A lo largo de seis años, un grupo de ganaderos invadió parte del resguardo Nukak Makú, en la Amazonía colombiana. Ahí talaron cientos de hectáreas de bosques tropicales para montar un complejo de fincas en las que engordaron más de 16.000 cabezas de ganado. La deforestación afectó a esta comunidad indígena que ya no podrá recuperar su territorio, esencial para su supervivencia.