El alcalde de Calamar, en Guaviare, pide ayuda en seguridad porque en su jurisdicción habría una zona de concentración donde opera una disidencia del grupo subversivo.
Calamar es el último pueblo de Guaviare a donde llega la única carretera que une a tres de los cuatro municipios. De ahí en adelante hay que internarse en la selva por ríos o vías improvisadas para llegar a Miraflores, que está a casi dos días de camino.
Sobre esa vía está la vereda Tierra Negra, una de las cuatro posibles zonas veredales transitorias de normalización en la región, donde se concentrarán hombres y mujeres de las Farc para dejar sus armas y comenzar su tránsito a la vida legal.
Aunque en La Habana no han anunciado oficialmente que este será uno de los sitios, delegados del gobierno, la guerrilla y organismos internacionales fueron hasta allá el pasado 13 de agosto para realizar la verificación técnica del terreno.
Los alcaldes de Calamar, Pedro Pablo Novoa, y de El Retorno, Heydeer Yovanny Palacio, se enteraron un día antes que irían esos delegados y que en sus municipios posiblemente se concentren grupos de las Farc. La sorpresa fue mayor porque el Ministerio de Defensa había anunciado únicamente dos puntos de concentración en San José del Guaviare, la capital, y no había dicho nada de otros pueblos.
Cuando anunció las 23 zonas veredales y los ocho campamentos, se advirtió desde el Ministerio que no quedarían cerca de cascos urbanos ni dentro de Zonas de Reserva Campesina. Pero en Tierra Negra no se cumplen estos requisitos.
La vereda queda a menos de cinco minutos en carro de la cabecera municipal de Calamar y está dentro de las 469.000 hectáreas de la primera Zona de Reserva Campesina que se conformó en Colombia, en 1997.
A pesar de esto, lo que más le preocupa a Novoa es el anuncio del Frente Primero de las Farc de que no se acogerá a los acuerdos que se pacten con el Gobierno y, por ende, no dejará las armas. Así lo explicó en el Encuentro Regional de Paz que realizó esta semana la Oficina del Alto Comisionado para la Paz en Calamar, con el apoyo territorial del Observatorio de cultivos y cultivadores declarados ilícitos, de Indepaz.
Él no es el único que tiene dudas. Líderes de víctimas, indígenas, voceros de juntas de acción comunal, afros, LGBTI y mujeres que asistieron al evento también preguntaron quién asumirá los costos de la zona de concentración, qué pasará con los desmovilizados cuando se acaben los seis meses de transición y cómo reintegrarlos sin dejar de atender a las víctimas. (Ver comunicado)
Ellos están de acuerdo en que los guerrilleros abandonen la lucha armada en Calamar, pero quieren garantías de que eso no será un riesgo ni los dejará en medio del fuego ante un eventual ataque de los miembros de las Farc que no se acojan al acuerdo final.
Su temor se funda en el comunicado que emitió el Frente Primero el pasado 10 de junio en el que advertía que no se desmovilizará, sin importar qué hagan los demás guerrilleros frente al proceso de paz. “Respetamos la decisión de quienes desistan de la lucha armada, dejen las armas y se reincorporen a la vida civil, no los consideramos nuestros enemigos”, aseguraron, pero la promesa no fue suficiente para acabar los miedos de la población.
Ese frente subversivo ha estado en Calamar desde principios de los ochenta, cuando llegó desde la región del Ariari, en Meta. Durante todos estos años, reclutó menores de edad, hostigó el casco urbano, cobró dinero por la pasta de coca y en algún momento fue “el gobierno local”, como lo indica el mismo alcalde Novoa. VerdadAbierta.com fue invitado al Encuentro Regional de Paz y aprovechó el viaje para conversar con el mandatario local.
VerdadAbierta.com (VA): ¿Usted acudió a la reunión de la misión de observación en el territorio?
Pedro Pablo Novoa (PPN): Sí, y llevé a la comunidad. Aproximadamente 100 personas estuvimos allí para que conocieran porque yo como autoridad del municipio no puedo… o sí puedo tomar una decisión, pero sería no tener confianza en el pueblo. Es mejor que ellos sepan también porque no sabemos qué pueda pasar en el término de los seis meses que estarán allí en el tema de campamento de dejación de armas.
VA: Respecto a la disidencia del Frente Primero de las Farc, ¿es toda la estructura o solo una célula la que no se desmovilizaría?
PPN: Lo que conocemos extraoficialmente es que aproximadamente el 80% del Primer Frente está parado en su posición de no entrar en los diálogos y eso es preocupante porque es un frente que ha tenido dominio territorial todo el tiempo. Eran el gobierno local. Cuando no había Ejército ni Policía acá, ellos tenían mucho dominio territorial.
Entonces yo pienso que ojalá en esos seis meses transitorios (durante los que dura la zona veredal) puede que lleguen ellos. Hay que entrar a sensibilizarlos para que también participen. Sería maravilloso que participaran todos en los diálogos y no habría ninguna inconformidad con que fuese Tierra Negra la zona. El temor es que, en una eventual vereda transitoria, haya posibles enfrentamientos entre los que están dejando las armas y los que no quiere dejarlas.
VA: Ante ese dominio que ejercen las Farc, ¿qué pasará con esos espacios políticos donde reinan hoy y son prácticamente la ley?
PPN: La verdad, no sabemos. Se teme que haya bandas emergentes que también estén pensando en llegar. Hoy ellos se posicionan ahí por no ceder espacios. En esas zonas hay también presencia de hoja de coca. Eso puede ser una de las fortalezas que tengan ellos para sostenerse en su posición, obviamente no tanto de vacunas sino del tema de narcotráfico que todavía es latente. No hablo de Calamar sino de aquí hacia Miraflores, a Mitú, e incluso hasta Brasil.
VA: ¿Y qué tanta fuerza tiene la institucionalidad local para llenar esos espacios que dejen las Farc?
PPN: Muy poca porque no tenemos vías de comunicación. Sólo tenemos para Miraflores, que en el invierno es el río. Estamos esperando que en este proceso de paz haya un gran impacto en esas zonas que han tenido y tienen poco desarrollo lícito, que se les pueda llevar vías de penetración para sacar los productos. Calamar tiene una ventaja grande y es que somos el primer municipio con menos productos de coca. A esta fecha, la gente no quiere saber más de coca, sino que quiere alternativas. Así que hay que aprovechar esa voluntad política y social de las comunidades, traerles inversión socialpara recuperarlos. Así iríamos retirando a quienes están detrás de la mata de coca y traerlos a que sean parte de la institución.
VA: Tierra Negra hace parte de la Zona de Reserva Campesina, pero las zonas veredales no pueden estar en esos territorios, según el Ministerio de Defensa. ¿Usted qué opina?
PPN: ¿Según el Ministerio no pueden hacen esa zona ahí? ¿Sí? Más allá de que sea Zona de Reserva Campesina, la problemática es salvaguardar los bienes y la integridad de las comunidades. No sería nadie para decir que no me parece que fuera ahí, pero sí quisiera que fuese en una zona donde estén en diálogo. Es decir, que las guerrillas que están en esa zona digan que la tienen bajo su dominio y se desmovilizarán. Pero acá Tierra Negra, y Calamar como tal, es una zona donde ha entrado la guerrilla que se va a desmovilizar y la que no. Llegan al pueblo, pernoctan por ahí y qué hacemos si estamos en un proceso de paz. Se nos convierte en una zona de fuego. Además, se nos convertirá esto en un caos porque no sabemos si se pueden o no perseguir.
VA: ¿Qué tendría de diferente que estén aquí sabiendo que siempre han hecho presencia?
PPN: Que unos sí se desmovilizaron y están en un proceso, pero los otros no están de acuerdo. Entonces puede haber, ha habido y habrá un choque de trenes porque ellos tienen ideales iguales, pero están encontrados frente al proceso de paz. El temor es que en medio de un ataque entre ellos la población civil quede en medio del fuego cruzado y uno no sabe qué pueda pasar, si habrá un muerto o no. Por eso adelanto este S.O.S. Sé que habrá seguridad, pero quizá no esté completamente acordonada. Ellos tienen sus tácticas. El temor es que no hay unificación.
VA: ¿La vereda Tierra Negra estálibre de coca?
PPN: Sí y pasa lo mismo en La Gaitana, Damas, Diamante 1, Diamante 2, Progreso, Gaviotas, Esmeraldas, Ceiba, Altamira, Primavera. Tenemos como 12 o 13 veredas en un radio de 15 kilómetros que están libres de coca. De pronto en las veredas que están muy lejos hay presencia de coca, pero mínima. Es decir, que no es un negocio sino una cultura, una costumbre. Pero ya tienen parte de voluntad de decir que no.
VA: ¿Y las Farc tienen un dominio sobre Tierra Negra actualmente?
PPN: Digamos que latente no, pero ya que quieran estar ahí, están en Tierra Negra y en cualquier otra vereda. En este último mes, después del anuncio de que ya firmaron el acuerdo (sobre el procedimiento para dejar las armas), han estado en el casco urbano. Los desmovilizados y los no desmovilizados.
VA: Es decir, ¿los que serán disidencia y los que no?
PPN: Sí. Exacto. Han estado de civil en el casco urbano, entran para decir ‘aquí estamos’. No es un grupo grande. Sino que vienen de a tres o cuatro. Entran, toman gaseosa, hablan con algunas personas del pueblo y se van.
VA: Pero, ¿comandantes o guerrilleros rasos?
PPN: Rasos o algunos con los que mandan mensajes. La situación parte de la incógnita que tenemos porque uno no sabe quiénes son, pero ellos se conocen entre ellos mismos y puede suceder que se reconozcan y quieran agredirse entre ellos, en medio de la población civil. Frente a los disidentes, el Estado dice que ya no serán guerrilleros, pero ellos responden que sí porque están acá y no se han ido. Hasta ahora no han matado a ningún político, pero quizá esos comandantes nos declaren objetivo militar a un concejal, un alcalde, un secretario de despacho. Nosotros hemos salido libremente a hacer campaña. Qué tal que en una salida a una vereda nos cojan y nos lleven.
VA: ¿Antes cómo era la presencia de la guerrilla en Calamar?
PPN: En el 2003, cuando no había Ejército, la guerrilla estaba en el casco urbano. Andaba en camionetas, con camuflados y armas. Calamar era un Vietnam, como las películas.