En un documento de análisis la Fundación Ideas para la Paz (FIP) expone las razones por cuales el Sí triunfó en la mayoría de regiones azotadas por la guerra con las Farc, mientras que el No se impuso en algunas ciudades principales y en varias regiones donde esa guerrilla no es el actor armado principal.
Con una estrecha diferencia de algo más de 53.000 votos el No ganó en el plebiscito del pasado domingo 2 de octubre. A juicio de la FIP, sus resultados son el espejo de un país que tiene profundas diferencias entre el centro y la periferia, y entre quienes ven los acuerdos como una oportunidad o como una amenaza a sus intereses. (Para los investigadores, el análisis debe partir de entender que el mecanismo de refrendación “fue una mala copia de la segunda vuelta por la elección presidencial de 2014, con maquinarias regionales que no respondieron y falta de incentivos para que los que mueven los votos se sumaran a la campaña para la aprobación de lo pactado en La Habana”, como asegura el texto.
Para la FIP estas son las seis claves para entender el triunfo del No. 1)En la mayoría de regiones donde las Farc tienen presencia ganó el Sí, aunque en algunas lo hizo el No; 2) En donde más se ha sentido el conflicto armado ganó el Sí, pero no en todas partes; 3) La diferencia entre el centro y la periferia importa (y mucho); 4) El plebiscito fue una mala copia de la segunda vuelta presidencial de 2014; 5) El país rural votó por el Sí y el urbano también, pero no fue suficiente; 6) La abstención se incrementó y siguió concentrándose en la periferia, donde el Sí fue más fuerte.
A la luz de los resultados del plebiscito el estudio arroja que el triunfo fue mayoritario en las regiones donde predominan las Farc como actor armado y en aquellas donde sus acciones han dejado centenares de víctimas, caso de ello lo ocurrido en Norte de Santander donde el Sí se impuso en la región del Catatumbo pero perdió mayoritariamente en ciudades como Cúcuta y municipios como Ocaña.
Además de ello, La FIP comparó los resultados del plebiscito con la segunda vuelta presidencial de 2014 entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga. En los lugares donde entonces ganó el candidato del Centro Democrático, esta vez el No fue mayoritario. Y lo mismo ocurre con el presidente electo, el Sí se impuso especialmente en la Costa Caribe, Nariño, Chocó, Cauca, las sabanas de Córdoba y Sucre, dos subregiones de Putumayo y las subregiones de Catatumbo y Urabá.
La Fundación mapeó también otro de los puntos más debatidos hasta ahora. “En el campo, donde se ha sentido la confrontación de manera más intensa, el respaldo a lo pactado en La Habana fue mayor”, indica el estudio. Además, detalla la profunda división que reflejó el plebiscito al explicar que la mitad de las 32 capitales del país aprobaron el acuerdo de paz mientras que la otra mitad no.
“El apoyo de las ciudades al proceso de paz fue ligeramente a favor del Sí, pero estuvo lejos de ser determinante en la elección”, detalló la FIP y agregó que en ciertas capitales más cercanas a la violencia ganó el Sí como Quibdó en Chocó, Mocoa en Putumayo o Pasto en Nariño. Pero ocurrió lo contrario en otros municipios que igualmente han padecido el conflicto como Arauca, San José del Guaviare y Cúcuta en Norte de Santander.
Otra de las características centrales de las votaciones del pasado 2 de octubre fue la abstención. La FIP señala que fue la más alta de los últimos 22 años, superada únicamente por la primera vuelta presidencial de 1994.
Las razones que señalan son el huracán Matthew que afectó a la Costa Caribe, donde Santos ganó en la segunda vuelta con gran amplitud; las maquinarias políticas, el mayor interés en elecciones locales que nacionales y los bajos niveles de participación en zonas periféricas.
A esto se sumó una campaña del Sí descoordinada que impactó en el plebiscito: “si la maquinaria hubiera caminado como lo hizo en 2014, en Atlántico, por ejemplo, hubieran votado las 702 mil personas que respaldaron a Santos en la segunda vuelta y, por consiguiente, habrían aparecido 271 mil votos más a favor del Sí”.
El fenómeno también se vio en Bolívar, donde “hubo 190 mil votos menos que en la segunda vuelta de 2014”, según la Fundación.
Finalmente, la FIP concluye que el debate y los intereses que se muevan posteriormente no deben corresponder solo a los líderes de la campaña sino también a los colombianos. Todo sin olvidar que “la victoria del No es una fuerte dosis de realismo en un país polarizado, fragmentado y desigual, que tiene ahora la tarea de encontrar una manera viable para construir paz en medio de profundas y persistentes diferencias”.