La agenda pactada entre el gobierno y las Farc en La Habana es una oportunidad para darle un vuelco al país. Pero su implementación tendrá que enfrentar obstáculos enormes.
Aunque suene a lugar común, es cierto: nunca antes se había llegado a acuerdos tan concretos entre las Farc y el Estado colombiano para ponerle fin al conflicto. Los tres puntos de la agenda en los que ya hay avances parciales (desarrollo agrario integral, participación política y fin a las drogas ilícitas) apuntan a resolver problemas que han hecho posible la prolongación del conflicto, como son la débil presencia del Estado en el territorio, la intolerancia política y el narcotráfico.
En septiembre pasado, cuando se dieron a conocer los borradores de los acuerdos, que contienen también las divergencias, hubo reacciones diversas. Desde quienes consideraron que allí no había nada nuevo, hasta quienes han visto en ellos la oportunidad de darle un vuelco al país.
En materia de desarrollo rural agrario, se destaca el acuerdo entre el gobierno y la guerrilla sobre la necesidad de darles acceso a las tierras a los campesinos, y para eso se ha pensado no solo en un fondo de tierras sino en mecanismos expeditos para titularlas. (Descargue el texto del acuerdo en PDF)
Un segundo aspecto importante es la valoración de que hay que cerrar la brecha de derechos que existe entre el campo y la ciudad, y en ese sentido apoyar la economía y, en general, el bienestar de los campesinos. Para ello se contempla la creación de Zonas de Reserva Campesina. Otra dimensión clave es la de un ordenamiento territorial participativo que ponga orden al uso de la tierra y sea sostenible.
Si bien esos puntos son difíciles de implementar, el más complejo de adoptar será el catastro rural que también se contempla en los acuerdos y tendría, si se lleva a cabo, un impacto grande en la economía de los municipios y las regiones.
El punto de la participación política se ha definido como la llave para una apertura democrática. Más allá de que se contempla la creación de circunscripciones especiales de paz y un amplio programa de participación de las comunidades y sus organizaciones, el punto crítico será garantizar que efectivamente cese la violencia política y se construya un ambiente de pluralismo. En ese sentido, la protección de quienes actúen en la política, desde visiones diferentes, será un desafío enorme. (Descargue el texto del acuerdo en PDF)
El tercer punto pactado hasta ahora, que busca ofrecer soluciones al problema de las drogas ilícitas, contiene virajes importantes en la manera como se ha enfrentado el problema de los cultivos de uso ilícito, especialmente porque considera que las fumigaciones áreas deben ser el último recurso de erradicación y no el primero, como ha sido en los últimos 25 años. (Descargue el texto del acuerdo en PDF)
Cada punto tiene unos cuellos de botella que serán difíciles de superar, empezando porque son estructurales y no se han solucionado en décadas. A propósito de los dos años de conversaciones entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc, VerdadAbierta.com consultó expertos en cada uno de los puntos firmados hasta ahora con el fin de buscar ideas para desentrañar los principales obstáculos que se encontrarán en su implementación, si se logra, claro, un acuerdo final.
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