Los ‘paras’ y el narcotráfico en Caquetá

      
Los paramilitares que delinquieron en Caquetá tuvieron dos escuelas de entrenamiento y diseñaron tarjetas de ‘vacuna’ y una especie de ‘pasaporte’ para el tráfico de la coca.
  
Los paramilitares del Frente Sur Andaquíe se financiaron cobrando extorsiones al comercio. Foto VerdadAbierta.com

-La incursión paramilitar al Caquetá
 

Los 552 paramilitares que delinquieron en Caquetá se entrenaron en dos fincas, donde recibieron información sobre armas, táctica militar y hasta charlas para amenazar a la población civil. A partir de 2001, cuando Carlos Mario Jiménez alias ‘Macaco’ se convirtió en el jefe de este grupo, empezaron a regirse por las normas del Bloque Central Bolívar, Bcb.

Fue precisamente en 2001 cuando el Frente Sur Andaquíes engrosó sus filas, además de la exportación de paramilitares provenientes del Urabá, porque incrementaron sus finanzas cobrando impuestos ilegales al comercio así como al tráfico de cocaína en la región.

Durante la imputación de cargos contra Carlos Fernando Mateus alias ‘Paquita’, Everardo Bolaños alias ‘Jhon’, Omar Osorio alias ‘Maclauss’, Edilberto Correa alias ‘Chepe Listo’ y Álex Miguel Villadiego alias ‘Douglas’, la Fiscalía 27 de Justicia y Paz documentó ante el Tribunal de Justicia y Paz cómo los paramilitares se entrenaron y se financiaron en el Caquetá.

La ‘logística’
Para incursionar en el Caquetá los paramilitares necesitaron primero contar con antenas de comunicación para planear sus incursiones a los poblados. Según lo contó en versión libre José Germán Sena Pico alias ‘Nico’, el Frente Sur Andaquíes instaló una antena repetidora en la Paujila y La Leona, veredas del municipio de Valparaíso.

Como lo hicieron los demás grupos paramilitares portaron uniformes que los conseguía un integrante del grupo al que llamaban ‘caletero’ o por medio de soldados o civiles que tenían acceso a uniformes que son de uso privativo de las fuerzas armadas. Esta práctica fue recurrente entre 2001 y 2003 cuando el Frente aumentó en hombres.

La Fiscalía documentó que entre 2004 y 2005 el encargado como ‘caletero’ fue alias ‘Pacho Montoya’, quien compraba los uniformes en un mercado ilegal en Bogotá e incluso por medio de una brigada del Ejército. Otros de los uniformes eran enviados por Rodrigo Pérez Álzate alias ‘Julián Bolívar’, segundo de ‘Macaco’ en el sur de Bolívar, que en el corregimiento de San Blas, Bolívar, tenía un dispensario para las Auc que incluía fábrica de uniformes.

En el Sur de Bolívar era Fernando Arsenio García Laguado alias ‘Morocho’, el encargado de fabricar botas, camuflados, cartucheras, portafusiles, arnés, riatas, cinturones, pañoletas, morrales, camisetas y todo lo relacionado con dotación para el equipo de campaña. (Lea: Los tentáculos del Bloque Central Bolívar).

Alias ‘Nico’ confesó en Justicia y Paz que a partir de 2001 a cada paramilitar le entregaban brazaletes doble faz de colores con las insignias del grupo, dos uniformes camuflados para el combate, dos tipo militar color negro, dos licra, un par de botas de combate y par de botas de caucho. Estas prendas eran renovadas cada cuatro o seis meses como máximo.

Con dotación, los integrantes del Frente Andaquíes recibieron entrenamiento en una escuela militar que primero estuvo ubicada en la vía al cementerio del corregimiento de Puerto Torres. Entre enero y abril de 2002 los instrucciones fueron alias ‘Milicia’, ‘Doble Cero’ y ‘Camilo’.

Luego, entre noviembre de 2003 y febrero de 2004, los paramilitares se entrenaron en una nueva escuela ubicada en la vereda Paraisito, cerca al municipio de Morelia. Los instructores fueron alias ‘El paisa’, ‘Policía’, ‘Doble Cero’ y el propio alias ‘Nico’, que era el encargado de dar la instrucción ‘política’ e ‘ideológica’ a los nuevos integrantes.

Alias ‘Nico’ le contó a la Fiscalía que una jornada en esas escuelas comenzaba a las cuatro de la mañana y terminaba a las siete de la noche. El horario incluía entrenamiento físico de gimnasia americana con armas y sin armas, y charlas ‘políticas’ sobre las normas de las Auc. A los 25 días, los integrantes iban al polígono para aprender a disparar.

Superada la fase inicial, dijo ‘Nico’, los nuevo paramilitares entraban en una etapa de reentrenamiento que incluía cruce de obstáculos, telaraña, túnel, movimientos tácticos, evacuación de heridos, toma de objetivos, arme y desarme así como técnicas para cómo movilizarse por campos minados.

En versiones libres alias ‘Nico’ y Edilberto Zambrano alias ‘Chepe Listo’ confesaron que estos paramilitares eran también entrenados para dar charlas amenazantes contra la población civil. “Para convocar a la población se le informaba a la Presidente de la Junta de Acción Comunal que se requería de toda la gente en el lugar más cercano. Se les daba un curso amenazante, se les informaba que al Frente Sur no gustaba de los milicianos y se les realizaban advertencias”, leyó la Fiscalía ante los magistrados de Justicia y Paz.

Así los ex paramilitares que delinquieron en Caquetá reconocieron que con intensidad, entre 2001 y 2006, asesinaron a personas que tildaron de guerrilleros, infiltrados, drogadictos, violadores y ladrones. Según documentó la Fiscalía, entre las principales conductas de este grupo estuvieron varias formas de tortura así como el secuestro y las desapariciones y desplazamientos forzados.

‘Boletas’ para todo

A la llegada de alias ‘Macaco’ en 2001 al Caquetá, Carlos Fernando Mateus alias ‘Paquita’ y Jefferson Perea alias ‘Serpiente’ fueron nombrados como los jefes de finanzas del grupo.

  
Así era el formato de citación que enviaban los paramilitares al comercio legal de la región para cobrarles ‘vacuna’. Foto Fiscalía  

En versión libre de febrero de 2010, alias ‘Paquita’ le contó a la Fiscalía que el grupo paramilitar cobró impuestos ilegales a todo lo que generara dinero, incluso a la comercialización fuera de la región o a quienes quisieran movilizarse por las carreteras del departamento. Pagaron también por información por personas que supuestamente tuvieran vínculos con la guerrilla.

Así alias ‘Paquita’ dijo que cobró cuotas mensuales al comercio, los contratos municipales y obras civiles, al combustible, los transportadores y a los proveedores de gaseosas y cervezas. Cobraron gramaje por la salida de base de coca de la región, realizaron secuestros, extorsiones y retenes ilegales sobre las principales vías de la región.

No hubo tampoco establecieron comercial que se salvara de lo que los paramilitares llamaron “pago de contribuciones o  bonificaciones”. Incluso diseñaron un formato con el que citaban a los comerciantes y las estipulaba la cuota mensual. Las víctimas fueron dueños y trabajadores de almacenes de repuestos y del agro, ferreterías, supermercados, avícolas y carnes frías, almacenes de cadena, casas de empeño, licores y bebidas, restaurantes,gimnasios, droguerías y panaderías.

Recibidas las ‘vacunas’ los paramilitares les emitían a las víctimas una especie de recibos o vales que certificaban el monto del pago y la fecha.
Para las personas relacionadas con el negocio del narcotráfico el Frente Sur Andaquíes tuvo otra modalidad. La llamaron cobro de ‘matrícula’, que consistía en una inscripción o autorización para traficar los insumos, la base de coca y la cocaína por las zonas donde delinquía este grupo paramilitar. Según lo documentó la Fiscalía, la inscripción costaba $10 millones de pesos.

“Les aclaraban que la matrícula era una especie de pasaporte que legitimaba su ingreso al Caquetá, para evitar ser sindicatos como financieros de la guerrilla. Si el Frente Sur Andaquíes comprobaba que estaban incumpliendo los compromisos adquiridos, procedían a sancionarlos”, leyó la Fiscalía 27 de Justicia y Paz durante la audiencia.

  
Así era el formato de ‘comprobante de pago’ que entregaban los paramilitares a las víctimas. Foto Fiscalía  

Entre las principales sanciones estuvieron el cobro de multas, el decomiso del dinero, el robo de la droga, la incautación de los bienes y hasta la muerte. Con los comerciantes legales, alias ‘Paquita’ dijo que las sanciones eran similares. En caso de incumplimiento los detenían, les quitaban los vehículos y hasta la mercancía con que se sostenían estos negocios.

El ex jefe de finanzas alias ‘Paquita’ confesó que fue así como el Frente Sur Andaquíes compró armas, vehículos, equipos de comunicación y mantuvo a una tropa donde un jefe de frente ganaba $1 millón 500 mil pesos al mes y un patrullero raso $350 mil pesos de la época, es decir, hace diez años atrás cuando el grupo paramilitar engrosó sus filas.

*La imputación de cargos es una fase del juicio que se adelanta contra alias ‘Juancho Prada’. Consiste en que la Fiscalía presenta los delitos cometidos por el ex jefe paramilitar ante un magistrado de Justicia y Paz. Después, sigue la formulación y la legalización de cargos antes de que el Tribunal emita una condena contra del ex paramilitar y repare a las víctimas.