Tras el lanzamiento del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), uno de los debates que más centró la atención dentro del congreso constitutivo fue la puesta en marcha de un eventual gobierno de transición. VerdadAbierta.com consultó con voceros de movimientos sociales y partidospolíticos su posición de cara a la nueva colectividad y a posibles alianzas para una eventual campaña para los comicios electorales de 2018.
A la par de la larga confrontación militar con el Estado, las Farc lograron mantener sus relaciones con distintas colectividades de izquierda. Hoy, cuando se disponen entrar al ruedo electoral con su nuevo movimiento luego de los acuerdos de paz firmados con el gobierno nacional, hay una clara intención en su dirigencia de retomar las viejas amistades y sumar esfuerzos por una convergencia nacional con otros sectores, pero ¿qué tan viable es?
“Impulsaremos una gran convergencia nacional, un movimiento de movimientos, que agrupe las más diversas propuestas de superación de la gran crisis nacional, por medios pacíficos y democráticos. Lanzamos desde ya nuestra propuesta de un gobierno nacional de transición para el periodo 2018-2022”, aseguró Rodrigo Londoño, conocido como ‘Timoleón Jiménez’, durante su intervención anoche en la Plaza de Bolívar, de Bogotá. (Leer más en “No queremos una sola gota más de sangre por razones políticas”)
Uno de los debates internos más fuertes que tuvieron en las mesas de discusión durante los cuatro días del congreso fue el de la consolidación de un eventual gobierno de transición. Así lo reconoció ‘Pablo Catatumbo’, coordinador del Departamento de Organización: “se discutió intensamente de lo que hemos llamado un gobierno de transición, para la reconciliación y la paz”.
De igual manera, ‘Iván Márquez’ ha reiterado en varias intervenciones públicas la necesidad de tener un gobierno de transición que garantice el cumplimiento de lo acordado y que privilegie el interés de abogar por una paz con justicia social, más allá que el simple silenciamiento de los fusiles.
“Hemos ingresado a la vida política legal porque queremos ser gobierno, o hacer parte de éste. Así mismo, reconocemos la existencia de múltiples movimientos y procesos organizativos, sociales y populares, diversos, autónomos. Con todos ellos queremos compartir nuestra experiencia histórica de construcción de nuevo poder social desde abajo”, aseguró ‘Iván Márquez’ ayer en la mañana, durante la lectura de la declaración política del nuevo partido, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc).
No obstante, en el plano electoral son pocos los precandidatos presidenciales que han hablado de una eventual convergencia de cara a las elecciones de 2018. Clara López, exministra de Trabajo, propuso el pasado 20 de agosto una consulta interna entre los candidatos del Sí (que apoyaron los acuerdos de paz con las Farc) para tener un único aspirante y disputarles el poder a los candidatos del No (representados, en su mayoría, por el Centro Democrático). Esa es, hasta ahora,la única carta sobre la mesa, pero poca relevancia ha tenido.
Aun así, para la nueva colectividad surgida de los acuerdos de paz ha sido una necesidad retomar los criterios de unidad y las posiblesalianzas con las organizaciones sociales con las que compartieron principios ideológicos y plataformas políticas durante su alzamiento en armas.
“Trabajaremos por un gobierno de transición de gran coalición democrática y al mismo tiempo por un movimiento de movimientos de gran convergencia nacional. Desde esa perspectiva, seremos un partido amplio, dispuesto a adelantar todo diálogo político y todo proceso de unidad sustentado en la identificación de causas y propósitos comunes, por la que transitemos en momentos específicos o incluso de larga duración”, se lee en uno de los documentos de balance de la organización discutidos durante el congreso.
Posición que no ha sido ajena a otras organizaciones de izquierda, que también han manifestado su intención de sumarse a esta iniciativa. Pese a ello, si bien es una idea que flota en el ambiente, las diferencias que varían de partido a partido pueden ser definitivas a la hora de consolidar un bloque unitario de cara a las elecciones del 2018.
Apuesta por la convergencia nacional
Varios de los que fueron comandantes del grupo insurgente iniciaron su vida política en la Juventud Comunista (JUCO) y el Partido Comunista Colombiano (PCC), de allí que nunca perdieran relación y se especulara, hace unos meses, que volverían a esta colectividad en la legalidad.
“Son relaciones de mucha cercanía en el sentido ideológico, y en el sentido de amistad, porque ellos fueron de la JUCO en nuestra época y hemos sido amigos y ahora nos volvemos a encontrar. Entonces esto tiene un significado más allá de lo puramente político, de lo puramente cerebral”, afirmó Jaime Caycedo, Secretario General del PCC.
Sin embargo, de allí a que mantenga afinidad con los estatutos del PCC actual hay un largo trecho, pues tras tantos años distanciados por la guerra, ha hecho que el nuevo partido sea una fuerza que se autodefine como un movimiento de movimientos. Esta amplitud ha significado que algunos militantes de otros procesos hayan renunciado a sus respectivas colectividades con ánimos de integrarse a la Farc.
Ejemplo de lo anterior fue lo ocurrido en el movimiento político y social Marcha Patriótica. Aunque en su último Consejo Patriótico Nacional (COPAN) se definió su carácter independiente frente a la Farc, algunos de sus militantes participaron en el congreso constitutivo de la nueva colectividad con voz y voto, situación que ha planteado la necesidad de analizar su futuro de cara a una posible migración de sus militantes.
“Nosotros aglutinamos organizaciones sociales de índole político, pero no están afiliados a Marcha Patriótica personas o individuos. Si llega el caso de que hay personas de estas organizaciones que están en el partido de la Farc, le correspondería a cada una evaluarlo propiamente”, aseguró, Andrés Gil, Vocero Nacional de este movimiento, quien cree que es deber ético y político de cada organización definir el porvenir de sus integrantes.
De igual manera ha ocurrido con otras fuerzas políticas como el PCC, donde algunos de sus integrantes han renunciado a la dirección del partido por diferencias programáticas de cara a la coyuntura que atraviesa el país, como es el caso del académico Sergio De Zubiría: “La dirección actual ha perdido su horizonte y arriesga a cada paso el carácter histórico del partido. Hace muchas horas que abandonó la iniciativa política en una sociedad explotada y enajenada que peticiona su existencia”. (Ver carta de renuncia)
En diálogo con este portal, De Zubiría explicó que para que se dé un proceso de unidad en la totalidad de la izquierda primero se deben conocer los contenidos programáticos del nuevo partido: “En ningún momento va a ser una especie de unidad de aparatos o de unidad por las alturas, sino va a tener que darse un debate ideológico largo, en la comprensión del momento político en la táctica y estrategia para la coyuntura política”
Por su parte, el PCC ha sido claro en afirmar que se deben consolidar y agrupar a las fuerzas independientes, respetándoles sus procesos internos y buscando un grado de organización de cara a las próximas elecciones. “Nosotros somos de la tesis de que en Colombia debe haber un sólo PCC, que agrupe a las distintas vertientes de esa mirada en el plano político e ideológico, pero igualmente ellos se definen como un partido revolucionario, ósea que va a estar vinculado a una forma de acción subversiva en el sentido del desarrollo de una praxis crítica en la vida nacional y política”, agregó Caycedo.
Otras fuerzas de izquierda, como el Polo Democrático, no piensan revaluar sus contenidos programáticos y sus procesos organizativos. Gustavo Triana, secretario general del partido, explicó a este portal que el proyecto de la colectividad está consolidado desde hace años: “tenemos unas propuestas que hemos venido reafirmando y trabajando con el tiempo, tenemos una estructura nacional en la que nosotros por ningún motivo estamos interesado en desistir de nuestro proyecto”.
Otras voces no descartan que, ante la posibilidad de convergencia con la Farc, suceda un proceso de reagrupamiento de la izquierda. “Lo que nosotros aspiramos es que la izquierda, en vez de ponerse a competir entre ella misma, pueda contribuir a concretar un proceso de convergencia, en eso debemos estar abiertos, a que en un futuro inmediato pueda haber nuevos agrupamientos y se puedan ir simplificando los partidos de la izquierda, en la idea de que sólo haya uno solo o pocos, que agrupen las principales fuerzas de este campo político”, aseveró Gabriel Becerra, secretario de la Unión Patriótica (UP).
Gobierno de transición
Tanto el PCC como la UP, en los congresos que celebraron a mitad de este año, exploraron la posibilidad de unificar las listas de varios movimientos, incluyendo a la Farc, para competir por curules tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, y apoyar de manera conjunta las iniciativas de organizaciones que estén en competencia por los cupos de las Circunscripciones Especiales para la Paz.
En el plano presidencial, tanto la UP como el PCC definieron apoyar una candidatura que tenga unas coincidencias básicas en el sentido programático, principalmente en relación con la materialización y cumplimiento de los acuerdos de paz con las Farc; la continuidad de las conversaciones con la guerrilla del Eln; y que tenga vocación para realizar las reformas políticas y sociales que se aprecian en lo firmado el 24 de noviembre de 2016 en Bogotá. Lo anterior no descarta el apoyo a un candidato de ideas liberales, o progresistas, que no necesariamente sea partícipe de su misma línea política.
Sin embargo, del lado de una postura más socialdemócrata, como el del Movimiento Progresistas, que lidera el exalcalde de Bogotá y precandidato presidencial Gustavo Petro, y el Polo Democrático, no comparten la idea de disputar por los comicios de manera unificada, por lo menos no con el partido Farc, ya que ambas colectividades le apuestan de lleno a sus propios candidatos.
En el Polo afirman que tal como la Farc plantea el gobierno de transición es imposible sumarse a su iniciativa ya que entienden por esta opción la necesidad de respaldar a sectores apoyados por el gobierno nacional que votaron por el Sí en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, que pretendía refrendar el acuerdo firmado el 26 de septiembre en Cartagena.
“Nosotros tenemos unas líneas generales dadas por el último congreso, y es que cualquier entendimiento nuestro con otra organización tiene que ser sobre la base de un rechazo tajante sin matices al gobierno de Santos y de sus participantes. En la constitución de la Farc como partido, su proclama central es la de un gobierno de transición hacia la paz, y nosotros creemos que no es posible tener entendimientos de transición con los del Sí, porque en los del Sí están todos los implementadores del gobierno”, enfatizó Triana.
En el Movimiento Progresistas opinan que el nuevo partido aún está en etapa de nacimiento y que por tal motivo les apuestan a los suyos. “El progresismo, Gustavo Petro y la Colombia Humana, estamos convencidos de que seremos poder en el 2018. Al partido de la Farc hay que dejarlo gatear, dejar que inicie su proceso”, aseguró Hollman Morris, concejal de Bogotá.
Igual pasa con organizaciones como el Congreso de los Pueblos, que si bien se presenta como cercana a las ideas del nuevo partido, internamente consideran que el tema de la paz como factor preponderante a la hora de competir por un mismo candidato no es lo único importante.
“Tenemos el reto de ser muy asertivos, de encontrar los mejores caminos que nos permitan buscar criterios de unidad. Pero también una apuesta presidencial que discuta elementos mínimos del modelo político y económico del país. Los acuerdos de La Habana son un buen elemento, pero no el único y fundamental”, aseveró Sebastián Quiroga, vocero nacional del Congreso de los Pueblos.
No obstante, si bien al panorama de una eventual alianza electoral le falta mucho camino por recorrer, la decisión de las diferentes organizaciones de izquierda no es definitiva, pues como aseguró Triana, del Polo Democrático, el contexto de las discusiones del congreso constitutivo de la Farc puede ser diferente al del escenario electoral del próximo año: “son definiciones de hoy, no se descarta que en otro momento de la situación política nacional nos entendamos con gente con la que hoy no nos entendemos”.
Puntos adicionales
La reforma política que hace tránsito en el Congreso de la República esun asunto importante para la configuración de una eventual fuerza de izquierda conjunta, pues esto cambiaría las reglas del juego actuales, llevando a una posibilidad que favorezca las coaliciones que desde un principio plantean la Farc.
Durante las negociaciones, el gobierno nacional se comprometió a impulsar medidas para “asegurar una mayor autonomía e independencia de la organización electoral; modernizar y hacer más transparente el sistema electoral; dar mayores garantías para la participación política en igualdad de condiciones y mejorar la calidad de la democracia”. No obstante, las discusiones en el Congreso van a un ritmo lento y no hay un ambiente positivo.
Otra de las cuestiones que flota en el aire es lo que va a suceder con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que está en proceso de conformación. Se vislumbra que, en plena campaña electoral, exjefes guerrilleros sean llamados a testificar sobre crímenes de guerra, circunstancia que puede alejar a las demás fuerzas de izquierda de la Farc, lo que podría obstaculizar las pretensiones de convergencia política.