En los pueblos mineros del occidente de este departamento las mujeres han llevado la peor parte. Ya no hay guerra, pero persiste la pobreza, la falta de oportunidades y la ausencia del Estado. Esta es la historia de las guaqueras, de las viudas de la guerra verde y de las trabajadoras que por primera vez entraron a competir en un negocio dominado por los hombres.