El presidente del Grupo Aliar asegura que no compraron la finca El Brasil a la familia del fallecido esmeraldero Víctor Carranza, sino que la tienen en comodato para mejorarla y producir alimentos. Asegura que todos los contratos firmados se han basado en la fe pública.
Jaime Liévano es, desde diciembre de 2003, el dueño y presidente del Grupo Aliar, una empresa santandereana que desarrolla un proyecto agroindustrial de porcicultura a gran escala en Puerto López y Puerto Gaitán, en el norte del Meta. La firma ha sido cuestionada en el Congreso durante varios debates de tierras que advertían que explotaba predios originariamente baldíos, los cuales, según la ley, deberían haber sido entregados a campesinos pobres.
VerdadAbierta.com documentó ese caso en mayo pasado y encontró que el antiguo predio de El Brasil, uno de los que explota Aliar en la región de la Altillanura, está compuesto por 16 predios que eran tierras de la Nación, adjudicadas originalmente a igual número de propietarios. Estos cedieron sus tierras a una firma de la familia del empresario de las esmeraldas Víctor Carranza, quien murió en abril de 2013, que englobó las parcelas en la finca El Brasil. Luego vendió la hacienda a diez empresas, varias de las cuales forman parte del Grupo Aliar, mediante un fideicomiso con el Banco Helm, y bajo este encargo fiduciario, el banco la entregó en comodato al Grupo Aliar.
VerdadAbierta.com también encontró que El Brasil fue base paramilitar de ‘Los Carranceros’, y que allí mismo, la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía exhumó los cuerpos de dos niños que habían sido reclutados forzadamente por ese grupo y asesinados.
Tras la decisión de la Superintendencia Delegada para la Protección, Restitución y Formalización de Tierras de investigar los registros (escrituras y folios de matrícula)de El Brasil, Jaime Liévano conversó largamente con VerdadAbierta.com sobre el caso: cómo llegó a la Altillanura, cómo fue la transacción sobre los predios del antiguo Brasil y su postura frente a la decisión de la Superintendencia:
Jaime Liévano (J.L): Antes de que comencemos me gustaría contarles quién soy…
Tengo 68 años, soy de Bucaramanga (Santander). Estudié en el Colegio San Pedro Claver y economía en la Universidad de Los Andes. Fui compañero de estudios de Gloria Gaitán, Cecilia Rodríguez y Carlos Gustavo Cano. En esa época decíamos que había un grupo de los muy politizados y de los menos politizados. Hice parte del segundo y por eso nunca incursioné en política. Siempre he trabajado en el sector privado: fui gerente de la Andi y de la Nacional de Conservas, hoy La Constancia. Cuando me independicé de la casa comencé a trabajar como analista financiero, me presenté a un concurso de Proexpo, me seleccionaron, pero el médico me encontró un cáncer y no pude trabajar. Luego me llevaron de subgerente a la empresa Tintorex y más adelante comencé a trabajar en Avidesa S.A., la que transformamos en Mac Pollo, donde para ese entonces mi familia tenía una participación del 5 por ciento. Hoy Mac Pollo (empresa avícola santandereana) es la primera empresa del país en este sector.
Mis 25 años más productivos se fueron en construir Mac Pollo, una empresa que cuando empecé el consumo percápita de pollo era de 4 kilos y cuando lo dejé era de 22 kilos. Fui Presidente de Fenavi por dos períodos consecutivos y en esa época, como 1998, el debate era qué iba a pasar con la industria avícola y porcícola de Colombia porque se preveían los Tratados de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y del Alca, con Brasil. En el análisis que tenían nos barrían porque no éramos capaces de competir, pese a que Mac Pollo estaba entre los más eficientes en Colombia, porque el 75 por ciento de lo que vale el pollo, el cerdo y los pescados son los granos con que se alimentan. Y de ese 75 por ciento, el 80 por ciento son dos productos: el maíz y la soya. Ahí la seguridad alimentaria se convirtió en debate.
En una conferencia que hubo en 1998 en Bogotá yo dije que si no sembrábamos nos íbamos a quedar sin comida y seguridad alimentaria. Todo el mundo aplaudió menos un señor que era un gringo de la Sociedad Americana de Granos que me dijo que Colombia nunca iba a superar a Estados Unidos en la producción de maíz porque Estados Unidos tenía 16 horas de sol. Yo le respondí que para 1945 la productividad de Estados Unidos era de dos y media toneladas de maíz por hectárea, y la de Colombia, igual, que si era que las 16 horas de sol habían llegado después de la Segunda Guerra Mundial. Pensé que me iba regañar pero se convirtió en un apoyo y me ayudó a hacer contactos en Brasil con el Presidente de la Sociedad Rural.
Toda la investigación de altas productividades y genéticas se hizo para climas templados entonces hoy la productividad promedio es 9.5 toneladas de maíz y 2.5 de soya; nosotros vamos en 3 de soya pero en maíz apenas vamos en 6.8, pero tenemos el potencial. ¿Qué hacer? ¿Dónde se podrá sembrar en Colombia?
VerdadAbierta.com (V.A.): ¿Eso en qué año fue?
(J.L): Eso fue en el 98. Entonces dije, uno tiene que buscar dónde está la producción. Comenzamos con el Magdalena Medio y pensé tengo que traerme un gaucho, un brasilero del sur, que son los quemás saben de agricultura tropical porque fueron los que fueron al Cerrado (una zona de tierras pobres que Brasil desarrolló para la agroindustria). Me llamó el presidente de Novartis (empresa multinacional), en ese entonces Enrique Copete y me dijo: “yo soy el gaucho, soy de Novartis, lo apoyo y me gusta su idea. Sembremos con toda la técnica el maíz para ver qué potencial hay en el Magdalena Medio”.
Sabíamos que en el Valle del Cauca se podía, pero el asunto es que los granos no podían competir con la caña de azúcar porque una hectárea de maíz produce 6 millones de pesos; con una de caña, 12 millones, por eso pueden pagar mejor el arriendo de las tierras. Entonces hicimos un ensayo de 20 hectáreas en Aguachica (César) y el mismo técnico de Novartis se sorprendió, dijo que era espectacular. Para esa época Aguachica tenía sorgo y algodón.
Hicimos el ensayo de maíz y fue muy bueno. Entonces dijimos, vamos a mirar cómo podemos conseguir tierra en la zona del Magdalena Medio y comenzamos a buscar, a hablar con comisionistas, el objetivo era sembrar con alianzas, arrendando, pero fue absolutamente imposible. Encontramos una tierra de 900 hectáreas, pero allí había 15 invasores y tenía unos líos jurídicos. Entonces me fui para Córdoba y dije, voy a comprar, a empezar a propiciar el cultivo. Les dije a los campesinos que si sembraban una semilla que se llama el colorado, que tiene mucha más proteína, les garantizaba la compra y les aseguraba que podían crecer.
(V.A.): ¿Y a dónde fue a comprar tierra?
(J.L): A comprar tierra, no, a hablar con los cultivadores de Cereté. Me fui para allá, hicimos un listado de 95 productores y les dijimos, siembren maíz, les garantizamos el precio y la compra, y les dije que íbamos a hacer un concurso.
Los veinte primeros me los llevo para Brasil para que vean otro mundo. Cuando la cosecha salió los precios bajaron, pero de todas formas cumplí la palabra, les compré el maíz. Pero de los 19 que fueron al Brasil, 10 mandaron al hijo en premio, el viaje lo consideraron un premio, pero no fueron en plan de trabajo y lo que vieron allá lo vieron como un imposible… Los tenedores de tierras dicen, para qué me pongo a trabajar, más bien arriendo la tierra. Entonces no me funcionó en Córdoba, estaba desilusionado. Iba mucho a Brasil, conocía el Cerrado brasilero y me dije: Colombia no puede ser tan sumamente de malas que el petróleo está en Venezuela y Ecuador, y el maíz es originario de Mesoamérica entre Perú y México y ahora el que lo produce es Estados Unidos. No podemos ser tan de malas, los de malas somos nosotros que no tenemos la concepción. Entonces dije, vamos a mirar una tierra. Me dijeron por allá unas tierras pobres, donde nadie produce nada y pregunté que dónde era y me dijeron que en los Llanos Orientales. Yo solo había ido una vez a Villavicencio que creí que eran los Llanos.
(V.A.): ¿Y quién le dijo que en los Llanos había esa tierra?
(J.L): Alguien, ahorita no recuerdo quién dijo que en los Llanos.
(V.A.): ¿Estábamos comenzando el año 2000?
(J.L): Sí, ya estábamos comenzando, estábamos en finales del 99, me dijeron sí pero no es la tierra pegada a Villavicencio; es la Altillanura.
(V.A.): ¿Y usted hacía esa gestión como Fenavi?
(J.L): Estaba como Fenavi pero lo hacía más que todo como presidente de Mac Pollo y todo salió para Mac Pollo. Estaba buscando maíz y soya para los concentrados de los animales, para poder sacar un pollo más barato…
(V.A.): ¿Entonces a usted le tocaba salir a buscar maíz?
(J.L): No, conseguir el maíz era lo más fácil, se cogía el teléfono y se llamaba y se pedía a las empresas cuánto se necesitaba: 20 mil, 15 mil o 10 mil toneladas. Eso era fácil. Lo difícil era el precio (de los granos y concentrados). Fui a preguntar dónde había tierras. Cuando llegué era tenebroso pasar de Puerto López, tenebroso porque esas tierras era entre guerrilla y paramilitares y eso no era de nadie, uno gastaba entre 4 y 5 horas desde Puerto López hasta donde hoy es la Fazenda (marca comercial de la producción de cárnicos a partir del cerdo del grupo Aliar).
Entonces dije a mí me da mucho miedo, yo no voy por allá, y comencé fue a buscar tierra para hacer un ensayo con Novartis como el que había hecho en Aguachica. Lo hicimos en una finca de 20 hectáreas en el kilómetro 72, de Alberto Durán. Y el potencial se lo vimos. Entonces dije listo, a conseguir tierra. Duré 6 ó 7 meses buscando tierra y nada. Entonces un tipo me dijo: Jaime, mis cuñados tienen una tierra allá y están ‘engalletados’, ellos eran hijos del que había sido gerente de Bavaria en Villavicencio. Ponían cualquier negocio y no les daba nada. Hicimos la promesa de compraventa para Mac Pollo pero el día que yo iba a firmar la escritura me llamó el socio de Mac Pollo y me dijo: Jaime, no he dormido. Esa vaina es un sitio de guerra, yo no soy estoy de acuerdo. Y yo le dije: William, puede ser que usted tenga razón pero firmé ya la promesa de venta y la tengo que cumplir. William me dijo que no aceptaba que Mac Pollo comprara esa tierra.
Me quedé pensando y dije qué hago, tengo que cumplir la palabra. Le dije a William que yo me iba a endeudar y que yo le arrendaba la tierra, que eran 2.200 hectáreas, a Mac Pollo. Empezamos el ensayo en 20 hectáreas y saqué 1.5 toneladas de maíz, es decir, me quebré. Llamé a mi amigo de la Sociedad Rural Brasileña, que se llama Claudio Braga y él me dijo que necesitaba a un asesor, y me prestó a Joao Celso. Miró, me dijo que no era tan fácil y que antes de maíz debía comenzar con soya que necesitaba menos tierra en profundidad para crecer.
A esto le dedicaba mucho tiempo y en 2003 hubo una pelea en Mac Pollo. Ellos tenían el 85 por ciento y yo el 15. Cuando yo entré a la empresa se le había hecho una inversión de 20 millones y para mí la empresa ya valía 100 mil millones. Les dije que si me compraban y me dijeron que no. Me dijeron que finalmente la empresa valía 60 mil millones y que me daban 9 mil, de los cuales los 2 mil millones que se habían invertido en la finca de los Llanos corrían por mi cuenta. O sea, me quedaban 7 mil. Me podía quedar viviendo de la renta pero dije no, yo me ‘muero’. Mi mujer si más me mata, me dijo que cómo iba arriesgar el dinero de la vejez. Fue cuando mis hijos le dijeron: mamá, si usted no deja a mi papá hacer esto, él se muere.
Vendí el 15 por ciento. No tenía plata ni los fondos para crecer. Dije, le voy a meter todo a esto y me gasté toda la plata y me puse a trabajar en la idea que tenía. Cuando cumplí 60 años dije voy a celebrar mi cumpleaños allá y me llevé a 60 familias amigas. Eso fue en 2004 y todos se sorprendieron de lo que vieron: los cultivos de maíz y soya, y la planta de secamiento. Después me reuní con Rafael Ardila, de Rayco, y Rafael Marín, de Marval, dos amigos que me apoyaron mucho cuando salí de Mac Pollo. Les dije lo que quería hacer en La Fazenda, producir los concentrados y tener animales. Pollo no podía porque perdíamos por la escala tan baja. Nos pareció que huevo era una buena opción. Me di cuenta que en Brasil todos tienen cerdo y dije: voy a estudiar cerdo.
Hablo con la empresa PIC en Brasil, que es una industria genética. Me recibieron muy bien pero me dijeron que ellos tenían representante en Colombia, que PIC Colombia, que es el grupo Contegral. Los conocía por una pelea jurídica que habíamos tenido antes. Fui entonces a hablar con Fabio Saldarriaga y le conté que quería trabajar con cerdo. Me dijo que me apoyaba.
Le conté a los inversionistas amigos y comenzamos a producir concentrado y alimentar cerdos, porque el cerdo estaba deprimido en Colombia, la calidad no era buena y dijimos: vamos a hacer las cosas bien. Rafael Ardila me dijo que podía incluir a otro socio, a Promotores, donde está Mercadefam, empresarios maduros. Estamos en sociedad con Premertex, con Adolfo Botero; Néstor Pérez y Alirio Cadena, y eso estaba muy bien porque comenzábamos la distribución en los supermercados. Hicimos la sociedad Agropecuaria Aliar en 2004, con la idea de comenzar con mil madres para tener 25 mil cerdos al año. Y comenzamos a hacer el mercado.
Fabio Saldarriaga, de PIC Colombia fue y quedó fascinado, me dijo que lo hiciera socio del proyecto. Yo le dije que sí, que la única forma de construir esto era con socios inversionistas. Lo llevé a que mirara una finca más adelante y me dijo que era espectacular.
El asunto es que para poder competir internacionalmente la escala era de en un rango de 20 kilómetros tener 6 mil hectáreas de cultivo, pero para tener 6 mil hectáreas de cultivo hay que tener 12 mil hectáreas porque no todo se puede cultivar. Me preguntó que si la tierra se conseguía y yo le dije que sí, que sólo si nuestro proyecto productivo nos daba para pagar una renta mejor que la que estaban ganando los poseedores de la tierra. Entonces es cuando en 2006 o 2007 entra el Grupo Contegral a formar parte de esto.
(V.A.): ¿Ahí entonces es cuando en diciembre de 2006 forman las cuatro empresas en Envigado, Antioquia, todas en la misma notaría? ¿Por qué crean las Agropecuarias Valores, Visión, Futura y San Martino, si los representantes legales ya tenían empresas?
(J.L): Le cuento. Puedo tener algunas imprecisiones pero es lo que conozco del Grupo Contegral. El Grupo Contegral se origina en dos hermanos Mesa que hoy tendrían 115 años. Los que conocen Medellín conocen Guayaquil. Ellos tenían un granero en Guayaquil. Cuando ellos tenían 25 ó 30 años vendían productos agropecuarios. La segunda generación desarrolló Contegral y la tercera generación, que son como 60 familias tienen muchas sociedades. Su modelo es que todo lo que se produce, el 20 por ciento se reparte y el 80 por ciento de las utilidades se reinvierte.
Dentro de los esquemas, les parecía que esa era una oportunidad porque ellos querían hacer un proyecto de porcicultura en el Magdalena Medio y no había forma de cómo conseguir la tierra.
(El entrevistado comienza a hacer una presentación sobre el proyecto La Fazenda a partir de diapositivas en su computador)
(J.L): … La gente nos dice que si somos tan bobos de ir a meter plata en un desierto. Lo que hemos descubierto es cómo hacer fértiles esas tierras. Para lograrlo, hay que mejorar la materia orgánica, la acidez, la saturación y los nutrientes. Nosotros nos demoramos en mejorar las tierras en diez años; la naturaleza en 500… Lo que hemos descubierto es que para ser eficientes se requiere hacer núcleos de 6 mil hectáreas… el modelo lo desarrollamos para que cualquiera pudiera cultivar en su finca, le ayudamos a buscar financiación y le pagamos un arriendo. .
Aliar no puede entrar en tierras porque no puede distraer su capacidad financiera ni su capacidad de gestión. Entonces busquemos entre todos y si hay una oportunidad de compra, que compre el que quiera. Pueden ser socios, terceros, hemos venido insistiendo que el que quiera compre pero para eso tenemos un protocolo de tierras porque esto se tiene que manejar con equidad.
Nosotros queremos llegar a tener un modelo con 100 mil hectáreas. El Llano no tiene un solo modelo productivo. Con nuestro modelo el dueño de la tierra va a recibir cuatro veces garantizado por encima de lo que podría recibir de otra alternativa, que sería la ganadería. Por ejemplo, uno con los que tengo arriendo es con un ganadero de origen alemán. Él me adora porque recibe mensualmente 28 millones de pesos. Está viajando y se quitó el estrés de manejar la ganadería.
(V.A.): ¿Cuánta tierra tiene arrendada Aliar?
(J.L): Tiene arrendadas 13 mil hectáreas de cultivo.
(En la entrevista interviene una abogada de Aliar, quien solicitó fuera citada como Departamento Jurídico de Aliar)
Departamento Jurídico de Aliar (D.J.A): Son tres formas de vinculación de tierras que tenemos en el proyecto: vía comodato, arrendamiento y vía contratos de integración o cuentas en participación. Son todas tierras para lograr el objetivo del proyecto, que es el crecimiento agrícola y pecuario. ¿Qué pasa en el comodato? Esta es una de las estructuras con las que se vinculó el predio El Brasil sobre el cual tienen dudas. Los demás son arrendamientos.
(V.A.): ¿Esos arrendamientos tiene un precio igual?
(D.J.A): Los arrendamientos van con productividad. Es variable, hay mixtos y otros con una base fija acordada con el propietario. En otros casos se aporta el uso de la tierra y al final liquidan y se reparten utilidades. Este ejercicio lo estamos haciendo con las comunidades indígenas del resguardo Wacoyo.
(J.L): Nosotros tenemos dentro del protocolo que no podemos generar riqueza a partir de la miseria de los demás. Entonces con los Sikuani llegamos a un acuerdo de palabra porque ellos no pueden firmar nada porque se trata de títulos de resguardo. Ellos viven en la absoluta miseria porque aunque tienen 300 mil hectáreas en títulos las tierras no son fértiles y no tienen los recursos para mejorarlas. Entonces la única forma es que ellos nos contraten para arreglarles la tierra. En este momento les hemos arreglado mil hectáreas para la siembra de maíz y soya y el acuerdo es que 70 por ciento es de ellos y 30 por ciento es de nosotros. Es el arriendo más caro anual que estamos pagando. Pero nos interesa tener un buen vecino, que nos ayuden a rezar las tierras para que llueva y no nos llegue ninguna plaga.
(D.J.A): Este es un esquema de comodato. Para arreglar las tierras y que sean productivas debemos invertir 7 millones de pesos por hectárea. Lo que venimos manejando con los propietarios de las tierras bajo este esquema de comodato es varias fases. Mientras las tierras no sean productivas no pagamos canon de arrendamiento. En la medida en que las vamos arreglando pasamos a una segunda modalidad, que puede ser arrendamiento o cuentas de participación.
(J.L): Las tierras del Brasil quedan tan lejos que no puedo vincularlo a ninguna planta de secamiento. Mientras no tenga 6 mil hectáreas arregladas no puedo montar una planta…
(D.J.A): Estábamos en el proceso de vinculación de tierras cuando uno de nuestros trabajadores nos informa que en la zona este grupo de personas se estaban organizando para vender la tierra, que eran 16 propietarios y ellos se organizaron en Agualinda Inversiones. Nos llega la información de que quieren hacer la venta. Entonces les hacemos la propuesta pero su interés no era vincularse a ningún proyecto productivo; su interés era vender. Nos dijeron que no podían esperar entonces, por las carreras de buscar los inversionistas, lo que hicimos fue firmar una promesa de compraventa. En este ejercicio se buscaron a los accionistas amigos y salieron diez compañías (las cuatro de Envigado: Agropecuarias Visión, San Martino, Futuro y Valores; y las santandereanas Entrehogar, Premex, Prollanura, La Fazenda, Arar y Concesionaria).
(V.A.): Hay 16 personas que eran los dueños de los títulos del predio El Brasil y ellos le ceden la tierra a Agualinda. ¿Ese proceso de los 16 y la negociación con Aliar se da entre 2006 y 2007?
(D.J.A): Estas personas se habían organizado y estaban vendiendo la tierra desde hacía rato. Cuando ellos se organizaron y tenían su eventual comprador, firmamos esta promesa de compraventa para amarrar el tema; eso es en abril de 2007.
(V.A.): ¿Descartamos que esas cuatro compañías (las creadas en Envigado) se crearon para comprar esto?
(D.J.A): Claro. Todo lo que nosotros hacemos es legal y eso debe quedar claro. En la escritura de comodato todo está descrito. Nosotros no creamos SAS (Sociedades Anónimas Simplificadas) por UAF (Unidades Agrícolas Familiares), ni nos fuimos para Luxemburgo. Todo es transparente.
(V.A.): Pero personas como Fabio Saldarriaga crearon esas empresas para comprar El Brasil y al mismo tiempo están en la junta de Aliar y es el mismo caso de otros… ¿no es eso comprar la tierra?
(J.L): Él sabe que la idea es llegar a un cultivo de 100 mil hectáreas y que no nos importan de quién sea la tierra.
Le cuento que estamos frustrados con este país porque todo este esfuerzo y ahora yo tengo que tener más abogados que agrónomos.
(D.J.A): La promesa de compraventa se firma el 13 de abril de 2007. Nosotros damos plena certeza que las cuatro empresas no fueron creadas para este ejercicio. No tendría sentido lógico crearlas para esto porque nosotros no utilizamos SAS por UAF. Ese predio ya estaba consolidado en un globo y lo tenía esa sociedad Agualinda y para nosotros lo que hizo esa empresa no fue ilegal.
(J.L): Y el precio que pedían era alto y nos gustó el predio porque era un solo globo. Yo no me fui al Vichada por tengo plata para acceder hasta allá ni esperar una valorización para cuandoseamos grandes.
(D.J.A): Las otras seis empresas (las santandereanas) son Entrehogar, creada en 1992; Arar; en 1996; Concesionaria, en 1987; La Fazenda, en 2004; Prollanura, en 2007; y Premex, en 1976. Estas son las compañías que decidieron entrar a comprar la tierra.
(V.A.): ¿Y cuánto les pedían por la tierra?
(J.L): Diez y seis mil millones de pesos. Ustedes saben que en Colombia la tierra se negocia debajo de la mesa, pero acá todo fue transparente. Fue la tierra que se pagó más cara en ese entonces, a un millón por encima el valor de la hectárea del momento.
(D.J.A): Ya teníamos a los 10 inversionistas que iban a ser copropietarios, entonces dijimos: esto se va a arrendar a Aliar. La primera etapa era quién iba a tomar las decisiones por los diez y dijimos que había que nombrar a un vocero. Ellos decidieron crear una fiducia de administración, que su esencia es administrar. La fiducia lo que hace es comprarle a Agualinda la tierra y administra eso en un fideicomiso.
(V.A.): Y quién escoge el banco, ¿las diez empresas?
(J.L): Claro, es la fiducia con la que ellos quieran trabajar. Helm aceptó el mandato y con eso procede al acto de comprar la tierra. Aliar cedió la promesa de compraventa.
(V.A.): No era demasiado riesgo, firmar una promesa de compraventa sin tener los socios…
(J.L): El riesgo es un riesgo calculado, el riesgo es en la medida del conocimiento del mercado. En este caso pues el riesgo era pagar la multa que era como de mil millones.
(V.A.): ¿Por qué meterse en a desarrollar un negocio en unas tierras tan lejanas y tan improductivas?
(J.L): Porque era un globo, para mí eso es muy valioso porque mi único interés es buscar tierras para hacerlas productivas. Tenemos arregladas 3 mil hectáreas (de 16 mil de las cuales van a arreglar 6 mil). Mientras no tenga arregladas unas 5 mil no puedo comenzar a cultivar.
(V.A.): Colombia es un país con un historial de violencia. Cuando ustedes van a negociar la tierra, ¿sabían que estaban transando con la familia Carranza?
(J.L): Si me preguntan si conozco a Carranza les digo que lo conozco lo mismo que lo conocen ustedes. ¿Qué si lo he visto personalmente? Sí, en Puerto López él era el rey y en Puerto Gaitán, claro, dicen que él donó las tierras para la iglesia. A la hora del comodato lo que se hizo fue estudiar los títulos, se mandó a averiguar en la lista Clinton y no salió nada.
(D.J.A): Cada vez que se vincula un título miramos que no esté en las listas inhibitorias, como las de Clinton, financiación al terrorismo, trata de blancas… Cuando se hizo ese barrido, solo en una de las ventas de los predios aparecía el nombre de un señor Yesid Carranza Córdoba, hicimos todo el análisis completo y el señor no tienen ningún problema. Ahora, ni somos defensores ni tuvimos contrato con Carranza. Sabemos lo que sabe todo el mundo. Finalmente el señor era contratista del Estado, las minas de cal que había en la zona para arreglar las tierras eran de él y era un contratista del Estado.
(V.A.): ¿Pero sabían que Agualinda era de la familia Carranza, pesar de que su representante legal era Blanca Carranza de Carranza, la esposa del cuestionado empresario?
(D.J.A): No. El representante de esa empresa era Sergio Andreiv Poveda.
(V.A.): El estudio de títulos les dio que solo había un Carranza…
(J.L): Y que ninguno estaba en las listas inhibitorias, ninguno. Aparte de eso Carranza es contratista del Estado, socio del Banco de la República con las minas de esmeraldas; lo metieron a la cárcel acusado de paramilitarismo y lo tuvieron que soltar e indemnizar con mil millones que se pagó del presupuesto nacional.
(D.J.A): El Helm Trust, el banco, hizo el mismo ejercicio de revisar y no encontró nada ilegal.
(V.A.): ¿Y no se dieron cuenta que uno de los 16 estaba muerto y ‘firmó’ escritura?
(J.L): Si doy un poder autenticado para vender un apartamento y el notario certifica. Yo tengo que creerle a la oficina de instrumentos públicos que dicen que ese bien es de alguien.
(D.J.A): Hay una cosa en Colombia llamada fe pública. Si en la escritura aparece que unas personas firmaron y vendieron no tengo que ir a corroborar si ellos realmente firmaron. Si no, eso es una carga para el ciudadano. Es imposible que uno corrobore todas las transacciones que se han registrado en notarias.
(V.A.): Si hubo un fraude de alguien que firmó muerto entonces el fraude sería de Agualinda…
(D.J.A): La verdad para nosotros eso fue noticia cuando lo vimos en el informe que ustedes hicieron. Si alguien se presenta ante una notaría y firma, ¿qué hago? ¿le miro el iris? La pobre notaria tampoco tiene que saber.
(V.A.): ¿Ustedes han hablado con las diez empresas?
(D.J.A): Están preocupados por sus nombres, años de trabajo, son compañías que llevan muchos años.
(El Departamento Jurídico expresa que quiere explicar el concepto que ellos tienen sobre las UAF, Unidades Agrícolas Familiares)
(D.J.A): Sobre el famoso artículo 72 de la Ley 160 de 1994 (Ley de Baldíos y que estipula las UAF), que ha sido base para que digan que los agroindustriales han despojado a los campesinos, quiero decir que hay un parágrafo en el artículo que dice que las limitaciones sobre las Unidades Agrícolas Familiares deben ser registradas en los folios de matrícula y en ninguno de los títulos estaba ese registro. La gente dice que por qué los abogados nos pegamos de esos tecnicismos, pero es que este no es un tecnicismo. El artículo es claro en señalar en que “debe” registrarse.
Este es el principio de fe pública. El ciento por ciento de los predios que explotamos no tiene restricción porque no quedó registrado en el folio de matrícula.
(V.A.): ¿Por qué se les viene la Superintendencia?
(D.J.A): Este es un asunto donde comienzan a verse criterios absurdos. Al empresario le dicen que la seguridad alimentaria, que Colombia va a ser la despensa del mundo, pero que sólo lo puede hacer en una UAF. Si vamos a ver, este negocio requiere grandes escalas,grandes extensiones, pero Aliar no tiene un modelo de compra de tierras sino que requiere de una escala grande de tierras para hacerlas productivas.
(V.A.): ¿Pero por qué en la cláusula 8 de la escritura del fideicomiso ustedes ponen que conocen las limitaciones de las UAF?
(D.J.A): Porque conocemos las limitaciones y no aplicaban para esta operación. Si hubiésemos tenido problema, no las hubiéramos puesto en la escritura… Sobre la Superintendencia, lo que sucede es que la Contraloría oficia a la Superintendencia de que analice nuestro caso y el de 15 compañías más, todas las que están haciendo agronegocios. La pregunta es por qué no están los poseedores ocultos, los cañeros, petroleros, ganaderos, los puertos… Frente a la orden de la Contraloría, el Superintendente dijo que aquí no había ninguna ilegalidad, pero la Contraloría pidió a la Superintendencia que iniciara una actuación investigativa. No es que nos vayan a quitar las tierras como dijeron en algún medio de comunicación. Por eso pedimos la rectificación y corrigieron. El esfuerzo que hemos hecho para posicionar a La Fazenda como marca comercial nos lo han borrado con esa noticia.
(V.A.): Con la decisión entonces pararon el trabajo allá…
(D.J.A): Depende de lo que nos diga el Estado, pero que definan qué es lo que quieren hacer. Ahora, el asunto de que hubo un cadáver allá…
(J.L): Entonces no se podría ir al Aeropuerto de Palonegro (Santander) porque imagínese la cantidad de muertos que hubo por la Guerra de los Mil Días. A mí me tocó vivir allá la guerra de los paramilitares, cuando se enfrentaron los que les decían Los Urabeños (paramilitares venidos del Urabá, financiados por los hermanos Castaño). Eso se robaban los tractores para cargar los muertos y pasar el río… Cómo íbamos a saber que en esa finca habían enterrados cuerpos, si en todas las zonas del país hubo violencia.
(V.A.): ¿Cuánto han invertido en las 3 mil hectáreas que han arreglado?
(J.L): Por cada hectárea uno tiene que invertir por lo menos 7 millones de pesos. Si hay alguna decisión en contra nos tienen que indemnizar.
(V.A.): ¿Quién se puede estar beneficiando de todo esto?
(J.L): Estados Unidos porque el Llano va a quedar es para tomar fotos. No creo que vayan a acabar la industria cañera o bananera porque habría una revolución. Si paran los proyectos de la Orinoquia, se beneficia Estados Unidos porque estamos condenados a importar todo.
(V.A.): ¿Ustedes financian campañas?
(J.L): No. A mí me gustan unos más que otro pero hay que trabajar con el Estado. Es decir, cuando a mí me dicen es que tal alcalde es corrupto. Yo qué hago si tengo que trabajar con él; pero eso no significa que yo le aporte. Yo siento que se acabó la institucionalidad, que no hay gremios, que no hay con quien hablar. Hemos gastado el 90 por ciento del tiempo atendiendo problemas, que en la planta agropecuaria… El Llano sirve para tener capital, para tener cultivos interesantes a largo plazo… El país tiene gente buena.