El descontrol de las Farc

      

La fuga del ex congresista Oscar Tulio Lizcano a las Farc puso en evidencia la debilidad de las Farc. Este año van más de 2.500 desertores.

En el último año las Farc han recibido los golpes más contundentes de su historia. A pesar de en sus últimas comunicaciones el miembro del secretariado de las ‘Iván Márquez’ haya dicho que “siguen presentes, ahora mucho más curtidos, consolidados y fortalecidos” ,  siguen resistiendo una enorme presión militar, que les ha provocado deserciones de mandos importantes, repliegues y muertes a líderes guerrilleros, y ha conseguido la liberación de 15 rehenes políticos. 


Las Farc están débiles, no derrotadas, pero sí frágiles. Varios hechos lo demuestran: la fuga del ex congresista Oscar Tulio Lizcano gracias a la ayuda de su guerrillero guardián, alias ‘Isaza’, es una prueba más de que están teniendo problemas con la disciplina y lealtad de sus hombres. Operaciones como ‘Jaque’, la muerte de líderes como ‘Martín Caballero’, el ‘Negro Acacio’ o ‘Raúl Reyes’, deserciones como la de alias ‘Karina’ y el asesinato a ‘Iván Ríos’ (del Secretariado) a manos de uno de sus súbditos, también son muestra de ello.

El escape de un rehén con su captor “no había pasado antes (…) eso refleja muchas dificultades internas, de cohesión”, dice León Valencia, director de la Fundación Arco Iris. “Esto también muestra que hay grupos de las Farc muy aislados por la presión de la fuerza pública que estaban en una situación muy difícil”, agregó.

De hecho, el Ejército dijo que alcanzaron a interceptar las comunicaciones de la columna “Aurelio Rodríguez” que tenía en su poder a Oscar Tulio Lizcano, que hostiga entre Chocó y Antioquia, pero que al parecer los guerrilleros se quedaron sin radios y perdieron su rastro. Además, desde hace tiempo se dice que los jefes de esta guerrilla no se conectan con sus mandos medios. Las Farc, añade Valencia, “han estado después de todas estas operaciones bregando por reorganizarse internamente…pero todo esto es síntoma de una situación muy difícil”.

Alias‘Karina’, cuya crueldad era casi un mito, era la jefe del frente 47 de las Farc que actúa en Caldas. Su caso también reveló las dificultades por las que pasan algunas células de la guerrilla que se han quedado como islas por largo tiempo. Ella se fugó el pasado mayo gracias a que sus familiares lograron negociar con el DAS. Según dijo a las autoridades, su grupo llegó a tener 350 hombres y control sobre una zona cocalera estratégica con cultivos de 3.500 hectáreas en esa región del país. Pero actualmente sólo le quedan a ese frente unas 50 personas. 
 
Este año las Farc han enfrentado miles de casos como el de Karina. Según el Programa de Desmovilización del Ministerio de Defensa, desde el pasado primero de enero al 26 de octubre han desertado de las Farc 2.559 integrantes. 

Las diferencias y divisiones al interior de las Farc han ayudado a escapar a los secuestrados. Carlos Lozano, director del semanario VOZ, dice “ (se supone que) las liberaciones se negociaban con el Secretariado, pero lo que estamos viendo es que quizá puede ser con alguien que cuida a los secuestrados, de espaldas al Secretariado”. Para Lozano, el caso del ex congresista Lizcano demuestra que la jefatura de las Farc perdió el control de los secuestrados.

Precisamente sobre estas debilidades, ‘Iván Márquez’, del Secretariado de las Farc, habló en una reciente entrevista que por estos días circula en Internet. Dice que contrario a lo que piensa la gente, estos hechos no debilitan en nada a la organización, sino lo contrario, “estamos como el sol, brotando rayos por todas partes”.

Márquez dice que la llegada de ‘Alfonso Cano’ como jefe de las Farc no varía la política de la organización y que no es cierto que estén fraccionadas por dentro: “todo el estado mayor central somos un puño alrededor de Cano (…) los planes de las Farc, en lo político y militar siguen su desarrollo. La política de las Farc ya está trazada por sus conferencias nacionales, por los plenos del estado mayor central (…) En cuanto a la paz, es el principal objetivo estratégico de las Farc”. Y agrega que la gente que habla sobre el debilitamiento de la organización “no conocen a las Farc, confunden el deseo y la realidad. Del fin de las Farc hablan desde el ataque a Marquetalia”.

Si bien es cierto que Márquez sigue insistiendo en la lucha armada, y hace un énfasis casi exagerado, en la fortaleza que tienen hoy las Farc (como si quisiera tapar la debilidad), también hay un mensaje de que siguen interesados en un acuerdo humanitario y un diálogo de paz. 
 
Quizás el gobierno, mientras mantien la presión militar, esté ahora más atento a la posibilidad de inciar conversaciones con sectores de las Farc, más interesados en temrinar la guerra por la vía negociada.
 
Pero todavía hay mucho terreno qué recorrer. Las Farc aún tienen en su poder más de 20 rehenes políticos, y debe ser un objetivo humanitario primordial liberarlos lo antes posible. Llevan demsiado tiempo sufriendo, y ninguna causa política justifica semejante crueldad. Para que alguien se las tome en serio en cualquier diálogo, las Farc deben empezar por abolir la práctica del secuestro que tanto odio ha despertado contra esa organización. Según País Libre, además de los secuestrados por razones políticas, tienen hoy unos 700 cautivos por razones ecónomicas.


Publicado en Semana.com 27/10/2008