Unos correos electrónicos a los que tuvo acceso Verdad Abierta y que estaban en unos computadores incautados al ex jefe paramilitar Jorge 40 y a otros cabecillas del Bloque Norte, muestran cómo los paramilitares planearon seguir interfiriendo en la política regional, inclusive después de iniciado el proceso de negociación con el gobierno Uribe.
Por Tadeo Martínez para VerdadAbierta.com
Jorge 40 dio instrucciones a sus hombres cómo manejar en la sombra una agenda paralela a las negociaciones con el Gobierno para mantener el control paramilitar. |
‘Jorge 40’ no confiaba en la desmovilización, así lo reflejan cuatro mensajes escritos a los comandantes de los frentes del Bloque Norte entre enero y febrero de 2006, semanas antes de entregar las armas y desmovilizar más de 4.500 hombres armados. En ellos, les pidió a sus hombres discreción ante las elecciones de marzo para no perjudicar a los candidatos amigos y provocar reacciones contrarias, que ya se sentían. Pero también estos correos develan que, por órdenes suyas, las autodefensas tenían una agenda paralela a la de Santafe de Ralito.
Dos meses antes de la desmovilización del Bloque Norte, Jorge 40 escribió cuatro correos electrónicos a los cabecillas de frente dándoles instrucciones de qué hacer y cómo proceder ante el proceso de paz que se avecinaba y la prudencia que debían tener ante las elecciones de marzo de 2006. En ellas, no sólo expresa sus temores y las reservas que tenía sobre la desmovilización y los peligros que correrían los territorios bajo control de su grupo paramilitar.
En los correos electrónicos, el jefe paramilitar diseña una estrategia en la que buscaba que los líderes sociales, políticos, económicos y las mismas poblaciones presionaran al Gobierno Nacional para que una vez desaparecidos los grupos armados de autodefensa, el Estado garantizara “la seguridad y la paz en las regiones.”
Los mensajes fueron enviados desde varias cuentas de correos utilizadas por ‘Jorge 40’. Una de ellas era utilizada por el exjefe paramilitar para enviar correos a sus allegados, sus amigos más cercanos, familiares, y a los políticos. Una segunda cuenta era utilizada para dirigirse a los cabecillas de frente. Y un tercer correo, era usada por el encargado de la agenda y las comunicaciones del jefe paramilitar.
Entre los destinatarios de los correos identificados hasta ahora, se encuentran el extraditado exjefe del Frente Resistencia Tayrona Hernán Giraldo Serna; alias Felipe, inspector del Bloque Norte asesinado por “los mellizos” en Bogotá a finales de 2007; Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias don Antonio, excomandante del Frente José Pablo Díaz, que delinquía en el Atlántico y algunos municipios del Magdalena como Sitio Nuevo y Remolino, actualmente preso en la cárcel Modelo de Barranquilla; alias ‘Ramiro’ jefe del frente Contrainsurgencia Wayuu, cuyo controlaba desde la frontera con Venezuela y hasta el sur de la Guajira. Ramiro fue asesinado por ‘Los Mellizos’. Este frente, Contrainsurgencia Wayuu, no se desmovilizó por orden de Jorge 40.
También había correspondencia dirigida a otros dos ex jefes cercanos a Jorge 40, como alias ‘Jerónimo’, que según Don Antonio fue secretario privado de ‘Jorge 40’ y a quien le entregó los computadores que le fueron incautados en Santa Marta cuando lo capturaron cuatro días después de haberse desmovilizado. Las autoridades creen que podría ser el mismo Tomasmil, sherifrodriguez o Samuel Rodriguez. Las autoridades desconocen el paradero de alias ‘Jerónimo’, así como su identidad. Y un último cabecilla cuyo nombre era Jeferson Martínez y que fue asesinado en Copacabana, Antioquia, por orden del mismo Jorge 40, porque no estaba reportando ingresos.
El contenido de los mensajes
El primero de los cuatro mensajes (descargar) conocidos del 15 de enero de 2006 y fue enviado desde el buzón “Patria Chica”. En él, ’40’ pide a los jefes de cada frente que hablen con los alcaldes amigos, con líderes sociales, con los representantes de los gremios, con la gente del común, profesores y estudiantes para que llamen a la emisoras y opinen sobre el contenido de una carta dirigida a los habitantes de los departamentos de Atlántico, Cesar, La Guajira, Magdalena y Norte de Santander, donde el grupo paramilitar del Bloque Norte había ejercido control territorial.
En la carta afirma que en “el Proceso de Ralito nunca se consideró la opción de claudicar y que el proceso de desmovilización y reinserción fue la cuota para la consolidación de la paz nacional”.
En el mismo correo ‘Jorge 40’ dice que “en la génesis de las autodefensas no tuvo como fundamento la necesidad de proteger riquezas o latifundios adquiridos con excedentes financieros derivados del narcotráfico u otra actividad ilegal, mucho menos la de cuidar latifundios, cultivos, laboratorioso rutas de narcotráfico”. Afirmación difícil de creer aún en aquel momento, enero de 2006, pues la guerra con Giraldo entre diciembre de 2002 y enero de 2003, fue precisamente porque el exjefe del Resistencia Tayrona no quiso entregar las finanzas de su grupo que provenían principalmente del narcotráfico.
O como lo dijo Miguel Villarreal Archila, alias Salomón, ante la fiscal de Justicia y Paz, Deicy Jaramillo, que su función consistía en cobrar un impuesto de embarque de 50 dólares por cada kilo a cualquier grupo de narcotraficantes que embarcara drogas por las costas desde el corregimiento de La Boquilla en Cartagena, hasta Ciénaga, Magdalena, pasando por los municipios costeros del Atlántico, los únicos sobre los cuales Don Antonio no tenía jurisdicción.
Los ingresos sobre esas actividades eran reportados por Salomón todos los meses al exjefe paramilitar en reuniones que se hacían en la Sierra Nevada de Santa Marta. Otros exparamilitares, con sus declaraciones ante Justicia y Paz, como alias ‘Caballo’, que delinquía en la zona de Pivijay, han dicho que el Bloque Norte no sólo estaba dedicado a proteger fincas de paramilitares y aliados, también estaban dedicados al robo de ganado y tierras de campesinos y parceleros, ganado que era sacado hasta Fundación y llevado a otras fincas de miembros de las organización en Magdalena, Bolívar y Cesar.
En esa primera carta, el ex jefe del Bloque Norte remata diciendo que “las autodefensas se fortalecieron para preservar un modo de vida pacífico y feliz y salvar unas costumbres campesinas ancestrales”. Afirmación que es desvirtuada por la realidad vivida por los pueblos de esos departamentos de Cesar, Magdalena, Guajira, Atlántico y Norte de Santander, que no volvieron a ser los mismos por la violencia sufrida tanto por el accionar guerrillero como paramilitar.
En un segundo correo (descargar), al día siguiente, el 16 de enero de 2006, se refiere al tema político y les da unas recomendaciones para las elecciones a Cámara y Senado en marzo de ese año. Dice que “el tema político se ha calentado mucho y de paso los está dejando mal parados”.
Ante esa situación, recomienda “prudencia”. Si hacen reuniones, dice, debe ser con “la persona indicada”, “olvídense de reuniones grandes”. Más delante dice: “si queremos ayudar a los amigos … sumémosle gente con mucho cuidado y no podemos utilizar la fuerza como mecanismo de presión. Utilicemos las palabras para lograr que nuestros amigos en las regiones ayuden a nuestros amigos políticos”.
Si Salvatore Mancuso dijo que el 30 por ciento del Congreso elegido en 2006 era afecto a las autodefensas, sin haber ejercido presión armada, según se desprende de este mensaje de Jorge 40 a sus subalternos, ¿cuántos senadores y representantes habrían elegido en caso de haber utilizado un lenguaje armado? Quería, con estas recomendaciones, “volverse invisible y ayudar sin perjudicar”.
A pesar de recomendarles que actuaran con prudencia, la gran mayoría de políticos de Cesar y Magdalena fueron vinculados a la parapolítica precisamente por acuerdos políticos realizados con las autodefensas, unos condenados y otros están detenidos y procesados por haberse aliado con los grupos paramilitares.
En el tercer mensaje (descargar) les pide a los comandantes de frente que recojan firmas para enviar una carta que tiene como destinatario el presidente Alvaro Uribe, en la que le dicen que ante el proceso de desmovilización de las autodefensas las regiones quedarán sin seguridad y el estado debe garantizar la paz y tranquilidad en donde las autodefensas habían lo remplazado. En este mensaje el exjefe paramilitar les dice que la petición al presidente servirá para futuras pretensiones jurídicas en caso de que la guerrilla vuelva a tomar el control de territorios controlados por los paramilitares.
La última carta (descargar) a la cual tuvo acceso Verdad Abierta, es una recomendación antes de la desmovilización. Les dice que se va a comunicar con ellos “el doctor Otero”, un abogado que les llevará instrucciones y les dirá que deben decir en la versión libre el día de la desmovilización.
El abogado Otero es una persona de confianza de Rodrigo Tovar que lo representaba en varios procesos y negocios personales .
Estos mensajes de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, dirigido a sus hombres más cercanos, revela la desconfianza que sentía sobre el proceso de desmovilización, por eso fue el último de los comandantes en dejar las armas y entregar uno de los grupos paramilitares que más control haya ejercido sobre territorios y entidades públicas locales y regionales. El Bloque Norte dejó sobre estos cinco departamentos, más de cien municipios y cuatro millones de habitantes, una historia de terror difícil de olvidar.