La ONU ha certificado que 6.900 combatientes de esa guerrilla se encuentran presentes en los 26 sitios de concentración y ha registrado alrededor del 85 por ciento del armamento que ingresaron a los campamentos. En los próximos días espera recibir alrededor de mil armas, que tendrá bajo custodia en sus contenedores.
Tres días después de que el gobierno nacional y las Farc se comprometieran a mantener el próximo 30 de mayo como la fecha límite para que los subversivos que se aprestan a reintegrase la vida civil, en cumplimiento del Acuerdo Final alcanzado en Cuba tras cuatro años de negociación, le entreguen la totalidad de sus armas a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el jefe de su Misión de Paz en Colombia, Jean Arnault, realizó un balance sobre este proceso, que arrastra serios retrasos.
El pasado 1 de marzo estaba programado para que las Farc entregaran el primer 30 por ciento de su armamento, pero la falta de contenedores en las Zonas Veredales y Sitios Transitorios de Normalización, para que la ONU los custodiara, llevaron a que se acordara la realización del registro del material bélico y la entrega de 150 armas pertenecientes a los integrantes del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV).
En los próximos días se reanudará la dejación de armas. “Esta semana ese proceso continúa con la entrega de entre unas 350 y 400 armas, que corresponden a varios integrantes de las Farc que van a estar saliendo de las zonas veredales para cumplir con una serie de tareas relacionadas con el proceso de paz. Básicamente estamos haciendo preparaciones para recibir a la brevedad mil armas en los contenedores de las Naciones Unidas”, indicó en rueda de prensa Arnault.
Asimismo, el diplomático francés explicó que el proceso de dejación de armas está compuesto por varias fases que pasan por el despliegue de los observadores de la ONU a los campamentos de las Farc; la identificación, marcación y registrodel armamento que esa guerrilla traslado a las zonas de concentración; el almacenamiento de las armas que están guardadas en caletas; y la destrucción de material inestable.
Sobre la fase de registro del armamento, señaló que esa labor inició la semana pasada y que hasta el momento han procesado el 85 por ciento que ingresó a las zonas de concentración: “Se retrasó un par de días más de lo previsto por condiciones climáticas; esperamos llegar pasado mañana a una cifra de ocho mil armas: muchas de ellas son cortas, largas y de acompañamiento, hay nuevas”.
Y adelantó que este miércoles se inició en dos sitios del país la extracción del armamento escondido en caletas. Sobre este particular, refirió que, al finalizar esta semana, con la coordinación de las Farc y de la Fuerza Pública, se definirá un cronograma para recuperar el armamento que está encaletado a lo largo y ancho del país.
“Van a pasar varias semanas en ese tema porque son múltiples las caletas, que se encuentran en zonas de muy difícil acceso y se tomará tiempo para lograr la recolección y traslado a los recolectores de las Naciones Unidas”, precisó Arnault.
Por otro lado, el representante de la ONU valoró positivamente el encuentro que sostuvieron el gobierno nacional y las Farc el pasado fin de semana en Cartagena, en donde se comprometieron a agilizar la implementación del Acuerdo Final. Entre los compromisos están que el gobierno entregará en abril las zonas de concentración funcionando en su totalidad y la definición de medidas de protección y seguridad jurídica para los futuros excombatientes.
Además, en el tema de dejación de armas, acordaron continuar con “la dejación de armas de los integrantes de las FARC-EP que hacen parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, y de las personas que empezarán la capacitación para ser parte de la Unidad Nacional de Protección; también de las que participan en desminado humanitario y en sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito. Estas personas serán prioritariamente acreditadas e iniciarán su reincorporación. Así mismo, se avanzará en el cumplimiento del cronograma acordado de dejación de armas”. (Leer más aquí)
Al respecto, Arnault declaró que “desde Naciones Unidas pensamos que no se puede concebir un proceso de dejación de armas y reintegración de las Farc a la vida civil sin que se produzca una serie de avances. Nos alegra de sobremanera el hecho que la reunión de Cartagena haya tomado el compromiso de avanzar en temas que han estado pendientes en las últimas semanas, que hasta cierto punto han enrarecido el clima que debe existir para que nosotros podamos cumplir con nuestro mandato”.
Y también se refirió al informe trimestral que le envió al Consejo de Seguridad de la ONU, en el que manifiesta las dificultades de un proceso “complejo” y “doloroso” de implementación, en el que destaca dos “grandes activos”: el compromiso del gobierno nacional y de las Farc que están determinados en hacer todo lo posible para cumplir con el acuerdo de paz, y el rechazo nacional de retornar a la violencia. (Ver informe)
Pero sobre todo, resalta el llamadoque le hizo a la comunidad internacional en dicho documento: “La comunidad internacional ha visto en este proceso colombiano un mensaje a los distintos contendientes en conflictos a nivel internacional, un mensaje de aliento a que busquen la solución de un conflicto violento por medios pacíficos. Y nos parece que si efectivamente Colombia se ha convertido en este mensaje, es fundamental que la comunidad internacional aplique sus recursos para apoyar a que Colombia tenga éxito en este proceso complicado, complejo y de difícil implementación”.
Las palaras del jefe de la Misión de la ONU contrastan con una carta que supuestamente 40 políticos, académicos y militares, entre ellos Paola Holguín, senadora del Centro Democrático, le enviarían al Congreso de Estados Unidos “para que adopte las medidas que considere necesarias” y no apoye la implementación del Acuerdo Final con la guerrilla de las Farc. En uno de sus apartes destacaron que, según ellos, este pacto impactará “el ámbito del Crimen Transnacional Organizado y la Seguridad Nacional de los Estados Unidos”. (Ver: Esta es la polémica carta del Uribismo para pedir que EE.UU. suspenda ayuda a Colombia)
Un camino lleno de traspiés
El proceso de concentración de los casi siete mil combatientes de las Farc que se aprestan a dejar laguerra para reincorporarse a la vida civil ha sido uno de los más accidentados de la fase de implementación del pacto de paz logrado en Cuba tras cuatro años de negociaciones formales. Para tal fin, las partes convinieron la creación de 19 Zonas Veredales Transitorias de Normalización y siete Puntos Transitorios de Normalización, en donde los subversivos estarán concentrados durante seis meses y le entregarán gradualmente su armamento la Misión de Paz de la ONU.
Ese proceso está orientado por un detallado cronograma que se fijó en Días D, el cual está transcurriendo desde la refrendación del Acuerdo Final, ocurrida del 1 de diciembre, cuando el Congreso de la República refrendó su segunda versión, la cual incluyó varias modificaciones planteadas por quienes promovieron las campañas del No en el plebiscito del pasado 2 de octubre.
Pese a haber solucionado el escollo de la refrendación, al traslado de las tropas guerrilleras hacia las zonas de concentración le apareció otro problema: la negativa de las Farc de emprender sus últimas marchas hasta que no fuera aprobada la Ley de Amnistía e Indulto para quienes no cometieron crímenes de guerra y lesa humanidad. Ese punto se desenredó el 28 de diciembre, cuando el Congreso utilizó por primera vez el denominado mecanismo especial del Fast Track, el cual fue avalado 14 días atrás por la Corte Constitucional, que permite tramitar las leyes y reformas que requiere el Acuerdo Final de manera expedita.
Una vez superados los requisitos jurídicos, la geografía y sus consecuentes problemas logísticos se alzaron como los nuevos problemas para iniciar la construcción de las 26 zonas de concentración en donde las Farc iniciarían su proceso de reincorporación a la sociedad civil. Como consecuencia, el cronograma acordado en La Habana sufrió serios retrasos, aunque las partes se comprometieron a cumplir con la fecha límite acordada para la dejación total de las armas.
Pese a no estar listas las zonas, Farc pueden concentrarse
Por todo lo anterior, el traslado de las tropas de las Farc inició el 28 de enero (Día D+58) y no el 6 de diciembre (Día D+5), como se había presupuestado; y concluyó el 20 de febrero (Día D+81) y no el 31 de diciembre (Día D+30).
Ese retraso de 51 días también se sintió en la adecuación de las zonas de concentración: la falta de contenedores para que la ONU almacene el armamento entregado por las Farc, repercutió en la dejación de armas. Para el pasado 1 de marzo (Día D+90), se tenía contemplado que las Farc entregarían el primer 30 por ciento de su armamento, pero las Farc acordaron, como gesto de paz, entregar las armas de sus integrantes que hacen parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del Cese al Fuego Bilateral.
Asimismo, se dio inicio al registro de las armas y a la destrucción del armamento instable, que debieron iniciar los días D+7 y D+10, es decir, el 8 y el 11 de diciembre.
Este es el cronograma original acordado en La Habana
Por lo pronto se espera, tal como acordaron en Cartagena el fin de semana pasado representantes del gobierno nacional y la guerrilla de las Farc, que el 1 de junio esta guerrilla haya dejado la totalidad de las armas.