Cobrar la muerte de uno de un asaltante que incineró a un empleado bancario durante un atraco, fue el pretexto para iniciar una de las guerras más cruentas de las Auc en Medellín.
“Los mataron porque fue una orden de (alias) ‘Danielito’, que los declaró objetivo militar por lo que pasó en el robo al banco y porque terminaron aliados con enemigos de las Autodefensas como lo era la banda de Frank”.
Así respondió Edison Giraldo Paniagua, alias ‘Pitufo’, desmovilizado del bloque Héroes de Granada y quien fuera parte del anillo de seguridad de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, cuando la Fiscal 20 de Justicia y Paz le trasladó, en el transcurso de la versión libre, la pregunta que los familiares presentes en la sala de audiencias llevaban más de 10 años formulándose en silencio: ¿por qué?
Ambos, fiscal y familiares, buscaban llegar a la verdad que rodeó la masacre perpetrada en el barrio Pedregal, noroccidente de Medellín, el 26 de abril de 2001. Ese día, a eso de las 9:30 de la noche, hombres armados con fusiles y pistolas calibre 45 que se movilizaban en dos vehículos y que portaban distintivos alusivos al Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI), llegaron hasta la salsamentaría Pedregal, ubicada en la carrera 76 con calle 102 y, sin mediar palabra, dispararon indiscriminadamente contra las personas allí presentes.
El saldo: seis jóvenes asesinados, dos de ellos en el sitio de los hechos, mientras que cuatro más fallecieron en centros asistenciales del occidente de Medellín. Los reportes de prensa de la época reportaron que los occisos se llamaban Francisco Javier Jaramillo, estudiante de derecho de la Universidad de Antioquia; Carlos Arturo Baena, Dayron Brayan Restrepo, Iván Marín Restrepo Posada, Wilson Antonio Hurtado e Hildebrando Ramírez Lopera. Las autoridades de Policía de aquel entonces señalaron que el hecho se debía a retaliaciones entre bandas delincuenciales del sector.
La hipótesis fue tajantemente rechazada en su momento por los familiares de las víctimas, quienes alegaron que entre los muertos había varios estudiantes universitarios. Desafortunadamente, a lo largo de estos años la justicia poco o nada aportó en el esclarecimiento tanto de los autores materiales e intelectuales del hecho como sus móviles. En 2007, una Fiscalía Especializada de Medellín decidió precluir la investigación por esta masacre.
Por ello el interés que despertaba entre familiares la versión de alias ‘Pitufo’. Después de todo, se trataba de uno de los lugartenientes de alias ‘Don Berna’ en el noroccidente de Medellín y quien fuera protagonista de primer orden en varios de los crímenes ordenados por este jefe paramilitar.
Para los familiares, había llegado la hora de la verdad y por más dolorosa y traumática que fuera, bien valía la pena escucharla. Curiosamente, los móviles de la masacre tienen sus orígenes en 1999. Aunque los hechos, en apariencia, poca relación guardan entre sí, en realidad constituyeron el inicio sangriento de una de las varias guerras que libró el bloque Cacique Nutibara de las Auc en esta ciudad: la guerra contra la banda de Frank.
El robo
Corría el año 1999. La ciudad de Medellín veía nacer una estructura armada aún más poderosa y sanguinaria que el propio Cartel de Medellín: el bloque Cacique Nutibara, que se articularía a las Auc.
Precisamente uno de los hombres que ayudó dar de baja a Pablo Escobar, alias ‘Don Berna’, logró darle un ropaje de paramilitares a los integrantes de las bandas criminales más temidas de la capital antioqueña. Para financiar este bloque, sus miembros recurrieron a lo que más sabían hacer: los grandes robos y el fleteo.
“Don Berna’ nos había autorizado el operativo. Le habíamos dicho que era para financiarnos y dijo que sí”, dijo alias ‘Pitufo’ al referirse al robo de una entidad bancaria que tuvo lugar el 16 de noviembre de ese año. La entidad escogida fue una sucursal del Banco Popular ubicada en el barrio Laureles. Para ejecutar el hurto fueron escogidos no menos de diez miembros de bandas delincuenciales del noroccidente de Medellín.
Según el antiguo escolta de alias ‘Don Berna’, parte de ese escuadrón lo integraron Dayron Brayan Restrepo, Iván Marín Restrepo Posada, Wilson Antonio Hurtado e Hildebrando Ramírez, quienes pertenecían a la banda conocida como ‘El Baratón’, que delinquía en el barrio Pedregal. Y no obstante haber planeado cada detalle con anticipación, algo salió mal, muy mal, durante el hurto.
Los fleteros llegaron a eso de las 3 de la tarde y encañonaron al vigilante, empleados y clientes. De inmediato, varios hombres procedieron a hurtar el dinero de las taquillas. Luego, dos hombres le pidieron violentamente a uno de los cajeros del banco, llamado Jorge Iván Palacio, que abriera la caja fuerte. Pero éste se negó alegando que la bóveda poseía un dispositivo temporizador que impedía abrirla. Su reacción hizo que uno de los asaltantes le rociara gasolina y acto seguido, le prendiera fuego. El empleado fue llevado a un centro asistencial por varios de sus compañeros que no salían de su asombro por la sevicia del hecho. El cajero murió horas después producto de las fuertes quemaduras.
“Ninguno de nosotros se imaginó que eso iba pasar. Como eso generó tanto impacto, (alias) Danielito nos convocó a una reunión para escuchar de nuestra boca qué fue lo que pasó. Pero a la reunión no fuimos sino como dos o tres personas. Los demás no quisieron ir. Presentían que si iban los iban a matar. Después de eso, muchos de esos pelados se fueron para el lado de (alias) ‘Frank’, que era enemigo de las Autodefensas. Ahí fue cuando ‘Danielito’ los declaró a todos como objetivo militar”, agregó el otrora escolta principal de alias ‘Don Berna’, quien fue capturado a comienzos del 2000 y sentenciado por esos hechos a 17 meses de prisión.
La orden comenzó a ejecutarse en el año 2000. La persecución contra los asaltantes sirvió de excusa para declararle la guerra frontal a una de las pocas bandas que no quiso someterse a las órdenes de alias ‘Don Berna’: la banda de ‘Frank’, dirigida por Franklin Alonso Vásquez Gómez.
La guerra
“Frank acumuló mucho poder durante los años 90. Con las vacunas que cobraba a los transportadores comenzó a comprar buses y para 1999 ya tenía como 50 buses. Tenía más de 300 hombres bajo su mando. Tenía mucho armamento. Cuando llegaron las Autodefensas a decirle que tenía que unirse a ellos, Frank se opuso y les declaró la guerra”, recordó Carlos Arcila, dirigente barrial de la comuna 6 de Medellín, quien vivió de cerca toda la barbarie allí cometida.
La confrontación armada convirtió las calles de los barrios París, Doce de Octubre, Picacho, Pedregal, Castilla, Kennedy, San Martín, entre otros, en verdaderos campos de batalla. Uno y otro bando escalaron el conflicto de tal manera que no fueron pocos los crímenes violatorios a los derechos humanos cometidos en esta comuna.
Ejemplo de ello fue el incendio del barrio de invasión El Esfuerzo, enclavado en la parte alta de la zona noroccidental de la cuidad. El 3 de abril de 2001, hombres armados llegaron hasta este humilde asentamiento, habitado en su mayoría por gente desplazada por la violencia, y luego de obligar a los pobladores a desalojar sus viviendas, les prendieron fuego.
Los móviles, según las autoridades de Policía de la época, obedecieron a una retaliación de la banda de ‘Frank’ por la muerte de tres de sus integrantes semanas atrás. “Prendieron el barrio porque los integrantes de la banda de ‘Frank’ señalaron que ese barrio era utilizado por los paramilitares del Cacique Nutibara para moverse y como retaguardia”, se lee en un recorte de prensa de aquel año.
“Es que en esos años, entre 2000 y 2001, mataron mucha, mucha gente”, señaló Carlos Arcila sobre lo que pasaba por aquellos años en comunas como la 6 y 7, al noroccidente de Medellín, testimonio que coincide por lo señalado por alias ‘Pitufo’: “enel año 2000 fueron ‘dados de baja’ tres de los pelados que habían participado en el robo. Otro más se suicidó porque no aguantó la presión de las Autodefensas. La presión de (alias) ‘Don Berna’ era muy impresionante. Se trajo gente del Urabá que eran de las Accu para que reforzaran esa guerra contra una banda tan poderosa como la de ‘Frank”.
Fue justamente uno de esos hombres venidos desde Urabá quien coordinó el ‘operativo’ que derivó en la masacre de Pedregal: alias ‘Aníbal’. Su modus operandi se caracterizaba por llevar siempre distintivos del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI), los mismos que uso ese 26 de abril de 2001. “Creo que esos brazaletes y chalecos se los había dado ‘Danielito”, añadió ‘Pitufo’.
“¿Cuánta gente participó en ese operativo? No se. Yo estaba en la cárcel cuando eso. Yo salí a los pocos días y me informan sobre esa masacre”, contó el postulado, quien soltó una sentencia que dejó estupefactos a los asistentes: “ahí perdieron la vida un par de pelados que no les gustaba la vida delincuencial. Eso es cierto. A ellos les gustaba sentarse en el ‘parche’ a hablar con nosotros. Así es en los barrios populares de Medellín: buenos y malos están revueltos. Pero los otros muertos eran miembros del (combo) ‘Baratón’. Ellos estuvieron en el robo al banco. ¿Qué eran estudiantes? Sí, pero también robaban y mataban”.
En febrero de 2012, alias ‘Don Berna’ reconoció, desde su sitio de reclusión en los Estados Unidos, haber autorizado a sus hombres para que asesinaran a quienes participaron en el robo al banco y, más que eso, a los miembros de la banda de Frank. Así, con el crimen esclarecido, a la Fiscal 20 solo le quedaba una pregunta por hacer: ¿Quién le prendió fuego al señor Jorge Iván Palacio? “Eso fue Hildebrando”, respondió ‘Pitufo’.