Las autoridades atribuyen el intento de asesinato ocurrido en la cárcel Modelo de Barranquilla contra José Gregorio Rojas, alias ‘Yoyo’, a enfrentamientos entre ‘Los Paisas’ y ‘Los Rojas’.
Fotomontaje: VerdadaAbierta |
En la mañana del 12 de junio se presentó un atentado en la cárcel Modelo de Barranquilla contra José Gregorio Rojas, alias ‘Yoyo’, integrante del ‘Clan de los Rojas’ e hijo de Adán Rojas, alias ‘El Negro’, quien fuera jefe de las Autodefensas en el Magdalena.
Según información del INPEC, los hechos se presentaron en el momento en que Rojas estaba siendo trasladado a la enfermería cuando otro interno, Juan Carlos Restrepo Gallego, perteneciente a la banda de ‘Los paisas’, hirió a Rojas y también al guardia que lo acompañaba en el momento. Restrepo también salió herido luego que el hermano de José Gregorio, Adán Rojas lo desarmara y le devolviera varios tiros.
El director del INPEC, Brigadier General Gustavo Adolfo Ricaurte, aseguró que se investiga si el recluso que atentó contra José Gregorio Rojas actuó con la complicidad de algún funcionario de la institución, ya que se encontraba en la enfermería, armado y sin que se le haya hecho ningún registro a la entrada de la misma.
Según lo publicó El Heraldo de Barranquilla, Carlos Restrepo Gallego, alias ‘Café’, está preso por cinco asesinatos en la masacre de Robledo en 2010. Además, de fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas.
El clan de ‘Los Rojas’
Adán Rojas Ospino, el patriarca del clan, ha estado en guerra desde niño. Su padre fue asesinado por orden de ‘Charro Negro’ y ‘Tirofijo’ cuando tenía once años. Lo mataron en la región de Planadas, Tolima, porque el Ejército lo ayudaba en sus labores campesinas. El asesinato de su padre lo amargó y llenó de venganza, por eso terminó vinculándose a una banda comandada por los bandoleros conocidos con los alias de ‘Peligro’, ‘Mariachi’ y ‘Canario’, que por seis años se dedicó a cazar a Tirofijo para matarlo.
En 1956, con sólo 12 años, ya había empuñado las armas y la muerte de su padre había marcado su vida para siempre. Del Tolima se desplazó con su madre y sus hermanos a Chapinero, Huila, pero antes de cumplir veinte años se fue de su casa y llegó a Palmor, corregimiento de Ciénaga, Magdalena, en la Sierra Nevada de Santa Marta, donde echaría raíces y conformaría una numerosa familia y una banda que hoy tiene una larga historia de asesinatos y violencia.
Allí con un dinero que le dio su madre y un préstamo de la Caja Agraria de Ciénaga compró una finca cafetera en la zona La Quebrada del Medio. La finca la vendió y se fue montaña arriba, a la vereda Mocoa, donde compró siete parcelas que luego englobó y salieron las fincas, Casa Brava y San Martín. Estaba tranquilo dedicado al pastoreo de ganado y a la crianza de sus seis hijos, cuando a finales de los setenta y comienzos de los ochenta apareció el frente Domingo Barrios del Eln y comenzaron a extorsionarlo.
Como Adán se negó a pagar a los guerrilleros, éstos le mandaron un mensaje: que desocupara la tierra. Pero Adán Rojas estaba resuelto a darles la pelea y no lo hizo. Habló con vecinos, juntaron varias armas y acordaron enfrentarse a la guerrilla.
La guerra con el Eln comenzó muy pronto, le quemaron las casas de sus fincas San Martín y Santa Gertrudis, y se le llevaron cientos de reses. Sin embargo, aguantaron.
Según contó el mismo Rojas, en 1983 ya tenía un grupo del cual formaban parte sus hijos mayores y los vecinos. Al comienzo llegó a tener 30 hombres armados, pero a finales de los noventa el grupo de los Rojas pudo haber tenido cerca de 60 hombres armados.
Con sus hijos y sus sobrinos organizaron las autodefensas en la Sierra, después de seguir cursos junto a los hermanos Castaño y al mercenario israelí Yair Klein. Su gesta confundió guerrilleros con militantes de izquierda y asesinaron a decenas de militantes de la Unión Patriótica y sindicalistas de las palmeras y bananeras en Ciénaga, en Fundación; se aliaron con políticos, ganaderos y narcotraficantes de Magdalena; y se enfrentaron a muerte con el Eln.
En 2000 el grupo de Los Rojas llegó a su fin. Se enfrentó con Hernán Giraldo, un colono antioqueño que también tenía un grupo paramilitar en la Sierra Nevada. Para hacerle frente a Giraldo, Los Rojas acudieron a los Castaño y a Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, que ese momento buscaban unificar todos los paramilitares bajo el paraguas de las Auc.