos de Bogotá: fue asesor del Congreso en temas relacionados con el agro y en su agenda estaban nombres y teléfonos de congresistas, a quienes visitaba con regularidad.
Salazar se especializó en derecho agrario y pensamiento estratégico en la Universidad Externado, con maestría en economía en la Universidad Javeriana. No fue extraño entonces que Giorgio Sale lo convirtiera en su mano derecha para consultarle movimientos financieros o empresariales. También asesoró sobre inversiones a Salvatore Mancuso.
Vivía en Bogotá, pero pasaba temporadas en Cartagena y en Montería, desde donde transportaba grandes sumas de dinero. En una ocasión, saliendo del aeropuerto Los Garzones de Montería, fue detenido por llevar 200 mil dólares en efectivo. Después, fue detenido por lavado de activos en 2006 y recluido en la cárcel de Las Mercedes de Montería.
En versión libre, Mancuso dijo que invirtió 400 millones de pesos en la empresa Incusor, de la que era socio Celso Alfredo Salazar. El ex jefe ‘para’ aseguró a la Fiscalía que ninguno de los otros socios de la empresa tuvo conocimiento del origen del dinero, incluso dijo que no comentó a Salazar su proveniencia pues era evidente que provenía del negocio del narcotráfico que manejaban las autodefensas.
Según el ex jefe paramilitar, Celso Alfredo Salazar también era propietario de una inmensa finca en el Guamo que fue entregada a Justicia y Paz hace más de dos años pero que Acción Social no ha querido aceptar para reparar a las víctimas. Precisamente en los últimos días el organismo reaccionó a las declaraciones de Mancuso, diciendo que varios de los predios que ha entregado al Fondo de Reparación tienen problemas legales.
Será labor de las autoridades comprobar la veracidad de las declaraciones de Salvatore Mancuso y esclarecer sus presuntos vínculos con la mafia italiana.
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