Los afros del Consejo Comunitario Renacer Negro no aguantan más a la minería ilegal y los cultivos de coca que les está dejando como territorio en un gran hoyo contaminado. Tampoco resisten la violencia que llegó con los nuevos negocios. Esperan que un juez de restitución tome medidas para que, como dice el grupo musical Herencia de Timbiquí, a su paraíso vuelva la paz.
“Uno llega a Timbiquí y le provoca llorar”, cuenta un investigador de la Unidad de Restitución de Tierras que durante varios días recorrió este municipio del Cauca, bañado por caños y ríos que desembocan en el océano Pacífico. La tristeza es porque sobre el antiguo borde del río Timbiquí estaba cubierto de un bosque frondoso y ahora solo hay grandes peladeros pues las máquinas retroexcavadoras que buscan oro han echado abajo árboles, y destruido la rica biodiversidad que allí existía.
La comunidad ha denunciado el funcionamiento de 39 entables, es decir, sitios donde los mineros se han instalado para taladrar el suelo y encontrar el metal precioso. Gente desconocida proveniente de diferentes regiones del país llegaron en 2010 y comenzaron a arrendar porciones de tierras a orillas del río y ahí montaron los entables.
Estos mineros no sólo les están contaminando el río a los timbiqueños, si no que les han quebrado su economía. A los locales les permiten barequear (extraer el oro artesanalmente) apenas por un par de días en la semana y en un horario determinado. Quien se atreva a contrariar esas arbitrarias normas puede pagar con la muerte, pues les echan las máquinas encima. Esta situación llevó al Consejo Comunitario Renacer Negro de la población afrodescendiente que constituye la mayoría en Timbiquí, a solicitar la protección de su territorio. En febrero de 2012 el Juez Primero Civil Especializado en Restitución de Tierras de Popayán les concedió medidas cautelares, con lo que ordenó la suspensión de la extracción minera, el retiro de la maquina pesada y pidió a diferentes instituciones documentar la situación.
El lunes 26 de mayo de 2014 la Dirección de Asuntos Étnicos de la Unidad de Restitución presentó una demanda, en representación de la población afro, al Juez de Tierras de Popayán solicitando la restitución de los derechos territoriales de esta comunidad. En Timbiquí, la minería ha atraído otros males como la presencia de actores armados ilegales que además de ‘vigilar’ los frentes de mina donde se explota el oro, y sacar tajada, controlan los cultivos de hoja de coca para uso ilícito que persisten en la región.
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Todos los males juntos
En el territorio del Consejo Comunitario Renacer Negro la gente vivía del cultivo de ñame, yuca y chontaduro hasta hace unos diez años. Pero desde que llegaron los primeros mineros, los alimentos encarecieron, pues la gente dejó de cultivar para arrendarle su pedazo de tierra al foráneo que mejor pagara. Gran parte de los alimentos son traídos desde el puerto de Buenaventura, en Valle del Cauca, con todo el costo que implica su transporte.
Este Consejo está conformado por once poblados donde viven 3 mil 800 personas de la comunidad afro, y fue reconocido por el Ministerio del Interior el 23 de agosto de 1998. Después de tocar puertas y presentar papeles, el 16 de mayo de 2001 lograron que el antiguo Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (Incora, hoy Incoder) les titulara 71 mil hectáreas, un territorio en el medio y alto río Timbiquí así como sobre las quebradas Cheté y Realito.
La Unidad de Restitución documentó que la comunidad practicaba el barequeo, como lo hacían ancestralmente los poblados afros, extrayendo pepitas de oro en forma artesanal. Pero esto comenzó a cambiar en 1989 cuando una compañía rusa llegó al territorio y comenzó a explotar el oro en forma industrial. Para la época, también buscaron refugio en las selvas timbiqueñas cercanas al Pacífico.
Sin mucha atención del gobierno, la coca también llegó a la región así como a otros municipios del Pacífico, como El Tambo, López de Micay y Guapi. La Unidad de Justicia y Paz documentó que en esta zona hizo presencia, entre 2000 y 2004, el Bloque Calima de las Auc.
Después de la desmovilización de ese grupo en diciembre de 2004, no vino la paz, sino un rearme de la banda criminal ‘Los Rastrojos’ que vinieron a disputarle el control de la coca al Frente 29 de las Farc. La violencia creció y los asesinatos y secuestros se volvieron un asunto diario. El Ejército lanzó una ofensiva militar contra las Farc y eso produjo además desplazamientos masivos de la población aterrada de quedar atrapada entre los fuegos. Así lo evidencia el Monitor de la Sala de Situación Humanitaria de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha, por sus siglas en inglés) que entre 2008 y 2012 registró múltiples hechos de violencia en Timbiquí.
Mientras esto sucedía, el precio del oro se disparó en el mundo, y los grupos violentos descubrieron que esta era una fuente alternativa para financiar su guerra. La Unidad de Restitución documentó que a la región llegaron dos tipos de mineros: en una primera ola llegaron los legales y en una segunda, los ilegales. Los primeros hicieron todos los trámites ante el Ingeominas (o ante el ente que lo reemplazó en estas funciones, la Agencia Nacional de Minería,) que otorgó a varias empresas y particulares ocho títulos de concesión minera para explotar oro, plata, plomo, hierro, manganeso, níquel, platino, cobre y zinc. El Estado les concedió títulos con permisos entre el año 2007 al 2040 para las tareas de exploración y explotación de los recursos minerales, mientras en estudio hay otras 18 solicitudes de títulos.
Y aunque según los investigadores de la Unidad ninguna empresa, ni particular ha comenzado a intervenir el territorio, tampoco alguno de ellos ha realizado consultas previas para obtener esos títulos que se superpongan con territorios colectivos de los afros.
La consulta previa con comunidades indígenas y afros para la explotación de recursos naturales dentro de su territorio está reglamentada por el Decreto 1320 de 1998. Sin embargo, un experto en el tema consultado por VerdadAbierta.com explica que la minería legal aprovecha la ambigüedad legal que resulta de lo que dice este decreto, la Ley 685 de 2001 o Código Minero y el Decreto 2820 de 2010 o norma sobre licenciamiento ambiental.
“Estas leyes no son claras si se requiere o no consulta cuando se tramita un título minero. Pero hay dos sentencias de la Corte Constitucional que ordenan que sí debe haber consulta previa. Una de ellas es la T-1045A de 2010 sobre la situación del Consejo Comunitario de La Toma, en el municipio de Suárez”, dice.
La otra discusión tiene que ver con la licencia ambiental. En minería hay dos fases principalmente: exploración y explotación. El Código Minero no exige a las industrias tramitar una licencia ambiental para explorar un territorio, sino solamente cuando se esté explotando. Las comunidades afro siempre han combatido esta norma pues argumentan que debería tramitarse tal permiso, así como la consulta previa, como mínimo en la etapa de exploración pues desde ese momento se da la intervención sobre el territorio.
Aunque por ahora ninguno de los particulares y empresarios ha intervenido el territorio, a la comunidad le preocupa que los títulos ya entregados se traslapen con por lo menos 18 mil hectáreas de territorio colectivo del Consejo Comunitario Renacer Negro. La mayoría de estas tierras fueron concesionadas a una empresa nacional y a una extranjera, de las cuales se reservan los nombres por estar incluidas en la demanda presentada ante el juez de restitución.
De momento esas son discusiones teóricas, porque la otra minería, la ilegal, es la que está ya destruyendo su territorio. Además de los gigantescos hoyos que han ido quedando como mordiscos a orillas del río Timbiquí, las aguas han sido contaminadas. La comunidad afro ya no pesca porque el pescado ha desaparecido o puede estar contaminado con mercurio.
Los mineros ilegales tampoco los dejan barequear el día o en el lugar que quieran dentro de su territorio. Les impusieron horarios para sacar la pepita de oro, con restricción por días, en los entables de Aguachento, La Toma, Pisinde, La Canal, La Boca, La Tupia y Chocolate.
El riesgo es que en cualquiera de estos entables se repita la tragedia del 30 de abril de Santander de Quilichao, donde doce personas terminaron sepultadas mientras barequeaban en una mina ilegal. En Timbiquí son decenas las mujeres, hombres y niños que llegan a buscar oro entre los desperdicios que van dejando, a su paso, las retroexcavadoras.
Al tiempo con la minería ilegal, y cobijados por los mismos actores violentos, según documentó la Unidad de Restitución, se crecieron los cultivos ilícitos desde 2006 en los ríos Saija y Timbiquí, forzando a lagente que vivía en los valles de esos ríos a salir desplazada. La canción “Coco por coca” del reconocido grupo musical afro Herencia de Timbiquí refleja en sus letras el drama de su pueblo: “Se pusieron a talar todo el bosque para un producto nuevo sembrar / Se olvidaron de plantar papa china, chontaduro, yuca y la pepa e’ pan / Y trajeron gente de otros lugares pa’ que lo vinieran a asesorar / Hoy en lugar de coco, se cosecha coca / Y en lugar de amores hay enemistad”.
Por cuenta de los actores armados ilegales, durante 2011 Timbiquí registró por lo menos cuatro desplazamientos masivos. En febrero fueron 150 personas las que salieron expulsadas; en mayo, ‘Los Rastrojos’ desplazaron a las comunidades de La Fragua y Velásquez que están asentadas sobre el río Timbiquí; en septiembre los desplazados fueron otras 218 personas; y en diciembre otras 70 personas salieron huyendo tras la presencia de la banda criminal en la región.
Las Farc también han aportado a la cuota del miedo. Tras la decisión de Juez de Tierras en febrero de 2012 de proteger al Consejo Comunitario Renacer Negro, llegaron las primeras amenazas a los líderes afro. Tras las órdenes del juez, los pocos integrantes de la comunidad que habían arrendado tierra a los mineros ilegales dejaron de hacerlo y buscaron reuniones con los foráneos para tapar los socavones. De los más de 100 hoyos cavados a lo largo del Timbiquí, solo han logrado rellenar dos.
Para los afros del Consejo Comunitario Renacer la presencia de actores armados, los cultivos de coca y de forma más reciente la minería son los problemas de su territorio. Con la demanda ya presentada ante el Juez de Restitución, esperan que les den una solución pero sobre todo que a su territorio vuelva la tranquilidad que hace unas décadas perdieron y que en sus cantos recuerda Herencia de Timbiquí:
No hay hombres pescadores solo hombres pescados
que parecen muertos por cualquier manglar
con la lengua afuera y dedos cortados
porque dijo algo que era de guardar
irreconocible porque les echaron
químicos que usan para procesar
y como consecuencia de esos malos cambios
en nuestro paraíso se acabó la paz