Las razones mínimas para morir en eloriente de Antioquia

      
No todos los asesinatos de los paramilitares tuvieron motivaciones políticas o militares. En ocasiones abusaron de las armas para resolver problemas personales.
Paramilitares bajo el mando de Ramón Isaza y su yerno Luis Eduardo Zuluaga Arcila, aprovecharon el poder para resolver rencillas personales.

Celos, envidias, enemistades, viejas rivalidades, retaliaciones personales, descuido en el seguro de los fusiles y errores en la identificación de las víctimas hacen parte de las circunstancias que rodearon decenas de homicidios perpetrados por paramilitares del Frente José Luis Zuluaga de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (Acmm) en la subregión del Oriente antioqueño.

Las motivaciones quedaron en evidencia durante una versión libre colectiva realizada en Bogotá con los exparamilitares Ramón Isaza Arango, jefe de las Acmm; Luis Eduardo Zuluaga Arcila, alias MacGuiver, comandante del Frente José Luis Zuluaga; y los patrulleros Carlos Arturo Giraldo Valencia, Rodrigo Alonso Quintero, Oscar Albeiro Tabares Valencia y John Jairo Bonilla Quinchía.

Durante la primera semana de versiones, de cuatro semanas programadas para el mes de junio, fueron confesados por lo menos 40 casos, de 419 que se tienen en lista para ser confrontados con los familiares de las víctimas. Los hechos, en su mayoría homicidios, desapariciones y desplazamiento forzado, ocurrieron en los municipios de Argelia, Carmen de Viboral, Cocorná, La Unión, Medellín, San Francisco, San Luis y Sonsón, subregión donde delinquía el Frente José Luis Zuluaga, bajo el mando de alias MacGuiver desde el año 2000 hasta el momento de la desmovilización, en febrero de 2006.

Si bien los paramilitares señalaron que varios de los asesinados hacían parte de las guerrillas de las Farc y el Eln, los familiares de las victimas que se hicieron presentes en las salas dispuestas para ellas en Medellín, desde donde siguieron la versión libre por circuito cerrado de televisión, controvirtieron las explicaciones y expusieron sus propias versiones de los hechos.

Uno de los casos en los que quedó en evidencia la versión de los paramilitares está relacionado con el joven Diego Andrés Sánchez Bello, asesinado el 3 de abril de 2001 en el Carmen de Viboral. De acuerdo con el exparamilitar Carlos Arturo Giraldo, a este muchacho lo señalaron de ser un supuesto integrante de las milicias de las Farc.

Un familiar de Diego Andrés contradijo al exparamilitar y narró otra versión de los hechos: “él estaba con sus amigos celebrando un cumpleaños en un bar y de repente llegaron varios paramilitares, vestidos de camuflado, armados con fusiles, buscando a un tipo llamado Aldemar. A los que estaban en el lugar los hicieron filar(sic) contra la pared, pero era tal el nerviosismo de uno de los hombres armados que se disparó el fusil y el tiro impactó a Diego Andrés”.

El pariente del joven también dijo que no murió ahí mismo, sino varias horas después en un centro asistencial. Además, denunció que varios agentes de la Policía estaban cerca del lugar y no colaboraron con el traslado del herido, pues alegaron que ya estaba muerto. “El muchacho murió más por falta de atención médica que por la herida que le produjo el tiro”, aseveró el familiar.

Otro caso en el que los exparamilitares presentaron a la víctima como un supuesto “miliciano del Eln” fue el de Hernán Darío Vanegas, un cultivador de flores del Carmen de Viboral. Este labriego fue asesinado el 21 de mayo de 2001 en el barrio Buenos Aires. En el momento de la muerte estaba visitando a su novia.

De acuerdo con el exparamilitar Rodrigo Alonso Quintero, a Vanegas lo habían señalado como colaborador de la guerrilla. “Yo mismo lo maté, le di tres disparos, dos en la cara y uno cerca del corazón”. Ante el reclamo de los familiares del cultivador de flores, este exparamilitar admitió que meses después del asesinato el que lo señaló como supuesto guerrillero le dijo que lo había mandado matar por celos, “porque le había quitado la novia”.

Otro homicidio que refleja el abuso de poder paramilitar involucró a Germán de Jesús Valencia Ocampo, asesinado por hombres del Frente José Luis Zuluaga de las Accm el 29 de agosto de 2001 en la vereda La Chapa, del Carmen de Viboral. De acuerdo con el relato de los exparamilitares, este hombre fue acusado de ser miliciano del Eln.

No obstante, familiares presentes en la sala de víctimas de Medellín controvirtieron esa versión y expusieron la suya: “un paramilitar de nombre Francisco Gallego Quintero fue a buscar a Germán para que le prestara la moto, pero éste no quiso hacerle ese favor. El paramilitar le dio mucha rabia y le dijo que luego sabría de él. Fue así como días después lo señaló como guerrillero y lo mataron”.

Otrocaso narrado fue el de Ferney Darío Zapata Correa, asesinado el 4 de febrero en zona rural del municipio de La Unión. En el momento de su muerte se desempeñaba como Presidente del Concejo de esa localidad en representación del Partido Liberal.

Según lo expuesto en la diligencia de versión libre, Zapata Correa se traslada en un vehículo de servicio público cuando fue interceptado por un grupo paramilitar. “A él lo hicimos bajar del vehículo, lo hicimos arrodillar y ahí mismo le disparamos”, narró el exparamilitar Giraldo Valencia, quien justificó el homicidio señalando a la víctima como “miliciano del Eln que se había infiltrado en el Concejo de la Unión”.

Familiares del concejal expresaron su indignación por la versión entregada por los paramilitares y manifestaron que lo dicho no era cierto: “Ferney era una persona muy querida en el pueblo, llevaba ocho años de concejal, era un líder comunitario. Nunca tuvimos contacto con la guerrilla. Según nos comentaron, a él lo mataron por cuenta de los odios que te le tenían otros concejales”.

Uno de los paramilitares que más señaló gente ajena al conflicto fue Francisco Quintero Gallego, alias ‘Pacho’ o ‘Quico’, un exguerrillero del Eln que se incorporó a las Auc para que no lo mataran. Una vez se entregó, convenció a los mandos del Frente José Luis Zuluaga que conocía muchos milicianos en el Oriente antioqueño, particularmente en el Carmen de Viboral y La Unión, pero sus excesos contra la población civil  lo llevaron a morir fusilado por los propios paramilitares el 28 de abril de 2001.

Lo observado en la versión libre conjunta de los exmiembros del Frente José Luis Zuluaga de las Accmm es propio de este tipo de confrontaciones armadas, sostiene Vilma Liliana Franco, investigadora y especialista en temas de conflicto armado: “es característico de las guerras civiles que no toda la violencia esté relacionada con el discurso dominante de la guerra. Es decir, no toda la violencia que produce tiene motivos políticos o militares”.

De acuerdo con esta socióloga parte de esa violencia “responde a intereses privados, a la acción oportunista de algunos agentes locales o de los mismos combatientes que  tienen una agenda propia y ven en la contienda una oportunidad para resolver sus propios litigios o perseguir sus intereses personales”. Concluye Franco que, es por eso, que “este tipo de guerras son una articulación de acciones estratégicas y oportunistas así como una mezcla de violencia política y privada imposible de discernir”.