Tras las bellas fincas del Casanare

      
‘Paras’ y las bandas que los heredaron, quieren quedarse con la tierra llanera a como dé lugar.

La tierra es epicentro del conflicto en los Llanos. / Foto Archivo 

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En las ricas llanuras del Casanare, que se extiende por 44.490 kilómetros cuadrados, la tierra fue fuente de riqueza para financiar las guerras de independencia del siglo XIX, y en la disputa por ella surgieron las guerrillas liberales de mediados del siglo siguiente y las comunistas, semilla de las guerrillas modernas. Y en el complejo conflicto entre Farc, nacrotraficantes y paramilitares  que comenzó en la década de los ochenta,  tener haciendas era dominar territorios, pero también acceder al poder económico y político.

Desde que llegaron a la región  Gonzalo Rodríguez Gacha, alias `El Mexicano`, Víctor Carranza, los hermanos Feliciano, Jaime Matiz y el clan de los Buitrago con sus ejércitos privados, muchos hatos ganaderos y pequeños fundos terminaron en sus manos. Y la gente salió desplazada por Los Masetos en Monterrey, las Autodefensas Campesinas del Casanare (Acc) en sur, el Bloque Centauros de las Auc en el centro y después de 2004, el Bloque Vencedores de Arauca, en el norte.

Luego de que las autoridades abalearan a “El Mexicano”, el 15 de diciembre de 1989, los Masetos de Monterrey que estaban bajo las órdenes de Héctor Buitrago, alias ‘Tripas’, corrieron sus cercas a Puerto López, San Carlos de Guaroa, San Martín y Mapiripán en el Meta, municipios donde había narcotráfico. Al mismo tiempo, Los Carranceros, cuyo nombre tomaron del empresario esmeraldero Víctor Carranza, quien tiene extensas propiedades en la zona, comenzaron a consolidar poder local en los municipios de Paz de Ariporo y Hato Corozal (Casanare), motivados por la adquisición de extensas propiedades de tierras en esos municipios, según lo documentó el Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia.

Como cada organización pretendía aumentar su influencia y poder militar el mapa de la distribución de la tierra comenzó a desdibujarse en 1996. Los Carranceros influían en Hato Corozal y Paz de Ariporo, pero buscaron imponerse en los demás, mientras en el sur de Casanare las autodefensas que incidían mayoritariamente en Monterrey, habían quedado bajo las órdenes de Víctor Feliciano.

Un año después, la masacre una comisión judicial en San Carlos de Guaroa, produjo un relevo en las estructuras de las autodefensas de Casanare,  Héctor y Nelson Orlando Buitrago, hijos del jefe tradicional Héctor, conocidos con los alias de ‘Martín Llanos’ y ‘Caballo’, asumieron el mando de las Acc.

“Fue la época en la que para Martín, todo el mundo era un traidor y vendido a las Farc y al Eln. Pero no era más que una estrategia para apoderarse de las tierras a cualquier costo”, dijo un habitante de Monterrey que hoy vive desplazado en Yopal. Otros vecinos de Villanueva confirmaron la historia.

Según estas versiones, ‘Martín Llanos’ y sus hombres lograron levantar un imperio con el silencio de las autoridades locales. “A los dueños de las fincas les llegaban a sus casas con las escrituras listas para que las firmaran y luego les ordenaban salir de sus predios”, dijo otro entrevistado. Explicaron que  a algunos les ofrecieron dinero por los fundos, les pagaban una parte y luego los asesinaban.

Con la disculpa que de que perseguía a los amigos de una guerrilla, sin importar que esta había desalojado a zona hacía más de una década, ‘Llanos’ despojó y asesinóa mucha gente en el sur de Casanare y en parte del norte también. “En Monterrey nadie podía vender fincas o ganado sin permiso de ellos, y cuando lo hacían, tenían que darles hasta la mitad de la venta”, dijo una víctima de las Acc que hoy vive en Villavicencio.
 
El 28 de febrero de 2000 fueron asesinados la señora Marta Nelly Chaves, Víctor Feliciano Alonso, su hijo Juan Manuel Feliciano Chaves y sus empleados Víctor Rodríguez, Álvaro Naún Barreto y Carola Barreto por orden de ‘Llanos’. La masacre se perpetró en la finca El Tigre, entre Monterrey y Villanueva. A los Feliciano los asesinaron para quitarles de sus 22.000 hectáreas de tierra y 20.000 cabezas de ganado, según ha confirmado la justicia.

Luego de esta masacre, el jefe de las Acc continuó su recorrido de muerte, terror y despojo de tierras y lo único que pudieron hacer  los pequeños aparceros y ganaderos más afortunados fue la de correr para salvar sus vidas.

A finales de 2003, cuando ya habían comenzado los acercamientos entre el Gobierno y las Auc, para una eventual desmovilización de los paramilitares, ‘Martín Llanos’ comenzó una nueva guerra: esta ya no contra la guerrilla, sino contra sus propios colegas de las filas paramilitares. Migue Arroyave del Bloque Centauros, a punta de extorsión y un régimen de terror, peor que el de ‘Llanos’, había comenzado a apoderarse de fincas en Villanueva, Tauramena,  Aguazul, Maní y Orocué y muchos acudieron a  ‘Llanos’  a que lo frenara.

Estalló entre ellos una guerra cruenta, cuya última batalla comenzó la segunda semana de febrero de 2004 en la inspección de Caribayona, Villanueva y llevó a la muerte a más del mil jóvenes de ambos bandos. ‘Llanos’ resultó derrotado y el Ejército lo puso en desbandada con la Operación Santuario. Se refugió temporalmente, al parecer en Ecuador. No obstante, después de que Arroyave fuera asesinado por sus hombres, ‘Llanos’ regresó, recuperó bastante de su poder y hasta enero de 2011 no se había desmovilizado.  

Los escenarios de hoy
En el norte, una banda heredera de la organización narco-paramilitar de ‘Los Mellizos Mejía’, después de que uno de ellos fuera muerto por la policía y el otro extraditado, está reclamando con violencia las tierras que sus jefesles habían arrebatado a campesinos en las veredas La Chapa y Montañas del Totumo en Paz de Ariporo. Para sembrar el terror se firman con el nombre “segundo HK”, el alias de Luis Eduardo Linares, quien fue un sanguinario hombre de ‘Martín Llanos’ que ya fue abatido por la policía en 2005.  

Esta banda también quiere quedarse con las fincas Venecia, Bramadura, La Florida, La Libertad y Los Hoyos, en Monterrey, aunque la gente de la región sabe que estas son de Omar Feliciano, hermano de Víctor, asesinado por los hombres de ‘Llanos’.

En el sur también hay bandas de ex integrantes de los paramilitares que reclaman tierras despojadas originalmente por los paramilitares a campesinos de la región.

Pedro Oliverio Guerrero, alias ‘Cuchillo’, y su Ejército Revolucionario Popular Anticomunista de Colombia (Erpac), también se ha hecho a fincas y dicen que llegó a controlar Cabuyaro (Meta), y avanzó hacia Villanueva y Sabanalarga. Al cerrar 2010 sus planes se aguaron porque fue muerto en un confuso operativo de la policía el 28 de diciembre.

De los viejos jefes del Casanare  queda ‘Martín Llanos’, quien también quiere recuperar las fincas Cuernavaca y Arizona, según dicen en la zona, que dejó en manos de testaferros cuando tuvo que huir del país. Uno de ellos se negó a reconocerle su propiedad y fue abaleado.

Vea el especial “Las verdades del conflicto en los Llanos Orientales”