¿Cuánto por la carrera?

      
Paramilitares y guerrilla se enfrentaron en Caquetá por el control de los taxis intermunicipales, utilizados por los dos grupos armados para cometer sus delitos.
El Frente Sur Andaquíes delinquió en Caquetá entre el 2001 y el 2005.Fotomontaje VerdadAbierta.

Por medio de reuniones, amenazas, secuestros y asesinatos, los integrantes del Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar mandaron en 2002 un mensaje de terror en contra de todo taxista del Caquetá que no quisiera llevarlos en sus carros, o que prestaran sus servicios a presuntos integrantes de la guerrilla.

Durante una diligencia de versión libre ante la Fiscalía los ex jefes del Frente Sur Andaquíes, Carlos Fernando Mateus, alias ‘Paquita’, y Everardo Bolaños, alias ‘John’ contaron a la Fiscalía cómo fue el  pulso, que según ellos sostuvieron con las Farc, por los taxis intermunicipales del Caquetá, del  cual salieron perdedores los conductores de servicio público.

El Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar nació en Caquetá en 2001, luego de que Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’,  le comprara a Vicente Castaño  la franquicia del grupo paramilitar que operaba en dicho departamento.

Según dijeron durante la versión libre ‘Paquita’ y ‘John’, desde mediados de ese mismo año en el que entraron al departamento comenzaron a recibir denuncias de varios taxistas sobre amenazas que les había hecho la guerrilla contra aquellos que prestaban sus servicios en los municipios en donde los paramilitares habían hecho incursiones y buscaban establecer un mayor control: Morelia, Valparaíso, Belén, Milán, San José de Fragua, Albania, Curillo, Solita, Florencia y Montañitas.

Para los paramilitares este servicio de taxis era de importancia ya que, según confesaron, varios de los crímenes de sicariato que cometieron en la región fueron posibles gracias a que los urbanos -los hombres de civil que las Auc instalaban en los corregimientos y municipios- los utilizaron para movilizarse libremente de un lado al otro del departamento.

Muchas veces incluso, los taxistas de confianza de los ‘paras’ respondían a servicios llamados, en los que recogían a sus clientes directamente en las bases paramilitares. A cambio los taxistas recibieron la ilusión de seguridad y trabajos fijos bien remunerados.

Ante las supuestas amenazas los paramilitares iniciaron una investigación que los llevó a pensar que algunos de los taxistas  estaban trabajando directamente como informantes de la guerrilla, en contra de sus compañeros. Con estas sospechas encargaron a José Alejandro Rudas alias ‘Chacho’ investigar lo que pasaba.

Según dijeron en versión libre, el paramilitar por medio de interrogatorios a los taxistas consiguió los nombres de presuntos informantes de la guerrilla y de quienes trasportan a integrantes de las Farc.

Luego de elaborar una lista de posibles objetivos, el 22 de junio de 2002 las autodefensas citaron a todos los taxistas de Florencia y zonas aledañas  a una reunión con la escusa de atender los problemas que estaban teniendo. Los paramilitares utilizaron esta reunión para confirmar quienes, según ellos, estaban involucrados con la guerrilla.

Ese mismo día, mientras se realizaba la reunión cerca del hospital de Florencia secuestran un taxi, cuyo dueño ya había sido señalado y con amenazas obligaron a su conductor a ir hasta un campamento del grupo paramilitar conocido como kilometro 20. A la llegada al campamento los paramilitares se dan cuenta que el conductor del taxi no es el dueño del vehículo.

Luego de interrogar al conductor y conseguir el número de Arnulfo, dueño del taxi, lo citaron para que fuera al campamento de las autodefensas. Arnulfo se fue acompañado por Laureano, un compañero de trabajo, quien al igual que Arnulfo, estaba dentro del listado de objetivos de los paramilitares.

Los paramilitares confesaron durante la versión libre que torturaron y asesinaron a los dos taxistas, acto después del cual dejaron los carros y los cuerpos en un lugar conocido como Tres Esquinas, en carretera que va de Florencia a San Vicente del Cáguan.

Este, además de ser un lugar en el que los familiares de las víctimas pudieran reclamar el cuerpo, era un lugar donde por medio de este gesto los paramilitares enviaron un mensaje de terror, en el que advirtieron a los demás taxistas el riesgo de negarse a colaborar con ellos o traicionarlos. Por otra parte, al quedar Tres Esquinas en la vía que conduce de Florencia con San Vicente del Caguán, más allá de Doncello, era un lugar en los límites de los territorios en lucha de las dos organizaciones armadas al margen de la ley.

El primer taxista secuestrado ese día fue retenido por un mes en el campamento paramilitar, según dijeron como forma de castigo por intentar huir en algún momento de su cautiverio.

En octubre de ese mismo año, confesaron los dos ex jefes del Frente Sur Andaquíes, asesinaron a otro taxista sobre el cual tenían sospechas, ya que no se había presentado a la reunión convocada en junio, y según dijeron, había habido testigos que lo vieron transportando un supuesto miliciano de la guerrilla.

Por estos crímenes los paramilitares pidieron el perdón de los familiares de sus víctimas, admitiendo que los crímenes habían sido cometidos sin justificación alguna y motivados por señalamientos injustos.

Estos crímenes tendrán que ser investigados por la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía.