Por primera vez, un gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc terminan un proceso de negociación con compromisos concretos para acabar con el conflicto armado.
Tras cuatro años de negociaciones entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc, ambas partes alcanzaron un acuerdo final para avanzar en la paz. A partir de ahora comienza un camino que pretende dejar atrás más de 50 años de guerra entre el Estado y los alzados en armas, que dejó graves afectaciones y miles de víctimas.
“Ya se cerraron las negociaciones y tenemos el texto definitivo del Acuerdo Final. Este texto es inmodificable”, sentenció el presidente Juan Manuel Santos en su discurso. Todavía falta la rúbrica oficial, que será en Colombia y con la que comenzarán la dejación de armas de las Farc, las zonas veredales donde se concentrarán y el cese bilateral definitivo.
El cierre del acuerdo integral y definitivo para la construcción de una paz estable y duradera entre el gobierno nacional y las Farc se firmó este miércoles en el Palacio de Convenciones de La Habana, donde han trabajado ambas partes los últimos cuatro años.
“No queremos que haya una víctima más en Colombia”, señala el comunicado conjunto que publicaron este miércoles las partes negociadoras, lo que evidencia la voluntad tanto de las Farc como del gobierno nacional de impulsar los acuerdos como un mecanismo que evite la continuidad de la guerra.
Acuerdos múltiples
Lo pactado en La Habana establece una reforma agraria para el campo colombiano, la llegada al escenario político legal y sin armas del nuevo movimiento en el que se convertirán las Farc, los diferentes mecanismos para garantizarle la verdad a las víctimas que incluyen un modelo de justicia transicional para sancionar los crímenes perpetrados durante cinco décadas de conflicto armado por quienes directa o indirectamente participaron en ellos, entre otros acuerdos que componen el acuerdo final.
Lea un resumen de los puntos acordados
“La justicia transicional tiene el propósito de superar una etapa de violación masiva de los derechos. No se trata de cerrar los ojos ante el delito. No es un acto de ceguera resignada. Lo que busca es afianzar el Estado de derecho y abrir espacios para construir relaciones sociales rotas”, explicó Humberto de la Calle, el jefe del equipo negociador del gobierno en La Habana sobre la Jurisdicción Especial de Paz.
Lo que se conoció este miércoles es que para abrirle las puertas de una política sin armas a las Farc la guerrilla tendrá voceros en el Congreso. Ellos tendrán voz, pero no voto y deberán ser civiles sin armas. Sólo en las próximas elecciones de 2018 y 2022, el gobierno les garantizará cinco curules en Senado y cinco en Cámara. Pero el movimiento político que surja de la guerrilla tendrá que ganar los votos en la arena política, en franca lid, y solo si no alcanza esos puestos, el gobierno se los asignará.
Además, se crearán 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz que le darán cabida en la Cámara de Representantes a las regiones más golpeadas durante el conflicto.
Tales mecanismos acordados buscan que nunca más se haga política con armas, ni las Farc ni ningún partido, y para abrirle las puertas a otros movimientos. “Con la firma del acuerdo de paz, que lleva implícito el compromiso de No Repetición, esperamos alejar definitivamente el riesgo de que las armas se vuelvan contra los ciudadanos”, señaló Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’, jefe del equipo negociador de las Farc.
El gobierno y las Farc firmarán siete acuerdos originales para entregárselos a los países garantes y a los acompañantes, y uno de esos será depositado en el Consejo Federal Suizo en Berna, como garantía internacional de cumplimiento.
Luego de estas tareas diplomáticas, las partes regresarán a Colombia a jugársela toda por el apoyo a los acuerdos. Lo que se viene entonces es que mientras que el Estado impulsa el plebiscito para refrendar el proceso de paz y divulga todo lo acordado, la guerrilla buscará un respaldo de todos los combatientes a través de la Décima Conferencia, máxima instancia de deliberación del grupo alzado en armas.
Contra el tiempo
Con el acuerdo aprobado, empiezan las carreras para buscar adeptos al ‘Sí’ y al ‘No’, el tiempo del Congreso para debatir y el de la Registraduría Civil para alistar las votaciones al plebiscito.
Al aprobar este mecanismo de refrendación, la Corte Constitucional obligó al Presidente Juan Manuel Santos a presentar todo el documento de lo pactado el día que le notificara oficialmente al Congreso su intención de convocar a votaciones. Es decir, que si en La Habana no acordaban el texto final, el gobierno no podía adelantar nada en el Congreso.
Pero con este punto resuelto, la intención del mandatario es que las votaciones sean el próximo 2 de octubre y este mismo jueves solicitará la refrendación ante el Congreso, con lo que comienzan oficialmente las campañas del plebiscito y la divulgación del acuerdo final de paz.
Según la Corte, estas dos últimas tareas son diferentes. Para la pedagogía de paz, el gabinete de Santos tendrá que publicar el acuerdo “de manera permanente” en los sitios web y redes sociales de entidades públicas, incluyendo los de las Fuerzas Militares; en periódicos nacionales y en los horarios prime time de radios comerciales y comunitarias y canales de televisión públicos y privados. Todo sin tener que pagar un solo peso.
Pero estos espacios deben ser dedicados “exclusivamente a la difusión imparcial del contenido del Acuerdo […] sin que pueda confundirse con las campañas a favor o en contra de la refrendación popular del Acuerdo”, como lo señaló la Corte en su sentencia.
Por su parte, las campañas estarán dedicadas a ganar votos para aprobar o desaprobar lo que pactaron el gobierno y las Farc en La Habana. El problema es que en la práctica, la división entre pedagogía y campaña es difícil de lograr.
Desde el lado del Sí, encabezado por el expresidente César Gaviria, aclaran que no hay manera de controlar que, por ejemplo, un líder campesino quiera promover el voto afirmativo sin explicar qué son los acuerdos de paz. Además, ellos mismos aceptan que su campaña incluirá esclarecimientos de lo que se firmó, todo sin irrespetar los lineamientos que estipule el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Por su parte, Claudia Bustamante, quien lidera un grupo ciudadano que promueve el No y es militante del Centro Democrático, pero no hace parte del partido como tal, explica que ellos harán “pedagogía seria” sobre los acuerdos para demostrarle a la gente por qué están en contra y aclara que al ser una propuesta civil no se rigen por el CNE.
“Nos movilizamos con la marcha, luego con las firmas de resistencia civil y ahora por el ‘no’. Es la continuidad de nuestra oposición. La obligación natural es contarle a la gente por qué nuestro voto será negativo”, indicó la joven.
En el CNE ya están delimitando la regulación especial, pues a diferencia de otras votaciones, en ésta los funcionarios podrán participar abiertamente. “Debemos regular quiénes pueden hacer campañas, en qué condiciones, los topes de gasto y que el acceso a los medios de comunicación sea en igualdad de condiciones”, explicó Armando Novoa, magistrado del CNE.
Aunque esperan aclarar todas las reglas de juego este fin de semana, Novoa estimó que será “casi una misión imposible” controlar las campañas: “En el Consejo solo somos como 120 empleados, para controlar el gasto que hacen los cerca de 500.000 o un millón de funcionarios que existen. Además, solo estamos en Bogotá y no tenemos delegaciones en otras ciudades, así que las investigaciones en regiones son casi nulas”.
El magistrado asegura que ya empezó la propaganda a pesar de que la Corte ordenó que las campañas inician el mismo día que el Presidente de la República convoque al plebiscito ante el Congreso. Sin embargo, desde los movimientos sociales y políticos indican que hasta ahora ha habido expresiones espontáneas por parte de los ciudadanos y no ha sido algo organizado desde la política.
Pero ahora sí comenzará oficialmente las campañas y la divulgación porque el tiempo comenzó a correr y lo que suceda de aquí en adelante estará en manos de los colombianos.
“Repito que el acuerdo es un acuerdo sobre lo posible. Pero de la sociedad colombiana depende que sea ejecutado. Primero, si lo aprueba con el voto. Segundo, si se comprometen a hacer parte de la transformación que se necesita para conseguir la paz”, opinó De la Calle en su discurso.
Todos los campamentos reunidos
Cuando Henry Castellanos, alias ‘Romaña’, viajó a La Habana para ser uno de los integrantes de la subcomisión de fin del conflicto en 2014, los senadores Álvaro Uribe y José Obdulio Gaviria aseguraron que en Cuba se estaba preparando la Décima Conferencia guerrillera, pues también calculaban la visita de Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, e incluso detallaron que se realizaría en Venezuela.
Sin embargo, este miércoles las Farc confirmaron que todos sus frentes se reunirán en las próximas semanas para acordar internamente su compromiso de hacer política sin armas y para que todos los guerrilleros conozcan los acuerdos de La Habana.
“En los próximos días estaremos en Colombia realizando la Conferencia Nacional Guerrillera, nuestra máxima instancia de autoridad, a la que debemos subordinación, para someter a su veredicto la obra política que representa el Acuerdo Especial de Paz de La Habana”, indicó alias ‘Iván Márquez’.
“La Décima Conferencia será una especie de validación del proceso de paz al interior de las Farc, donde los negociadores de la guerrilla exponen ante el cuerpo completo qué son los acuerdos y tendrán que ganar validez. Es lo mismo que ha hecho el gobierno, tratando de sumar partidos y funcionarios. Todo es para mantener cohesión”, apuntó Fernando Sarmiento, investigador de temas de paz del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).
Históricamente, ese ha sido el espacio donde la insurgencia reforma su reglamento interno y aplica las sanciones disciplinarias. “Las Farc – Ep, en su práctica militar se rigen por planes generales del Estado Mayor Central diseñados por las Conferencias Nacionales de Guerrilleros que obligan a su cumplimiento” a todas sus unidades, como se especifica en la página web de la guerrilla.
El grupo armado también ha definido sus planes políticos en las conferencias; desde la primera en 1965 que se organizaron como Bloque Sur y pensaron su propaganda de masas, hasta la novena, en 2007, donde fortalecían el Movimiento Bolivariano y el Partido Comunista Colombiano Clandestino (PC3) como plataformas políticas, a la par que pensaban en negociar con el gobierno.
De hecho, las rutas que ha trazado la guerrilla en dichas reuniones respecto a los diálogos de paz han influido directamente en las conversaciones, como ocurrió durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) en San Vicente del Caguán. “Para entonces, había cierta orientación de las Farc a trabajar el tema de paz, pero desde las conferencias séptima y octava no estaba totalmente definida la cosa”, explicó Sarmiento, quien agregó que eso contribuyó también al fracaso de esos diálogos de paz.
Por lo general, lo primero que hacen es que cada frente discute qué temas deberían abordarse en la conferencia, luego envían sus resúmenes al Secretariado y a partir de esa información se construye un documento base para debatir en conjunto. De allí surgen los lineamientos que rigen a la guerrilla en los próximos años.
Pero la Décima Conferencia iría más allá, pues ahora uno de sus retos será agrupar a todos los frentes guerrilleros para la desmovilización y la participación en política. “Se esperaría que con el trabajo de estos cuatro años, en los que han intentado tener cohesión, entre el cuerpo de la guerrilla al proceso de paz. Claro que se ha sabido que hay disidencias y que también hay gente no tan convencida, que llegarán a hacer preguntas”, concluyó Sarmiento.
El trabajo interno de la guerrilla se aceleró desde junio de este año, cuando un equipo conformado por siete delegados de las Farc y miembros de los países garantes, así como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), comenzó a viajar desde la isla del Caribe hasta los campamentos guerrilleros en la profundidad de Colombia para hacer pedagogía de paz.
Cada visita tardó aproximadamente 12 días y entre los voceros estuvieron Luis Antonio Losada, alias ‘Carlos Antonio Lozada’; Félix Antonio Muñoz, alias ‘Pastor Álape’; y Milton Toncel, alias ‘Joaquín Gómez’, todos miembros del Secretariado de las Farc.
“La pedagogía de paz es entender el proceso que se está desarrollando en La Habana en estos momentos”, explicó Luis Óscar Úsuga, alias ‘Isaías Trujillo’, del Estado Mayor Central, al noticiero de las Farc.
Desde su visita a los frentes de la Orinoquía, el pasado 10 de agosto, ‘Carlos Antonio Lozada’ no regresó a Cuba y una de las estimaciones es que se quedó para organizar la décima conferencia.
Ahora, es un hecho que se realizará la reunión guerrillera mientras que el gobierno adelanta las formalidades para convocar al plebiscito y hace pedagogía de paz ante los colombianos pero por primera vez con un acuerdo que cierra el conflicto de más de 50 años contra las Farc.