En nombre del hijo: el caso de los Araújo en el Cesar (Semana)

      
Álvaro Araújo Noguera tendrá que aclararle a la Fiscalía por qué ‘Jorge 40’ hizo un secuestro que terminó beneficiando a su hijo Álvaro en las elecciones de 2002.

El mismo caso que tiene al senador Álvaro Araújo Castro en la cárcel La Picota motivó la orden de captura contra su padre, Álvaro Araújo Noguera. Araújo hijo (Alvarito), por su condición de senador, es investigado por la Corte Suprema de Justicia, mientras el proceso de su padre, por ser un ciudadano común, lo lleva la Fiscalía. El caso que ha enredado a uno de los clanes más reconocidos de Cesar es el secuestro de Víctor Ochoa Daza, cometido por el bloque norte de las autodefensas en el año 2002, y que, según la justicia, fue hecho para garantizar que el movimiento político al que pertenecía Ochoa apoyara la lista al Senado de Álvaro Araújo Castro.

El documento que resultó clave para que los magistrados llegaran a semejante conclusión es una carta que el ex alcalde de Valledupar Elías Ochoa, hermano de Víctor, y actual cónsul en Barquisimeto, Venezuela, le entregó en diciembre pasado al vicepresidente Francisco Santos. En ella Ochoa señala que los Araújo habrían hecho parte del secuestro de su hermano Víctor. El documento es pródigo en detalles, y deja muy mal parados tanto al senador Araújo como a su padre. Pero para entender el asunto del secuestro y las recientes actuaciones de la justicia, hay que remontarse siete años atrás.

Todo comenzó en el año 2000, cuando tres grupos políticos de Cesar -Alas, el MRL y el Golpe- hicieron un acuerdo electoral. El pacto era el siguiente: En 2001 todos apoyarían a El Golpe -grupo político de los Gnecco- para la Gobernación de ese departamento, y al MRL -liderado por los Ochoa- para la Alcaldía de Valledupar. Y en 2002, todos apoyarían a Alas, grupo de los Araújo, para obtener una curul en el Senado.

Efectivamente, El Golpe ganó la Gobernación, en cabeza de Rafael Bolaños, y el MRL ganó la Alcaldía, en cabeza de Elías Ochoa. Vale la pena anotar que para esta época las autodefensas ya tenían en mente su ofensiva para apropiarse de la política y los recursos públicos. En 2001, por ejemplo, se había realizado en Ralito, Córdoba, la famosa reunión entre miembros de las autodefensas y varios políticos, entre los que figuraba Pepe Gnecco, uno de los principales líderes de El Golpe. Así mismo, la presencia de los paramilitares se sintió fuertemente durante la alcaldía de Elías Ochoa. En particular, con la presencia de John Flórez Castrillón, cuñado de alias ’39’, el temido hombre de las autodefensas que hizo temblar a Valledupar durante un lustro.

Según todos los testimonios, cuando se acercaban las elecciones para Congreso, Álvaro Araújo Noguera, como presidente de Alas y padre de ‘Alvarito’, empezó a armar la lista para el Senado, ubicando a su hijo de primero, como era el acuerdo, y a Víctor Ochoa de segundo, para garantizar que su nombre arrastrara los votos del MRL hacia la lista, y garantizar la curul. Para entonces, los Ochoa tenían su gran fortín electoral en Valledupar donde, por supuesto, hay más votos.

Víctor Ochoa, según reza en los testimonios en poder de la Corte, y ahora en manos de la Fiscalía, empezó a dudar de su participación en esta lista. No es claro si era porque le había surgido una inhabilidad, o porque tenía otros planes políticos. En enero de 2002, en un acto público realizado en la escuela Manuela Beltrán, el MRL lanzó la candidatura a la Cámara de Representantes de Juanita Ramírez. Ramírez era una mujer que entraba pisando firme en su aspiración al Congreso. Sobre ella el propio Álvaro Araújo Noguera dice en su declaración ante la Corte que: “muchas personas en Valledupar decían que era la sucesora de Consuelo Araújo. Tenía un perfil de persona inteligente, preocupada de la cosa pública, su figura fue siempre simpática”. En ese mismo acto público Víctor Ochoa declinó ante todos sus seguidores su participación en la lista de Araújo. Para muchos observadores, en ese acto el MRL se le corrió al acuerdo electoral firmado en el año 2000, del cual se habían beneficiado al ganar la alcaldía. Si Juanita se postulaba a la Cámara, Elías era alcalde y Víctor se negaba a entrar en la lista ¿quién garantizaba la entrada de los votos del MRL a la lista? Votos que eran nada más y nada menos que los de Valledupar.

Por eso para la Corte Suprema resultó muy significativo que al día siguiente de este evento público, Víctor Ochoa fue secuestrado por las autodefensas. Posiblemente no hubiese existido conexión entre este hecho criminal y las movidas políticas del MRL, si no es porque pocos días después, ‘Jorge 40’ le pidió a Juanita Ramírez que viajara hasta su cuartel general y allí le advirtió que para salvar la vida de Víctor Ochoa debía renunciar a su aspiración a la Cámara e inscribirse como segunda en la lista al Senado, justo en el lugar que había declinado Ochoa. En otras palabras, se le pedía que cumpliera el acuerdo original. Por lo menos así lo entendió la Corte cuando dice que: “las exigencias de tipo político que efectuó ‘Jorge 40’ para proceder a su liberación (la de Ochoa) resultan indicativas de que el plagio tuvo como finalidad garantizar el apoyo efectivo del MRL a la aspiración de Álvaro Araújo Castro”.

Parte de esta historia fue la que Elías Ochoa contaba en la carta que le entregó al Vicepresidente en diciembre. Con el agravante de que acusaba a los Araújo de haber tramado el secuestro para presionar el apoyo político deseado. Santos envió de inmediato la misiva a la Corte Suprema. “Consideré que era ese, y no yo, el organismo adecuado para evaluar su veracidad”, dice Santos (ver entrevista en esta misma edición).

Pero en enero, de nuevo frente a la Corte, Elías se retractó parcialmente. Admitió que había escrito la carta en un momento de ofuscación. Que no tenía ningún elemento para probar la participación de los Araújo en el secuestro de su hermano, excepto un comentario hecho por un médico amigo suyo que mantenía contacto permanente con ‘Jorge 40’, quien le insinuó dicha conexión.

La Corte desestimó la retractación. En la providencia que sirvió de base para ordenar la captura de ‘Alvarito’ Araújo concluye que: “aunque el mismo Víctor Eliécer Ochoa Quintana en su ampliación de declaración procuró desvirtuar la participación de Araújo Castro y su padre en el secuestro, debe subrayarse que de lo que se desdijo no fue de los hechos y circunstancias que rodearon el mismo y las que narró de modo claro y enfático, sino de su apreciación personal en torno al grado de responsabilidad que inicialmente les atribuyó. Por manera que ninguna trascendencia adquiere la modificación de sus iniciales deducciones”.

Con este razonamiento la Corte compulsó copias a la Fiscalía para que se investigara a Álvaro Araújo Noguera, ex ministro, ex senador y uno de los hombres liberales, y ahora uribista, más representativos de la Costa.

Araújo Noguera, de 74 años, será indagado apenas sea detenido. Aún no existe una acusación formal en su contra. Está por verse si el fiscal del caso considera, al igual que la Corte, que la retractación de Elías Ochoa no tiene trascendencia, o si la considera un punto a favor del investigado.

Para muchos observadores está claro que el secuestro se produjo para presionar el cumplimiento de un pacto electoral que estaba a punto de romperse. Si los Araújo ayudaron a fraguarlo o simplemente recogieron sus réditos es algo que tendrán que decidir la Corte y la Fiscalía, según el caso. Las versiones son contradictorias y no será nada fácil trazar la línea entre quienes son penalmente responsables de este tremendo crimen y quienes apenas se beneficiaron de él.

Publicado en SEMANA, Fecha: 03/03/2007 – Edición 1296