Durante tres días, la capital de Nariño fue el escenario del Segundo Encuentro por la Verdad, que estuvo dedicado a la persistencia de las mujeres y familiares que buscan a personas dadas por desaparecidos. Decenas relataron sus experiencias con el anhelo de acceder a justicia, de encontrar la verdad sobre la desaparición de sus seres queridos y, sobre todo, de ser partícipes de las labores que adelantarán los encargados de la reparación integral de las víctimas del conflicto armado.

El pasado martes, el Parque de Nariño, en pleno corazón del municipio de Pasto, se vistió de memoria. En dos de sus costados, organizaciones de víctimas de diferentes regiones del país alzaron múltiples carpas que llenaron de manualidades y de fotografías, para sensibilizar sobre el drama de la desaparición forzada y para recordar a los suyos. Hacia el atardecer y en una gran tarima colindante a las carpas, se desarrollaron múltiples actos simbólicos y culturales.

Esos eventos y otros más hicieron parte del Segundo Encuentro por la Verdad que organizaron de manera conjunta la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), cuyo lema fue Reconocemos su búsqueda. Ambas entidades, que hacen parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición pactado en el Acuerdo de Paz con las extintas Farc, fueron creadas con el fin de satisfacer los derechos de las víctimas y ponerles fin a las causas del conflicto armado.

La fecha y el lugar para desarrollar la jornada fueron elegidos con precisión milimétrica. Se realizó entre los pasados lunes y miércoles, porque durante esta semana, el 30 de agosto, se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Y en cuanto al lugar, se seleccionó a Pasto por ser la capital del único departamento de Colombia que formalmente ha creado una Mesa de Trabajo, Prevención y Asistencia a Víctimas de Desaparición, en la que tienen asiento todas las instituciones de la región y diversas organizaciones de víctimas.

Durante el primer día se realizaron cinco obras teatro en diferentes centros educativos sobre los impactos de la desaparición forzada; el segundo se dedicó a mostrar el trabajo de las buscadoras por medio de un conversatorio en el que contaron sus dramas y de las actividades en el Parque de Nariño; y en el tercero se realizó el acto de reconocimiento a la persistencia de las mujeres y familiares que buscan personas desaparecidas.

Con música de la región del Pacífico como telón de fondo, el pasado martes VerdadAbierta.com habló con tres lideresas en sus carpas, quienes durante décadas han liderado procesos de búsqueda de desaparecidos y de lucha contra la impunidad, para conocer sus expectativas sobre el trabajo de esas dos entidades y sobre el reconocimiento que les harían al día siguiente, en un evento que construyeron de manera conjunta durante casi un mes en seis regiones de Colombia.

A la expectativa

En horas de la mañana, seis lideresas pusieron de relieve los dramas que han padecido por buscar a sus seres queridos. Foto: VerdadAbierta.com.

Luz Marina Hache es vocera de la Estrategia de Desaparición Forzada del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) y hasta hoy, lleva 32 años, nueve meses y ocho días buscando a su compañero, Eduardo Loffsner Torres. Por eso tiene expectativas muy altas con la UNBP: “Es una esperanza que tenemos las víctimas de encontrar a nuestros seres queridos, pero le exigimos que nos tenga en cuenta en la búsqueda; que no se vaya a convertir en un aparato de especialistas, en donde las víctimas no contamos. Tiene que contar con nuestra experiencia, con nuestro conocimiento y con lo que hemos aprendido. La Unidad tiene que mirar eso y darnos nuestro lugar”.

Para Martha Oviedo, quien desde hace 35 años está buscando a su abuelo materno y lidera la organización Familiares Colombia, este Encuentro por la Verdad fue un “reconocimiento muy importante a lucha de la mujer que dedica toda su vida para encontrar a sus seres queridos y también porque nos permite visibilizar la desaparición forzada”.

Aunque señala que los tres años de vigencia que tiene la Comisión de la Verdad son pocos, espera que cumpla a cabalidad con su misión: “Su mandato nos ha parecido muy corto y las víctimas esperamos que no se permee, que su mandato sea real y se cuente la verdad, no a medias como se ha hecho. Que no se convierta en un material más, en un libro más, en un informe más. Que realmente cuente lo que pasó en Colombia”.

En 2005, Lyda Quintero creó una asociación que bautizó con el nombre de su desaparecido hermano, Yovany, para ayudar a las familias de Meta y Casanare. Esa labor la ha llevado a interrogar a paramilitares en diferentes cárceles para que digan en dónde hay fosas comunes y ha realizado trabajos de exhumaciones. Es una labor que hace sin ningún respaldo y por eso este encuentro significó “un vaso de agua en medio de tanta sequedad y dignifica el trabajo que hemos hecho con todas las mamitas”.

En cuanto a sus expectativas, es clara y concisa: “Espero que la Comisión de la Verdad construya la verdad que necesita el país, sin tapujos. Que la construya basada en los territorios y no esa verdad que quieren los que hacen historietas desde sus escritorios. De la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos espero que vayan al territorio y que respeten nuestro trabajo”.

Reconociendo con compromisos

Víctimas y la institucionalidad encargada de la reparación integral, trabajarán de manera conjunta para encontrar a los desaparecidos y la verdad alrededor de esos crímenes. Foto: VerdadAbierta.com.

Este miércoles, entre nueve de la mañana y una de la tarde, en el Teatro Javeriano, se realizó el evento central de este Encuentro por la Verdad, el acto de reconocimiento a las buscadoras y a los buscadores. (Leer más en: Violencia sexual, el crimen silenciado que inauguró los Encuentros por la Verdad)

“Estamos reconociendo a quienes han buscado a los más de 100 mil desaparecidos que ha dejado la larga y dolorosa guerra que ha vivido Colombia. Aquellos que fueron arrancados a la fuerza de sus casas y sus trabajos; quienes jamás regresaron del secuestro; los niños y niñas que ingresaron a las filas de los grupos armados y cuyo rastro se esfumó en medio de la pólvora y los disparos; aquellos a quienes el combate los dejó enterrados en inhóspitas selvas o en olvidados cementerios, mientras sus familias los siguen buscando”, indicó la comisionada Marta Ruiz.

Sobre los familiares, resaltó que, con un retrato en la mano, “se han revelado contra la dictadura del negacionismo y el olvido, contra el cinismo y las justificaciones; le han dado a Colombia y al mundo una lección de dignidad, de humanidad. Ellas señalan caminos para afrontar un pasado doloroso que todavía se niega a ser pasado”.

Y se comprometió en asumir el reto y la tarea que las víctimas les propusieron: “En la Comisión estamos seguros que aprendiendo de su búsqueda podemos encontrar a sus seres queridos. Pero al encontrarlos a ellos, guardamos la esperanza de encontrar también, la manera de restaurar la humanidad compartida entre los colombianos. Buscándolos a ellos, buscamos la solidaridad, la compasión, la piedad, la justicia. En esa búsqueda allanaremos el camino para ser una sociedad mejor y sobre todo más democrática”.

Las primeras palabras de Luz Marina Monzón, directora de la UBPD, estuvieron relacionadas con el negacionismo de la desaparición forzada que han padecido las familias. Sobre la insensibilidad y las respuestas erradas que han recibido de funcionarios públicos, quienes les dijeron que seguramente sus familiares estaban de paseo o que se habían ido con amantes.

“Este acto de reconocimiento es para decirles que nunca más el negacionismo. Y que el negacionismo podrá presentársenos todos los días, pero que ustedes nos harán saber que no tiene lugar, que no tiene cabida, porque la presencia de ustedes es la revelación objetiva de que nunca podemos decir, en esta sociedad, que los desaparecidos no existen”.

Y concluyó que las experiencias, saberes y conocimientos de los familiares son muy importantes para el Sistema Integral, y por ello ese acto de reconocimiento no sólo fue un acto de conmemoración, sino una manera de construir formas de relacionamiento que contribuyan a la materialización de los principios del Punto 5 del Acuerdo de Paz: la participación y el reconocimiento de las víctimas.

Estas estatuas del maestro Pedro Ruiz, bautizadas como Corazón Abierto, que representan la búsqueda incansable de las mujeres y su solidaridad, serán donadas a las Casas de la Memoria de Medellín, Barrancabermeja, Villavicencio, Cali, Tumaco y Cúcuta, ciudades en donde se realizaron los talleres preparatorios para este encuentro. Foto: VerdadAbierta.com.

El comisionado y médico español, Carlos Beristain, planteó la posibilidad de hacer un reconocimiento de responsabilidad desde los excombatientes hacia las víctimas, pero respetando lo que ellas siempre han demandado: que sea sincero y veraz, que la información que proporcionen sea significativa para la búsqueda y para la verdad que se requiere. “Todavía no es el momento, tal vez, pero ese momento está llegando”, planteó.

Lo que sí concretó, es que se deben romper dos lazos que conlleva la desaparición forzada: el pacto de silencio de los responsables para evitar que se conozca lo que sucedió durante el conflicto armado; y el pacto de indiferencia, por el que a la sociedad no le importa la suerte de los desaparecidos. Y concluyó que “son los dos pactos que la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos quieren contribuir a cambiar de una forma significativa para que Colombia tenga otro futuro”.

Uno de los compromisos más sentidos fue el de Claudia Adriana García, quien desde hace siete meses dirige al Instituto Nacional de Medicina Legal. Esta funcionaria, que lleva 24 años en esa entidad, reconoció que los tiempos de respuesta de resultados importantes que requieren las víctimas no son óptimos y entonó un mea culpa porque “muchas veces les hemos cerrado las puertas a ustedes como familiares, cuando han ido a denunciar la desaparición de un familiar y nosotros no hemos recibido esa información ahí mismo, sino que hemos enviado a los familiares a una ruta que no está clara. Y que no les permite a ustedes que el Estado conozca y reconozca esa desaparición en el momento oportuno, en el momento inmediato”.

Por esa razón y en medio de lágrimas, se comprometió con las víctimas y les pidió que la ayuden a cambiar esas conductas de Medicina Legal. “Quiero comprometerme con ustedes para que me ayuden a cambiar el Instituto, para que me ayuden a que cada uno de nosotros, entienda que desde lo que hacemos podemos contribuir con la reparación; para que, atendiendo un familiar de manera adecuada, contribuyamos en esta búsqueda de cada uno de sus familiares desaparecidos”, enfatizó, acción que fue recompensada por un sonoro aplauso del auditorio.

Finalmente, el presidente de la CEV, el sacerdote jesuita Francisco de Roux, señaló que reconocen y acogen le lección de las familias buscadoras de resistir, insistir y persistir, y su altivez para no dejar morir el corazón: “Al lado de ustedes, nos comprometemos a acompañar a la Unidad de Búsqueda en su tarea para aportar el esclarecimiento sobre la verdad de los hechos; para establecer qué fue lo que realmente pasó con sus seres queridos; por qué a ellas y a ellos; qué intereses movían a los responsables; quién les daba las órdenes; quien les pagó; por qué se empeñaron en ocultar las evidencias”.

Asimismo, indicó que los comisionados “nos comprometemos a trabajar por la verdad para desmontar la estigmatización que han recibido sus familiares desaparecidos y la que ustedes mismas han sufrido. Nos comprometemos a establecer responsabilidades históricas, sociales y éticas del Estado; las instituciones del Estado; los grupos paramilitares; la guerrilla y las organizaciones criminales. Nos comprometemos a buscar y dar a conocer la gravedad de las afectaciones emocionales y físicas que han golpeado a sus familias y ustedes mismas. Nos comprometemos a tratar caminos serios de no repetición de la desaparición forzada”.

Las intervenciones estatales terminaron con la directora de la Unidad de Búsqueda, quien resaltó, una vez más, la labor de los familiares de las víctimas de desaparición: “Ustedes han logrado transformar muchas cosas, y una transformación es esto. Este acto en otro momento sería con cuatro o cinco personas, de las mismas que siempre nos encontrábamos. Y hoy ustedes nos tienen acá, comprometiéndonos en que la búsqueda no va a ser sola y que será con ustedes; comprometiéndonos en que las reconcomeos y que nunca diremos que acá no ha habido desapariciones; que vamos a reafirmar esa lucha de ustedes y la necesidad de reconocimiento”.

Acciones de los familiares

Las víctimas dotaron de prendas y documentos a los encargados de buscar a los desaparecidos como símbolo de los compromisos adquiridos. Foto: VerdadAbierta.com.

Las buscadoras y los buscadores, como se mencionó constantemente en el evento, también tuvieron una participación activa y no meramente presencial. Las primeras en pasar a la tarima fueron las mujeres de la Mesa Departamental de Desaparición de Nariño, quienes les entregaron a los comisionados y a los investigadores de la UPBD, camisetas blancas estampadas con los rostros de los seres que están buscando durante años.

“Nosotras, las mujeres buscadoras, le entregamos a ustedes toda la capacidad, todo el trabajo que queremos hacer desde nuestras comunidades, para seguir buscando, juntos, a nuestros desaparecidos; para seguir excavando en sus tierras y poder encontrar esos huesos y esos restos de todos aquellos que se encuentran desaparecidos. Esta es una lucha de todos y de todas; esta no es una lucha de unos pocos, es una lucha y un compromiso que les entregamos a ustedes, señores comisionados, para que sigamos en este trasegar de la vida y seguir encontrando a más de nuestros desaparecidos. Esa es la voluntad de todos y de todas, encontrarlos vivos o muertos, pero encontrar respuestas y razones. Les damos la bienvenida y estas camisetas para seguir trabajando”, planteó una de las voceras.

Dos víctimas que padecen un doble sufrimiento, el de la desaparición y del exilio, también les entregaron una prenda de vestir, en este caso una pañoleta, y se las pusieron al sacerdote De Roux, al comisionado Beristain y a la directora Pinzón.

Gladys Ávila, del Grupo de Familiares de Personas Desaparecidas en Colombia en Europa, les explicó que esas pañoletas son un símbolo de su resistencia desde la distancia, y representan los miles de preguntas que se hacen desde hace varios años y de las que aún no tienen respuesta. También les entregaron su cuadernillo de memoria.

Sobre las dificultades del exilio, Gladys apuntó: “Allí los recuerdos son más desde la piel, las soledades son difíciles de manejar, se extraña más. Los ejercicios simbólicos se convierten en vida, los olores y sabores son una necesidad para regresar desde el recuerdo; recorrer las calles es verse en mundos extraños. Algunos construimos retornos imaginarios con la esperanza de lograrlos, otros intentamos sobrevivir con las familias”.

Diana Gómez y Claudia Castaño, a nombre del movimiento Hijos e Hijas, leyeron y entregaron un Mandato de Vida por las Personas Desaparecidas. Claudia resaltó que han buscado a sus familiares recogiendo lo sembrado, aprendizajes, enseñanzas y experiencia que son la herencia de las mujeres que estaban homenajeando; y agregó que anhelan que el proceso de reconocer la dignidad de los desaparecidos, se reconozca también el daño infligido, las razones de la violencia, sus responsables y las víctimas.

A su turno, Diana señaló que quieren “una verdad y una justicia que dependen no sólo de las víctimas, de los ausentes presentes y sus familiares, sino que también necesita del Sistema Integral de Reparación, del Estado, de los responsables de la violencia y de una amplia ciudadanía. Que ella misma cambie su diario vivir: el código de muerte por el código de vida”.
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La participación de las buscadoras también fue dinámica y exploró variados formatos. El primero fue un video en el que mujeres de diferentes departamentos contaron cómo las afectó la desaparición de sus seres queridos, resaltaron momentos históricos de sus luchas y reseñaron casos emblemáticos. Posteriormente, 24 de las asistentes al Teatro Javeriano pasaron a la tarima e hicieron una declaración conjunta de 16 minutos, reflexionando sobre sus dramas, sus temores, sus logros jurídicos y pidiéndole al pueblo colombiano que nos la deje solas en su titánica lucha. También se proyectó un video sobre los efectos de la desaparición del líder indígena Kimy Pernía Domincó a manos de paramilitares.

Vuelve y juega el Palacio de Justicia

Las víctimas no entienden por qué nuevamente parte del Estado pone en marcha una estrategia negacionista sobre los desaparecidos del Palacio de Justicia.

Con una sesión en la Corte Interamericana de Derechos Humanos agendada para el 6 de septiembre, el pasado martes, en entrevista con Caracol Televisión, el fiscal Jorge Sarmiento, quien lleva a cabo la investigación de los desaparecidos en la toma y retoma del Palacio de Justicia ocurridas hace 34 años en Bogotá, negó la existencia de las desapariciones forzadas, a pesar de que ese tribunal encontró culpable al Estado colombiano.

“Los hallazgos que Medicina Legal junto con la Fiscalía ha alcanzado en los últimos cinco años nos permiten afirmar que no fueron casos de desapariciones forzadas, fueron casos de malas identificaciones o de cuerpos mezclados. Es decir, estas 11 personas que supuestamente habían sido desaparecidas realmente habían sido mal entregadas o mal identificadas en el año 1985″, declaró.

Esa frase causó que Juan Mejía, quien tiene un hermano desaparecido en la Comuna 13 de Medellín y debía declamar unos versos, interrumpiera el orden del día, y se pronunciara al respecto.

“Hoy me han encomendado una bella tarea, de leer un poema. Sin embargo, ayer el Estado colombiano ha ofendido no sólo a los desaparecidos del Palacio de Justicia y a sus familias, sino a todos los que seguimos buscando a nuestros familiares. El mejor reconocimiento que pueden hacer a quienes hoy seguimos buscando a nuestros familiares, es rechazar contundentemente el negacionismo del Estado: la Unidad de Búsqueda no puede hacerse la de la vista gorda ante estos actos de revictimización que el Estado realiza. Así entonces, la CEV y la Unidad de Búsqueda deben, en el marco de sus mandatos, emitir pronunciamientos que dejen clara su posición frente al eufemismo de que no existen desapariciones en el Palacio de Justicia”, expresó de manera pausada y con profunda indignación.

Esas sentidas palabras arrebataron fuertes aplausos del auditorio y voces de repudio, que empezaron a entonar múltiples consignas como: “¡Por nuestros desaparecidos ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha! ¡Exigimos verdad y justicia para los desaparecidos del Palacio de Justicia! ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” Y al final, en un grupo más pequeño indicó: “¡La búsqueda de los militares y los policías desaparecidos es con nosotros!”

Pilar Navarrete, esposa de Héctor Jaime Beltrán, trabajador de la cafetería del Palacio de Justicia y quien es uno de los once desaparecidos tras la retoma por parte del Ejército Nacional, pidió la palabra para repudiar esos supuestos hallazgos del Ente Acusador y alertó sobre la gravedad del asunto: “Si niegan esto, donde hay videos, donde salen las personas, donde (se trata de) once personas que ahora se convirtieron en 16, ¿qué van a negar después? Esto es muy importante, no porque sea el caso Palacio de Justicia, sino porque no podemos permitir que la Fiscalía diga que no hay desaparecidos cuando salen en video. Si nosotros lo comprobamos, les llevamos comprobantes y lo niegan, ¿qué esperamos todas nosotras? ¡Los desaparecidos del Palacio de Justicia sí existen!”.

Al respecto, De Roux señaló que la noticia los sorprendió y que no habían tenido tiempo de analizarla en conjunto: “Lo que conocimos por los medios acerca de la no existencia de desaparecidos en el Palacio de Justicia lo vamos a trabajar en nuestro pleno y nos comprometemos a esclarecer la verdad humana, ética e histórica de los desaparecidos en el Palacio de Justica. Lo haremos con la autonomía que tenemos como entidad de Estado, independiente de la Rama Judicial, de la Presidencia de la República y del Congreso”.

A la par, la directora de la UBPD, agregó que “cuando la noticia de ayer salió, sentí que hay una deshumanización, de no ponerse en los zapatos de estos familiares que llevan más de 30 años luchando por sus familiares y por todos los familiares del Palacio de Justicia. Una deshumanización que no percibe el impacto que es decir, después de tantos años de lucha, de dolor, de tristeza y de incertidumbre, que no hay desaparecidos. Es volver a negar algo que se negó en el primer momento. El negacionismo no es una opción, y mucho menos en una construcción de paz y en un reencuentro con el ser humano que estamos construyendo en este proceso de paz”.

Las afirmaciones de la Fiscalía sobre los desaparecidos del Palacio de Justicia no fueron el único lunar del Segundo Encuentro por la Verdad. La parte final del evento se descontroló porque algunas víctimas querían tomar la palabra y exponer sus casos, a pesar de que el tiempo de la agenda era ajustado y había sido concertado durante casi un mes. Las mayores recriminaciones vinieron por parte de buscadoras de Sucre y de Arauca.

“Hoy no nos vimos tan reflejados en el trabajo que hemos hecho las organizaciones el departamento de Arauca. Estamos participando las tres delegadas, pero no tuvimos participación de contar nuestros progresos y nuestra lucha. No somos saboteadoras”, recriminó una lideresa; a lo que la comisionada Alejandra Miller le respondió que próximamente se inaugurará una sede en ese departamento, para recoger y visibilizar esas historias. La situación se calmó cuando el grupo musical Herencia de Timbiquí subió al escenario para interpretar tres canciones y finalmente se dio cierre al evento.

Otro pequeño malestar se pudo sentir por parte de familiares de agentes de la Fuerza Pública que están desaparecidos. Si bien no tienen reparos con la Unidad ni con la Comisión, algunas mujeres consultadas señalaron que sienten discriminación por parte de otros sectores de víctimas.

Durante el encuentro, el comisionado Carlos Ospina se refirió a esa situación: “Sus caminos se vieron agudizados por la espalda de la sociedad, por la espalda de las instituciones y en algunos casos de otras víctimas y organizaciones que las han discriminado y victimado, por considerar que su búsqueda no es legitima porque su familiar ostentó un uniforme. Recordemos que detrás de un uniforme hay un ser humano que tiene una familia”.

Y prosiguió en esa línea: “Quiero conminar a nuestro país para que abracemos y acompañemos a las familias buscadoras, ya que no es tiempo de unirnos por grupos de colores o por sectores, ni a poyar a unos y desconocer a otros. Hoy, todos y cada uno de los desaparecidos en el marco del conflicto armado interno, es un hijo, un ciudadano, es un colombiano. Ni un desaparecido más por las causas de la violencia en Colombia”.

Ese par de incidentes son una consecuencia natural de haber vivido tantos años en guerra. La posibilidad de contar y reclamar justicia por los horrores del pasado, de reconocer las búsquedas de todas las víctimas, ha despertado una necesidad de ser escuchadas. La firma del Acuerdo de Paz y su mecanismo de reparación integral, han puesto de relieve una serie de heridas que deben sanar para poder lograr la reconciliación nacional. Por ahora, los compromisos de la Comisión y de la Unidad parecen trazar un rumbo que permita lograr tal fin, pero tan sólo se trata de un punto de partida. El resto depende de la voluntad del Estado en su conjunto, de los excombatientes y de la sociedad.

El segundo día en imágenes