Un grupo de 42 familias campesinas sostiene un pulso jurídico con el empresario de la palma Carlos Murgas. Los enfrenta un predio que tiene huellas de narcotráfico, un distrito de riego y que alguna vez fue comprado por el Incora.
Un grupo de 42 familias campesinas sostiene un pulso jurídico con el empresario de la palma Carlos Murgas. Los enfrenta un predio que tiene huellas de narcotráfico, un distrito de riego y que alguna vez fue comprado por el Incora.