‘Javier’: de guía de soldados, a ‘para’, a bacrim

      
Antes de su fuga en abril pasado, en medio de una balacera en Barranquilla, Juan Manuel Borré le alcanzó a contar a la Fiscalía cómo empezó de guía de la fuerza pública, y cuántos asesinatos cometió en los Montes de María, muchos con complicidad de ésta.

  
Juan Manuel Borré. Fotomontaje VerdadAbierta.com  

Juan Manuel Borré Barreto, hijo de un campesino acomodado, nació el 31 de marzo de 1978 en Guasimal, un corregimiento de San Juan Nepomuceno, Bolívar, en la región de los Montes de María. Siendo el mayor de cuatro hermanos, apenas cursó dos años de primaria,  después se fue a ayudar a su familia en las labores del campo. En 1993, cuando tenía 15 años, dos de sus tíos fueron de los primeros secuestrados por el Frente 37 de las Farc, que junto con 35, llegaron a extorsionar y secuestrar a muchos finqueros de la región. Como rescate para liberar a sus tíos, la familia pagó 40 millones de pesos entre 1990 y 1992, una verdadera fortuna en ese momento. Él y sus padres tuvieron que abandonar la finca de Guasimal, pues las Farc pretendían que lespagaran un millón de pesos mensuales como ‘vacuna’.

Su padre angustiado, acudió a la autoridad, y la Armada le pidió que le prestara a su hijo Juan Manuel, menor de edad, como guía, pues conocía bien esa región y les ayudaría a ubicar los campamentos guerrilleros.  El padre aceptó y el joven se volvió un guía de los uniformados.

Cuando Juan Manuel llevó a los soldados a la finca del ‘Cachaco Echeverri’ a donde había un campamento guerrillero y hubo combates, se corrió la voz de que se había vuelto informante de la Fuerza Pública y la guerrilla comenzó a  buscarlo para matarlo. El coronel Bautista Cárcamo Galé, por instrucción de coronel Diazgranados, según juró Borré en su versión libre ante la Fiscalía en 2008, ordenó incorporarlo a las filas oficiales como infante de marina. Menor de edad, sin el entrenamiento debido, sin gozar de los beneficios de un cargo legal, al adolescente Borré le dieron un fusil AK 47, incautado a las Farc, un camuflado, y lo llevaron a vivir al Bafim 3 de Malagana.   

Él le dijo al fiscal de Justicia y Paz que perteneció a una fuerzas especiales que les decían ‘Power Rangers’, como el dibujo animado de superhéroes, y que estaban bajo el mando de Mario Ruiz, un sargento a quien también conocían con el alias de ‘El Guardia’. A él también le pusieron con alias, ‘Jaiver’, el mismo que usó luego cuando ingresó en el paramilitarismo.

Su trabajo de inteligencia –tomar fotos y recopilar información – que, según dijo a la Fiscalía en sus versiones libres en 2008,  fue tan apreciado, que el capitán Estupiñán del Batallón Malagana de la Infantería de Marina, apostado en Mahates, le decía que lo “iba a poner a trabajar con una gente, y que allá tendría licencia para exterminar a las guerrillas”. El propio capitán le presentó a Mancuso en la finca La Capilla en Córdoba en marzo de 1996. Dijo Borré que ese día le dijo Estupiñán a Mancuso: “Este es el muchacho de quien te hablé, él conoce bien la zona”. Para entonces, las Autodefensas de Córdoba y Urabá (Accu) ya estaban pensando en extenderse hacia Sucre y Bolívar.

También, dijo a la Fiscalía, que conoció a Carlos Castaño y a los miembros de la estructura que existía en ese entonces. Recordó que en ese entonces, un patrullero como él recibía un sueldo de 96.000 pesos.
Una de las tareas más atroces que cumplió Juan Manuel Borré fue propiciar el asesinato de su propio tío, Alfredo Borré, por los paramilitares. Ellos aseguraban que era colaborador de las Farc y Juan Manuel, cuyo padre, al parecer tenía pleitos de tierra con el hermano, corroboró la versión y permitió que lo mataran sus compañeros de filas.  

Su vida como autodefensa
Fue Pedro Alex Conde Anaya, alias ‘El Falco’, un ex guerrillero del Eln quien llevó primero a
Borre Barreto y a otros jóvenes en un carro a la finca Jesús del Río, de ‘Micky Ramírez’ (cuyo verdadero nombre es Luis Enrique Ramírez Murillo) en Zambrano. Allí, Ramírez, quien después fue acusado de ser narcotraficante, tenía una gran productora de frutas y gozaba de una licencia para operar armas otorgada por el gobierno bajo la Convivir Montesmar. “En esa finca nos dieron un guía cachaco y la primera incursión fue a Bajo Grande, donde matamos a dos personas”, dijo Borré al fiscal.

Luego contó que fueron al caserío de Las Palmas donde asesinaron a otras dos personas y desplazaron a la gente. La orden era matar e imponer el terror y ganar respeto, afirmó en una de sus versiones ante el fiscal. De Las Palmas pasaron a Corralito y llegaron hasta El Guamo, donde mataron a tres muchachos y siguieron hacia Calamar creando terror, pintando paredes y amenazando a la población. En Barranca Nueva, corregimiento de Calamar, fueron recogidos por los camiones del Ejército, que los llevaron a San Onofre.

Tras un receso de dos meses, Borré contó que Mancuso les dio la orden de irse a El Guamo, bajo el mando de alias ‘Mario’, cuyo nombre es Félix Díaz, y el segundo al mando del grupo era alias ‘Ñeque’. Después fueron remplazados por ‘El Negro Ricardo’.
 
En 1997 estuvo bajo el mando de Isabel Cristina Bolaños Dereix, conocida con el alias de ´La Chave’ y de su marido José Darío Vargas Mercado, alias ‘Darío’, asesinado en febrero de este año (2011) en Soledad, Atlántico. En esa época ‘La Chave’ manejaba inicialmente el dinero y después fue jefe militar, antes de llegar a formar parte  del estado mayor de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en Córdoba.

En ese mismo 1997, lo encargaron de manejar un grupo urbano que fue asesinando gente en diferentes municipios de los Montes de María, El Carmen, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Calamar, Maríalabaja y los corregimientos de San Cayetano, Malagana y San Basilio de Palenque.

En Magangué, le dijo al fiscal, que los jefes urbanos eran ‘Conejo’ y ‘Sebastián’, que salieron de la zona por problemas con Mancuso. Había mucho movimiento de comandantes. En esa época crearon también una contraguerrilla móvil al mando de alias ‘Rubén’, quien había estado provisionalmente en El Guamo y fue remplazado por ‘El Gallo’, uno de los responsables de la masacre de El Salado.

Cuando Mancuso y Castaño ordenaron el traslado de ´La Chave’ al estado mayor de las AUC, fue remplazada por Edwin Tirado Mejía, alias ‘El Chuzo’. Es decir, que en un período de dos años, entre 1996 y 1997, en la región de Los Montes de María, las Accu tuvieron como jefes a ‘Darío’, ‘La Chave’, ‘Rubén’ o ‘El Guajiro’, ‘Mario’, ‘El Negro Ricardo’, ‘Sebastián’ y ‘El Chuzo’.

Pero ‘El Chuzo’ también estuvo poco tiempo como jefe en Los Montes de María, pues dijo Borré que, “al parecer Mancuso habría dado la orden de recogerlo porque tenían muchas quejas de robos de carros en la Troncal y había subid el robo de ganado”.  La orden de asesinar a Edwin Tirado la llevó ‘Pitufo’, quien la pasó a ‘90’, después a ‘Mario’, y a ‘Rubén’, quien se la transmitió a ‘Javier’ para que la ejecutara. Lino Arias remplazó a ‘El Chuzo’.

En cumplimiento de la orden, ‘Javier’ ordenó montar un retén entre San Pedro y Magangué. La orden era matar a Tirado  en una emboscada y pintar el carro atribuyéndole la acción al frente 37, pero ‘El Chuzo’ se olió el operativo y consiguió que lo sacaran en un carro oficial.

Borré Barreto contó que en Magangué acamparon en la finca de Álvaro Botero, que era el fundador de otra Convivir. Aseguró que el jefe de esa cooperativa era a Edwar Cobos Tellez, alias ‘Diego Vecino’. En los días que estaban por Magangué, contó que consiguieron que dos guerrilleros se les entregaran y que les contaron que la guerrilla del ELN tenía en su poder 3.000 reses robadas.  Alias ‘Javier’ dijo que le avisaron a Mancuso y éste envió 120 hombres desde Tiquisio, en el Sur de Bolívar. En Puerto Pajón se enfrentaron con la guerrilla y mataron a tres guerrilleros y en El Coco, Tiquisio, tuvieron otro enfrentamiento en el que hubo otros tres muertos y desplazamiento la población.

En ese recorrido, dijo Borré,  “decomisaron un tractor y ocho motores fuera de borda para chalupas y barquetas”. Y contó que cuando llegaron a Coca, un caserío de Tiquisio, mataron a otros tres en las afueras de un billar, al pie de la plaza. En el recorrido se enfrentaron con hombres del Eln y del frente 37.

Después, cuando dieron por terminada su correría sangrienta, se regresaron a Guaranda, a orillas del río Cauca, y en su camino se fueron llevando reses sin importar quiénes fueran sus propietarios. “Al que reclamara lo matábamos”, dijo. Y contó un caso de un campesino que les rogó que no se le llevaran sus vacas, pues era su único capital, y ellos lo mataron por reclamar. Consiguieron reunier unas 2.800 reses que cargaron en barcazas con remolcadores por el río Magdalena hasta la finca Jesús del Río, de Ramírez. Éste finquero fue condenado por concirto para delinquir años después, y el Estado incautó esta hacienda suya, y ésta pasó a manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes.

 ‘El Chuzo’ recibió el ganado robado y lo envió a fincas en Bucaramanga, Cesar y Barranquilla. Semejante cantidad de reses pasó desapercibida por media Costa Caribe sin que autoridad alguna se percatara.

‘Caliéntenme a Montería’
Alias ‘Javier’ participó en la primera masacre en el caserío de El Salado el 23 de marzo de 1997, cuando asesinaron a José Esteban Domínguez Álvarez, Ender Alfonso Domínguez Arias, a la profesora Doris Torres Medina y a Néstor Enrique Arrieta Pérez. En esa incursión a El Salado se llevaron a Álvaro Pérez, que fue devuelto con vida a los hermanos José y Eduardo Méndez, dueños de la finca ‘Las Yeguas’, y cabecillas de un grupo de autodefensas que se movía entre El Carmen de Bolívar, Córdoba y Zambrano. Los paramilitares acusaban a las víctimas de ser ladrones de ganado.

Para entonces ya las autodefensas hacían operativos contra la guerrilla para que la Fuerza Pública pudiera atribuírselos, cuando eran exitosos. Contó Borré que un día “Mancuso se presentó con un guía y nos dijo que había que rescatar a un ingeniero norteamericano, que era funcionario de Ecopetrol, y que el ELN lo tenía para arriba de Playón en San Onofre”. Dijo Borré que en la operación murieron seis del ELN, les destruyeron un campamento y rescataron al ingeniero y dos camionetas. ‘El Negro Ricardo’ reportó el éxito de la operación a Mancuso y éste le dijo que sacara a los muertos hasta donde pudiera llegar la prensa. “Cuando llegamos –dijo Borré—  la policía estaba con Mancuso y ellos querían el ‘positivo’ para ellos, pero Mancuso les dijo que no y El Universal tituló: ‘Grupo Gaula de las Auc rescató al ingeniero de Ecopetrol’”.
 
“Cuando Mancuso me vio, me jaló para donde él y me puso a disposición de ‘ La Chave’ y ‘Darío’, su esposo, quien se dedicaba a prestar dinero”, dijo Borré. “Después de eso fue cuando entró a la urbana de los municipios de Los Montes de María y comenzó a andar por Córdoba, Sucre y Bolívar, como subordinado de Mancuso, que se reportaba todos los días a las cinco de la mañana”.

Al poco tiempo, dijo Borré, hubo una reunión en La Capilla donde les entregaron fusiles con salvoconductos a nombre de la Convivir Horizonte. Unos días después, en Coveñas Javier Piedrahíta (un ganadero de la región) les entregó carné de su convivir y, aseguró Borré, Víctor Guerra en Sincelejo y Álvaro Botero en Magangué hicieron lo propio entregándoles identificación de sus respectivas convivir. (Ver Cómo se fraguó la tragedia en los Montes de María https://www.verdadabierta.com/nunca-mas/nuncamas/2676-icomo-se-fraguo-la-tragedia-de-los-montes-de-maria).

Organizados ya en esa estructura y con licencias legales para moverse sin problema, el grupo de Borré Barreto comenzó a realizar asesinatos selectivos. Primero, con la justificación de que el sindicato de maestros era responsables de las bombas en Montería, comenzaron a asesinar maestros, entre ellos al profesor Romero. En el crimen, según dijo ‘Javier’, participaron dos agentes de la policía, Wilfrido Ortiz y Sáenz. “Mancuso nos dijo que calentáramos a Montería”, aseguró Borré, pues si se tranquilizaba la ciudad, la gente pensaría que ellos habían perdido poder. De ahí, desataron una ola de asesinatos contra maestros sindicalizados en esa capital.

Luego se fueron a Sincelejo, donde, dijo Borré, Salomón Feris Chadid, quien después sería alias ‘08’, les tenía organizada una reunión con la Policía. “Feris dijo en esa reunión que tenían ubicados a 32 guerrilleros, casa por casa, para irlos a buscar”, dijo alias ‘Javier’. “Mancuso le contestó a Salomón que si quería acabar con Sincelejo en una sola noche’. De todas maneras Salomón coordinó con la Policía para el recorrido de muerte. El grupo de sicarios compuesto por diez hombres que acamparon en una finca en las afueras de Sincelejo a la que llegó Feris diciéndoles que después de las 12 de la noche Sincelejo era nuestro” Según relató, la policía les había asegurado que no iba a detenerlos. “Esa noche fue una noche de terror en Sincelejo. Sacábamos a la gente de sus casas y los matábamos en las terrazas acusados de pertenecer a las Farc”, dijo ‘Javier’.
 
Después de eso, el grupo se fue a pasar la calentura a Magangué. Estando allá fueron llamados, aseguró Borré Barreto, por Enilse López, ‘la Gata’, para decirles que había un guerrillero escondido en la parte de atrás del hospital de apellido Méndez. Le informaron a ‘La Chave’ y fueron a sacarlo, y se lo entregaron al grupo de ‘Omega’, quienes lo ejecutaron y lo echaron al Magdalena.  Dijo bajo juramento, que ‘La Gata’ se había encargado de cuadrar el operativo con el comandante de Policía.

De Magangué se fueron a los Montes de María en busca del profesor Atilio Vásquez, rector del colegio Diógenes Arrieta, a quien acusaban de pertenecer a la guerrilla. Vásquez fue asesinado el 27 de julio de 1997 y su cuerpo arrojado al Magdalena.

Posteriormente, y de acuerdo con las versiones de alias ‘Javier’, hubo una reunión con el comandante de la policía de San Juan Nepomuceno, la Infantería y el ex representante a la Cámara por Bolívar, César Arrieta Vásquez, quien colaboró en la elaboración de unas listas de desmovilizados de la guerrilla que manejaban la finca La Guaca, de los cuales algunos fueron asesinados unos y otros heridos. En Calamar, a pocos kilómetros, asesinaron y echaron al río al concejal Guillermo Bornachera.

Cuando ‘La Chave’ se fue para el estado mayor de las Auc, quedó como comandante ‘El Chuzo’, su cómplice en el homicidio del alcalde electo de San Jacinto, Carlos Quiroz Tiedjen. Le contó a la Fiscalía que las AUC operaba desde la la finca La Siete y los jefes eran Vicente y Carlos Castaño, ‘Doble Cero’ y Mancuso. Alias ‘Javier’ llegó a ocupar durante seis meses el cargo de secretario del estado mayor. Tenía que atender las llamadas, clasificar noticias, recortar los artículos de prensa, organizar carpetas y “estar pendiente de que a Carlos Castaño, alias ‘Alex’ o ‘El Pelao’, no le faltaran sus Marlboros, su agua Brisa”, según dijo al fiscal de Justicia y Paz.

Allí, según relató ‘Javier’, visitaban a Castaño políticos, periodistas, empresarios. Allí se tomaban decisiones de secuestrar, asesinar o incursionar en alguna región o contra alguien. Allí en La Siete, Castaño tenía cajas con centenares de fotos de masacres, tomas de poblaciones y muertos. Allí, dijo Borré, “escuché la orden de Mapiripán; la dio Castaño al comandante de esa zona. Allí se planificó la orden de asesinar a Borja, a Petro y a Piedad Córdoba”.

Alias ‘Javier’ hizo curso para comandante en otra finca, La 35, y de allí se convirtió en jefe urbano de Los Montes de María.

La guerra contra los Quiroz Tiedjen

En su nuevo cargo de jefe, Mancuso y Castaño le ordenaron a ‘Javier’ asesinar al alcalde electo de San Jacinto, Carlos Quiroz Tiedjen. El ex guerrillero del EPL, alias ‘Gorra pancha’ había dicho que los hermanos Quiroz eran del EPL y le habían regalado fusiles a esa organización. Cuando Mancuso conoció la información, dijo: “tírenlos al piso”.

 El 31 de agosto de 1997, ‘Javier’ fue con alias ‘El Chuzo’ y otros hombres a matar a Freddy Quiroz, pero cuando éste los vio les abrió fuego desde su casa y se atrincheró en las bóvedas del cementerio. En el enfrentamiento resultó herido Jairo Ojeda, alias ‘Condor’ de las Auc. Freddy Quiroz quedó muerto. Sostuvo ‘Javier’ que el homicidio se ejecutó en coordinación con el teniente Oscar Alexander Solano Pedraza, comandante de la policía de San Jacinto. La balacera duró cerca de media hora.

Después del homicidio de Freddy, su hermano el alcalde electo puso mucha presión sobre la policía de San Jacinto. Se enteraron de ello, dijo Borré, porque el teniente Solano les informó a las AUC. Eso terminó acelerando la orden de matar al alcalde Carlos, la cual se cumplió el 6 de noviembre de 1997.

“Lo maté personalmente al frente de la terraza de su casa, le pegué seis tiros de 9 mm”, dijo con tranquilidad Borré Barreto ante el fiscal de Justicia y Paz. “Fue en la tarde. Él salió de su casa caminando, vivía a mitad de cuadra. Yo lo vigilaba desde el billar de la esquina, donde simulaba que jugaba billar. El salió, al tiempo yo salí del billar, le caminé, él se confió. Eran como las cuatro de la tarde, lo ataqué por la espalda. El primer tiro se lo pegué en la cabeza, los otros cuando ya estaba en el suelo. En esa vuelta participaron Edwin Zambrano, alias ‘William’ y Alfredo Rúa Gómez. El alcalde quedó tirado ahí en el suelo y enseguida llamé a Mancuso para reportarle el éxito de la operación. Le dije: ‘Cayó el rey con armas de San Jacinto’”.
 
El pasado 26 de abril (de 2011)  en medio de una balacera a la entrada de Barranquilla en las afueras de un concurrido centro comercial, Borré se bajó del vehículo en el que se transportaba con una comisión de la fiscalía de Cartagena, encabezada por el Fiscal 175 de exhumaciones Andrés Morales. Los guardias del Inpec le habían dado permiso para que se bajara y recogiera una ropa y víveres que su mujer le iba a entregar. Borré se bajó con tranquilidad, se subió a una moto y enseguida empezó la balacera. Fue irregular haberle permitido bajar del vehículo sin ninguna clase de escolta y sin las esposas. En el cruce de disparos resultaron heridos dos guardias del Inpec, dos transeúntes, y uno de los delincuentes que disparó contra la comisión judicial. Brayan, uno de sus hermanos, presumen las autoridades, participó en su fuga.

No era la primera vez que se fugaba. Ya en 2008 se había volado de la cárcel de Urrá y había sido recapturado.

En diálogo informal con funcionarios de policía judicial les habría dicho que él era la oveja negra de su familia, que él no se veía reinsertado en la vida civil, que el camino que había tomado cuando tenía 15 años no tenía vuelta atrás.

Se cree que hoy está en las filas de los ‘urabeños’.