Comprar armas con alijos de cocaína fue la función central de Juan Carlos Sierra Ramírez, alias ‘el Tuso’, dentro de la estructura paramilitar. La mayoría de las transacciones se hicieron en Honduras.
Juan Carlos Sierra Ramírez, alias ‘el Tuso’, fue un traficante de armas para los grupos paramilitares. |
A través de rutas marinas y aéreas, Juan Carlos Sierra Ramírez, alias ‘el Tuso’, logró introducir al país fusiles y abundante munición con destino a los distintos bloques de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), a cambio de cientos de kilos de cocaína producida en el Nudo del Paramillo, el Bajo Cauca, el Sur de Córdoba, el Magdalena Medio y la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los detalles de estas operaciones de tráfico de armas y droga realizadas entre 1998 y 2001 se conocieron durante una audiencia de imputación de cargos ante un Magistrado de Control de Garantías realizada en Medellín por la Fiscal 20 de la Unidad de Justicia y Paz, Adriana Restrepo, quien precisó que este ex paramilitar y narcotraficante introdujo al país 1.724 fusiles AK-47 y cientos de miles de municiones para estas armas.
De acuerdo con lo expuesto por la fiscal Restrepo, para sacar la cocaína e ingresar las armas, alias ‘el Tuso’, en asocio con los jefes paramilitares Carlos Castaño Gil, Salvatore Mancuso y Ramiro Vanoy Murillo, utilizó rutas marítimas, que partían de puertos clandestinos ubicados en Tumaco, sobre el Océano Pacífico, y San Bernardo del Viento y Mendihuaca, en el Océano Atlántico; y rutas aéreas, desde una pista clandestina conocida como Torre 80, ubicada entre los municipios de Nechí, en el Bajo Cauca antioqueño, y Ayapel, en sur de Córdoba.
Alias ‘el Tuso’ ingresó a la estructura paramilitar a finales de 1996 por invitación del confeso narcotraficante y ex inspector general de las Auc, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘don Berna’, y permaneció en ella hasta su desmovilización, ocurrida en agosto de 2005 con el Bloque Héroes de Granada. Su extradición a Estados Unidos se produjo el 13 de mayo de 2008 junto a otros 13 paramilitares más, y desdeuna prisión federal de ese país ha continuado compareciendo al proceso de Justicia y Paz, escenario en el cual detalló las operaciones clandestinas.
En varias oportunidades, este paramilitar y confeso narcotraficante se ha referido a los supuestos nexos de políticos antioqueños con la llamada ‘Oficina de Envigado’, una estructura que fue funcional al paramilitarismo y al narcotráfico, y de la que hicieron parte varios de los jefes de las Auc que se desmovilizaron en concordancia con los acuerdos con el Gobierno Nacional, pero que luego fueron extraditados a Estados Unidos o se entregaron por su propia voluntad.
Operaciones en detalle
En dos operaciones clandestinas realizadas en 1998 y coordinadas por alias ‘el Tuso’ se intercambiaron 2.350 kilos de cocaína de propiedad de Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias ‘Macaco’, comandante del Bloque Central Bolívar, por 570 fusiles usados AK-47 de fabricación rusa y más de 750 mil balas. En ambas ocasiones, el alcaloide salió del corregimiento El Piamonte, de Cáceres, Bajo Cauca antioqueño, y fue trasladado en vehículos de doble fondo hasta el corregimiento El Dos, del municipio de Turbo, desde donde se embarcó con destino a Honduras, atravesando el Golfo de Urabá.
El sitio de llegada de la cocaína era un puerto clandestino en las playas de La Ceiba, la tercera ciudad más importante del país centroamericano y con costas en el mar Caribe. Una vez descargada la droga, se recogieron las armas y las municiones, las cuales ingresaron al país por el Golfo de Urabá y fueron trasladadas sin mayores problemas al Bajo Cauca antioqueño.
En 1999, se realizaron otras dos operaciones de intercambio de cocaína por armas. La primera de ellas se realizó a través del puerto de Tumaco, en Nariño. De acuerdo con lo confesado por Sierra Ramírez, en esa ocasión se movieron 1.424 kilos de droga aportados por Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso y acopiada en el Nudo del Paramillo. Desde allí la trasladaron en dos helicópteros, uno tipo Hughes 500 y el otro un Bell 2006 Jet Ranger, hasta la desembocadura del río Mira, en Tumaco.
Una vez en el puerto, el alcaloide fue cargado en lanchas rápidas al servicio del jefe paramilitar Guillermo Pérez Alzate, quien tenía el dominio de esa región con el bloque Libertadores del Sur. La droga fue transportada hasta un sitio en alta mar, a unas 150 millas náuticas de la costa, donde esperaba el buque mercante Nativa, de bandera panameña. Allí se intercambió la cocaína por 332 fusiles usados AK-47 de fabricación rusa, que habían sido embarcados en algún puerto de Centroamérica.
Las armas fueron llevadas hasta la desembocadura del río Mira y cargadas en las dos aeronaves, que viajaron hasta dos puntos específicos del departamento de Córdoba para ser desembarcadas: la finca Las Tangas, del corregimiento Villanueva, para dejar allí las que le correspondían a Carlos Castaño Gil, y la cancha de fútbol del municipio El Guadual, donde dejaron las de Salvatore Mancuso.
En esa ocasión, se habían negociado 997 kilos de cocaína por el armamento para las Auc y los restantes 427 kilos se pagarían en efectivo una vez fuera puesta en el mercado europeo; no obstante, el buque mercante fue interceptado en Arica, Chile, el 17 de enero de 2000 y la droga fue confiscada, lo que significó una pérdida económica para las Auc.
La segunda operación clandestina en 1999 se realizó a través de San Bernardo del Viento, en Córdoba. En esa ocasión, se enviaron hasta La Ceiba, Honduras, en lanchas rápidas 1.200 kilos de cocaína de propiedad de Carlos Castaño Gil, quien la envió desde la finca Las Tangas en camiones de doblefondo. Las naves fueron acondicionadas en la Marina Cispatá. La droga fue intercambiada por 205 fusiles usados AK-47 de fabricación rusa y 200 mil tiros, los cuales fueron enviados a Castaño Gil a la finca conocida como El Siete, en Villanueva, Córdoba, en camiones con doble fondo.
En el año 2000, se realizaron otras dos operaciones clandestinas, una marítima y a otra área. La primera de ellas utilizó el balneario de Mendihuaca, en la Guajira. Desde allí, y en lanchas rápidas, se enviaron a alta mar 2.287 kilos de cocaína, de los cuales 562 kilos le pertenecían a Carlos Castaño Gil. A unas 150 millas náuticas estaba el buque mercante Jean Paul. Una vez en el lugar, se procedió a intercambiar la droga del jefe paramilitar por 133 fusiles usados AK-47 de fabricación rusa, los cuales fueron llevados a la costa y empacados en camiones de doble fondo, los cuales viajaron sin ningún inconveniente hasta Valencia, en Córdoba, donde fueron entregados a Castaño y Mancuso.
La operación aérea se realizó entre una pista clandestina ubicada en San Pedro Sula, Honduras, y un lugar conocido como Torre 80, ubicado en zona rural entre los municipios de Ayapel, en Córdoba, y Nechí, Bajo Cauca antioqueño. En esa ocasión, se cargó un avión tipo un avión Twin Otter D80 con 1.200 kilos de cocaína de propiedad del entonces paramilitar Ramiro Vanoy Murillo, alias ‘Cuco’, jefe del Bloque Mineros. La aeronave viajó hasta el país centroamericano y a su regreso trajo 150 fusiles usados AK-47 de fabricación rusa.
Una vez bajo el control paramilitar, parte de las armas fueron enviadas en uno de los helicópteros de Salvare Mancuso a la finca El Siete, en Villanueva, Córdoba; la otra parte le fue entregada a alias ‘Cuco’.
En el 2001 se volvió a repetir esa operación, haciendo el mismo intercambio, 1.200 kilos de cocaína por 150 fusiles AK-47, pero esta vez se empleó un avión Aerocomander que decoló con el alcaloide desde el sitio Torre 80 y aterrizó en San Pedro Sula, Honduras, donde se realizó el intercambio de armas por drogas, regresando con el armamento, y distribuyéndose nuevamente entre los jefes paramilitares Carlos Castaño Gil y Ramiro Vanoy Murillo.
Por último, una nueva operación clandestina marítima se realizo en el 2001. En esa ocasión, se recurrió a la ruta del río Mira y el puerto de Tumaco, hasta donde llegaron 787 kilos de cocaína enviados en helicóptero por Castaño Gil desde Córdoba con el fin de ser intercambiados en altamar por 184 fusiles AK-47. La operación tuvo un éxito.
Por todas estas operaciones, la Fiscalía 20 de la Unidad de Justicia y Paz le imputó los delitos de concierto para delinquir, tráfico, fabricación y porte de estupefacientes; fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas; financiación del terrorismo y administración de recursos relacionados con actividades terroristas; y lavado de activos.