En 2014 fue puesto en línea ese portal con la publicación de una base de datos y la georreferenciación de más de 700 masacres ocurridas entre 1982 y 2013. Hoy, al cumplir cinco años, lanza su primer libro, Yo sobreviví: Memorias de guerra y resistencia en Colombia, que cuenta testimonios de víctimas en primera persona. Reproducimos su introducción.

Presentación

Las memorias de guerra y resistencia sobre el conflicto en Colombia que se verán en las próximas páginas se comenzaron a escribir mucho antes de la idea de publicarlas en papel. En marzo de 2014 surgía Rutas del Conflicto, un medio nativo digital, en ese entonces dedicado a construir una base de datos sobre masacres perpetradas en el país a partir de 1982, en la fase más reciente del conflicto armado. El repositorio, construido por un equipo liderado por el periodista Óscar Parra, en esta época en alianza con el Centro Nacional de Memoria Histórica y con Verdad Abierta, empezó a almacenar información confiable sobre un total de 728 masacres, con detalles como fecha, lugar, perpetrador, víctimas y contexto de cada región y grupo armado. También se construyeron visualizaciones de esos datos en mapas y líneas de tiempo, que busca brindarles a los colombianos una nueva posibilidad para acceder a una parte de la historia de la guerra.

Los datos, a pesar de su innegable relevancia, no detallaban los sinsabores de esa memoria. Se creó, entonces, el proyecto “Yo Sobreviví”, que narra la guerra a partir de la voz de sobrevivientes de las masacres que ya estaban catalogadas. En total, se han documentado 43 testimonios, hasta abril de 2018, en texto, audio y video, todos editados por periodistas y publicados en primera persona en la página de Rutas del Conflicto. El paso siguiente en la coproducción de relatos en regiones afectadas por la guerra se direccionó a la idea de dar talleres de periodismo para que jóvenes pudieran contar de manera organizada sus propias historias. De ese proyecto, denominado “Mi Municipio”, se han construido tres capítulos: Recetor, Casanare; Rioblanco, Tolima, y Vista Hermosa, Meta.

El medio nativo digital también se ha dedicado a producir reportajes a profundidad en distintas regiones del país sobre temas vinculados al conflicto armado, innovaciones del periodismo de datos y multimedia y un programa de radio semanal en la emisora digital URosario Radio. Sin embargo, nos dimos cuenta de que los diferentes relatos de supervivencia tendrían un potencial diferente si lo organizáramos lado a lado, tejidos a partir de una línea narrativa, y lo imprimiéramos en papel. Cada historia es única en sí, pero juntas cuentan detalles valiosos sobre el conflicto desde la perspectiva de los que lo vivieron de cerca. Además, un libro podría llegar a lectores y a bibliotecas de regiones con una baja cobertura de Internet, muchas de ellas hogares de personas que han compartido sus memorias con nosotros.

En el año 2017, finalmente empezaron los trabajos para la edición de este libro, con un equipo que se conformó por cuatro personas. La tarea fue decidir, con 43 relatos en manos, cómo serían organizados, contextualizados, interpretados y redactados.  En los primeros meses de 2018 se terminó la redacción y comenzó un primer proceso de revisión, llevado a cabo por los editores y por el director de Rutas del Conflicto. El manuscrito final, por lo tanto, es un trabajo colectivo, que empezó a gestarse en 2014 y culminó en estas páginas, cuatro años después.

Introducción

“Yo me interesé a contar eso porque sería un deshonor dejarlo olvidar, dejarlo en el pasado o, simplemente, en la memoria de los que nos tocó desafortunadamente vivirlo”. Eduard Yamid Bartolo, Rutas del Conflicto

Detrás de los números y de las descripciones de los hechos del conflicto armado en Colombia están las vidas que las sufrieron, están nombres, direcciones, sentimientos, sueños. Están versiones invisibilizadas, con mucho que contar. Por eso, en el año 2015 nace el proyecto “Yo Sobreviví”, del medio de comunicación Rutas del Conflicto. La pretensión del proyecto es involucrar a los sobrevivientes de masacres en la construcción de memoria y a conectar sus narrativas con lectores usuarios de Internet. Estos [los lectores], en muchas ocasiones están distantes de las dinámicas de la guerra que han afectado a las regiones más apartadas de los grandes centros poblados.

En una primera fase, hasta mediados de 2017, se recogieron 43 testimonios, todos publicados en primera persona, siguiendo las palabras y la narrativa de las víctimas, con la edición de un equipo de periodistas. Las publicaciones, hechas en diferentes soportes (texto, audio y video), están disponibles en la página del proyecto. El testimonio de cada víctima es independiente y recopila información valiosa tanto del hecho violento como de la experiencia personal vivida. “Yo Sobreviví” da el protagonismo a cada voz, separadamente, rompiendo el sentido común de la categoría víctima, muchas veces generalizada y unificada. Cada persona, y cada sobreviviente, es múltiple en sus experiencias dentro y fuera del contexto del conflicto armado. En Colombia, movimientos de la sociedad civil ya no consideran la palabra víctima como sinónimo de alguien que sufre pasivamente.

La consigna de las víctimas es la contraria: son personas que han pasado por hechos victimizantes, que resistieron de alguna manera y que son protagonistas en la lucha por verdad y reparación. Esta es la denominación de víctima que se utiliza en este libro.

Al poner los 43 testimonios del proyecto “Yo Sobreviví” lado a lado, llaman la atención semejanzas y diferencias. Los grupos armados no han actuado de la misma manera en las diferentes regiones de Colombia, pero ha habido patrones que se han repetido. Así como las víctimas no han pasado por los hechos de la misma forma, no los recuerdan igual y han utilizado diferentes tácticas para seguir adelante. La idea de este libro surge, entonces, como una oportunidad de ayudar a entender el conflicto armado a partir de la experiencia de las víctimas de masacres.

Este es un libro periodístico que busca en la voz de los sobrevivientes un hilo narrativo para contar distintos aspectos de una etapa reciente de la guerra en Colombia, a partir de los años ochenta. Durante esta etapa del conflicto, las masacres fueron utilizadas como estrategia de poder. La historia de cada actor armado, sus motivaciones, su ideología o los contextos específicos del conflicto en las regiones no cabrían en estas pocas páginas y, aunque abordados de forma tangencial, no son un centro de atención para este trabajo.

Diferentes actores armados han perpetrado masacres en el marco del conflicto, pero es innegable que los grupos paramilitares han sido los que más emplearon ese tipo de violencia. Entre los 43 testimonios de “Yo Sobreviví”, 32 son de víctimas de esos grupos, siete de masacres perpetradas por guerrillas, uno de bandas criminales, uno de la fuerza pública y uno de un grupo armado no identificado. Es decir, 74% de las masacres documentadas en esos testimonios fueron resultados de la acción paramilitar.

Números del Centro Nacional de Memoria Histórica revelan que, cuando se consideran 1983 masacres perpetradas entre 1980 y 2012, los paramilitares continúan siendo los grupos armados que más han incurrido en ese tipo de violencia. A los ‘paras’ se les atribuyen 1166 masacres, un 58,8%. En la cuenta de las guerrillas pesan 343 masacres y, en la de la fuerza pública, 170[1]. El número de hechos realizados por un grupo armado no identificado también es grande: 295.

Es importante aclarar que los hechos denominados como masacres ocurren cuando hay varias muertes (generalmente cuatro o más, en la clasificación seguida por Rutas del Conflicto) en una misma acción o conjunto de acciones y se realiza en contra de población en estado de indefensión. Una masacre no es un combate o un enfrentamiento. Sin embargo, el estigma sigue persiguiendo a las víctimas. En las versiones de los actores armados, ellas aparecen como colaboradoras del enemigo, como actores directamente involucrados en la guerra. En los testimonios de “Yo Sobreviví”, las voces de los sobrevivientes dicen lo contrario.

La organización narrativa de este libro tiene dos momentos principales: el primero, enfocado en contar detalles de la experiencia de los sobrevivientes durante o inmediatamente después de una masacre, y el segundo, en la vida que sigue después de los hechos violentos. Al inicio de cada capítulo está el relato completo de un sobreviviente, contextualizado. En seguida, se detalla la situación específica de la región y del momento en el que ocurrió, además de información adicional que considera otros testimonios y otras publicaciones relacionadas al tema relatado.

El capítulo uno “El modus operandi” se enfoca en cómo actuaron los actores armados durante las masacres, incluyendo la sevicia y la complicidad de la fuerza pública en algunos hechos. El segundo, “Los porqués de lo injustificable”, profundiza en los porqués de los actos, en las motivaciones de los perpetradores, según las narraciones de los sobrevivientes. Entre ellas están: la demostración de poder, la conquista de territorio, el exterminio social (mal llamado ‘limpieza social’), la persecución política y la estigmatización de pueblos enteros. El tercer capítulo, “Grietas abiertas: las consecuencias que persisten”, trata de la nueva victimización generada, consecuencia de las masacres, como el desplazamiento, los efectos de la desaparición de un ser querido y el círculo vicioso de la violencia. Esta primera parte, al abordar los detalles de la violencia en las masacres, se torna densa, por eso se recomienda que el lector también lea la segunda parte, que aborda la experiencia de las víctimas más allá de los hechos violentos.

A partir del capítulo cuarto, “Sentirse reparado”, comienza el enfoque sobre el panorama que se presenta después de la masacre, con el tema de la reparación tanto económica como simbólica.  El quinto, “Saliendo adelante”, trata sobre las tácticas de superación y empoderamiento citadas en los testimonios, incluyendo el activismo en organizaciones de víctimas, el estudio y la cualificación profesional. El capítulo sexto, “¿A quién cabe el perdón?”, aborda el tan hablado tema de la disculpa y de la reconciliación con los perpetradores, basado en las experiencias citadas en los testimonios. Por último, el séptimo capítulo, “Recordando”, se sumerge en la cuestión de la memoria, destacando las narrativas de sobrevivientes de las masacres de Quinchía, en Risaralda, y de Bahía Portete, en La Guajira.

Rutas del Conflicto, el medio periodístico que ha desarrollado el proyecto “Yo Sobreviví”, busca facilitar el acceso a información confiable sobre el conflicto armado en Colombia. Nació en 2014, con la publicación de bases de datos, visualizaciones y cartografías de más de 700 masacres ocurridas en Colombia entre 1982 y 2013. Para corregir y agregar datos desde el testimonio de sus sobrevivientes, se abrió un canal de participación ciudadana, llamado “Tu Memoria Cuenta”. A través de ese espacio, una víctima se reconoció en la documentación de una masacre perpetrada en el año 2001 y afirmó que quería contar su historia. Él era un niño de seis años que había escuchado cómo un grupo de paramilitares asesinaba a sus padres al otro lado de una puerta. Este fue el testimonio que inspiró el proyecto.

Diversos periodistas de Rutas del Conflicto han participado en “Yo Sobreviví” en sus primeros tres años. Esta publicación sería imposible sin el trabajo de cada una de esas comprometidas manos. Pero los protagonistas de este libro, sin duda, son los sobrevivientes que nos han abierto sus historias. Cada una de las próximas líneas está dedicada a ellos.

[1] Los números del muestreo de Rutas del Conflicto no corresponden a la totalidad de masacres que han ocurrido en Colombia, sino a los 43 relatos obtenidos en el marco del proyecto “Yo Sobreviví” y, por eso, no poseen valor estadístico. En relación con los números del Centro Nacional de Memoria Histórica, es importante matizar que puede haber una subnotificación de las masacres perpetradas por la fuerza pública y que los números no muestran las ocasiones en que la fuerza pública colaboró por acción o por omisión con las masacres realizadas por grupos paramilitares.

El libro puede ser adquirido en la página web de la editorial de la Universidad del Rosario.