El extinto grupo alzado en armas contó con directrices, manuales y guías en los que se precisaba la edad de incorporación de los futuros guerrilleros. Campesinos, afros e indígenas padecieron ese flagelo. Algunos documentos revelan que abusaron de esa estrategia.

La historia de la extinta guerrilla de las Farc está documentada por los mismos insurgentes y quedó registrada en cientos de folios que constituyen su memoria y que, en su momento, eran los documentos rectores de esta organización alzada en armas.

Muchos de esos folios fueron incautados por tropas del Ejército Nacional, agentes de la Policía e investigadores de la Fiscalía tras numerosos ataques a campamentos insurgentes en selvas y montañas, así como en allanamientos a diversas sedes clandestinas en distintas ciudades del país.

Buena parte de esos archivos fueron preservados y compilados por el Grupo de Reconstrucción Documental Histórica del Ejército, bajo la coordinación de la Unidad de Análisis y Contexto de la Fiscalía General de la Nación, en el Informe Génesis, que le fue entregado a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV) el 27 de agosto de 2018 y del cual este portal tiene una copia.

Se trata, en su conjunto, de ocho discos compactos que contienen 50 tomos con información digitalizada de documentos de las Farc que fueron extraídos de computadores, memorias extraíbles y al parecer obtenidos en físico, y que dan cuenta de la evolución de esta organización que se mantuvo alzada en armas por un poco más de cinco décadas.

Y justamente mañana, cuando los exjefes de las extintas Farc inician su comparecencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para rendir su versión sobre el reclutamiento y utilización de menores de edad en su confrontación con el Estado, como parte de su compromiso pactado en el Acuerdo de Paz, esos documentos históricos cobran importancia.

Un equipo de VerdadAbierta.com navegó entre los miles de folios que componen Génesis con el fin de rastrear aquellos documentos clave para entender cómo evolucionó la práctica del reclutamiento en las filas de la antigua guerrilla y cómo se fueron adaptando para incorporar menores de edad.

El propósito es exponer esos documentos y ponerlos en contexto con el fin de aportar, desde la práctica periodística, información que permita comprender lo que se comenzará a escuchar en la JEP de boca, inicialmente, de 15 exmiembros de las extintas Farc que comparecerán entre desde mañana y hasta el próximo 18 de septiembre.

Pasarán ante los magistrados de la JEP exjefes de los bloques Occidental, Magdalena Medio, Noroccidental, Sur, Oriental y Caribe.

De acuerdo con este escenario de justicia transicional, creado bajo el Acuerdo de Paz, “los comparecientes vinculados y citados a las versiones están en la obligación de aportar verdad plena sobre la existencia, origen y evolución de la política que orientó o permitió la vinculación de los niños y las niñas al conflicto armado por parte de la organización armada que dirigían colectivamente, y las violaciones a los derechos que fueron consecuencia de dicha política”.

Este tema es uno de los más espinosos que tendrán que enfrentar los exguerrilleros, entre otras razones porque, según la JEP, se tienen registros reportados por la Fiscalía de por lo menos 8 mil hechos de reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado.

De hecho, en una reflexión conocida por este portal, escrita ayer por Rodrigo Echeverri, otrora máximo jefe de las extintas Farc conocido como ‘Timochenko’ y hoy cabeza del partido que se creó tras el Acuerdo de Paz, dirigida al movimiento Defendamos La Paz, se quejó del camino que se iniciará mañana, aunque reconoció que asistirían.

“Lo haremos, no tengan la menor duda. Y daremos allí nuestra versión, la verdad de las FARC. Reconoceremos lo que haya que reconocer y pediremos perdón por lo que haya que pedirlo”, escribió, pero cuestionó los más de 4 mil procesos que le aportó la Fiscalía a la JEP: “No es de extrañarse que gran parte de ellos no sean otra cosa que cascarones vacíos”. (Ver texto completo)

Desde hace 54 años

Jefes de la antigua guerrilla de las Farc que siguen comprometidos con el acuerdo de paz, durante una audiencia sobre secuestros en la JEP. Foto: JEP.

Uno de los primeros documentos de las Farc que hace alusión a cómo debían integrarse los futuros guerrilleros a la naciente organización armada es la “Declaración Política de la Segunda Conferencia Guerrillera del Bloque Sur”, fechada el 5 de mayo de 1966, la máxima instancia deliberativa de la otrora fuerza insurgente.

En ese texto mecanografiado se lee en el artículo 8 del capitulo 5 que “el movimiento está compuesto por hombres y mujeres que se unen voluntariamente en la lucha revolucionaria hasta su triunfo. Por tal razón en él no debe participar nadie contra su voluntad. El retiro de los combatientes será estudiado y decidido por el Estado Mayor”. (Ver texto completo)

Poco a poco ese proyecto insurgente fue creciendo y a raíz de las exigencias de la guerra, volverían a hablar del tema tres años en la “Tercera Conferencia de las Farc”, realizada del 14 al 22 de abril de 1969: “El reclutamiento de nuevos integrantes para las guerrillas se hará conforme a normas que establecerá el nuevo Estado Mayor”. (Ver texto completo)

La década de los setenta despuntó con una efervescencia insurgente que impregnó las discusiones de la “Cuarta Conferencia Nacional Guerrillera de las Fuerzas Armadas”, celebrada entre el 20 y el 29 de abril de 1971.

En las conclusiones “político-militares” que divulgaron a través de su órgano de propaganda Resistencia, en su edición Nº 65, de agosto de ese año, quedó reflejado también el tema del reclutamiento para crecer su fuerza militar y política: “[…] la guerrilla crecerá si nos lo proponemos y por esto esta Cuarta Conferencia reclama la incorporación de nuevos contingentes de muchachos a las filas de las Farc. De hoy en adelante nuestra política es de crecimiento en todos los sentidos y desdoblamiento hacia la creación de nuevas columnas para golpear en dirección de los centros nerviosos del sistema”. (Ver texto completo)

Pero sería en la “Séptima Conferencia Nacional de las Farc-Ep”, reunida entre el 4 y el 14 de mayo de 1982, donde toman la decisión de precisar la edad de reclutamiento de los futuros insurgentes. La nueva medida quedó consignada en las “Conclusiones Generales” de este encuentro de jefes guerrilleros.

“Los Frentes crearán las comisiones de reclutamiento, las cuales deben ser preparadas para ello con estricto tacto para reclutar hombres y mujeres, los cuales en forma pareja deber ser desde los 15 hasta los 30 años edad”. (Ver texto completo)

Esta decisión estaba en consonancia con la decisión de llevar a cabo el Plan Estratégico, que fue aprobado en esta misma “Conferencia” y que siete años después sería promulgado y dado a conocer como “Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia”. Como era de esperarse, para ejecutarlo necesitaban crecer en combatientes. El propósito fue “desdoblar” los frentes con el fin de tener mayor presencia en el país.

En la revisión de la documentación contenida en Génesis se halló una guía, sin fecha, al parecer dirigida a los mandos de las estructuras de las extintas Farc en la cual se establecían las condiciones de reclutamiento y se reiteraba que la edad era desde los 15 años de edad hasta los 30, tal como se estableció en la ‘Séptima Conferencia’. (Ver guía)

Por su parte las llamadas ‘Milicias Bolivarianas’ también estructuraron su propio reglamento. Una versión incluida en el informe Génesis, rubricada por el ‘Estado Mayor de las Farc-Ep’ y fechada en mayo de 1989, establece una edad de ingreso mínima de 16 años de edad y máxima de 30. Así quedó establecido en el artículo 2 del capítulo 1 de ese reglamento. (Ver reglamento)

En desarrollo del llamado ‘Plan Estratégico’, aprobado en las conferencias ‘Séptima’ y ‘Octava’, y que fue abordado por el ‘Pleno del Estado Mayor’ en 1997, exigió incrementar el reclutamiento dado que, según documentos de las Farc, se crearían nuevos ‘Bloques Móviles’ con el fin de copar departamentos estratégicos como Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Tolima y Quindío. Esta estrategia se fortaleció durante los diálogos adelantados en San Vicente del Caguán, Caquetá, entre el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002) y las Farc.

En marzo del 2000, el ‘Pleno del Estado Mayor Central’ aprobó los estatutos del llamado ‘Partido Comunista Clandestino Colombiano (PCCC)’, llamado también el ‘PC3’, considerado en las antiguas Farc como la “expresión más elevada de la unidad ideológica, política y organizativa de la clase obrera y de todos los trabajadores colombianos”.

En el artículo 4 del capítulo 2 de los estatutos se precisa que para “ser militante del PCCC se requiere ser una persona mayor de 15 años”. (Ver estatutos)

Pese a que existían unas reglas de reclutamiento, al parecer el proceso de incorporación no estaba funcionando bien, por lo menos no a comienzos de la década del dos mil. Diversos documentos dan cuenta de los riesgos de infiltración que se corrían con este tipo de falencias. De hecho, el entonces máximo jefe de las Farc, ‘Manuel Marulanda Vélez’, se quejó de la situación en una carta fechada el 13 de marzo de 2001 y enviada a los miembros del ‘Estado Mayor Central’, ‘Estados Mayores de Frentes’ y a los mandos en general.

“Las normas de reclutamiento no están siendo interpretadas cabalmente por quienes reclutan personal, inepto, con defectos físicos, incluidos jóvenes, niños y hasta personas pasadas de edad y desconocidos en las regiones, siendo este el camino expedito para penetrar la infiltración a varios frentes de trabajo”, se lamenta ‘Marulanda’. (Ver carta)

Uno de los casos más dramáticos de “purgas” en las filas guerrilleras de menores de edad acusados de “infiltrados” ocurrió en el Frente 47 de las Farc, que operó en el suroriente de Antioquia bajo el mando de Elda Neyis Mosquera García, alias ‘Karina’. En los tribunales de Justicia y Paz, le imputaron 29 casos de reclutamiento ilícito de menores, algunos de los cuales fueron fusilados o desaparecidos. (Leer más en: ‘Karina’, a responder por reclutamiento de menores)

Una vez iniciado el proceso de negociación entre el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) y las Farc en octubre de 2012 en Oslo, Noruega, y con el avance de acuerdos parciales, en febrero de 2015 el grupo insurgente tomó la decisión de suspender el reclutamiento de menores de 17 años de edad y en julio de 2016, ante la inminente firma del Acuerdo de Paz, suspendió toda práctica de incorporación de hombres y mujeres a sus filas.

Con base en esos documentos, iniciamos hoy una serie de publicaciones gráficas sobre la manera cómo afectaron los bloques guerrilleros a los menores de edad en sus zonas de dominio armado. En el siguiente recuadro dinámico iremos agregando la información conforme vayan compareciendo los responsables de las diferentes estructuras de las Farc.

Diversos registros de organismos estatales indican que varias unidades guerrilleras, que luego conformarían este Bloque en 1993, iniciaron la práctica del reclutamiento ilícito desde 1976, seis años antes de que en la ‘Séptima Conferencia Nacional de las Farc-Ep’ se tomara la decisión de incorporar jóvenes mayores de 15 años.

Según el Informe Génesis, a este bloque se le imputan 1.766 hechos de reclutamiento ilícito cometidos en sus 40 años de operaciones guerrilleras. De esa cifra, se tienen identificadas 176 víctimas en diversas bases de datos, de las cuales 108 son menores de edad. La mayor afectación se presentó entre jóvenes de los 13 a los 16 años de edad, con 78 casos.

En cuanto al área de injerencia del Bloque Magdalena Medio, los departamentos con mayor índice de reclutamiento ilícito son los departamentos de Santander y Norte de Santander, en los cuales se registraron 124 casos de los 176 sobre los cuales se tienen registros.

Bajo la responsabilidad de esta estructura guerrillera, que estaba al mando de Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como ‘Timoleón Jiménez’, y Pastor Lisando Alape Lascarro, llamado en las filas insurgentes ‘Pastor Alape, se cometió uno de los más grandes reveses militares que implicó a menores de edad en sus filas, se trata de la Operación Berlín, realizada por tropas del Ejército contra la Columna Móvil ‘Arturo Ruiz’, que acabó con la vida de 45 menores de edad.

De esa manera se puso fin al proyecto de las extintas Farc de trasladar la Columna Móvil ‘Arturo Ruiz’ desde el departamento del Caquetá hasta la región del Catatumbo, en Norte de Santander con el fin de reforzar al Bloque Magdalena Medio en esa región fronteriza.

Una joven sobreviviente afirmó, tiempo después, que ‘Timoleón Jiménez’ les dijo, antes de iniciar esa marcha, de más de 1.100 kilómetros, que al lugar al que irían “existe mucho enemigo y es posible que todos los días se tenga que combatir”. (Leer más en: ‘Operación Berlín’: historias de reclutados y sobrevivientes)

De acuerdo con las cifras que se reportan en el Informe Génesis, el reclutamiento ilícito en el Bloque Occidental se presenta desde 1983, en atención a las directrices de la “Séptima Conferencia”, realizada un año atrás.

Tras cruzar datos de organismos de seguridad del Estado y del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, se precisó que entre ese año y 2013 se registraron 570 víctimas, de las cuales el 69 por ciento, que equivale a 394, son menores de edad, y de ellos un 77 por ciento se dio entre los 13 y 16 años de edad, equivalente a 306 casos.

Los departamentos de mayor afectación fueron Cauca, con el 49,6 por ciento; seguido de Nariño, con el 30,4 por ciento; Valle del Cauca, con el 19,8 por ciento; y Antioquia, con el 0,2 por ciento.