Este joven de la sociedad samaria que fue jefe en Magdalena de la campaña de Álvaro Uribe Vélez en 2002, fue decisivo como director del DAS para que los paramilitares pudieran cometer sus crímenes.
Jorge Noguera fue director del DAS entre 2002 y 2005, durante el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Foto archivo Semana |
Jorge Noguera Cotes nació en Santa Marta el 25 de septiembre de 1963, se graduó como abogado de la Universidad Javeriana de Bogotá con especialización en derecho público de la Universidad Externado de Colombia.
Antes de todo, su vida transcurría sin sobresaltos en su natal Santa Marta. En su vida pública fue asesor y secretario de la gestión administrativa integral de la gobernación del Magdalena entre 1999 y 2000.
Noguera Cotes también se desempeñó como secretario general de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, secretario general de la Sociedad Portuaria Regional de Santa Marta y asesor la Gerencia General de Puertos de Colombia.
Además, fue jefe jurídico y gerente del Puerto de Santa Marta y también se desempeñó como asesor jurídico y administrativo de establecimientos como Davivienda, Granahorrar, Banco de Occidente. De acuerdo con el periódico El Colombiano, también dictó las cátedras de Contratación Estatal, Jurisprudencia en Derecho Administrativo y Derecho Comercial en la Universidad Sergio Arboleda de Santa Marta.
A mediados de 2001, Álvaro Uribe conoció a Noguera durante su primera campaña a la Presidencia, cuando tuvo la oportunidad de hospedarse en su casa y compartir con su familia. Le pareció un buen muchacho y un profesional con futuro.
Noguera luego sería designado director de la campaña de Uribe en Magdalena, el único departamento de la Costa donde triunfó en 2002. En agosto, y a pesar de no tener experiencia alguna en asuntos de seguridad e inteligencia, Noguera asumió como director del DAS, cargo que desempeñó hasta octubre de 2005, cuando se inician las primeras investigaciones en su contra por nexos con paramilitares del Bloque Norte de las Auc. En 2006 fue nombrado cónsul en Milán.
La gestión de Noguera se caracterizó por graves errores que mostraban su inexperiencia y sus deseos de figurar. En agosto de 2004, se atravesó a una operación conjunta de las policías de Colombia y Ecuador que buscaba capturar a ‘Raúl Reyes’. Fracasó y generó de paso gran desconfianza en los organismos de inteligencia internacionales. A pesar de la embarrada y el malestar que causó entre los altos mandos y en el Ministerio de Defensa, Uribe lo dejó en el cargo. No fue la primera ni la última ocasión en que el Presidente lo protegió.
El caso más sonado fue precisamente el de Rafael García, quien fue removido del cargo en enero de 2005 por borrar antecedentes de narcotraficantes y paramilitares. A pesar del escándalo, Noguera salió bien librado. García fue condenado por este hecho, pero dijo que obedecía órdenes de Noguera.
Noguera fue el único funcionario del gobierno del presidente Álvaro Uribe que tuvo que renunciar dos veces. Dejó la dirección del DAS en medio de un escándalo de corrupción e infiltración de paramilitares y narcotraficantes en el principal organismo de inteligencia del Estado. Su nombramiento como cónsul en Milán le permitió dejar atrás la creciente tormenta. Pero la distancia no fue suficiente para evadir el coletazo de sus polémicas actuaciones durante los tres años que estuvo al frente del DAS.
Su placentera estadía en Europa fue rápidamente sacudida con el testimonio de su amigo y hombre de confianza Rafael García: lo acusaba de tener vínculos estrechos con ‘Jorge 40’ y Hernán Giraldo, los dos más poderosos jefes paramilitares del norte del país. Su permanencia en el consulado se volvió insostenible. Sin embargo, el Presidente lo defendió a capa y espada. A pesar de que Uribe puso la mano en el fuego por él, la gravedad de la situación lo obligó a regresar al país.
Con lujo de detalles, García le dijo a la Fiscalía que Noguera había puesto al DAS al servicio de ‘Jorge 40’ y Hernán Giraldo desde el inicio de su gestión en 2002. Describió varios encuentros clandestinos del director del DAS con esos jefes paramilitares -la Procuraduría confirmó por lo menos 10- y visitas de personas cercanas a las AUC a la sede principal en Paloquemao para obtener información confidencial. En la medida que la Fiscalía corroboraba los hechos relatados por García, la credibilidad del testigo fue en aumento.
A esa verificación se sumaron dos episodios que les dieron aún más peso probatorio. Primero, ante la Corte Suprema, García confesó ser miembro del bloque norte de las autodefensas de ‘Jorge 40’ desde hace varios años y que Noguera sabía de estas relaciones non sanctas antes de nombrarlo en un cargo clave en el principal organismo de inteligencia del Estado. Y segundo, García ratificó todas estas acusaciones en un cara a cara con su antiguo jefe, en la Fiscalía.
Pero este testimonio es apenas uno de los pilares del expediente que tiene tras las rejas a Jorge Noguera. Sigifredo Puentes, un curtido detective del DAS, le contó a la Fiscalía que Noguera había filtrado información a Hernán Giraldo, viejo jefe paramilitar en la Sierra Nevada, sobre una operación de la unidad de lavado de activos en su contra. El exdetective agregó que Noguera paró, recién posesionado, una investigación sobre narcotráfico que involucraba a familiares y amigos. Puentes fue relevado de su cargo y obligado a renunciar. No fue el único que perdió su puesto por denunciar las irregularidades en el DAS.
Rodolfo Benítez, ex jefe de la oficina de protección de la entidad, no sólo confirmó la versión de Puentes sobre Giraldo, sino que agregó detalles sobre lo que denominó “el matrimonio García-Noguera”. Benítez describió cómo García vino a su oficina para preguntarle sobre el operativo. A partir de allí, Benítez empezó a denunciar los atropellos, la corrupción y los abusos de poder de Noguera y su círculo íntimo. Fue trasladado a Chocó, una decisión que lo motivó a retirarse de la institución después de 16 años de servicio.
Noguera tampoco pudo explicar de manera convincente sus vínculos con José Gélvez Albarracín, alias el ‘Canoso’, jefe político del frente Resistencia Tayrona de Hernán Giraldo. En una entrevista con SEMANA, en febrero 2006, Gélvez habló de cómo colaboró en la primera campaña presidencial de Uribe en Magdalena, la cual era dirigida por Noguera. La Fiscalía encontró que esta relación se mantuvo durante la administración de Noguera en el DAS. No fue la única amistad que generó preguntas a los investigadores.
Sus víctimas
En marzo de 2006, en el marco de la operación que pretendía dar captura al paramilitar del Bloque Norte ‘Don Antonio’ se incautan varias memorias usb y dos portátiles, que luego se conocerían como el computador de ‘Jorge 40’.
En una de las computadores los investigadores encontraron una carpeta rotulada con el nombre: ‘amigo del DAS’, en la que había listas que contenían 106 nombres, entre los que se encontraban sindicalistas, defensores de derechos humanos y líderes de oposición de la Costa Caribe.
Varios de ellos, en efecto, habían sido objeto de amenazas y otros habían sido asesinados, como el reinsertado de la Corriente de Renovación Socialista, Miguel Espinosa Rangel (abaleado el 30 de junio de 2004), el profesor Alfredo Correa de Andreis (muerto el 17 de septiembre de 2004), el sindicalista Adán Pacheco (asesinado, el 2 de mayo de 2005) el defensor del Pueblo y ex secretario del interior de Barranquilla, Pedro Pérez Orozco (acribillado el 3 de octubre de 2005), entre otros.
También hallaron listas de supuestos ladrones y prostitutas que fueron asesinados.
El computador de ‘40’ o el de ‘don Antonio’, dejó en mayor evidencia aún la infiltración paramilitar a las agencias de seguridad del Estado y que miembros de éstas le pasaban información a los paramilitares para que fueran ellos los que ejecutaran la guerra sucia. Los informes tenían las direcciones de residencias de quienes serían las víctimas de su guerra sucia, así como sus rutinas diarias.
Más adelante, en las declaraciones dadas por García Torres, el ex funcionario dio a conocer un supuesto plan para asesinar sindicalistas y líderes en la Costa Atlántica, fraguado entre paramilitares del Bloque Norte de las Auc y algunos miembros de DAS. Incluso García hablo en detalle de la existencia de una lista de posibles víctimas concertada entre las autodefensas y agentes del Estado.
Más adelante, Noguera, en complicidad con otros funcionarios de DAS como Giancarlo Aunque, subdirector, José Miguel Narváez y el mismo Rafael García serian acusados por la fiscalía de haberle suministrado a los paramilitares del Bloque Norte los nombres de sindicalistas, líderes sociales, periodistas y profesores universitarios que fueron asesinados por paramilitares en la Costa.
Además, en una inspección al DAS en Bogotá se encontraron varios informes de inteligencia, entre ellos cuatro documentos de Alfredo Correa de Andreis, uno sobre la periodista Zully Esther Codina Pérez y nueve de Fernando Pisciotti Van Strahlen, todos asesinados por paramilitares.
De los listados y seguimientos encontrados en el DAS, 36 sindicalistas seguidos por ese organismo de seguridad fueron asesinados en Barranquilla en 2004 y 61 amenazados de muerte.
Aun cuando las cabezas del DAS han sido investigadas y en diferentes instancias del proceso por los asesinatos de Correa, Codina y Pisciotti, son pocos los entonces funcionarios de las seccionales del DAS en la Costa Caribe que han sido procesados. (Lea la nota La lista negra del DAS).
Con información de VerdadAbierta.com y archivos de prensa de las revistas Semana, Cambio y el periódico El Colombiano