Ex alcalde de El Carmen de Bolívar señalaba a víctimas: ‘Mano de Trinche’

      
Según confesión de Luis Argel, ex integrante del Frente Sabanas de las Auc, dijo que para que no lo mataran el ex alcalde Otomar Lascarro les entregó a las autodefensas nombres de quienes presuntamente apoyaban a las Farc.
 
Muy pocos han conocido el por qué de los asesinatos selectivos en Carmen de Bolívar. Foto: Semana  

Once años después de ola de terror que vivieron los habitantes de  Los Montes de María a manos del paramilitarismo, se ha venido a saber, gracias a una versión de Luis Alfredo Argel Argel, alias ‘Mano de Trinche’, que quien suministraba a los paramilitares nombres de personas a asesinar, era el entonces alcalde de El Carmen de Bolívar, Otomar Lascarro, quien ejerció como tal entre el año 2001 y 2003.

No fue fácil que Argel confesara. Las víctimas con sus preguntas insistían y le preguntaban, ¿por qué asesinaron a mi padre, si él era un comerciante? ¿Por qué asesinó a mi marido si él era un campesino? ¿Por qué nos robaron el ganado? ¿Por qué nos obligaron a desplazarnos? ¿Por qué desaparecieron a nuestros hermanos? ¿Y dónde están sus restos, a dónde arrojaron sus cuerpos? Algunas respuestas daban lugar al llanto inconsolable de quienes han aplazado el duelo por sus familiares durante una década.

Aunque Argel hizo su confesión en las instalaciones de Justicia y Paz en Barranquilla, durante los cinco días que duraron sus declaraciones, las víctimas las siguieron desde la fiscalía en El Carmen de Bolívar a través de una transmisión vía microondas.  Pero eran tantas las víctimas, que no había cupo para todas los que querían preguntar; se registraron más de 150 personas cada día. Algunas hallaron respuestas, otras siguen buscando o esperando que en una nueva versión, ‘Mano de Trinche’, les traiga respuesta después de  consultar con sus antiguos compañeros.

Uno de los casos reconocidos fue el de la familia de Restituto Meriño, quien pudo salvarse con su hijo José la noche del 30 de diciembre de 2000, porque sintieron la presencia de hombres que rodeaban su casa a medianoche. La primera reacción de su padre, cuando su esposa le dijo que había hombres mirando hacia la vivienda, –dijo José a VerdadAbierta.com – fue la de tirarse al piso o esconderse bajo las camas, por si les disparaban. Pero cuando su esposa le dijo que había un policía con intenciones de entrar, que querían violentar la puerta, él y su hijo brincaron el muro de la casa y tras cruzar varios patios se escondieron en el interior de un aljibe en una casa vecina durante varias horas.

En la casa de la familia Meriño se quedaron la esposa de Restituto y cuatro nietos menores, los hijos de José. El grupo armado voló la puerta de la casa con unos petardos y esa fue la señal para que se desencadenara un ataque en varios puntos del municipio pues, de manera sincronizada, estallaron disparos de fusil en los barrios Nariño, Siete de Agosto y en la avenida Kennedy. En la casa, los Meriño tenían una tienda que los hombres armados saquearon.  

En la audiencia el fiscal le preguntó a ‘Mano de Trinche’ del por qué el saqueo de las tiendas cada vez que se metían a los pueblos, de noche o de día, a lo cual contestó que él había sido soldado durante siete años y que una costumbre es desvalijar lo que encontraban.

Según contó José, después de robarse todo de la tienda “buscaron por toda la casa a mi papá, pero como no nos encontraron, saquearon la tienda, le metían el fusil a mi mamá en la boca, la tiraron al piso, la maltrataron, le pegaban y preguntaban que dónde estaban los colaboradores de la guerrilla. Los niños lloraban abrazados a ella”.

“Han pasado 11 años y ahora es que hemos venido a saber quién fue el que nos convirtió en guerrilleros, sabiendo Lascarro (el ex alcalde) que mi padre era un comerciante que lo había apoyado en su aspiración a la Alcaldía”.

En su paso por la casa de los Meriño, los paramilitares tomaron cerveza, desocuparon las estanterías, partieron una mesa, mientras la señora rezaba por su vida y la de sus cuatro nietos de diez, ocho, siete y dos años. Mientras unos destruían la casa, otro grupo de hombres armados los buscaban en el vecindario. Las voces pasaban cerca de ellos al punto que Restituto, dice José, sentía los latidos del corazón como un tambor, retumbaban con tanta fuerza que tenía miedo que los paramilitares los fueran a escuchar.

Cuando amaneció y José creyó que se habían ido los paramilitares, salió del tanque de agua y con mucha sigilo fue hasta su casa, donde encontró a su madre y a sus hijos llorando, en medio de la destrucción. Su madre creyó que los  paramilitares se los habían llevado a él y a su padre. Ese día, 30 de diciembre de 2000, recogieron todo y se fueron para Barranquilla, donde vivía una hija. Pero el miedo de Restituto y su mujer fue tan grande, que se marcharon a Venezuela y más nunca han vuelto a El Carmen de Bolívar. La casa está abandonada.

Sobre su relación con Lascarro, ‘Mano de Trinche’, dijo en la audiencia que cuando ellos llegaron a El Carmen en 2000, supieron que Lascarro tenía nexos con el Frente 37 de las Farc, con Martín Caballero, y lo iban a matar. Pero el electo alcalde ofreció apoyar a los paramilitares entregando una lista con los nombres de las personas que él creía o decía conocer como guerrilleros y la actualizaba de vez en cuando. Algunos de los señalados fueron asesinados. El fiscal Francisco Álvarez, ante la acusación, le pidió que se ratificara bajo la gravedad de juramento y así lo hizo.

La esposa de Lascarro, Blanca Zenith Torres, aspira actualmente al cargo de alcaldesa por el grupo Cambio Radical y fue elegida para el periodo 2002-2006, como segundo renglón del representante conservador José María Imbeth, quien estuvo detenido por el proceso de la parapolítica. Una fuente en El Carmen le dijo a VerdadAbierta.com que ahora entiende por qué en ese municipio Imbeth obtuvo seis mil votos.

Infiltrado en las Farc
‘Mano de Trinche’ ha sido soldado regular del ejército, paramilitar y estuvo infiltrado en la guerrilla durante cuatro meses. En 2000, tal y como dijo recientemente Eduard Covos Tellez, alias ‘Diego Vecino’, los paramilitares de la zona de Los Montes de María, los municipios de San Juan Nepomuceno, Calamar, El Guamo, Córdoba Tetón, Zambrano, San Jacinto, El Carmen de Bolívar, Magangué y Buenavista (Sucre), estaban bajo el mando de Mancuso y ‘Jorge 40’, pues el grupo de Los Montes de María se constituyó en 2002. Se habían logrado infiltrar contactando las redes urbanas de las Farc.

Un día, cuando iban a recibir una orden para asesinar a una persona, fueron hasta La Cansona, un sector rural de El Carmen de Bolívar, en donde estaba el campamento de los Frentes 35 y 37 de las Farc a cargo de los hermanos Martín y Mauricio Caballero. En esa zona rural, donde estaba parte de la guerrilla, tenían un contacto y dieron el santo y seña. “Al llegar uno como infiltrado, dijo Argel,  tiene que ser muy cuidadoso, por eso sólo dijimos: ‘Nosotros somos los que venimos’. Dieron el código y salió un muchacho que tenía el radio y nos autorizaron seguir”.

Alias ‘Amaury’, que era el comandante del Frente Sabanas, le había dicho a Argel que como ya él conocía a la gente de El Carmen, que a la reunión con los hermanos Caballero fuera él; y efectivamente dijo haberse reunido con los hermanos Caballero en cercanías de La Cansona. Fue tangrande la infiltración que Mincho, el contacto que le hacía el puente con las Farc, nunca sospechó que yo era de las Auc. A donde el jefe guerrillero lo llevó alias ‘El Conejo’, un señor miembro de una familia que transportaba mercancías entre El Carmen y los corregimientos en un Toyota rojo.

Una de las personas que ‘Mano de Trinche’ recuerda fue asesinada por los paramilitares, porque estaba en la lista alimentada por el exalcalde Lascarro, fue un comerciante que se llamaba Ramiro Mendoza, que además pagaba una cuota de 300.000 anuales por extorsión a las Auc. Al señor Mendoza lo secuestraron y se lo llevaron hasta el kilómetro 7 entre El Carmen y Zambrano y se lo entregaron a alias ‘Amaury’, que tenía como centro de operaciones a este último municipio. Lo requisaron, le quitaron 600 mil pesos, lo despojaron de unas pastillas que el ex paramilitar dijo que eran viagra. El sicario a quien encomendaron la orden de asesinarlo, le dijo que se escondiera debajo de un puente, que él haría un tiro al aire para que los demás creyeran que ya lo había asesinado.

Desde El Carmen de Bolívar una de las hijas, refutó las afirmaciones de ‘Mano de Trinche’, diciendo que su padre era un señor de 75 años, que las pastillas que llevaba eran para la presión, que no mintiera tratando de dañar su imagen, pues su padre y ellos habían sido víctimas de la guerrilla. Que el impacto de la muerte de su padre fue tan fuerte, que el hogar se acabó, pues su madre perdió el trabajo que tenía y a las pocas semanas terminó quitándose la vida. Sus hijos quedaron desprotegidos, fueron amenazados y perdieron todo lo que tenían, pues tuvieron que abandonar El Carmen.

‘Mano de Trinche’, le contestó diciendo que él entendía que las cosas eran así como ella decía, que la guerrilla y los paramilitares habían usado a mucha gente y eso los convertía en “sus objetivos”.

A quienes le reprocharon haberse infiltrado en la guerrilla y no saber quiénes eran guerrilleros y quiénes eran sus víctimas, Argel sostuvo que creía todo lo contrario, y le daba gracias a Dios “por haber conocido por dentro al frente 37, porque eso le había permitido confirmar que algunas personas a las que habían indispuesto incluyéndolas en las listas, se pudieron salvar porque ellos confirmaron que no eran auxiliadores de la guerrilla”.

Los paramilitares habían declarado como objetivo militar a tres tipos de personas por sus oficios: los vendedores de galletas y panochas conocidas como chepacorinas, a los conductores de carros que transportaban personas y víveres a la zona rural, ubicados en Gambotico, una terminal de transportes en donde se cruzan la Troncal de Occidente y la de los Contenedores; la primera comunica a El Carmen con Sincelejo y con Cartagena, y la segunda con Plato y Bosconia. Luego incorporaron a los comerciantes por las listas que recibieron de personas que les colaboraron, como el ex alcalde Lascarro. Fueron tan selectivos, incluso en la gente que reclutaron para militar en las filas de las Auc, que uno de los informantes tenía el alias de ‘Bollera’, que era el hijo de una hacedora de bollos que conocía a los cultivadores de maíz y de batata, y a los clientes.

Las historias de cada mujer, madre y esposa en las preguntas que le hicieron a Argel son conmovedoras.  El jefe del grupo era ‘Amaury’, pero a El Carmen, según ‘Mano de Trinche’, entraba ‘Caracortada’, que operaba en El Guamo y San Juan Nepomuceno; entraba ‘El Tigre’ que venía desde el Magdalena, entraba ‘Cadena’, que venía desde San Onofre hasta Corozal y Ovejas, estaban los frentes 35 y 37 de las Farc. Incluso los mismos agentes de la fuerza pública tomaban partido contra la población civil, según el mismo ‘Mano de Trinche’.

Pero, además,  por la confusión y la anarquía, todo era impredecible.  Los paramilitares se hacían pasar por guerrilleros y estos a su vez también usurpaban la identidad de las autodefensas. La población en medio de ese fuego cruzado era víctima fácil.

De todas maneras, sostiene Argel, ellos tenían gran parte del control de la población. Durante un tiempo estuvo como urbano en Zambrano, un pueblo que tenía seis o siete calles y el río Magdalena se llevó una. Allá, cuando llegaba alguien extraño, los mismos habitantes y la policía iban donde los paramilitares a decirles que había llegado un desconocido al pueblo. “Zambrano estaba sometido a nosotros y los desconocidos, sino se reportaban y quedaba claro que habían ido a hacer por allá, se morían”, dijo. Y no era sólo en Zambrano, también pasaba lo mismo en El Carmen de Bolívar, en San Juan, San Jacinto, Córdoba Tetón y El Guamo, entre otros municipios.

Una mujer lo hizo responsable del autismo de su hijo, pues en una ocasión, en 2000, después de haber asesinado a una mujer, ‘Mano de Trinche’ entró a su local y la vio hablando por teléfono y le preguntó si estaba reportando el homicidio de la mujer, y la víctima le dijo que no. Pero dio lacasualidad, que minutos después del incidente, un grupo de agentes motorizados pasaron por el lugar y Argel, según la mujer se devolvió la insultó y amenazó, teniendo ella dos meses de embarazo, amenazas a las que ella atribuye el hecho de que su hijo convulsione, sea hiperactivo y autista.

‘Mano de Trinche’ le respondió que de pronto ella lo está confundiendo con ‘Magencio’, porque dijo, “Dios es testigo, yo nunca amenacé a nadie. Y agregó que al único señor al que desplazó era un funcionario público y matar a alguien donde estuviera un niño, era enterrarse. Créame, me da dolor, pero no puedo aceptar ese hecho. O de pronto me confundió con ‘Betún’, no tendría inconveniente en aceptarlo, he admitido y confesado hechos peores que el que usted me atribuye”.

La mujer volvió a dirigirse a él para decirle que pidiera perdón por el daño que le había hecho a su familia. Pero Argel insistía en que si él la hubiera amenazado, ‘Magencio’ o ‘Catinflas’, que eran los jefes de la urbana en El Carmen, lo hubieran asesinado.

Luego una campesina de las que poco sale de su rancho en el campo, se acercó al micrófono para preguntarle por qué le había asesinado a su querido, un hombre que estaba cortando yerba. Se llamaba José Sebastián Hernández y vivía en la vereda Camaroncito, del otro lado de La Cansona, en hechos que ocurrieron en 1996. Él dijo que no estaba ahí porque había estado infiltrado en la guerrilla.  Pero la señora no le creyó: “Yo lo conozco a usted por la manito, así que no me diga que usted no fue”.

Pero Argel le respondió diciendo que el daño en su mano, razón por la cual le decían ‘Mano de Trinche’ en la organización, se la ocasionaron los guerrilleros siendo soldado. Que fue precisamente para septiembre de 1996 cuando la guerrilla lo hirió en combate en el Magdalena.

Argel se escuda en que él no actuaba en la zona rural, que todas sus intervenciones eran en la zona urbana de los municipios de Los Montes de María, en especial en El Carmen y Zambrano, pues en El Guamo y San Juan estaba ‘120’ o ‘Caracortada’, que es Sergio Manuel Córdoba y en San Jacinto estaba Alexis Mancilla García, alias ‘Zambrano’. Pero a fuerza de insistencia los familiares de las víctimas obtenían respuestas, como el caso de un padre que le preguntó por el robo de 30 reses de la finca Bellavista y el asesinato de sus hijos Dalmiro y Francisco Gamarra. Hechos como este lo aceptó a medias diciendo que él sólo llevó los camiones para sacar el ganado, que quienes debían responder eran ‘Terán’ y ‘Guerrero’ o ‘101’, que se desmovilizó con el Bloque Resistencia Tayrona.

Una mujer le preguntó por el asesinato de su padre, Pablo Miguel Caro Arrieta, unhombre alto, moreno, vestía camisa de rayas e iba todos los días a la finca. El día que lo mataron llegaron dos hombres a la finca y después de hablar unos minutos con el señor Caro Arrieta, lo mataron. Argel o ‘Mano de Trinche’, reconoció que ese homicidio fue una equivocación, “no sé qué locura cometieron, pero fue un error. Ese hecho fue cometido por alias ‘Betún’ que está muerto, pero quien debe responder es ‘120’”.

Y así como se metían y robaban tiendas y ganados, asaltaban camiones y tractomulas en la troncal para robar su mercancía y venderla o consumirla. Como le ocurrió a Elvert López Manjarrez y a José Luis Barros Castilla, quienes traían mercancía de Maicao sobre pedidos de clientes de diversas partes del país y los asaltaron.