“Sabemos cubrir la guerra pero no la paz”

      
Un estudio de la Universidad Javeriana analiza la manera cómo algunos medios de comunicación han cubierto el proceso paz con las Farc en los últimos tres años. Los hallazgos no son alentadores.

entrevista mario morales 1Mario Morales, investigador académico que está estudiando el cubrimiento periodístico que hacen los grandes medios de comunicación sobre el proceso de paz. Foto: Laura Martínez.

El observatorio de medios de la Universidad Javeriana, en cabeza del investigador, Mario Morales, ha venido estudiando el cubrimiento del proceso de paz en La Habana a través de dos medios escritos (El Espectador y El Tiempo) y cinco noticieros de televisión (CM&, Noticias Uno, Caracol y RCN). La investigación comenzó en 2012, con el inicio de los diálogos y, hasta el momento, ha analizado más de 11 mil piezas periodísticas. Algunos de los hallazgos hablan de un trabajo periodístico machista, polarizado y emocional.

La investigación cuenta con el apoyo de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamercano, el CINEP y la firma Cifras y Conceptos. VerdadAbierta.com habló con Mario Morales en Bogotá sobre los resultados obtenidos. Antes de comenzar la entrevista, fue claro en advertir que el trabajo aún no termina y aspira ampliarlo a medios regionales.

VerdadAbierta.com: tres años después de iniciado el proceso de paz en La Habana, ¿los medios han hecho bien la tarea de contarlo?

Mario Morales: No tanto. La narrativa que han tejido los medios acerca del proceso mantiene la misma lógica del cubrimiento de la guerra. Es absolutamente controversial y “adversarista”. Persisten los discursos de odio, de enemigos irreconciliables pero, sobre todo, una dinámica de vencedores y vencidos. Y eso es periodismo de guerra.

V.A.: ¿O periodismo emocional?

M.M.: Sí, se ha informado más de las emociones que desde la razón. La mayoría de las notas en prensa sobre el proceso, por ejemplo, son columnas de opinión.

V.A.: ¿Qué otros “pecados” comenten los periodistas a la hora de informar sobre el proceso de paz?

M.M.: Primero, está el mal endémico colombiano de la ausencia de fuentes. La mitad de las piezas que analizamos no tienen fuentes y un gran porcentaje solo utiliza una fuente. Segundo, el cubrimiento del proceso es principalmente oficialista pues la fuente que más consultan los periodistas es el Gobierno. Pero también hay algo revelador: cuando consultan al equipo negociador, acuden más a la comisión de las Farc que a la del Gobierno. Tercero, hay una dinámica machista en el cubrimiento. Y lo vemos en la gran mayoría de las piezas que analizamos, pues tanto las fuentes como los sujetos de las historias son fundamentalmente masculinos. Las mujeres aparecen a medias, no son tomadas en serio y siempre hayun tinte discriminatorio.

V.A.: ¿Y cuáles son las implicaciones de todo eso?

M.M.: Por un lado, es la lógica de los buenos y los malos, de enemigos y adversarios. El Gobierno entraña la defensa de los buenos frente a los malos y se cree que si se habla con “el bueno”, se está haciendo un buen cubrimiento, pero no es así. Y, por otro lado, la visión que se está generando del proceso es altamente machista.

V.A.: A veces también da la sensación de ser un cubrimiento polarizado…

M.M.: El problema no es la polarización, pues todas las sociedades lo son. Lo grave es la lógica “adversarista”, pues rápidamente se convierte en sectarismo. Y lo que observamos en nuestro análisis es que eso se traslada tanto a las notas informativas como a las de opinión.

entrevista mario morales 2Mario Morales presentó los hallazgos de la investigación en Cartagena, a un grupo de periodistas invitados por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Foto: cortesía Joaquín Sarmiento (FNPI).

V.A.: ¿En qué se nota?

M.M.: Por ejemplo, en las notas informativas porque recurren a las redes sociales como fuente y la dialéctica encendiaria propia de éstas reemplazó al periodismo de investigación y de interpretación. Y, en las columnas de opinión, notamos que no se mueven de un punto determinado, cuando los diálogos significan, precisamente, negociar, ceder, conceder y moverse en el espectro. Pero sabemos que es es una lógica propia del periodista que cubre el conflicto, que busca el choque y la confrontación porque eso emociona. Y entre más fuerte es la confrontación, más emoción hay.

V.A.: De acuerdo a sus hallazgos, ¿los medios están informando sobre los diferentes puntos que se están negociando en La Habana?

M.M.: No mucho. Encontramos que los medios incluidos en el estudio no han entrado en los detalles de los acuerdos, ni en los subtemas. Cubren el proceso pero en términos generales. A eso súmele que no abordan temas de perdón, de reconciliación, de derechoshumanos y que las víctimas aparecen muy poco. Solo representan el uno o el dos por ciento en los contenidos de las piezas periodísticas. Y los que escribimos opinión caemos en el mismo error de hablar de los diálogos de la mesa, del acuerdo y las negociaciones, a veces por razones de espacio o de acceso, pero la gente no ha tenido un acercamiento a los detalles que son los que finalmente definen el rumbo de la mesa.

V.A.: Su estudio muestra que las personas se informan del proceso más por televisión que por la prensa escrita, ¿cambia eso la percepción general sobre lo que ocurre en La Habana?

M.M.: El 94% de las audiencias se informan a través de la televisión, que es más emotiva, tiene menos análisis y recurre más a la sensibilidad. Además, se presentan casos como este: hay notas en los noticieros sobre los diálogos de paz pero las imágenes que se ven son de combates y de guerra. Esas son cosas contradictorias. Hay una gran metáfora de Pippa Norris, una investigadora estadounidense que clasifica los países según el medio a través del cual se informan.  Ella establece una diferencia entre países “tevecéntricos” y países “diariocéntricos”. Las conclusiones de Norris señalan que los segundos son países del primer mundo, altamente democráticos y deliberantes; mientras que los tevecéntricos son países del tercer mundo, donde a mayor consumo de televisión, más proclives a totalitarismos, populismos, ausencia de derechos y libertad de expresión. Creo que esto ilustra el caso colombiano.

V.A.: Es decir, ¿hay poco análisis sobre el proceso?

M.M.: Sí, el periodista se ha visto circunscrito a cubrir el proceso de paz desde tres ámbitos: las versiones, las opiniones  y las percepciones. A las audiencias no les esta llegando la información limpia y esto le quita la posibilidad de formar su propio criterio.

V.A.: El proceso no se ha terminado y no sabemos cuánto más vaya a durar, ¿qué recomendaciones daría usted a los periodistas a la hora de cubrir los diálogos de paz?

M.M.: Los datos anónimos y las cifras escandalosas son fácilmente olvidables. Hay que contar historias que se incrusten en lo que somos porque la historia nacional esta hecha de víctimas. Hay que contar el proceso desde una perspectiva humana. Es decir, con dignidad. Potenciando la voz por encima del llanto. Con las Farc hay que hacer el mismo ejercicio y eso incluye no mirarlos como otra cosa a la hora de hablar de castigos, penas, perdones y reconciliaciones.  Si es cierto que nos queremos reconciliar, la estrategia y el tratamiento deben ser exactamente los mismos.

Sé que nada de esto es tarea fácil. En conflictos menos arraigados en otras partes del mundo, los medios de comunicación han sabido cambiar el enfoque y hacer periodismo de paz que, sin ser militante, persigue la reconciliación. De lo que hemos analizado en estos tres años nos queda una conclusión muy fuerte: no estábamos preparados para esto. En Colombia sabemos cubrir la guerra pero no la paz.