‘Han llegado muchos venezolanos a sembrar y raspar coca’

      
En El Tarra, municipio de Norte de Santander donde se concentran gran parte de los cultivos de coca que preocupan al Gobierno nacional, sus habitantes, además de lidiar con el estigma de ser uno de los municipios más cocaleros del país, deben afrontar un nuevo problema: la llegada de venezolanos a la zona a dedicarse a eso que ellos mismos hacen, sembrar y raspar hoja de coca. Así lo denunció recientemente un habitante de este municipio del Catatumbo con el que VerdadAbierta.com conversó.

Por Jhon Jairo Jácome Ramírez / @jhonjacome

dlr-cultivos-coca-el-tarraCultivos de coca en El Tarra, Norte de Santander. Foto: Fotos: Juan Pablo Bayona / @jpbayonafoto.

Para los pobladores de esta región, éste es un fenómeno del que poco se ha hablado y que representa más competencia para todos ellos. “En los últimos meses hemos visto cómo han llegado grupos de venezolanos a raspar. Eso nunca se había visto por estos lados. También han llegado algunos a sembrar en fincas de familiares o acompañados de colombianos que se habían ido para ese país cuando los ‘paracos’ se metieron por acá”, comentó con cierto dejo de pesar.

Estos venezolanos, agregó, ven en este negocio una oportunidad única para generar ingresos, pues al cambiar los pesos a bolívares fuertes, pueden enviar grandes cantidades de dinero a sus familiares en el vecino país.

“Algunos vienen por temporadas solo a raspar. Otros ya se han asentado en la zona y podrían traer más venezolanos hasta este lugar. Eso, para nosotros, es un problema muy delicado, pues entre más siembra, menos vale el producto”, aseveró.

De hecho los precios han caído en los últimos meses. Según este poblador de El Tarra, el precio del kilo de pasta base ha disminuido ostensiblemente. “Por aquí lo están pagando a dos millones de pesos, a veces hasta en millón setecientos. Ese negocio también está por el suelo y en gran parte es porque hay mucha gente sembrando de eso, lo que hace que los precios se caigan”.

Los bajos precios afectan los ingresos de los campesinos dedicados a sembrar hoja de coca y a producir pasta base. “En esta zona (El Tarra) la única economía que tenemos en este momento es la que se genera con la hoja de coca. Aquí no hay otra fuente de ingresos distinta a ésta y esa es una realidad que el gobierno no puede desconocer”, afirmó este campesino que desde hace más de 5 años siembra esta mata en su finca.

Para él, la hoja de coca es el único producto que no necesita de vías de acceso ni de la inversión del Estado para ser comercializada, pues por más lejos que esté el cultivo y el laboratorio, hasta allá llegan los compradores de la pasta base, que por esta zona del país no son otros más que la guerrilla de las Farc o algunos de sus emisarios.

“No tenemos vías de acceso para comercializar otras cosas que también podemos cultivar por esta zona. Por ejemplo, hemos dicho que podemos trabajar con ganado o sembrar cacao, aunque cuando uno siembra un palo de esos, tiene que esperar dos años para recibir el primer fruto y es ahí donde necesitamos que el gobierno nos ayude, pues, ¿de qué vamos a vivir esos dos años?”, se preguntó, a la par de que reclamaba ayudas del gobierno a través de créditos ‘para salirnos de este negocio’.

Una de las alternativas que han encontrado para enfrentarse a los bajos precios es sembrar variedades de hoja de coca que den mejor rendimiento. Desde hace un tiempo a la zona de El Tarra, Tibú y La Gabarra (corregimiento de este último municipio), llegó una variedad conocida como injerto. Esta semilla vino a reemplazar la hoja de coca dulce o peruana que durante varios años fue de las más cultivadas en la zona. En esta zona se intentó, sin éxito, sembrar la hoja de coca cuarentana, capaz de producir un kilo de pasta base con tan solo 30 arrobas, las condiciones de la tierra en esta región no permitieron su siembra.

Si bien la peruana tenía la hoja más ancha y era más fácil de raspar, la conocida como injerto tiene dos ventajas que la hacen más apetecida: crece más rápido y echa más hojas, pero a diferencia de la hoja de coca cuarentena, se requieren 50 arrobas para producir el mismo kilo.