El misterio de los ’12 apóstoles’

      
El explosivo testimonio de un polémico ex oficial de la Policía revolvió un caso que salpica al hermano del Presidente. ¿Qué tan creíble es el testimonio? ¿Qué fue lo que pasó hace 15 años en Yarumal, Antioquia?

El testimonio del ex oficial Juan Carlos Meneses volvió a destapar un caso que se refiere a una cincuentena de crímenes en Yarumal, Antioquia, entre 1992 y 1994.

Ex policía salpica a un hermano del Presidente con los ‘Doce Apóstoles’
“Santiago Uribe dijo: ‘vamos a hacer un grupo de autodefensas'”: mayor (r) Meneses

Un fantasma que persiguió a la familia del presidente Álvaro Uribe hace varios años volvió a aparecer la semana pasada. En un explosivo testimonio, un oficial retirado de la Policía dijo que cuando él se desempeñó como comandante en Yarumal (Antioquia), el ganadero Santiago Uribe Vélez, hermano del Presidente, era el jefe de un grupo de autodefensas conocido como ‘los 12 apóstoles’.

El testimonio produjo un fuerte impacto. En primer lugar, porque el mayor retirado Juan Carlos Meneses apareció dando la cara en televisión, en Noticias Uno, y en diarios prestigiosos como The Washington Post. En segundo lugar, porque dio la declaración ante el premio Nobel de Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel. Y en tercer lugar, porque es la primera vez que uno de los protagonistas directos de los hechos ocurridos hace más de 15 años salpica a Santiago Uribe.

En la grabación, el ex oficial afirma que en 1994, cuando llegó a Yarumal, su antecesor en el cargo, el hoy coronel Pedro Manuel Benavides, lo invitó a encubrir las operaciones de ‘los 12 apóstoles’. “Él me dice: ‘Usted tiene que colaborarles; el grupo tiene un jefe que se llama Santiago Uribe Vélez'”. Meneses afirma que les ayudó y que le pagaron por eso. “Santiago me dice: ‘Yo quiero que usted me colabore, yo mensualmente le doy una platica'”. En el testimonio, que dura cerca de 90 minutos, entre otros detalles, Meneses también mencionó que ‘los 12 apóstoles’ tenían como sede de entrenamiento la hacienda La Carolina, de propiedad de los Uribe Vélez.

Lo dicho por el oficial retirado, sin embargo, deja más interrogantes que respuestas. Si la calidad de un testimonio se mide por la confiabilidad de quien lo da, este habría que cogerlo con pinzas. ¿Por qué apenas ahora, 15 años después de ocurridos los hechos, hace esta revelación? ¿A qué se dedicó Meneses en los últimos seis años desde cuando fue retirado de la Policía por indicios de corrupción y supuestos vínculos con paramilitares? ¿Si el presidente Uribe tuviera algo que esconder habría permitido que lo retiraran de la Policía?

Y no son esas las únicas preguntas. También causa curiosidad cuál fue el detonante para que arreciaran las amenazas en contra de Meneses en octubre del año pasado, tanto tiempo después de ocurridos los hechos. Al menos esa fue la razón que dio el ex oficial para refugiarse en Venezuela. Lo cual también despierta suspicacias.

Tras revivirse el escándalo vino la reacción del gobierno. El presidente Uribe, primero, trató de restarle importancia diciendo que no leía prensa internacional, y después soltó una dura acusación: “Los criminales tienen la capacidad de convertir en idiota útil a un premio Nobel de la Paz (…) y de penetrar un periódico serio como ‘The Washington Post”‘.

El general Óscar Naranjo, director de la Policía, además, descargó una carga de profundidad contra el testimonio. Naranjo comentó que una vez salió a la luz la declaración de Meneses, lo llamó el coronel Pedro Manuel Benavides, quien fue también comandante de Policía en Yarumal por la época en que operaban Los 12 apóstoles. Benavides le dijo que en octubre de 2008 lo llamó Meneses, le mandó un pasaje para ir a Bogotá y en la capital los hermanos ‘Comba’, hoy capos del cartel del norte del Valle, le ofrecieron 500 millones de pesos para que declarara contra el presidente Álvaro Uribe. Aunque es cuestionable que el coronel solo haya mencionado esa oferta ahora, si se llega a probar que el narcotráfico está detrás de este testimonio le podría restar aún más peso.

Pero el hecho de que el testimonio esté contaminado no quiere decir que se tenga que descartar el contenido de la denuncia. En los últimos años la justicia ha resuelto casos críticos con ayuda de testimonios de dudosa procedencia como los de Yidis Medina, el de alias ‘Pitirri’ o el mismo ‘Popeye’.

Santiago Uribe ya ha sido investigado en dos ocasiones por este caso y la Fiscalía dictó sendas resoluciones inhibitorias en mayo de 1996 -cuando su hermano Álvaro era gobernador de Antioquia- y en febrero de 2000 -cuando el hoy Presidente estudiaba por fuera del país-. El fiscal general, Guillermo Mendoza, ya dijo que si surge una prueba nueva el caso podría ser reabierto. Como por ejemplo, podría ser la grabación que dice tener Meneses de la reciente conversación que sostuvo con el coronel Benavides en la que hacen memoria de todo lo ocurrido en Yarumal. ¿Por qué no se reveló esta semana el contenido de esa grabación?

Para reconstruir lo sucedido, en la montañosa región lechera de Yarumal, SEMANA buscó en los archivos del municipio y en expedientes abiertos tras una cincuentena de crímenes ocurridos entre 1992 y 1994. La violencia en este pueblo, a 130 kilómetros al norte de Medellín, tuvo su episodio más crítico a comienzos de los años 90.

Uno de los primeros documentos que da cuenta de la existencia de paramilitares es un panfleto repartido por el pueblo el sábado 15 de febrero de 1992. En él se anuncia la conformación de las ‘autodefensas del Norte Lechero’ para declarar la guerra a la guerrilla.

Los desmanes empezaron a darse a finales de 1992. Por esos días el alcalde, la personera, el párroco, el inspector y miembros de la Cruz Roja y la Defensa Civil escribieron una carta al comandante de la IV Brigada para pedirle cambiar a los miembros del Ejército de Yarumal, a quienes denuncian de haber desaparecido al menos a cinco personas.

Pero fue en el segundo semestre de 1993 cuando se dieron las primeras referencias del grupo de Los 12 apóstoles. Un testigo, que iba a ingresar al grupo, cuenta que este trabajaba con la fuerza pública gracias al contacto de una persona “del gremio eclesiástico”. Todo está documentado en un informe de la Personería de la época, según el cual, a partir de julio se incrementaron los crímenes de personas con antecedentes delictivos. En cuatro meses se dieron 29 asesinatos. Es llamativo, para efectos de la credibilidad del testimonio de Meneses, que para esa época el oficial no había aún llegado a Yarumal.

Uno de los casos que se registró con mayor detalle fue el de la familia Varela, pues a uno de sus miembros, Vicente, lo asesinaron luego de ser señalado de extorsionar a finqueros. Antes de su asesinato allanaron su residencia y la de una hermana y en un episodio no esclarecido una de estas construcciones fue baleada. Cabe anotar que por esa misma época -11 de junio de 1993-, el entonces procurador general Carlos Gustavo Arrieta promulgó una circular en la que advertía que se estaba repitiendo una práctica irregular en unidades de Policía del país de hacer operativos “en vehículos sin placas”, “usando capuchas para cubrir sus rostros” y haciendo allanamientos sin orden judicial. La Personería recibió fuertes amenazas a comienzos de 1994 por sus investigaciones.

En septiembre de ese año la Fiscalía dictó orden de captura contra nueve personas, pero solo se hizo efectiva contra tres reconocidos comerciantes de Yarumal. En 1995 se ordenó la detención del sacerdote Gonzalo Javier Palacio, quien había sido párroco del pueblo. Pero a finales de ese mismo año todos quedaron en libertad.

Hasta ese momento, el nombre de Santiago Uribe no aparecía en el expediente. De hecho, en la primera investigación de la Fiscalía regional de Medellín solo se habla de la participación de comerciantes del casco urbano de Yarumal. En ese documento, de febrero de 1995, que resuelve la situación jurídica de los implicados, cerca de 20 testigos, incluidos varios con reserva de identidad, señalan como miembros del grupo ilegal a
zpersonajes prestantes del pueblo, como el párroco, dueños de restaurantes y otros negociantes reconocidos, pero ninguno menciona al hermano del Presidente, ni tampoco hace referencia alguna a la finca La Carolina de propiedad de los Uribe Vélez.

Más adelante, en junio y agosto de 1996, cuando Álvaro Uribe ya era gobernador de Antioquia, aparecieron dos testimonios con reserva de identidad que salpican a Santiago Uribe. No profundizan mucho en detalles de sus funciones, solo dicen que manejaba un radio desde su finca a través del cual le informaban lo que ocurría en la zona y lo que hacían algunos miembros del grupo. Uno de los testigos afirma que Santiago era el jefe del grupo y que Vicente Varela habría sido asesinado en la finca La Carolina. Esta semana, The Washington Post dice que Santiago Uribe confirmó que “un hombre fue asesinado en su hacienda bajo circunstancias extrañas”.

Todos los que aparecen en los diferentes expedientes fueron exonerados hace 10 años. Entre ellos, Benavides y Meneses, el testigo que desde Argentina revivió el proceso.

Publicado en Semana, edición 1465 – Fecha: 05/31/2010