La desmovilización: un gran acto de fe (SEMANA)

      
Con la desmovilización del Bloque Catatumbo se desarma uno de los más poderosos de las AUC. ¿En qué radica su importancia?
Salvatore Mancuso en el momento de su desmovilización. Foto Semana

Salvatore Mancuso se despojó de su camuflado y le entregó su arma Pietro Beretta 9 milímetros al alto comisionado Luis Carlos Restrepo en un gesto que simboliza en toda su dimensión la desmovilización de la estructura militar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El acto se realizó en la finca Brisas de Sardinata, ubicada en el corregimiento Campo Dos del municipio de Tibú, Norte de Santander. Junto al jefe paramilitar se desmovilizaron 1.400 combatientes en el proceso que ellos llaman ‘Acto de fe por la paz’. Aunque el acuerdo entre el gobierno y las AUC establece la desmovilización de 3.000 miembros de este grupo ilegal antes de este 31 de diciembre, agrupados en 11 estructuras militares a lo largo y ancho del país, sin duda esta fue la más trascendental por lo que significa esta región en el conflicto colombiano. ¿Por qué? SEMANA lo explica.

¿Cuáles grupos armados operan en el Catatumbo?

Según el Ejército Nacional, en el departamento operan dos organizaciones paramilitares que hacen parte del Bloque Norte comandado por Salvatore Mancuso: el bloque móvil Catatumbo y el frente La Gabarra. La primera está al mando de alias ‘Felipe’ y cuenta con 200 hombres. La segunda está comandada por el capitán retirado del Ejército Armando Pérez, alias ‘Camilo’. Cuenta con aproximadamente 800 hombres. Todos hacen parte del Bloque Catatumbo, que se desmovilizará en los próximos días.

Negociación con los paras

En la zona opera además el frente 33 de las Farc, que a pesar de la presencia paramilitar conserva el control de una pequeña parte de la zona, sobre todo la montañosa, al norte del departamento.

Geográficamente, los grupos armados se ubican así: en el margen derecho del río Catatumbo se encuentran las autodefensas y en el izquierdo, las Farc. Así mismo, a la derecha del río El Tarra están las autodefensas y a la izquierda, las Farc. En el sur del Cesar las AUC tienen el frente comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, que por ahora no entrará a la desmovilización. Esta unidad militar puede desplazarse a Ocaña para cubrir el territorio dejado por los desmovilizados.

¿Dónde actúan los bloques que se van a desmovilizar?

El Bloque móvil Catatumbo opera en los municipios de Tibú, El Tarra, Hacarí, San Calixto e incluso en algunos municipios de la zona de Ocaña (Teorama, Convención y El Carmen). Por su parte, el frente La Gabarra está en los municipios de Tibú, El Tarra, Sardinata, Puerto Santander, el área metropolitana de Cúcuta, Chinácota, Pamplona, San Calixto, Convención, Teorama y Rangonvalia.

¿Por qué es importante el Catatumbo?

La región tiene un alto potencial en biodiversidad, maderas y minerales. Además, en el 59 por ciento de la cuenca del Catatumbo se realiza explotación petrolera y existen cuatro campos de producción. La región comparte frontera con Venezuela.

¿Hay coca?

Sí, de hecho los expertos aseguran que es la existencia de los cultivos el objeto de la disputa entre los grupos armados que allí operan. Algunas fuentes aseguran que en la región del Catatumbo hay 12.000 hectáreas sembradas de coca, mientras que otros señalan que ascienden a 30.000. Cifras oficiales dan cuenta de unos 2.600 cultivadores de coca en la zona, entre pequeños y medianos. Cada uno es controlado por alguno de los dos grupos armados. Según la Fundación Seguridad y Democracia, si una persona es raspadora de coca en la zona de las autodefensas no puede pasar a la zona de las Farc.

¿Desde cuándo están los paramilitares en el Catatumbo?

Las primeras acciones paramilitares en la zona sucedieron en mayo de 1999. La estrategia fue desalojar el territorio para utilizarlo para sembrar coca. En junio de ese año, miembros de las autodefensas asesinaron a 20 personas. Y entre el 20 y el 22 de agosto, cerca de 200 paramilitares a bordo de tres camiones recorrieron varias poblaciones a lo largo de la carretera que une el municipio de Tibú con el corregimiento La Gabarra, y asesinaron a 35 personas. Así lograron controlar la zona. Pero luego, en septiembre, guerrilleros del ELN asesinaron a 10 raspachines. Cuatro días más tarde, las Farc asesinaron a 20 y secuestraron a otros 50. De esa manera marcaron su territorio y se ubicaron en la zona, a pesar de un supuesto pacto de no agresión entre las AUC y las Farc y del marcado predominio paramilitar.

¿Qué controlan los paramilitares?

Los paramilitares tienen un férreo control sobre los raspachines de la coca. Además ejercen una gran influencia sobre la población de Cúcuta y Ocaña. En las comunas populares de la capital de Norte de Santander, las autodefensas tienen redes de inteligencia constituidas por taxistas, tenderos, celadores y comerciantes que utilizan para cometer asesinatos selectivos y extorsionar.

A punta de esos crimenes lograron controlar las redes delictivas de Cúcuta y se lograron adueñar de los negocios ilegales de contrabando, lavado de dólares, robo de carros y distribución de droga.

Además extorsionan varios sectores de la economía: le cobran una extorsión de 35.000 pesos mensuales a cada uno de los 1.500 transportadores pequeños que traen la gasolina de Ureña y San Antonio, en Venezuela. En Ocaña, los comerciantes tienen que pagarles 3.000 pesos por cada canasta de cerveza que venden y en Cúcuta cobran un ‘impuesto de celaduría’ de 3.000 pesos mensuales por casa y a los tenderos, uno de entre 10.000 y 50.000 pesos, dependiendo del tamaño del negocio.

¿De qué son responsables los  paramilitares?

En el Catatumbo hay cerca de 118.000 habitantes, de los cuales el 75 por ciento tiene sus necesidades básicas insatisfechas y el 40,9 por ciento se halla en la miseria. Ese fue el escenario propicio para que muchos de ellos se dedicaran a cultivo y procesamiento de coca.

Según datos de la Policía, entre 1999 y 2004 fueron asesinadas 5.200 personas en el Catatumbo, la mayoría de ellas por los paramilitares. Se calcula que han desaparecido más de 200 personas y la Defensoría dice que ha habido 60.000 desplazados.

Al bloque del Catatumbo se le acusa además de haberles quitado las tierras a los campesinos de Ocaña y Puerto Santander para repoblarla con sus simpatizantes y de liquidar cualquier expresión política diferente del bipartidismo. No hay ningún político de izquierda democrática en la región pues los que había fueron asesinados o desplazados.

¿Qué pasará con la población civil después de la desmovilización?

Las poblaciones que se encuentran bajo el control del Bloque Catatumbo temen que con la desmovilización de los paramilitares se desate una violencia aún peor de la que han sufrido, quedando expuestos a represalias del frente 33 de las Farc, que en este año ha realizado dos masacres dirigidas contra raspachines. Se espera que con la llegada de un refuerzo del Ejército y de la Policía los civiles estén finalmente libres de las presiones de los grupos armados.

¿Garantizará la desmovilización el fin del paramilitarismo en el Catatumbo?

Eso es lo que espera la población. Sin embargo, la mera entrega de las armas no garantizará por sí misma el desmonte de las redes de inteligencia ni de su capacidad de extorsión, como lo demostró la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara en Medellín.

Publicado en SEMANA