Con la voz entrecortada el exfiscal de justicia y paz José Alfredo Jaramillo Matiz pidió a su familia, a la Rama Judicial y la Corte Suprema perdón por su error. El funcionario fue capturado por haber tratado de sobornar a Alfonso Hilsaca, diciéndole que manipularía las audiencias de Justicia y Paz para no salpicarlo.
Visiblemente emocionado en una audiencia pública celebrada ante los magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, el exfiscal 11 de la Unidad de Justicia y Paz, José Alfredo Jaramillo Matiz, aceptó el cargo de concusión al haberse reunido con el constructor cartagenero Alfonso Hilsaca, a quien le habría exigido 500 millones de pesos a cambio de manipular las siguientes versiones del excomandante del Frente Canal del Dique Uber Bánquez Martínez, conocido con el alias de Juancho Dique.
La reunión del entonces operador judicial y el empresario se realizó en la discoteca Bufallo Grill, en Barranquilla, unas horas después de que terminara una de las más candentes versiones rendidas ante justicia y paz por el exparamilitar, quien había reconocido en esos tres días (29 a 31 de julio de 2008), varias masacres y reveló detalles de cómo operaba el grupo bajo su mando.
Entre los muchos homicidios se refirió a las masacres de Chengue, El Salao y Macayepo, entre otras. También reveló que el sindicalista de Ecopetrol Aury Sará y el exsecretario general de la alcaldía de Cartagena, fueron asesinados por él mismo y reveló homicidios por disputas de tierras en la periferia de la Ciudad Heroica, en la que habría muerto el abogado Alberto Yaguma. Pero lo que más expectativa y escándalo provocó fueron las afirmaciones que hizo en torno a dos hechos. Uno, el apoyo que recibieron los candidatos a la alcaldía en 18 municipios de Bolívar en el año 2003, la presión que ejercieron para influir en la elección del actual director de Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique Cardique, Agustín Chávez Pérez, y el homicidio de cuatro prostitutas ocurrido el 13 de febrero de 2003 en la Plaza de la Paz.
Las prostitutas se encontraban sentadas en una banca a escasos metros de la Boca del Puente o Torre del Reloj, en pleno corazón del centro colonial de la ciudad vieja y un sicario se les acercó y sin mediar palabra les disparó. En el sitio quedaron muertas dos de las mujeres y otras dos alcanzaron a correr pero fueron alcanzadas por las balas y llevadas al Hospital Naval, adonde llegaron sin signos vitales. El homicidio ocurrió a escasos metros del despacho del alcalde y provocó un revuelo y escándalo que sacudió a la ciudad. En ese momento se especuló sobre los móviles del homicidio llegándose a afirmar que habían sido asesinadas por un hombre enceguecido por deseos de venganza porque presuntamente había sido contagiado con VIH y la otra versión es que las habían asesinado por envenenar a los clientes de las discotecas que hay en La Plaza de los Coches con burundanga.
Durante cinco años el crimen se había manejado con suspicacias y conjeturas. Pero en julio del año pasado, cuando el exjefe paramilitar alias Juancho Dique dijo que un empresario, dueño de una discoteca, había pagado seis millones de pesos a un grupo de sicarios urbanos pertenecientes a la organización paramilitar , y prometió que en próxima versión revelaría el nombre del responsable, los indicios o sospechas que se tenían en la ciudad comenzaban a despejarse pero seguía en el reino de la suspicacia.
Por eso, cuando dos semanas después de esa última audiencia de Juancho Dique, el empresario Alfonso Hilsaca revelóel contenido de la grabación de una conversación sostenida con el funcionario judicial en la discoteca Bufallo Grill, en la cual Jaramillo Matiz le pedía 500 millones de pesos y a cambio él en la próxima versión buscaría la manera de evitar que Juancho Dique se refiriera al homicidio de las prostitutas o a cualquier otro hecho en los que presuntamente estaría involucrado el constructor y empresario Alfonso Hilsaca, fue un golpe fuerte para la fiscalía, el proceso de justicia y paz y para las víctimas.
Esa grabación no sólo acabó con la carrera judicial de José Alfredo Jaramillo Matiz, a quien la fiscalía había preparado en Estados Unidos en el sistema penal acusatorio para que replicara la experiencia en Colombia, también enlodó provisionalmente la versión rendida por Dique pues su abogado pidió la nulidad de las audiencias. Jaramillo Matiz había estado, dos años antes de ingresar como fiscal de justicia y paz, recorriendo las ciudades de Colombia enseñando la filosofía del sistema penal acusatorio. Para la unidad de fiscales de justicia y paz fue un golpe desmoralizador, pero siguieron adelante y han logrado confirmar miles de hechos y formular las primeras imputaciones del proceso.
Hoy martes, ante la Sala Penal de la Corte Suprema, el exfiscal José Alfredo Jaramillo Matiz, ofreció a su familia, a la rama judicial y a la misma Corte Suprema excusas, y pidió que lo perdonaran. Que había fallado, que él era un ser humano y reconoció su falta, pero al mismo tiempo dijo que revelaría el nombre de otro fiscal que estaría aparentemente involucrado en los hechos. Se presume que se trata de un fiscal de Cartagena que se encargó de establecer el contacto entre Jaramillo y el empresario Hilsaca. El fiscal se encuentra detenido y la aceptación de cargos lo dejaría con una condena de 60 meses de cárcel.