En su segundo día de versión libre desde Estados Unidos, este exjefe paramilitar confesó cuatro masacres en el municipio de Tibú y el origen del Bloque Catatumbo de las Auc. También el asesinato de varios profesores sindicalistas de la Universidad de Córdoba. En su versión implicó a varios oficiales del Ejército y la Policía en Norte de Santander y Córdoba.
El exjefe Salvatore Mancuso narró la forma en la que los paramilitares realizaron varias masacres en el corregimiento de La Gabarra en el municipio de Tibú, Norte de Santander, con la supuesta complicidad con varios oficiales del ejército, entre los que mencionó al coronel Víctor Hugo Matamoros (absuelto por la Justicia Penal Militar, Procuraduría y Fiscalía) y el mayor Llorente en Norte de Santander, y el Coronel Suárez de la Policía de Córdoba.
Según Mancuso, para finales de los noventas, Carlos y Vicente Castaño, decidieron crear un bloque paramilitar para perseguir el Comando Central del ELN, que para ese entonces se replegaba por la confrontación con los paramilitares hacia la región de Catatumbo.
Los hermanos Castaño buscaban golpear las finanzas de las guerrillas que se mantenían principalmente de los cultivo ilícitos sembrados en la zona. Para ese entonces la región del Catatumbo era dominada por el Eln y las Farc.
Según Mancuso, el bloque Catatumbo consolidó sus tropas con ‘paras’ de Ituango, Córdoba y Urabá. Una vez reunidos fueron entrenados por más de tres meses en Córdoba y Montes de María bajo la instrucción de militares y guerrilleros traídos por ‘Rodrigo Doble Cero’. Las armas y equipos fueron aportados por los hermanos Castaño.
Armando Alberto Pérez Betancur, alias ‘Camilo’, un capitán que había escapado del Ejército huyendo de investigaciones en su contra, fue el encargado de transportar a los casi doscientos hombres del bloque en camiones de ganado hacia el corregimiento de Tibú. Desde entonces se convirtió en la mano derecha de Salavatore Mancuso.
En el camino, los paramilitares debieron sortear dos retenes del ejército que terminaron en fuertes confrontaciones, a pesar de esto, los ‘paras’ pudieron reunirse con un grupo de militares que había sido contactado por ‘Gustavo 18’. “Paras iban patrullando por un lado y militares por el otro”, aseguró Mancuso.
El grupo de ‘paras’ iba orientado por un grupo de cuatro guías compuesto por un soldado del Batallón Héroes del Saraguro del Ejército y 3 exguerrilleros de las Farc y el Eln.
Los paramilitares hicieron presencia en el municipio de Tibú el 29 de mayo de 1999, desde donde iniciaron un ciclo de confrontaciones sangrientas en las que más de 18 civiles fueron asesinados. “Los helicópteros de las autodefensas tenían que ir 2 o 3 veces por semana para recoger muertos y remplazar hombres”, dijo Mancuso.
El 17 de junio del mismo año, los ‘paras ’del bloque Catatumbo incursionaron en el municipio de Tibú para presionar a los narcotraficantes que compraban droga a la guerrilla.
Según Mancuso, el 18 de julio los paramilitares ingresaron al casco urbano de Tibú apoyados por el coronel Gustavo Matamoros y el mayor Llorente. Allí organizaron un plan comandado por ‘Camilo’ para asesinar a los narcos que no se plegaron a sus exigencias asesinando a nueve civiles inocentes. “Todos sabían quién era ‘Camilo’”, enfatizó Mancuso.
El 30 y 31 de julio de 1999, los paramilitares bloquearon las principales rutas de comercio de la guerrilla e incautaron seiscientos millones de pesos a los pobladores de la región. Algunos de los comandantes a cargo de esa incursión fueron alias ‘Mauro’, el Mayor Hernández, también prófugo del ejército, Mancuso y ‘Camilo’.
Finalmente los paramilitares ingresaron al corregimiento de La Gabarra el 22 de agosto, asesinaron 22 personas y desplazaron otras 180. “Para ese entonces la relación entre la Fuerza Pública y las Autodefensas ya era muy fluída”, dijo Mancuso.
En Córdoba
En la sesión de la tarde, Mancuso confesó el asesinato de varios profesores de la Universidad de Córdoba quienes, además, se desempeñaban como lideres sindicales. Según el exjefe paramilitar, los asesinatos se realizaron en complicidad con las Fuerzas Armadas quienes suministraban información y disponían de sus hombres para realizar los crímenes.
Uno de esos asesinatos fue el del profesor Freddy Francisco Fuentes Paternina, quien pertenecía a la Asociación de Maestros de Córdoba. Según Mancuso, la ubicación para matarlo la dio un policía quien murió en el atentado que le costó la vida al docente. Las declaraciones de Mancuso salpican al entonces comandante de la policía de Córdoba, Coronel Raúl Suárez, y a los agentes Wilfredo Ortiz, alias ‘Caballo’, y ‘Saenz’ quienes habrían trabajado como guardaespaldas de Mancuso en Córdoba.
El extraditado paramilitar también confesó durante su versión ser responsable por cadena de mando en el reclutamiento de 136 menores de edad y varios casos de abuso sexual.
Sobre la conformación de la Convivir Horizonte, de la que fue su representante legal, confirmó que el permiso para su funcionamiento lo otorgó en 1995 el exsuperintendente de Vigilancia Hermán Arias Gaviria y que lo había hecho a su nombre cuando ya era un reconocido jefe paramilitar en Córdoba.
Mancuso volvió a mencionar a Pedro Juan Moreno, exsecretario de Gobierno de Antioquia durante el mandato de Álvaro Uribe Vélez (1995-1997), quien lo habría relacionado con ciertos funcionarios del gobierno para la operación de la convivir Horizonte.
El exjefe paramilitar continuará este jueves por tercer día consecutivo su comparecencia ante un fiscal de Justicia y Paz, en la que se espera hable sobre las masacres de El Salado, en los Montes de María, Pichilín en Sucre y San Antonio del Palmito. Si la Fiscalía acepta escucharlo, Mancuso hablará su relación con el italiano Giorgio Sale, condenado en Italia por narcotráfico y donde hoy goza de prisión domiciliaria.