Una de las entidades que más acciones en favor de las comunidades más alejadas del país, que ha sido destacada por el Premio Nacional de Paz y varias embajadas por la defensa de los Derechos Humanos, afronta un recorte en los apoyos económicos y una dura ‘competencia’ por los escasos recursos.
Por Jhon Moreno / Periódico del Meta
El primero en sorprendersecuando en octubre del 2009 lo nombraron director ejecutivo de Pastoral Social Regional Suroriente fue el mismo Luis Enrique Amado Prieto, quien durante la reunión para elegir el cargo era solamente el secretario que llevaba las memorias y ni siquiera estaba postulado.
Sin embargo, esa convicción de trabajo con las comunidades que lo llevó a renunciar a un modesto empleo en Bogotá en 1998 para irse a probar suerte al Meta, fue lo que lo impulsó a aceptar el nombramiento. Amado Prieto arribó al final de la década de los noventa, cuando el Llano ‘estaba en llamas’ producto de los conflictos de paramilitares, guerrilla y narcotráfico. Su formación en Ciencias Teológicas y la experiencia de estar cinco años en comunidades religiosas le sirvieron para aprender la virtud del servicio a los demás y saberse manejar en ambientes hostiles.
Hoy, apropiado del cargo, con ese aspecto de tímido en su rostro que, en realidad, guarda el perfil de un hombre entregado al trabajo y a su familia, Amado ha posicionado la Pastoral Social Regional Suroriente como una de las organizaciones con más credibilidad y arraigo en alejadas comunidades de la Orinoquia.
En el 2012 la entidad logró una mención de honor del Premio Nacional de Paz justamente por la labor realizada en beneficio de la construcción de paz en un territorio acostumbrado a hablar de guerra. Asimismo, diferentes embajadas de Europa también le han reconocido el trabajo en la formación de democracia y proyectos de autosostenimiento.
“Todos los días, en lejanas comunidades de la Orinoquia, hay alguien de Pastoral Social haciendo una obra por las comunidades que más lo necesitan. Este es un servicio de convencimiento y de voluntariado. Había zonas en donde grupos armados decían que solo respondían por la seguridad de nuestro personal y que si otros querían entrar al área nadie respondía”, dice Amado.
Ya son 15 años en los que el equipo de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos recorren trochas, selvas y sabanas para intentar llevar algo de alivio a los habitantes de caseríos perdidos en los mapas de Meta, Guaviare, Vichada, Guainía, Vaupés y Amazonas (la amplia jurisdicción de Pastoral Social).
Sin embargo, Amado reconoce que las finanzas de una de las entidades más importantes del país de apoyo social a las comunidades desprotegidas afronta hoy ‘vacas flacas’ por dos razones fundamentales: el difícil acceso a los recursos del orden internacional por la férrea competencia que montaron diversas organizaciones no gubernamentales en la Orinoquia y la disminución en los aportes de los feligreses católicos, son dos de los motivos por las cuales esta organización también ha debido apretarse el cinturón.
“En Europa, quien sea creyente paga un impuesto y sobre ese aporte tiene beneficios tributarios. Esos recursos van a organizaciones y algunos los dirigen a pastorales sociales. Sin embargo, por la crisis económica, mucha gente se ha declarado no creyente para no pagar y el dinero ha disminuido. Otra parte del dinero la ha destinado para otros países como Haití o el norte del África donde hay necesidades también muy urgentes”, explica el director de Pastoral Social.
A ello se suma una ‘invasión’ de organizaciones no gubernamentales de Bogotá, Medellín y Cali que vienen a realizar proyectos sociales y “algunas son tan descaradas que nos piden diagnósticos que hemos hecho para supuestas investigaciones porque no saben dónde quedan los lugares en el que tienen que ejecutar el contrato ya firmado”, afirma Amado.
Solo por dar un ejemplo: en el 2012 Pastoral Social ejecutó proyectos y obras sociales por $1.900 millones de pesos “y a mí me sorprende que hay entidades en las que ese mismo valor es el rubro solamente de los viáticos”, anota el director.
“Muchas Ong tienen personal calificado y contactos para llegar a fuentes de financiación, pero solo permanecen en la región por el tiempo que está contemplado el proyecto y se van. Nosotros sí nos quedamos aquí y conocemos más de cerca las necesidades. Ha habido ejecución de proyectos donde les llevan tabletas a comunidades que no tienen ni siquiera energía”, explica.
Pastoral Social y posconflicto en el Llano
En un breve diálogo, así respondió el director a esta temática en un escenario posterior a una firma de fin del conflicto.
¿Cómo está preparada Pastoral Social para el posconflicto?
Con o sin proceso de paz, la labor de Pastoral Social, de dignificación de las víctimas y generación de espacios de reconciliación, se ha venido desarrollando hace muchos años. Consideramos, sin embargo, que el conflicto armado no es el único escenario que genera víctimas.
¿Qué otros escenarios hay?
Hay conflictos intracomunitarios que generar una serie de injusticias y de víctimas como familiares o vecinos. También hay bandas criminales que están generando escenarios de conflicto. Ojalá todos se sentaran a negociar.
¿Qué opinan del proceso de paz?
Lo celebramos y apoyamos. Tenemos muchas esperanzas pero hay que tener en cuenta que vendrá un periodo de transición el cual dependerá de los acuerdos que se logren.
¿Habrá paz tan pronto se firme el acuerdo?
A eso nos referimos con periodo de transición, lo que se está logrando (en La Habana) es un acuerdo entre el Gobierno con unos líderes de la guerrilla para lograr el desmonte de esta organización, pero hay temas que no se han tocado como el problema de acceso a la salud, el sistema judicial, la corrupción, etc., que también generan violencia.