‘Amaury’, el verdugo de El Salado

      

De soldado modelo a jefe paramilitar, esta es la historia de Francisco Robles, alias ‘Amaury’, capturado el 28 de agosto pasado, quien lideró la masacre de más de 60 personas en El Salado.

Momentos en que las autoridades capturan a ‘Amaury’. Foto: Prensa Ejército 

El Salado
Reparación histórica en Mampuján
‘Paras’ robaban gasolina en complicidad con funcionarios de Ecopetrol

Con 12 condenas, 25 órdenes de capturas, participación en las masacres de El Salado, Mampuján, presunto culpable del asesinato cinco agentes del DAS, acusado de reclutamiento de menores, robo de gasolina y uno de los jefes de las Águilas Negras, Francisco Robles Mendoza, alias ‘Amaury’ es sin duda uno de los ‘paras’ prófugos con uno de los peores prontuarios en el país.

‘Amaury’, quien era jefe de del Frente Sabanas del bloque Héroes de los Montes de María y no se desmovilizó, fue capturado el sábado pasado por agentes del DAS y del CTI, integrantes del Gaula Rural, en la finca La Paola, del municipio de Astrea, Cesar.

Robles Mendoza fue sindicado de los delitos de homicidio agravado, hurto agravado y calificado, concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas, posesión y utilización ilegal de uniformes e insignias de uso privativo de la Fuerza Pública. Y fue trasladado a Bogotá, ante un fiscal de Derechos Humanos para responder por sus crímenes.

Nació en Fonseca, Guajira, hace 43 años y tuvo varios reconocimientos en el Ejército. Fue uno de los líderes del curso de suboficiales número III por sus habilidades para el tiro y su carácter.

Hasta 1998 ‘Amaury’ era el cabo primero Robles, uno de los ‘Rambos’ de las Fuerzas Especiales del Ejército. Desde que se graduó con honores del curso de suboficiales número 3 se destacó por sucarácter, su voluntad, su discreción y su puntería.

Este hombre, nacido en Fonseca, en La Guajira, le demostró a sus superiores que su ambición militar no tenía límites. Hizo cursos de lancero, de paracaidista, de contraguerrilla, de antiterrorismo urbano, de explorador, siempre en grupos elite. En todos ellos ocupó siempre el primer lugar.

Tenía el pecho cubierto de medallas e insignias y era, como escribió El Tiempo en un artículo de 2004, el soldado de mostrar cuando alguna delegación extranjera visitaba el país.

Sin embargo, el destino del cabo Robles cambió el 23 de febrero de 1998. Ese día, en el restaurante Toledo, en el barrio Chapinero de Bogotá, el suboficial asesinó, de tiros certeros en la cabeza, a dos hombres. Uno de sus acompañantes fue herido.

Según versiones de los medios de la época, las víctimas le reclamaron a Robles porque los estaba mirando mal. Sobre el momento el entonces militar no hizo nada. Esperó que el grupo saliera y desde su vehículo les disparó con una pistola Glok, calibre 40, sin salvoconducto.

La justicia militar lo encarceló en los calabozos del Batallón de Policía Militar No. 13, en Bogotá, mientras esperaba la investigación y el juicio. Sin embargo a finales de 1998 se escapó mientras iba a una cita médica.

Unas semanas después paramilitares declararon que Robles se había unido a las Autodefensas Unidas de Colombia. Alli empezó a llamarse ‘Amaury’ o ‘07’. Por el crimen de la cafetería Toledo, Robles fue condenado a 37 años de cárcel.

Versiones extraoficiales señalan que llegó a ser tercero al mando del Bloque Norte, pero su mayor tiempo en las autodefensas transcurrió como jefe del Frente Sabanas en Bolívar, que delinquía en los municipios de Córdoba, Zambrano y Magangué en Bolívar, y Buenavista en Sucre.

‘Amaury’ y El Salado

‘Amaury’ fue uno de los jefes que lideró la incursión contra El Salado, un corregimiento del Carmen de Bolívar, en la que los ‘paras’ asesinaron a por lo menos 60 personas del 16 al 18 de febrero de 2000.

Su nombre es citado por numerosos desmovilizados y es señalado por el informe “El Salado: esa guerra no era nuestra” del Grupo Memoria Histórica, como uno de los que planeó, organizó y comandó las autodefensas en el pueblo.

‘Amaury’ es, junto a Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’, Jhon Jairo Esquivel, ‘El Tigre’ y Uber Banquez, alias ‘Juancho Dique’, de los pocos paramilitares acusados por la masacre de El Salado. Sin embargo aún no se ha iniciado ningún juicio por estos crímenes de lesa humanidad.

Por ordenes de ‘Jorge 40’, ‘Amaury’ salió el 15 de febrero de 2000 de Magdalena, para encontrarse con otros ‘paras’ enviados por los hermanos Castaño. En total, eran unos 300 hombres, guiados por cinco desertores, los que irrumpieron después de varios días de caminata en El Salado.

El grupo de ‘paras’ de ‘Amaury’ fue uno de los primeros que ingresó a El Salado. El 17 de febrero entraron en el pueblo, pateando las puertas de las viviendas y obligando a los pobladores a salir y dirigirse hacia el parque principal, insultándolos y acusándolos de ser guerrilleros. Ellos asesinaron a varias personas, entre ellos a Edith Cárdenas, una mujer líder y reconocida por todos en El Salado.

Según testimonios de los sobrevivientes, las víctimas fueron elegidas al azar. Algunos fueron señalados por los desertores de las Farc. Otros, como Francisca Cabrera, porque tenían mucho miedo. Otros sin explicación, como Ever Urueta, que sufría de retraso mental y fue torturado sin piedad para que supuestamente confesara que pertenecía a las Farc.

Dirigidos por ‘Amaury y John Jairo Esquivel, alias ‘El Tigre’ los ‘paras’ se tomaron la cancha de fútbol del pueblo. Allí las muertes se producían cada media hora. La gente estaba bajo el sol inclemente, de pie, viendo cómo se llenaba de cadáveres la plaza, y como los paramilitares festejaban su ‘hazaña’. Los paramilitares sacaron los tambores, las gaitas y los acordeones, y con cada muerto, hacían un toque. Al caer la noche, en la cancha yacían 18 cadáveres.

Cuando los paramilitares dieron la orden de irse a dormir a las casas, muchos encontraron a sus familiares muertos en las calles o en los mismos ranchos. El 21 de febrero, tras una orgía de sangre de cuatro días, ‘Amaury’ y sus hombres salieron del El Salado. En su huída, asesinaron a varias personas más.

Los otros crímenes de ‘Amaury’

El ex paramilitar también tendrá que responder por el asesinato de cinco agentes del DAS el 23 de febrero de 2002 en La Aventura, un corregimiento de Córdoba, Bolívar.

Ese día los miembros del DAS fueron a investigar el robo de gasolina de un políducto de Ecopetrol. Cuando llegaron, 30 paramilitares los interceptaron, los obligaron a bajar de su vehículo y les dispararon con sus fusiles.

Después se los llevaron a ‘Amaury’, que según las autoridades de la época, les dio un tiro de gracia y ordenó abrirles el abdomen y botarlos al río Magdalena. Por este caso ‘Amaury’ ya fue condenado.

El episodio marcó el final de su carrera delictiva en las autodefensas. Varios jefes ‘paras’ decidieron deshacerse de él por la atención que la masacre de los agentes del DAS atrajo sobre el grupo ilegal. ‘Amaury’ sin embrago logró librarse de la persecución gracias a la protección de alias ‘120’.

Según versión de un desmovilizado detenido en la cárcel La Vega de Sincelejo, hubo discrepancias con otro miembro de las Auc que compraba el combustible, conocido entre los paramilitares con el nombre de ‘Carne Molía’, y que responde al nombre de Antonio García, un conocido comerciante de Sincelejo que revendía en su estación de servicio en Sincelejo  el combustible robado.

‘Carne Molía’, tenía unos hombres bajo su mando y fue quien, al parecer, envenenó las relaciones con el DAS propiciando el asesinato de los investigadores del DAS Oscar Álvarez Díaz, Jaime Humberto Sastoque, Germán Bustos Carvajal, Jesús Navas Rondón y Nelson Miguel Hernández Cortés, quienes al parecer desconocían la existencia del presunto trato entre paramilitares y ese organismos del estado y habían detectado a los ladrones de gasolina.

‘Amaury’ también fue vinculado por varios desmovilizados a la masacre de Mampuján, donde el 10 y 11 de marzo de 2000 los ‘paras’ asesinaron a 11 personas y desplazaron a 300 familias.